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Por Huhsunqu – Trabajo propio, CC BY-SA 2.5, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=1261269
En los vastos paisajes del suroeste de los Estados Unidos —donde las paredes de roca rojiza se alzan como guardianes eternos del tiempo— los antiguos pueblos anasazi dejaron huellas indelebles de su cosmovisión y vida cotidiana. Estas marcas, grabadas o pintadas sobre acantilados y cuevas, forman un corpus fascinante de arte rupestre que ha sobrevivido miles de años, narrando en silencio la historia de una de las culturas más sofisticadas de América del Norte precolombina.
Una cultura en el tiempo: los Anasazi
Los Anasazi, hoy más correctamente llamados Pueblo Ancestral (Ancestral Puebloans), habitaron la región conocida como las Cuatro Esquinas —donde convergen los actuales estados de Utah, Colorado, Nuevo México y Arizona— entre aproximadamente el 1500 a.C. y el 1300 d.C.. Su evolución cultural se divide en varias fases: desde los Basketmakers (c. 1500 a.C.–500 d.C.) hasta las etapas Pueblo I a IV (500–1300 d.C.), marcadas por el desarrollo de arquitectura en piedra, agricultura y complejas redes ceremoniales, como las del enigmático Chaco Canyon.
Durante estos milenios, el arte rupestre fue un lenguaje visual persistente, que acompañó sus rituales, astronomía, actividades cotidianas y cambios sociales.
Dos formas de expresión: petroglifos y pictografías
El arte rupestre de los pueblos Ancestrales se manifiesta principalmente en dos formas:
- Petroglifos: grabados en roca tallados mediante percusión o abrasión, que eliminan la pátina superficial de la piedra y exponen el color más claro del interior. Estos grabados pueden ser simples incisiones lineales o composiciones complejas de figuras.
- Pictografías: pinturas aplicadas sobre superficies rocosas, normalmente con pigmentos minerales naturales (óxidos de hierro para el rojo, carbón para el negro, caolín para el blanco). Las pictografías son más frágiles y escasas, pero muy expresivas.
Ambas formas coexistieron durante siglos y se encuentran en paredes de cañones, refugios bajo acantilados y rutas ceremoniales.
Un territorio de símbolos: principales sitios rupestres
Algunos de los sitios más notables donde se conserva arte rupestre anasazi incluyen:

Por ethernectar – Flickr, CC BY 2.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=590367
Newspaper Rock (Utah): un panel densamente cubierto de petroglifos superpuestos, con figuras humanas, animales, espirales y huellas de pies. Su nombre proviene de la apariencia de estar “escrito”.

Cañón del Chaco (Nuevo México): centro ceremonial con decenas de pueblos interconectados. Varias paredes contienen petroglifos solares alineados con eventos astronómicos.

Mesa Verde (Colorado): conocido por sus viviendas en acantilado, también contiene paneles de arte rupestre relacionados con rituales de fertilidad y figuras antropomorfas.

Canyonlands y San Rafael Swell (Utah): ricos en pictografías polícromas de estilo «Barrier Canyon», que muestran figuras humanas abstractas, muchas sin brazos ni piernas, y que parecen flotar o estar en trance.
Estos sitios no solo reflejan habilidades técnicas, sino también una intención ritual y simbólica profunda.
Un lenguaje simbólico: temas e iconografía
El repertorio iconográfico del arte anasazi es vasto. Incluye:
- Figuras antropomorfas: cuerpos humanos estilizados, a menudo con tocados, antenas, máscaras o en posiciones rituales. Algunas parecen chamanes o deidades.
- Figuras zoomorfas: representaciones de ciervos, serpientes, aves, tortugas o borregos cimarrones, todos con carga simbólica.
- Formas geométricas: espirales, círculos concéntricos, cruces, manos, puntos, ondas. La espiral, por ejemplo, se interpreta como símbolo solar o de movimiento cíclico.
- Escenas narrativas: algunas composiciones muestran danzas, caza, luchas o rituales colectivos.
- Alineaciones astronómicas: ciertos grabados están estratégicamente ubicados para alinearse con el solsticio de verano o los equinoccios. Un ejemplo emblemático es la «Daga Solar» en Fajada Butte, Chaco Canyon, donde un rayo de luz marca con precisión los cambios de estación.
Interpretaciones: más que arte
A diferencia del arte con fines decorativos, el arte rupestre anasazi es interpretado como instrumento ceremonial, educativo y cosmológico. Su función pudo incluir:
- Religión y chamanismo: muchas figuras parecen estar en estados alterados de conciencia, lo que sugiere experiencias visionarias de chamanes.
- Astronomía: como herramienta para medir el tiempo, prever estaciones agrícolas y organizar festividades religiosas.
- Memoria colectiva: registro de eventos importantes, migraciones o linajes.
- Marcas territoriales o rutas ceremoniales: algunos petroglifos se hallan en caminos sagrados o puntos liminares.
En todos los casos, el arte rupestre era parte integral del paisaje sagrado y de la vida espiritual del pueblo.
Comparación y continuidad cultural
Los estilos de arte rupestre anasazi se relacionan con los de pueblos vecinos del suroeste como los Hohokam (Arizona) y los Mogollón (Nuevo México), con quienes compartieron influencias. También hay similitudes formales con el arte de culturas anteriores, como el estilo Barrier Canyon, datado hasta 2000 a.C., lo que sugiere una continuidad cultural profunda en el uso simbólico del paisaje.
Hoy, muchos de estos símbolos aún tienen significado para pueblos descendientes, como los hopi, zuñi y otros grupos pueblo. Los diseños se mantienen vivos en textiles, cerámicas y rituales.
Un legado vivo
Lejos de ser simples “dibujos antiguos”, los petroglifos y pictografías de los Ancestrales Pueblo son una forma de conocimiento visual transmitido a través del tiempo. Sus líneas talladas y pigmentos aún nos hablan del cielo, la tierra, el agua y la relación sagrada entre el ser humano y su entorno. Son, en esencia, las voces de una cultura que convirtió el paisaje en un gran libro de piedra, abierto aún hoy para quienes saben mirar.
El arte rupestre de los Hohokam: signos del desierto

En el árido desierto del suroeste de los Estados Unidos, especialmente en el actual estado de Arizona, la antigua cultura Hohokam dejó un testimonio visual perdurable: un extenso conjunto de petroglifos y pictografías tallados y pintados sobre la roca. Estos signos, discretos pero elocuentes, siguen hablando desde las paredes de los cañones, las colinas volcánicas y las orillas de los ríos secos. Su origen se remonta a una cultura que, sin lenguaje escrito formal, desarrolló un sistema visual rico en simbolismo, cosmología y memoria.
La cultura Hohokam: contexto y tiempo
Los Hohokam habitaron el desierto de Sonora, principalmente en el centro-sur de Arizona, entre aproximadamente 300 a.C. y 1450 d.C.. Durante este extenso periodo, lograron establecer aldeas estables, complejos canales de irrigación —entre los más grandes del mundo preindustrial— y una red de interacción con culturas vecinas como los Mogollón, los Anasazi y los pueblos de Mesoamérica.
Aunque más conocidos por su ingeniería hidráulica, sus viviendas semisubterráneas o sus campos agrícolas, los Hohokam también expresaron su cosmovisión y relaciones sociales a través del arte rupestre, adaptado a su geografía árida y cargado de significados rituales.
Formas de expresión: petroglifos y pictografías
El arte rupestre hohokam se presenta en dos formas principales:
- Petroglifos: grabados realizados por percusión o abrasión sobre superficies rocosas volcánicas, muy comunes en la región de Phoenix y los valles del río Gila y Salt. Los artistas golpeaban o rayaban la pátina oscura de la roca, revelando un tono más claro. Esto permitía crear contrastes visibles incluso a la distancia.
- Pictografías: más escasas pero presentes, consisten en pinturas sobre roca hechas con pigmentos minerales naturales. Estas imágenes, más frágiles por el clima seco y la erosión, se conservan mejor en áreas protegidas o bajo aleros.
Ambas técnicas reflejan intenciones más simbólicas que estéticas: no eran decoración, sino inscripciones culturales sobre el paisaje.
Temas e iconografía
Los motivos grabados o pintados por los Hohokam abarcan una diversidad de temas, aunque predominan los símbolos abstractos y geométricos, acompañados por representaciones humanas y animales. Algunos de los más comunes incluyen:
- Espirales: asociadas con el sol, el tiempo o el movimiento del agua.
- Laberintos y meandros: posiblemente ligados a creencias sobre el viaje del alma o al curso de los canales de irrigación.
- Antropomorfos: figuras humanas estilizadas, a veces con tocados, extremidades alargadas o brazos levantados.
- Zoomorfos: serpientes, venados, lagartos, aves, a menudo asociados a mitos, guardianes o deidades.
- Marcas geométricas: líneas en zigzag, círculos concéntricos, redes de puntos, que podrían estar relacionadas con registros calendáricos o rutas de peregrinación.
Muchas de estas formas tienen paralelos con otras tradiciones del suroeste, lo que sugiere un lenguaje visual compartido entre distintas culturas.
Función e interpretación
El arte rupestre hohokam no era meramente decorativo. Se considera que cumplía funciones ceremoniales, astronómicas, territoriales y educativas. Algunos grabados están alineados con fenómenos astronómicos, como los solsticios, lo que sugiere un uso como marcador del tiempo ritual y agrícola. Otros se encuentran en caminos, entradas a cañones o cerca de canales, lo que indicaría su uso como señalizaciones sagradas o puntos de paso.
También hay teorías que interpretan estos símbolos como parte de la cosmovisión chamánica, vinculados a rituales de trance, visiones o contacto con el mundo espiritual. Las figuras antropomorfas con formas distorsionadas o envolventes podrían representar tales estados de conciencia.
Además, el hecho de que estos petroglifos estén distribuidos a lo largo de rutas comerciales o puntos clave del paisaje sugiere que también actuaban como narradores silenciosos de historias colectivas: linajes, migraciones, pactos y límites sagrados.
Una herencia viva
Tras el colapso de la cultura Hohokam alrededor del siglo XV, sus descendientes continuaron habitando la región. Los pueblos indígenas contemporáneos, como los Tohono O’odham, Akimel O’odham (Pima) y Hopi, mantienen vínculos culturales con este legado. Para ellos, los petroglifos son más que marcas antiguas: son parte de su historia sagrada, viva, aún hoy integrada en sus mitologías y recorridos rituales.
El arte rupestre de los Hohokam es, por tanto, una ventana al pensamiento de un pueblo que hizo del desierto no solo un medio para sobrevivir, sino también un lienzo espiritual para dialogar con el cosmos.
Aquí tienes una lista de los sitios más representativos del arte rupestre de la cultura Hohokam, todos ubicados en el actual estado de Arizona (EE. UU.), donde esta cultura floreció entre aproximadamente 300 a.C. y 1450 d.C. Estos lugares destacan por la cantidad, calidad y variedad de petroglifos (y, en menor medida, pictografías), y forman parte del patrimonio indígena del suroeste norteamericano:
🪨 1. South Mountain Park (Phoenix)

- Descripción: Contiene más de 8.000 petroglifos, es uno de los mayores sitios de arte rupestre en el suroeste.
- Motivos: Espirales, figuras antropomorfas, serpientes, animales, símbolos geométricos.
- Función: Se cree que muchas de estas imágenes están asociadas con la astronomía y el ciclo agrícola.
- Acceso: Senderos como el Kiwanis Trail y Holbert Trail pasan por zonas ricas en grabados.
🪨 2. Deer Valley Petroglyph Preserve (Phoenix)

- Descripción: Al norte de Phoenix, este pequeño cerro volcánico concentra más de 1.500 petroglifos.
- Motivos: Figuras humanas esquemáticas, espirales, cuadrúpedos, trazos abstractos.
- Relevancia: Están fechados entre 500 y 1100 d.C., y reflejan varios estilos culturales, aunque predominan los Hohokam.
🪨 3. White Tank Mountains Regional Park

- Ubicación: Al oeste de Phoenix, cerca de Waddell, AZ.
- Características: Petroglifos distribuidos a lo largo de senderos como Waterfall Trail.
- Motivos: Figuras geométricas y espirales asociadas con sitios de agua.
- Importancia: Algunos grabados están cerca de manantiales o rutas naturales, lo que sugiere vínculos con el control o marcaje de recursos.
🪨 4. Painted Rocks Petroglyph Site

- Ubicación: Al suroeste de Gila Bend, Arizona.
- Características: Cerro aislado cubierto con más de 800 petroglifos, con estilo Hohokam y elementos de otras culturas.
- Temática: Espirales, figuras animales, escenas de caza y formas laberínticas.
🪨 5. Saguaro National Park (Tucson)

- Sitio: El Signal Hill Petroglyph Site (Saguaro West).
- Importancia: Muestra una concentración bien conservada de petroglifos Hohokam.
- Símbolos: Espirales dobles, círculos concéntricos, antropomorfos estilizados.
- Contexto: Vinculado probablemente con rutas de tránsito, puntos de agua y rituales.
🪨 6. Picacho Peak State Park

- Ubicación: Entre Tucson y Phoenix.
- Características: Diversos paneles rocosos con grabados geométricos.
- Accesibilidad: Menos conocido, pero importante por su ubicación en antiguos corredores comerciales Hohokam.
🪨 7. Gila Bend & Gila River sites

- Significado: A lo largo del río Gila se conservan múltiples grabados, incluyendo áreas cercanas a Snaketown (sitio ceremonial clave del periodo clásico Hohokam).
- Estilo: Grabados sobre rocas basálticas con motivos espiralados, manos, huellas y animales.
Estos sitios muestran cómo el paisaje natural fue transformado en un mapa simbólico por los Hohokam. Las colinas rocosas, manantiales y cañones se convirtieron en espacios sagrados donde grabar su vínculo con el cosmos, los animales, el agua y el tiempo.
El arte rupestre de los Mogollón: memoria en piedra del suroeste
En las áridas mesetas, cañones y montañas del suroeste de Estados Unidos, entre el centro-sur de Nuevo México, el oeste de Texas y el este de Arizona, la cultura Mogollón dejó tras de sí una de las más antiguas y singulares tradiciones de arte rupestre del continente. Sin lenguaje escrito, sin grandes monumentos de piedra como sus vecinos mayas o aztecas, los pueblos mogollones tallaron y pintaron sobre la roca su visión del mundo, sus ciclos sagrados y sus silenciosos relatos de vida.
Los Mogollón: una cultura entre montañas
Los Mogollón florecieron aproximadamente entre el 200 a.C. y el 1400 d.C., aunque sus raíces culturales podrían ser incluso más antiguas. Habitaban regiones de transición entre desiertos y montañas, en un entorno donde la escasez de agua y los climas extremos moldeaban sus modos de vida. Agricultores experimentados, vivían en aldeas con casas semisubterráneas al principio, y más tarde en estructuras de adobe y piedra.
Su territorio, menos uniforme que el de los Hohokam o Anasazi, abarcaba desde los bosques montanos del centro de Nuevo México hasta los valles bajos de Chihuahua, México. A pesar de su fragmentación regional, compartieron elementos artísticos y simbólicos, muchos de ellos grabados sobre la piedra en forma de petroglifos y pictografías.
Formas de expresión: grabar y pintar la piedra
El arte rupestre mogollón se manifiesta en dos técnicas:
- Petroglifos, que son imágenes talladas directamente sobre la roca, removiendo la pátina de oxidación de su superficie. En la mayoría de los casos se usó percusión indirecta (golpeando con herramientas de piedra más blanda) para obtener líneas finas y profundas.
- Pictografías, realizadas con pigmentos naturales sobre paredes rocosas, especialmente en abrigos y cañones. Se utilizaron óxidos de hierro para el rojo, carbón vegetal para el negro y arcillas para tonos amarillos o blancos.
Ambas técnicas convivieron en el tiempo, a veces incluso en el mismo sitio, y muchas de las imágenes han sobrevivido más de mil años gracias a las condiciones secas del clima.
Temas y motivos: el lenguaje simbólico mogollón
El repertorio visual mogollón incluye tanto figuras naturalistas como abstractas, aunque su estilo suele ser más esquemático y geométrico que el de los pueblos vecinos. Entre los temas más frecuentes se encuentran:
- Figuras humanas: siluetas esquemáticas, con brazos extendidos, manos abiertas o tocados. Algunas parecen estar en posiciones rituales o de danza.
- Animales: especialmente ciervos, serpientes, tortugas, aves y figuras posiblemente mitológicas.
- Espirales, círculos concéntricos y meandros: símbolos que podrían estar relacionados con el agua, el tiempo o el movimiento de los cuerpos celestes.
- Huella de manos y de pies: posiblemente marcadores rituales o señales de presencia personal.
- Formas geométricas: zigzags, redes de puntos, rectángulos, cruces, que podrían representar mapas, rutas, campos agrícolas o elementos abstractos del pensamiento religioso.
Muchas imágenes aparecen en lugares específicos del paisaje: cerca de fuentes de agua, en rutas de tránsito o en abrigos naturales. Esto indica que el arte rupestre no era meramente decorativo, sino parte de un sistema más amplio de comunicación simbólica y ritual.
Funciones e interpretaciones
No existe una única interpretación para el arte rupestre mogollón, pero las principales teorías lo vinculan con:
- Ceremonias religiosas o chamánicas: figuras humanas con brazos elevados o “auras” podrían representar chamanes en trance o comunicación con lo sagrado.
- Astronomía: ciertos grabados se orientan hacia el solsticio o el equinoccio, lo que sugiere su uso como marcadores del tiempo ceremonial o agrícola.
- Rutas de peregrinación: algunos petroglifos aparecen en cañones o caminos antiguos, posiblemente indicando rutas sagradas.
- Territorio y memoria colectiva: podían actuar como hitos visuales que recordaban eventos, límites comunales o linajes ancestrales.
En conjunto, el arte rupestre mogollón puede entenderse como un paisaje simbólico que combinaba elementos espirituales, sociales y prácticos.
Sitios representativos
A lo largo del área cultural mogollón, varios sitios sobresalen por su cantidad y riqueza iconográfica:
1. Three Rivers Petroglyph Site (Nuevo México)

Uno de los conjuntos de petroglifos más impresionantes de todo el suroeste. Contiene más de 21.000 grabados distribuidos sobre crestas de roca oscura. Se observan figuras humanas estilizadas, espirales, máscaras, animales y escenas de interacción humana.
2. Hueco Tanks State Historic Site (Texas)

Ubicado cerca de El Paso, este sitio combina petroglifos y pictografías. Es notable por sus imágenes policromas en cuevas, que incluyen figuras antropomorfas, símbolos geométricos y elementos del estilo Jornada Mogollón.
3. Gila Cliff Dwellings National Monument (Nuevo México)

Además de sus viviendas excavadas en los acantilados, el área contiene arte rupestre en forma de pictografías dentro de los refugios rocosos. Estas obras están asociadas al periodo final del asentamiento mogollón.
4. Alamo Mountain y Black Mountain (Nuevo México)

Zonas menos conocidas, pero que contienen cientos de petroglifos dispersos, a menudo en contextos poco accesibles. Algunos se consideran calendáricos o de uso ritual.
5. Cañón de la Cueva Pintada (Painted Cave Canyon) (Arizona)
Un abrigo rocoso con pictografías rojas y negras, en particular círculos concéntricos y formas humanas. Las pinturas están protegidas por su localización elevada y poco expuesta.
Un legado persistente
Con el abandono de muchos asentamientos mogollones alrededor del siglo XIV o XV, los centros ceremoniales también desaparecieron. Sin embargo, los pueblos indígenas actuales del suroeste, como los Zuni, Hopi y Pima, conservan elementos simbólicos y espirituales que algunos investigadores asocian con el legado mogollón.
Para estos pueblos, muchas de las imágenes rupestres son manifestaciones de ancestros, relatos sagrados o mapas del alma. Aún hoy se utilizan en ceremonias y como recordatorio del vínculo sagrado entre el ser humano y la tierra.