Astronomia
A El apostol Tomas em America La ruta perdida-Siera
A La tribu perdida de Israel em America La ruta perdida-Siera
A Mapa de Piris Reis La ruta perdida-Siera
A Mapa de Vinlandia. Vikingos anteriores a Colon La ruta perdida-Siera
A Relaciones de Colon com Inocencio VIII La ruta perdida-Siera
A Templarios em America- Tiahuanaco La ruta perdida-Siera
B Agujeros em el suelo de Cajamarquilla De volta as estrelas
B El secreto masonico de Washington La ruta perdida-Siera
B La mica de teotihuacan La ruta perdida-Siera
B Las esferas gigantes de Costa Rica y otros lugares Em busca de la Edad de oro
B Los conductores de Tihuanaco De volta as estrelas
B Los puquios de Nazca. Canales de agua subterraneos A chegada dos deuses
B Los tuneles del Peru Em busca de la Edad de oro
B Maquinas ancestrales Em busca de la Edad de oro
B Pascua De volta as estrelas
B Viracocha La ruta perdida-Siera
C Dogones y Sirius Em busca de la Edad de oro
C El misterio del observatorio de la isla de la Palma Em busca de la Edad de oro
C Iliada como metafora cosmica La ruta perdida-Siera
C La bandera europea La ruta perdida-Siera
C Observatorio astronomico planetario-Esfinge, Piramides, Teotihuacan, Angkor, Pohnpei, C.europeas Em busca de la Edad de oro
C Velazquez y la constelacion Corona Borealis La ruta perdida-Siera
D Financiacion de los templarios La ruta perdida-Siera
D Los misterios de chartres La ruta perdida-Siera
D Porque la construccion de catedrales y abadias La ruta perdida-Siera
E Blasco Ibanhez, mason La ruta perdida-Siera
E Cambios em el Mediterraneo La ruta perdida-Siera
E el misterio del paralelo 42 La ruta perdida-Siera
E El pesador de almas de las catedrales/el libro de los muertos Em busca de la Edad de oro
E El plan oculto de la Rev. Francesa La ruta perdida-Siera
E El Talisman de Soene La ruta perdida-Siera
E Misterio de los oraculos Em busca de la Edad de oro
E Sputnik de Montalcino Em busca de la Edad de oro
F Alejandro VI, descendiente de Osiris? La ruta perdida-Siera
F Catedral de Amiens y la cabeza del Bautista La ruta perdida-Siera
F El candelabro de los 7 brazos em el Vaticano La ruta perdida-Siera
F Existio Jesus La ruta perdida-Siera
F La cena de Leonardo y sus misterios La ruta perdida-Siera
F La luz misteriosa de Montserrat Em busca de la Edad de oro
F La mesa de Salomon em Espanha La ruta perdida-Siera
F M. Magdalena y los reyes merovingios La ruta perdida-Siera
F Mensajes ocultos de la Biblia Em busca de la Edad de oro
F Montsegur y el fin de los cataros La ruta perdida-Siera
G Alejndria sumergida Em busca de la Edad de oro
G Como se iluminaban los interiores de las monumentos egipcios y de las cuevas prehistoricas Em busca de la Edad de oro
G Edad de los monumentos de Giza Em busca de la Edad de oro
G El papiro de Turin/Piedra de Palermo Em busca de la Edad de oro
G Gigantes De volta as estrelas
G La Biblioteca de Alejandria La ruta perdida-Siera
G La pernoctacion de Napo em la Gran Piramide La ruta perdida-Siera
G Laberintos em la Capadocia La ruta perdida-Siera
G Las fuentes del idioma. Sumerios La ruta perdida-Siera
G Las murallas de Jerico, la guerra de las ondas sonoras De volta as estrelas
G Los misterios de los libros hermeticos Em busca de la Edad de oro
G Luxor El templo em el hombre
G Nemrud y su piramide. Los colosos La ruta perdida-Siera
G Osiris y cia Em busca de la Edad de oro
G Tumbas vacias com altos niveles de radiacion Em busca de la Edad de oro
H Astronautas japoneses De volta as estrelas
H Nazca, Paracas y otros lugares. Pistas de aterrizaje com sus senhales De volta as estrelas
H Nuestros antepasados volaban? Nazca, Palpa y otros lugares del mundo Em busca de la Edad de oro
H Textos antiguos describiendo vuelos De volta as estrelas
I Las piedras azules de Guinea/Senegal Em busca de la Edad de oro
J Ablandadores de piedras Em busca de la Edad de oro
J Cronovisor Em busca de la Edad de oro
J El misterio de la lengua aymara Em busca de la Edad de oro
J El movimiento de grandes piedras Em busca de la Edad de oro
J Formas esfericas em relatos y em piedras De volta as estrelas
J Las piedras y ceramicas de Ica A chegada dos deuses
J Murallas de Sacsuyhuaman, canales cincelados De volta as estrelas
J Platos de granito em forma de discos De volta as estrelas
J Tenemos uma memoria primitiva innata em nuestros genes De volta as estrelas
J Verne y Dumas profetas y masones Em busca de la Edad de oro
K Craneos deformes em muchos lugares del planeta A chegada dos deuses
L El gran zimbwave
M La creacion De volta as estrelas
M Perversiones de nuestros antepasados
M Seres hibridos O Olho da esfinge
N Tumbas chinas/tibetanas em serie De volta as estrelas
A America fue visitada antes de Colon em la epoca historica B Civilizacion superior em America em tiempos ancestrales C Conocimientos astronomicos fuera de contexto D Templarios, dineros, catedrales y astronomia E Civilizacion superior em Europa em tiempos ancestrales F Cristianismo y sus misterios G Civilizacion superior em Egipto, Anatolia y Mesopotamia H Vuelos ancestrales I Restos de otros mundos J Conocimientos perdidos
Titulo Autor
Masoneria, La masoneria Ferrer Benimeli
Masoneria, Bonapartista em Madrid 1812-1820 Julbez/Pizarro
Masoneria,Historiagrafia de la masoneria latinoamerica Ferrer Benimeli
Masoneria, laicismo y anticlericalismo em la E.C. Ferrer Benimeli
Masoneria, brasileira na decada da abol. E a Rep. Castellani
Masoneria, represion em Granada- Guerra civil Gil y Lopez
Masoneria, Teoria politica em Esp. Em el XVII-XIX Cepedello
Masoneria, La lucha contra los masones em E. 1820-14 Moreno
Masoneria, Orientaciones actuales em Italia de los estudios-18 Alessandro
Masoneria, Revista Cultura Masonica 14 Varios
Masoneria, la constitucion de Andersen- 53 Andersen
Masoneria espanhola y la crisis del 98-22 Ferrer Benimeli
Masoneria, influencia em Brasil 1871-74,-181 Werneck
Religion, La historia secreta de los jesuitas Edmond Paris
Religion, La historia de la Iglesia- Tomo I Boulenger
Religion, La historia de la Iglesia- Tomo II Boulenger
Misterios, Los Supervivientes de la Atlantida Juan Atienza
Misterios, Los Supervivientes de la Atlantida (2 peq)-122 Juan Atienza
Misterios, Legados de la Atlantida Eduardo Miquel
Misterios, Los Supervivientes de la Atlantida Albert Slosman
Misterios, Grialle Sirius Dogon (Ingles) Van Beek
Misterios de Sirius (Portugues)-547 Robert Temple
Misterios, Huellas de los dioses- 571 Graham Hanckock
Misterios Textos de las piramides- 271 Lopez/Thode
Historia, Carlos V- Tomo I
Historia, Carlos V- Tomo II
Historia, Carlos V- Tomo III
Historia, Carlos V- Tomo IV
Historia, Carlos V- Tomo V
Historia, Brasil O movimento da independencia Oliveira Lima
Historia, Historia natural y moral de las Indias Jose Acosta
Historia, Historia verdadera de la conquista de N.E. Bernal Diaz del Castillo
Historia, Los origenes de los pueblos del valle-1 Navarrete
Historia, Los origenes de los pueblos del valle-2 Navarrete
Historia, Los origenes de los pueblos del valle-3 Navarrete
Historia, Los origenes de los pueblos del valle-4 Navarrete
Historia, Los origenes de los pueblos del valle-5 Navarrete
Historia, Los origenes de los pueblos del valle-6 Navarrete
Historia, Los origenes de los pueblos del valle-7 Navarrete
Historia, Los origenes de los pueblos del valle-8 Navarrete
Historia, Los origenes de los pueblos del valle-9 Navarrete
Historia, Los origenes de los pueblos del valle-10 Navarrete
Historia, Bernardino de Sahagun y su codice florent. Maynez y Romero
Historia, El codice Aztatitlan
Historia, El desarrollo urbano de Tenochtitlan Lombardo
Historia, el lienzo de Tlaxcala y el manuscrito de G.
Historia, los anales de Tatleloco
Historia, los Codices, Indice
Historia, O papel dos clerigos na conquista Queiroz
Historia, O sacrificio asteca Lindo
Historia, La monarquia indiana de Torquemada Jimenez
Historia de los indios de la Nueva Espanha Motolinia
Historia, La historicidad de los Altepetl
Periodo Lim. Inferior Hace Mill. de anhos Continente Sitio Categoria Pleistoceno medio 0,4 0,4-0,7 Africa Kanjera, Kenia Fragmentos de craneo y paleolitos Pleistoceno medio 0,4 0,4 Africa Olduvai, Tanzania Paleolitos Pleistoceno inferior 1 1-1,8 Africa Kroomdai, Africa del Sur Humero humano Pleistoceno inferior 1 1-1,5 Africa Olduvai, Tanzania Esqueleto humano Pleistoceno inferior 1,5 1,5 Africa Gombare, Etiopia Humero humano, eolitos Pleistoceno inferior 1,5 1,5-1,8 Africa Konbi Fora, Quenia Humero humano Pleistoceno inferior 1,7 1,7-2 Africa Kartam, Kenia Maxilar humano, Eolitos Pleistoceno inferior 1,7 1,7-2 Africa Olduvai, Tanzania Eolitos, Paleolitos, Boladeras, herramientas de hueso, circulo de piedras Plioceno 2 2,2-3 Africa Sterkfuntein, Africa del Sur Femur humano Plioceno 2,5 2,5 Africa Hadar, Etiopia Eolitos 1 Pre-cambriano 2800 2800 Africa Ottosdal, Africa del Sur Esfera metalica com surcos Pleistoceno superior 0,03 0,03 America El Cedral, Mexico Hogares Pleistoceno superior 0,03 0,03 America Pedra Furada, Brasil Hogares, eolitos Pleistoceno superior 0,04 0,04 America Isla de Sta. Barbara, California Eolitos, Hogar Pleistoceno superior 0,04 0,04 America Lewisville, Texas Paleolito Pleistoceno superior 0,05 0,05 America Whiteside County, Illinois Anillo de cobre Pleistoceno superior 0,06 0,06-0,12 America Shegulandah, Canada Paleolitos Pleistoceno superior 0,07 0,07 America Timlin, Nueva York Paleolitos Pleistoceno superior 0,08 0,08 America Old Crow River, Canada Huesos entallados Pleistoceno superior 0,08 0,08-0,09 America Texas Street, San Diego Eolitos Pleistoceno medio 0,1 0,1 America Trenton, Nueva Jersey Femur y craneo humano Pleistoceno medio 0,12 0,12-0,19 America Rio Black´s Pork, Wyoming Paleolitos Pleistoceno medio 0,2 0,2-0,5 America Calico, California Eolitos Pleistoceno medio 0,2 0,2-0,4 America Lawn Redge, Illinois Moneda de metal Pleistoceno medio 0,2 0,2-0,3 America Toca da Esperança, Brasil Eolitos Pleistoceno medio 0,25 0,25 America Huevataclo, Mexico Paleolitos Pleistoceno medio 0,25 0,25 America Sandia Cave, Nuevo Mexico Paleolitos Pleistoceno medio 0,28 0,28-0,35 America El Horno, Mexico Paleolitos Pleistoceno medio 0,3 0,3-0,75 America Desierto de Anza Borrego, California Huesos entallados Pleistoceno inferior 1 1-1,5 America Buenos Aires, Argentina Craneo humano Pleistoceno inferior 1 1-2,5 America Monte Hermoso, Argentina Eolitos Plioceno 2 2–3 America Miramar, Argentina Hogares, tierra quemada Plioceno 2 2–3 America Miramar, Argentina Paleolitos, Neolitos Plioceno 2 2–3 America Miramar, Argentina Maxilar humano Plioceno 2 2 America Nampa, Idaho Imagen de arcilla Mioceno Medio 12 12–25 America Formacion santacruciana Paleolitos, fuego, huesos Oligoceno 33 33-55 America Boston Tunnel Neolito y piedra entallada Oligoceno 33 33-55 America Tunel Montezuma, California Neolitos Oligoceno 33 33-55 America Tuolomac, California Esqueleto humano Triasico 213 213-248 America Nevada Huella de zapato Carbonifero 260 260-320 America Heavenet, Oklahoma Pared de ladrillos em mina de carbon Carbonifero 260 260-320 America Morrisonville, Illinois Cadena de oro Carbonifero 280 280-320 America Wilburton, Oklahoma Objeto de plata Carbonifero 286 286-320 America Macoupin, Illinois Esqueleto humano 2 Carbonifero 286 286-320 America Rockcastle, Kentucky y otros Huellas semejantes a las humanas Carbonifero 286 286-360 America Webster, Iowa Piedra entallada Carbonifero 312 312 America Wilburton, Oklahoma Taza de hierro 3 Cambriano 505 505-590 America Antelope Spring, Utah Huella de zapato Pre-cambriano 600 >600 America Dorchester, Massachussets Vaso metalico Pleistoceno medio 0,1 0,1-1 Asia Liujiang, China Esqueleto humano Pleistoceno medio 0,1 0,1-1 Asia Tongzi, China Dientes humanos Pleistoceno medio 0,83 0,83 Asia Trinil, Java Femures humanos Pleistoceno medio 0,83 0,83 Asia Trinil, Java Huesos rotos, carbon y hogares Pleistoceno inferior 1 1-1,9 Asia Trinil, Java Diente humano Pleistoceno inferior 1,5 1,5-2,5 Asia Ulalinka, Siberia Eolitos Pleistoceno inferior 1,7 1,7 Asia Yuanmou, China Paleolitos Pleistoceno inferior 1,8 1,8 Asia Diring Yurlakh, Siberia Eolitos Pleistoceno inferior 1,8 1,8 Asia Xihoudou, China Paleolitos, huesos cortados y calcinados Plioceno 2 2–3 Asia Hantalyngar, India Eolitos Plioceno 2 2 Asia Valle Soan, Paquistan Eolitos Jurasico 150 150 Asia Rep. Turcomana Huella humana Pleistoceno superior 0,03 0,03-2 Europa La Denise, Francia Craneo humano Pleistoceno superior 0,08 0,08-0,125 Europa Piltdown, Inglaterra Craneo humano Pleistoceno medio 0,25 0,25-0,45 Europa Vertesszolios, Hungria Craneo humano Pleistoceno medio 0,3 0,3-0,4 Europa Terra Amata, Francia Herramientas de hueso, paleolitos, huella humana Pleistoceno medio 0,33 0,33 Europa Clichy, Francia Esqueleto humano Pleistoceno medio 0,33 0,33 Europa Galley Hill, Inglaterra Esqueleto humano Pleistoceno medio 0,33 0,33-0,6 Europa Ipswich, Inglaterra Esqueleto humano Pleistoceno medio 0,33 0,33 Europa Moulin Quignon, Francia Maxilar humano, Paleolitos Pleistoceno medio 0,4 0,4-1,75 Europa Cromer Forest Bed, Inglaterra Herramientas de hueso, hueso entallado, Paleolitos Pleistoceno inferior 1,2 1,2-3,5 Europa Dewlish, Inglaterra Foso em greda Pleistoceno inferior 1,2 1,2-2 Europa St. Prest, Francia Huesos entallados, eolitos Pleistoceno inferior 1,2 1,2-2,5 Europa Val d´Arno, Italia Huesos entallados Plioceno 2 2–3 Europa Acquatraversa, Italia Paleolito Plioceno 2 2-2,5 Europa Foxhall, Inglaterra Paleolitos, fuego y maxilar humano Plioceno 2 2–4 Europa Kent, Inglaterra Eolitos, Paleolitos Plioceno 2 2–3 Europa Monte Aperto, Italia Huesos entallados, laminas de pedernera Plioceno 2 2-2,5 Europa Red Crag, Inglaterra Diente agujereado Plioceno 2 2-2,5 Europa Red Crag, Inglaterra Concha entallada Plioceno 2 2–4 Europa Rosart, Belgica Paleolitos Plioceno 2 2-2,5 Europa San Giovani, Italia Huesos entallados Plioceno 2 2–3 Europa San Valentino, Italia Hueso agujereado Plioceno 2,5 2,5-5,5 Europa Red Crag, Inglaterra Herram. De hueso, Eolitos, Neolitos Plioceno 3 3–4 Europa Savona, Italia Esqueleto humano Mioceno inferior 20 20-25 Europa Thenay, Francia Paleolitos Oligoceno 26 26-54 Europa Baraque Michel, Belgica Paleolitos Oligoceno 26 26-54 Europa Bay Bonnet, Belgica Paleolitos Oligoceno 26 26-30 Europa Boncelles, Belgica Paleolitos Eoceno 38 38-55 Europa Barton Cliff, Inglaterra Piedra entallada Eoceno 38 38-45 Europa Delemont, Suiza Esqueleto humano Eoceno 45 45-55 Europa Taon, Francia Bola de greda com pedazos de madera Eoceno 50 50-55 Europa Clermont, Francia Eolitos, Paleolitos Cretaceo 65 65-144 Europa Saint-Jean de Livel, Francia Tubos metalicos Carbonifero 320 320-360 Europa Tweed, Inglaterra Cordon de oro em piedra 4 Devoniano 360 360-408 Europa Kingoodie, Escocia Clavo de hierro em piedra o martillo
Libros para leer
Guardian del genesis
Tihuanaco Estudio 21
Vida cotidiana de los templarios 147
Teotihuacan 42
Templarios em America 4
Templarios-Mestre 145
Arqueologia Prohibida 226
Os templarios 2 87
Tiwanaku Bolivia/Chile 10
Para borrar de sky y cargar de nuevo
Los tuneles de america
Guardian del Genesis
Misterio de Sirius
Libros para comentar
El retorno de los brujos
Akaraton
A chegada dos deuses
H. Secreta da Raça humana
Deuses Espaçonaces e terra
Hititas de los 1000 dioses
Oro dos deuses
Os olhos da esfinge
Semeadura e Cosmos
Dioses, tumbas y sabios
Tiwanaku 1
Tiwanaku 2
El templo em el hombre
Las huellas de los dioses
Misterios del Brasil-3
Em busca de la edad de oro
La serpiente celeste
Los supervivientes de la Atlantida
Extinciones
La H. empieza em Sumer
Sumeria
Libros comentados
La ruta prohibida
Eram os deuses astronautas
De volta as estrelas
Misterio de los Saberes perdidos Misterio de los Mitos universales Saberes astronomicos de los Dogones adelantados a los tiempos que estan em sus tradiciones Teoria de la creacion diferente Coincidencias com las teorias y dioses de los egipcios Marcel Griaule descubrio en una tradicion de los Dogones de Mali bastantes anhos antes que Sirius tenia tres soles Uma teoria de la creacion muy similar a la de los egipcios com sus arcas voladoras D. Benest y J. L. Duvent, «Is Sirius a Triple Star?», Astronomy and Astrophysics, vol. 299, 1995 Unos años antes, en 1844, el astrónomo alemán Friedrich Bessel hizo una deducción similar a la de Benest y Duvent, pero en relación a Sirio B. Él concluyó que una compañera oscura e invisible debía estar en órbita alrededor de Sirio A, y lo hizo gracias a sus minuciosos cálculos de los cambios de posición continuos de Sirio. Bessel fue el primero en suponer acertadamente que la existencia de esa compañera invisible afectaba gravitacionalmente a la gran Sirio. En especial su obra cumbre sobre la cosmología dogona, Le renard pâle. Institut d’Ethnologie. Marcel Griau. Musée de l’Homme, París, 1991. Doctor E. C. Krupp (coord.), In search of Ancient Astronomies. Doubleday, Nueva York, 1978, p.265 , 160, Bernard R. Ortiz, «The Dogon People Revisited», Sheptical Enquirer, noviembre-diciembre de 1996. La edición actualizada de este ensayo (El misterio de Sirius de Robert Temple) fue publicada en 1998 po Javier Sierra, «Robert Temple, el señor de Sirio», Más Allá, n.° 135, mayo de 2000. Vladimir V. Rubtsov, «Beyond the Sirius Lore», Ancient Skies, vol. 12, n.° 4, septiembre-octubre de 1985 Para los puristas del dato, el mes de muharram de 919 se extendía entre el 9 de marzo y el 7 de abril de 1513. 2. Si bien el original del mapa de Piri Reis no es accesible hoy por hoy, no ocurre lo mismo con el manuscrito de este texto, que fue una de las piezas estrella del pabellón turco de la Expo 98 de Lisboa, dedicada a los océanos. 3. La traducción íntegra del texto que acompaña al mapa de Piri Reis se publicó en inglés en el libro de Charles Hapgood, Maps of the Ancient Sea Kings, última edición de Adventures Unlimited Press, Illinois (EE.UU.), 1996. El texto original fue publicado treinta años antes. 4. El texto íntegro de este informe fue publicado por Graham Hancock en su libro Las huellas de los dioses, Ediciones B, Barcelona, 1998, p. 13. Maurice Chatelain, Nuestros ascendientes llegados del Cosmos, Plaza y Janés, Barcelona, Pitoni cuenta parte de sus experiencias en un libro que ha pasado prácticamente desapercibido en lengua española, y que se titula El misterio de la raza perdida, Edaf, Madrid, 1997. Esas civilizaciones volaban Ica, Nazca, Palpa porque os libros solo hablan de Nazca Tiene que haber un registro de geoglifos Von Däniken sobrevoló ya algunos de estos gigantes en el otoño de 1995 y en su libro Arrival of the Gods hizo notar su extraordinaria similitud con otro titán de 121 metros de longitud grabado a 1.300 kilómetros de allí, sobre el Cerro Unitas, en el desierto chileno de Atacama. Como los de Nazca, el coloso del Cerro Unitas —descubierto por el general de las Fuerzas Aéreas chilenas Eduardo Jensen— presenta la misma corona de «rayos» o cruz alrededor de su cabeza, con idénticos ojos cuadrados y una especie de mono colgado de su brazo derecho. Tiene la misma manufactura que los gigantes de Palpa, y sin duda su estudio obligará pronto a los expertos a preguntarse hasta dónde se extendieron los «artistas» que los trazaron y por qué los hicieron. El investigador suizo —autor de best sellers internacionales como Recuerdos del futuro o El oro de los dioses— sostiene que «no es una buena idea estudiar Nazca aislada de otros lugares», 4 y propone comparar los geoglifos hallados en Palpa con otros descubiertos en los desiertos peruanos de Majes y Sihuas en el departamento de Arequipa, o cerca de Mollendo, también en Perú, o en Chile, México y California. Al menos una cosa parecen tener en común todos estos grabados: que únicamente pueden verse desde el aire. Por supuesto, Däniken tiene su hipótesis al respecto. El dia perdido No llega aninguna conclusion, de momento con el dia perdido que se dice en la Biblia y en una tradicion de una batalla de los cristianos en Espanha contra los moros en el XII El papiro de Turin El documento en cuestión contiene un completo listado de los gobernantes predinásticos del país del Nilo, e incide en el tiempo que rigieron los «compañeros de Horus» o Shemsu-Hor. «Los Akhu, Shemsu-Hor —dice uno de los trozos—, 13.420 años; reinados antes de los Shemsu-Hor, 23.200; total, 36.620 años». 2 El termino Akhu es especialmente misterioso, pues literalmente significa «seres transfigurados», «brillantes», «seres refulgentes» o «espíritus astrales», indicandonos claramente hacia dónde debemos mirar para encontrar el origen de estos fundadores de Egipto: hacia las estrellas De hecho, según estimaciones del químico francés Joseph Davidovits, mundialmente célebre por su osada teoría de que los egipcios sabían cómo ablandar las piedras, y a la que me referiré en la parte cuarta de este libro, durante el primer siglo de trabajos del Imperio Antiguo, sólo para la construcción de las pirámides de Giza, «se movilizó más piedra que la empleada en los edificios del Imperio Nuevo, del Imperio Tardío y del período ptolemaico juntos, esto es, durante mil quinientos años». Y no sólo eso, sino que las piedras usadas en el Imperio Antiguo eran, por lo general, más duras y difíciles de tallar que las escogidas en períodos posteriores, cuando la sana lógica dicta que debería haber sido justo al revés. Todo está allí desde el primer momento».4 Y añade: «La civilización egipcia no fue un «desarrollo», sino una herencia». ¿Un legado? ¿Es ésa la pieza que nos falta? Y de ser así, ¿un legado de quién? La respuesta está, paradójicamente, en los propios textos egipcios, y más concretamente en libros como la Historia de Egipto escrita por un célebre sacerdote del siglo III a.C. llamado Manetón (que significa «la Verdad de Toth»), y que se refieren a un origen de la cultura egipcia muy anterior a la unificación de las «dos tierras» bajo el faraón Menes, hacia el 3500 a.C. Manetón, que bebió de fuentes muy antiguas y confeccionó una lista de monarcas que se ha demostrado exacta y coincidente con otras cronologías ancestrales descubiertas después, como la Piedra de Palermo o el Papiro de Turín, distinguía tres grandes eras en Egipto: una primera en la que afirma que los Neteru —los dioses— gobernaron el país durante 13.900 años; una segunda regida por los Shemsu-Hor o «compañeros de Horus» durante 11.025 años, y una última gobernada a partir del aludido rey Menes, o «faraón escorpión», y que abarcó las treinta y una dinastías que le siguieron. Los egiptólogos admiten que la lista de descendientes de Menes es exacta, y que su orden coincide esencialmente con lo que hoy sabemos gracias a las excavaciones arqueológicas, pero inexplicablemente deciden ignorar los otros precedentes. ¿Por qué? Bauval concluía prácticamente lo mismo. Él, sin embargo, me remitió a otros documentos egipcios mucho más antiguos que los escritos de Manetón, para ayudarme a centrar el problema. Esos documentos son los ya célebres Textos de las pirámides (hallados en monumentos de ese tipo de la V y VI dinastías) o en los menos conocidos Textos de la construcción, esculpidos a lo largo de los muros de los templos de Edfú y Dendera. En ellos, según Bauval, se encierra la pieza clave para entender quiénes fueron los verdaderos fundadores de Egipto que se ubican ciertos «montículos sagrados» a lo largo del Nilo sobre los que se edificarán los templos clave de este pueblo. Y dice que esas ubicaciones fueron fijadas por «siete sabios» o «compañeros de Horus» en el «principio del mundo» o, lo que es lo mismo, en el Tiempo Primero. —Si te fijas, la idea de los «siete sabios» es casi universal —susurra Bauval mientras seguimos el avance de Ra por encima de la Esfinge—. En la tradición babilónica se les llamaba Apkallu y se creía que vivieron antes del diluvio; los vedas hablan también de siete Rishis, o sabios, que sobrevivieron a la inundación y recibieron el encargo de transmitir la sabiduría del mundo antiguo a la humanidad. Sputnik de Montalcino Diseñada originalmente en el año 1600 por el artista sienés Ventura Salimbeni (1567-1613), la composición pictórica de Montalcino recoge una escena singular: n No obstante, antes de inclinar la balanza en un sentido u otro, conviene tener en cuenta un detalle que pone el acento sobre ciertos conocimientos secretos, de aspecto futurista que se cree que pudieron manejar ciertos pontífices. Y me explico: en 1592 Clemente VIII llega al sillón de Pedro. Este papa, uno de los más cultos del período y al que debemos, entre otras, la traducción de la Biblia clementina, destacó sobre la mediocridad de sus predecesores al conseguir que el futuro rey de Francia, Enrique IV, renegase de la fe protestante abrazando el catolicismo. Iluminacion de las salas de la tumba persa en Sakkara a 25 m. de profundidad Respuesta en los alterelieves del templo de Dendera, Luxor Por su parte John Harris, profesor de la Universidad de Oxford, completó los comentarios de Waitakus al afirmar que los relieves estudiados por Krassa y Habeck correspondían a alguna clase de «conocimiento técnico» aunque, finalmente, fue un ingeniero vienés llamado Walter Garn quien llegó a demostrar estos supuestos construyendo su propia bombilla eléctrica basada en los relieves de este templo egipcio. Una de esas inscripciones, ubicada según John Anthony West en una de las cámaras subterráneas cerradas hoy al público, describe cómo el templo de Dendera fue construido «de acuerdo con un plan escrito sobre rollos de piel de cabra, en la época de los compañeros de Horus» compañeros de Horus, o Shemsu-Hor, sucedieron en muchos siglos a los nTrw (neteru,«dioses») y pertenecían a una cultura mucho más desarrollada que éstos. De hecho, según algunas tradiciones, el templo de Dendera, así como el de Edfú y Abydos, están ubicados sobre los lugares donde, en plena noche de los tiempos, los Shemsu-Hor libraron sus batallas e hicieron uso de todo su poder destructor. Mapas de otros tiempos El misterio esta en que presentan desviaciones propias de fotos tomadas a gran altitud. Piedras azules son piedras artiiciales fabricadas en la antiguedad —Fueron los atlantes quienes fundaron la civilización egipcia y mesopotámica por un lado, y la maya por otro. Las dos partes tienen como ne- xo común la construcción de pirámides, que usaron para mandar energía magnética al espacio. Durante los últimos siete años, este orondo ingeniero italiano, que habla fluidamente español, ha invertido buena parte de su tiempo y su dinero en la búsqueda de nuevas pruebas arqueológicas que sustenten su tesis de que el área comprendida entre Sierra Leona y Guinea Conakry es el lugar donde emergieron las bases de culturas como la egipcia, y tal vez como la mítica cultura prefaraónica que exportó los logros de su perdida Edad de Oro a los pueblos ribereños del Nilo desde el siglo XXX a.c En suma, que allí podría encontrarse el verdadero país de Punt que buscaron todos los antiguos faraones—Finalmente, una tribu me habló de una mujer petrificada que se conservaba en cierta zona de Conakry. Me dirigí al departamento de geología de ese país y les expuse el problema. Ellos conocían la leyenda, e incluso me dijeron que la mujer de piedra estaba en la cima de una sierra llamada Mali —sin relación con el país del mismo nombre—, pero me advirtieron que era sólo una leyenda. —¿Ya lo habían comprobado? —¡No! Nunca habían ido hasta allí a verlo. Pero yo fui. El lugar está en la frontera entre Guinea Conakry y Senegal… Y cuando la vi con mis propios ojos me quedé muy impresionado. Había encontrado la escultura más grande del mundo: es una «reina de piedra» de ciento cincuenta metros de altura. 3 templos del complejo de Giza tremendas proporciones y erosionados por fuertes lluvias igual que la esfinge >7000 anhos sin inscripciones bloques de mas de 200 tm. esquema de construccion similar a Cuzco y Ollantaytambo Sorprendentemente, tal explicación no se encuentra descontextualizada de lo que pensaban los antiguos egipcios sobre sus propios orígenes. De hecho, disponemos de al menos dos cronologías antiguas que enumeran los reyes que tuvo Egipto y que los remontan a mucho antes de la unificación del Alto y el Bajo Nilo en tiempos del faraón Menes (3150 a.C.). Hubo, pues, según ellos, hombres que pudieron acometer tan titánicas empresas. Estas listas reales son la Piedra de Palermo (de la V dinastía) y el Papiro de Turín (de la XIX dinastía) que ya mencioné en la primera parte de este libro. La de Palermo cita 120 reyes que gobernaron antes del nacimiento de la época dinástica, aunque se encuentra tan deteriorada que es im posible extraer más información acerca de ese oscuro período prehistórico. En cuanto al Papiro de Turín, pese a su lamentable estado de conservación, describe un período de 39.000 años (!), que se inició con el gobierno de los Neteru (o dioses), y que se desarrolló a lo largo de nueve longevas dinastías anteriores a Menes, comandadas por una suerte de clanes semidivinos conocidos como «los venerables de Memfis», «los venerables del Norte» y hasta los Shemsu-Hor (o «compañeros de Horus»), que reinaron sobre Egipto durante más de trece mil años. Para los egiptólogos esta información no es más que un mito. En el otro extremo del país, cerca ya de la moderna frontera con Sudán y en los confines del territorio dominado por los faaones, se encuentra otra pista arquitectónica que apoya la tesis de la existencia de esta civilización predinástica. Puede admirarse en la parte trasera del templo de Seti I en Abydos, empotrado en un nivel del suelo sensiblemente inferior al del resto de la construcción. Se trata del Oseirión, supuesta tumba de Osiris para unos y simple cenotafio mandado levantar por Seti para otros. Como sus «gemelos» de Giza, este recinto fue construido con enormes bloques que alcanzan casi los siete metros de largo, y que carecen también de cualquier inscripción o ángulo que no sea de 90 grados. La impresión que transmite el conjunto es de enorme sobriedad, aunque de inmediato resalta que esta especie de sala subterránea sufrió —como el templo del Va lle en Giza— una restauración posterior. Ésta se advierte en los relieves astronómicos descubiertos en el techo, en los «mandalas» geométricos grabados probablemente en época árabe y hasta en una pieza rescatada a la entrada del Oseirión en la que podía leerse: «Seti está al servicio de Osiris Pero si la tumba de Abydos era falsa, ¿quería esto decir que existía una verdadera? ¿Una tumba de un dios? La mera sospecha de que los restos mortales de alguna de las divinidades egipcias pudiera encontrarse cualquier día bajo las arenas del desierto me hizo soñar durante meses. En cierta manera, la leyenda de Osiris justificaba la existencia no de una, sino de varias sepulturas para su cuerpo. Plutarco, el famoso escritor latino del siglo I d.C., recoge en su obra Isis y Osiris 4 cómo el cuerpo del dios del más allá fue troceado en catorce partes y enterrado en otros tantos lugares, de donde sería rescatado por su esposa Isis y «reconstituido» con la sola intención de quedarse embarazada y dar a luz al que regiría en adelante los destinos del país: Horus. Previsiblemente, por tanto, deberían existir otras tantas tumbas vacías, quizá en recuerdo del cadáver que un día albergaron. La nueva tumba de Osiris me dejó sin aliento. Recordé lo que los saítas dejaron escrito en la Piedra Shabaka, un trozo de granito negro hoy expues to en el Museo Británico, acerca de aquella meseta llena de sorpresas: «Giza es el lugar de enterramiento de Osiris». Para los antiguos egipcios Osiris fue uno de los dioses primordiales de su panteón. Astronómicamente emparentado con la constelación de Orión, creían que esta divinidad fue la que culturizó Egipto. Como otros dioses civilizadores de otras culturas, Osiris trajo al valle del Nilo la abolición del canibalismo, la agricultura (especialmente los cultivos del trigo y la cebada), el vino y hasta el primer código de leyes para los hombres. De ser ciertas sus atribuciones como instructor, a alguien como Osiris — que para investigadores como West o Hancock podría ser una suerte de cabecilla de esa cultura perdida de ingenieros prehistóricos—, los egipcios le deben el uso de un sistema de escritura tan complejo como el jeroglífico, la comprensión de un calendario minuciosísimo fundamentado en la medición del movimiento de la estrella Sirio en el firmamento, y hasta el empleo de técnicas constructivas ciclópeas que se aplicaron con intensidad hasta la IV dinastía y que luego se fueron perdiendo hasta dejar paso sólo a contadas proezas arquitectónicas posteriores como la erección de obeliscos. La sola suposición de la existencia de dioses navegantes obliga a replantearse una vez más el asunto de la Atlántida. Un pueblo pudo haber desarrollado dotes de navegación y haber dejado huellas de su paso tanto en Sudamérica como en África. A fin de cuentas, a nadie pueden pasar inadvertidas las conexiones existentes entre la tecnología de navegación empleada por los tihuanacotas en el actual altiplano boliviano en sus barcas de totora, y los navíos enterrados en Egipto. O que tanto en Tiahuanaco como en templos del Imperio Nuevo se emplearan idénticas grapas de metal para interconexionar los bloques de piedra de sus templos; o, como enésimo ejemplo, que los bloques de andesita que se utilizaron en los muros defensivos de la fortaleza inca de Sacsahuamán presenten la misma disposición «en puzle» que las losas de revestimiento de la pirámide de Micerinos en Giza o que los bloques que flanquean el interior del templo del Valle. Tumbas vacias com altos niveles de radiacion Prácticamente lo encontró todo por hacer, y tras una intuición genial — basada en sus lecturas de historiadores clásicos como Heródoto, Diodoro de Sicilia y Estrabón— descubrió algunos indicios que le llevarían a uno de los descubrimientos más fascinantes jamás realizados en Sakkara: el Serapeum Finalmente, el 12 de noviembre de 1851, el suelo cedió bajo sus pies dando paso a una enorme galería subterránea de más de 300 metros de longitud, flanqueada por veinticuatro enormes sarcófagos de granito negro. La visión debió de ser espectacular. De hecho, lo primero que pensó Mariette es que aquello tenían que ser tumbas de gigantes, no de bueyes. Y con razón. Cada uno de aquellos sarcófagos estaba tallado en una sola pieza de granito, de 3,79 metros de longitud por otros 2,30 de ancho y 2,40 de alto. Además, y por si tales monstruosidades arquitectónicas no fueran suficientes, todos ellos estaban coronados por una enorme tapa de granito, ligeramente desplazada, que permitía echar un vistazo en su interior. Los problemas técnicos de su construcción, si bien no fueron pasados por alto por Mariette, sí se dejaron en un segundo plano a falta de respuestas convincentes para el misterio de los bueyes. A fin de cuentas, en ningún documento o estela ptolemaica conocido se menciona el traslado de al menos veinticuatro bloques de granito de casi 100 toneladas de peso cada uno —si tenemos en cuenta sus respectivas tapas—, desde las canteras de Asuán hasta 1.000 kilómetros hacia el norte. Y tampoco está aún claro por qué ninguno de los sarcófagos —a excepción de uno de ellos que presenta motivos geométricos toscamente raspados—contiene inscripciones con la historia o los nombres de los bueyes sagrados que albergaron Mariette siguió explorando aquella inmensa bóveda subterránea descubriendo otra inferior con evidentes signos de haber sido utilizada mucho antes de la llegada de los Ptolomeos a Egipto. Se trataba de una serie de corredores probablemente construidos en la XIX dinastía, en tiempos de Ramsés II (1290-1224 a.C.) y en donde el arqueólogo francés accedió a los hallazgos más interesantes. El 5 de septiembre de 1852, se tropezó con dos sarcófagos de la época ramésida en los que se podían reconocer grabados que representaban a un hijo de Ramsés II ofreciendo una libación al dios Apis. Sin dudarlo, Mariette se lanzó a la tarea de abrir aquellos sepulcros y a desvendar lo que parecían los cuerpos de sendos bueyes-dioses. «En ese momento —leemos de las notas que el propio Mariette dejó de su hallazgo— tenía la certeza de encontrarme ante una momia de Apis y por ello la manipulé con sumo cuidado… Empecé por deshacer las vendas que envolvían la cabeza; sin embargo, no encontré nada. En el sarcófago no había más que una maloliente masa bituminosa que se deshacía con el más ligero toque. —Y continúa—: En esa hedionda masa había un gran número de minúsculos huesecitos, que por lo visto habían sido desmenuzados ya en la época del enterramiento. En medio de esa confusión de huesecillos mezclados al azar encontré quince figuras.» ¿Y si los sarcófagos de granito «mudos» correspondían a una época anterior a los faraones y los «muñecos» formaban parte de alguna clase de ritual de épocas posteriores? En efecto. En 1995 un equipo de científicos del Departamento de Física de la Universidad Laurenciana de Canadá y de la Autoridad Egipcia de Energía Nuclear, hicieron mediciones de los niveles de radiactividad en siete lugares arqueológicos de la zona de Sakkara.2 En tres de ellos, la tumba de Sekhemkhet, los túneles de Abbis y el Serapeum, encontraron fuertes índices de radiación, aunque determinaron que estaban lo suficientemente mitigados como para no afectar ya a ningún ser vivo. Robert M. Schoch, Voices of the rocks, Harmony Books, Nueva York, 1999, p. 38. John Anthony West, The traveller’s key to Ancient Egypt, Harrap Columbus, Londres, 1987, p.143 4. Plutarco, Isis y Osiris, Editorial Lidium, Buenos Aires, 1986. 5. Graham Hancock, Las huellas de los dioses, Ediciones B, Barcelona, 1998. http://www.taringa.net/posts/info/7349491/Teoria-de-la-CorrelaciOn-de-Orion-y-Gizeh.html hay uma simulacion perfecta Yo uso un programa llamado Stellarium, lo puedes bajar a tu PC en la siguiente dirección: www.stellarium.org/es/ Está buenísimo, tiene muchos controles uno de ellos es atrasar o adelantar la posición de las estrellas según la fecha deseada. 1. Gilles Lambert, El guardián del desierto, Vergara, Barcelona, 1999, p. 95. J. Bigu, Mohammed Y. Hussein y A. Z. Hussein, «Radiation measurements in Egyptian pyramids and tombs – occupational exposure of workers and the public»,Journal of Enviromental Radioactivity, n.° 47, 2000. Luxor Aquel matrimonio había acudido a Egipto para confirmar que mucho antes de que naciera el sabio matemático heleno, los antiguos habitantes del Nilo poseían una matemática avanzada que fue copiada por los griegos primero, y por el mundo árabe después. René e Isha visitaron, en la orilla opuesta al Valle de los Reyes, el templo de Luxor. Se trata de un recinto relativamente pequeño — sobre todo si lo comparamos con la grandeza del vecino templo de Karnak —, construido en tiempos de la XVIII dinastía (1550-1070 a.C.) y en el que ambos advirtieron una larga serie de anomalías arquitectónicas que decidieron investigar a fondo… ¡durante los siguientes quince años! Por ejemplo, en sus primeras visitas en 1936 se dieron cuenta de cómo, pese a la armonía de formas reinantes en el templo, éste presentaba una inexplicable desviación de su eje nada más atravesar los pilonos que dan acceso a su interior. Además, comprobaron con sorpresa que frente a la tremenda regularidad de columnas, muros y grabados, el suelo pétreo que rodeaba el sanctasanctórum era tremendamente caótico: una suerte de desordenado mosaico de losas de piedra que desentonaba con el resto del orden arquitectonico imperante De inmediato dedujeron que aquellas «imperfecciones» fueron introducidas deliberadamente por los constructores del recinto, ya que por todas partes encontraron la sutil huella de la sección áurea (que se expresa matemáticamente como 1/2 [1 + √5 ] ) y que desde la antigüedad ha fascinado a arquitectos y artistas empezando por la Grecia clásica, donde se utilizó para dotar de armonía y proporción a todo lo creado por sus canteros. Hasta 1951 René Schwaller de Lubicz se empleó a fondo en Luxor. Descubrió que la desviación del eje del templo no correspondía a cuestiones astronómicas o a un súbito cambio en las obras debido a una subida inesperada del nivel del Nilo (ambas, hipótesis barajadas a menudo por los expertos), sino que obedecía a la existencia de tres ejes trazados desde el principio por los arquitectos del recinto, y en torno a los cuales estaban orientados todos los muros del mismo. Al parecer, un primer eje dividía la cara sur en dos mitades equivalentes; otro era un eje longitudinal que atravesaba toda la construcción, y el tercero dividía la anchura de la naos de Amón (en el sanctasanctórum) en dos mitades idénticas. Pero Schwaller descubrió, además, que cada eje estaba dedicado a un «tema», a un asunto importante para los sacerdotes, ya que a lo largo de cada eje los muros levantados sobre él se dedicaban a un mismo contenido, transmitiendo así al visitante —incluso hoy— la irracional impresión de estar caminando por un recinto dotado de vida propia. El hallazgo que sin duda más marcó a este filósofo fue la interpretación de la caótica disposición de las losas del suelo que rodean el sanctasanctórum. Según Schwaller, las losas sólo podían interpretarse correctamente sobre un plano del recinto: sobre él, coloreando aquellas de disposición más extraña, aparece nítidamente la representación gigante de un rostro humano de perfil, con un tocado y un ojo típicamente egipcios Las claves de este hallazgo fueron publicadas por Schwaller seis años después de abandonar Luxor. En su monumental ensayo Le Temple de l’Homme (1957), avanzaba una tesis completa en la que enmarcaba todas estas anomalías. Según él, el rostro del pavimento reflejaba una suerte de hombre cósmico cuyo cuerpo podía extenderse figurativamente a lo largo de los casi 200 metros de largo del recinto. Schwaller, por supuesto, nunca creyó que tales correspondencias fueran fruto de la casualidad. Es más, sus hallazgos le sirvieron para confeccionar una ambiciosa teoría en la que atribuía a los egipcios unos conocimientos sobre armonía, proporción y anatomía humanas muy superiores a los racionalmente atribuibles a los sabios de la XVIII dinastía. De hecho, según Schwaller tal sabiduría sólo pudo haber sido heredada de una civilización superior y mucho más antigua. Schwaller no se desanimó. A raíz de sus descubrimientos, denunció que el templo de Luxor es el único monumento sagrado del pasado que representa una figura humana perfecta, y que, además, incorpora en sus muros todo el saber egipcio (y de esa «cultura superior» desconocida) sobre ciencia, matemáticas, geodesia, geografía, medicina, astronomía, astrología, magia y simbolismo. Unos saberes que, según él, aún están latentes en Luxor y que pueden «resucitarse» si se conocen las claves para su reanimación. afirmaba hace algunos años John Anthony West, el más activo discípulo contemporáneo de Schwaller puede entenderse este templo como «una biblioteca que contiene la totalidad del conocimiento vinculado a los poderes creativos universales, situados en un mismo edificio» 1. Fulcanelli, El misterio de las catedrales, Plaza y Janés, Barcelona, 1967. 2. John Anthony West, La serpiente celeste, Grijalbo, Barcelona, 2000. Schwaller completó en 1957 su obra Le Temple de l’Homme Alejandria sumergida De Alejandría partió también el germen de la creencia europea en las vírgenes negras al exportar al antiguo puerto francés de Re o Rha (hoy Saintes-Maries-sur-la-Mer, en la Provenza) imágenes de Isis talladas sobre piedras negras, en donde se apreciaba a esta importante diosa egipcia sosteniendo en su regazo al pequeño dios Horus. Su imagen, extraordinariamente similar a las posteriores representaciones de la Virgen María con el niño Jesús en brazos, daría pie a la arraigada leyenda de las vírgenes precristianas halladas en toda Europa, y a todo un complejo simbolismo esotérico nacido a su alrededor.2 Allí se tradujeron al griego, por primera vez, los cinco libros iniciales de la Biblia —el Pentateuco—; allí se hizo popular la astrología tal y como hoy la conocemos y allí se alumbraron científicos como Euclides —que midió la longitud del meridiano terrestre con una precisión asombrosa—, escritores como Heliodoro —que «inventó» la novela moderna— o Hiparco, que descubrió el fenómeno celeste de la precesión de los equinoccios. —Alejandría fue una ciudad muy avanzada para su época, que reunió a sabios de todos los rincones del mundo conocido y aunó muchos de sus conocimientos —me explica pacientemente Empereur—. Aquí se inventó el primer ascensor de la historia, e incluso se pusieron en marcha los primeros autómatas conocidos. Entre los egipcios, mucho antes de la llegada de los ptolomeos al poder, existía ya una larga tradición de estatuas móviles. Se trataba de imágenes a las que se concedían habilidades proféticas y que respondían a las preguntas de sus fieles mediante un suave balanceo de su cabeza o agitando uno de sus brazos. La prodigiosa técnica de tallado de esas imágenes se atribuyó al dios Toth —el Hermes Trismegisto griego otra vez—, y sus gestos recibieron el nombre de hanu. De hecho, ya hacia el siglo I a.C., los griegos desarrollaron instrumentos de precisión como la célebre «máquina de Antikythera», provista de un complejo engranaje de ruedas dentadas que, según todos los indicios, servía para ajustar un complejo «reloj» astronómico. los archivos vaticanos de Roma, pues allí debe encontrarse aún la documentación relativa a un robot del que dispuso, por ejemplo, el papa Silvestre II hacia el siglo XI. Se trató de una insólita «cabeza parlante» metálica que hizo las delicias de sus contemporáneos, y cuyo rastro puede seguirse hasta en las páginas del Quijote de Cervantes. 1. Robert Bauval, Secret Chamber, Century, Londres, 1999, p. 29. 2. Para saber más sobre la implantación de los cultos egipcios en la Europa precristiana, recomiendo el libro de Jurgis Baltrusaitis, En busca de Isis, Siruela, Madrid, 1996. Hermes Trismegisto Corpus Hermetícum. De ellos, el primero de los tratados fue el Poimandres, una palabra de origen egipcio que significa «el conocimiento de Ra» 3. Buena parte de las teorías de Empereur fueron recogidas por él mismo en su libro Alexandria redìscovered, British Museum Press, Londres, 1998. Tuneles em Peru Tampoco puedo dejar de referirme al hecho de que todos estos relatos, transmitidos oralmente desde los tiempos de Pizarro, señalan inequívocamente a un lugar concreto como el punto de partida de este sistema de túneles: el templo del Sol o Coricancha, cuyos restos se conservan parcialmente en el centro mismo de Cuzco, Sin embargo, los muros del templo del Sol sorprenden aún más cuando se sabe que durante el período de máximo esplendor del imperio inca no estaban desnudos, sino que «todas las cuatro paredes del templo —según refirió Garcilaso de la Vega, el Inca, a finales del siglo XVI— estaban cubiertas de arriba abajo de planchas y tablones de oro». Sin duda, este y otros relatos posteriores terminaron por asentar un mito que hoy es ya inamovible: que el túnel que conduce al tesoro inca parte de la Coricancha y tiene una de sus salidas en las cercanías de las impresionantes ruinas de Sacsayhuamán, más concretamente en un lugar conocido como la Chinkana Grande En 1989 el popular divulgador Fernando Jiménez del Oso trató de filmar esta entrada, pero fracasó en su empeño debido a lo angosto del recorrido y a lo inútil de la empresa, ya que a mediados de este siglo las propias Fuerzas Armadas peruanas se encargaron de cegar aquella chinkana e impedir el paso de curiosos y buscadores de tesoros. Y no gratuitamente. Al parecer, aquella boca «natural» daba entrada a una intrincada red de pasadizos laberínticos que han hecho fracasar, una tras otra, todas las tentativas por entrar en ella. O casi. —Los datos que usted posee sobre los túneles que parten de este lugar son esencialmente correctos —me dijo, sentado ya en su despacho parroquial—, pero el túnel que usted busca va mucho más allá de Sacsayhuamán y termina en algún lugar bajo Quito, en Ecuador. Por ejemplo, su alusión a la canalización de los rayos del Sol el 24 de junio la encontramos ya, aunque muy tímidamente y sin vinculación al tema «maldito» de los túneles, en la obra del arqueoastrónomo norteamericano Tony Morrison Pathways to the Gods. Éste menciona un efecto similar coincidiendo con el solsticio de invierno —de verano en el hemisferio norte—, en el que los primeros rayos del astro rey se dirigían contra un «tabernáculo» en el interior de la Coricancha. Si existía un riachuelo subterráneo que conectaba la catedral con el convento de Santo Domingo, era evidente que al menos existía un túnel natural entre ambos edificios. ¿aprovecharon los incas una gruta natural para tender el túnel entre Sacsayhuamán y la Coricancha? Todo parece apuntar en esa dirección. Incluso una crónica del ya citado Garcilaso de la Vega, el Inca, sugiere la existencia de un complejo sistema de sifonaje incaico que, al parecer, atravesaba el río Saphi y combinaba aberturas en la roca con caminos trazados artificialmente. Pero ¿desde cuándo los lechos que excavan las corrientes subterráneas discurren en línea recta? Esa tremenda recta fue descubierta en 1985 por la matemática María Scholten d’Ébneth5 al marcar sobre un mapa de Perú aquellos lugares que la tradición andina señaló como santificados por la presencia del divino Viracocha, el dios culturizador de los Andes. Al parecer, el tal Viracocha cruzó los Andes modificando el terreno a su paso, hasta que desapareció caminando sobre las aguas, rumbo al oeste. De hecho, sus hazañas llamaron tanto la atención de María Scholten que ésta marcó los lugares «modificados» por el dios blanco del Titicaca, descubriendo un «camino» rectilíneo de casi 1.500 kilómetros de longitud, que formaba un ángulo perfecto de 45 grados sobre el ecuador terrestre. Por si fuera poco, Scholten notó también la existencia de otras dos rutas secundarias, separadas del eje principal en 28° 57′, respectivamente. Cronistas posteriores como Felipe Guamán Poma de Ayala, un indio que recorrió todo Perú para elaborar en 1615 su Nueva Crónica y Buen Gobierno, fueron más explícitos todavía. Éste empleó la palabra chingana —en quechua, «laberinto»— para referirse a un «agujero de debajo de la tierra (que) llega hasta Santo Domingo», apuntando ya a la existencia de una estructura subterránea de casi tres kilómetros de longitud que debía unir las ciclópeas ruinas de Sacsayhuamán con el antiguo templo del Sol o Coricancha, sobre el que los dominicos edificaron el convento que Anselm y Francesc se disponían a visitar. el escritor Raymond Bernard escribía a este respecto: «El más famoso de estos túneles es el «Camino de los Incas», que según se dice se extiende por varios cientos de kilómetros hacia el sur de Lima, a Cuzco y a las tres cimas, dirigiéndose hacia el desierto de Atacama, donde se pierden todos los vestigios. Otro ramal se dirige al Brasil, donde está conectado por túneles a la costa. Ahí los túneles se sumergen bajo el fondo del océano en dirección a la perdida Atlántida». ¿Acaso se refirió a estas galerías Platón cuando escribió en su Timeo que «los atlantes construyeron templos, palacios, puentes y túneles, dirigiendo también las aguas, que fluían en un círculo triple, alrededor de su metrópoli, de un modo útil»? Y si fue así, ¿es que acaso fueron los atlantes los constructores de semejantes prodigios arquitectónicos? 1. Garcilaso de la Vega, el Inca, Comentarios reales, M. Aguilar, Madrid, 1929, pp. 120-121. Víctor Angles Vargas, Historia del Cusco incaico, tomo 1, edición del autor, Lima, 1988, p. 521. 5. María Scholten d’Ébneth, La ruta de Wiracocha, Editorial Juan Mejía Baca, Lima, 1985. 6. Cristóbal de Molina, otro cronista antiguo del Perú, en su obra Ritos y fábulas de los incas, también con precisión los lugares por los que pasó Viracocha y que sirvieron a María Scholten como guía para su trabajo. «El Hacedor, a quien en lengua de éstos llaman Pachayachachic (Creador del Mundo) y tambien Tecsi Viracocha, que quiere decir incomprensible Dios, convirtió en piedras con figuras de hombres y mujeres a los que no habían cumplido su mandato en Tiahuanaco, Pukara, Jauja, Pachacamac y Cajamar en Pukara bajó fuego del cielo y dicen que el Hacedor mandó que desde allí se partiese al mayor de sus hijos llamado Imaimana Viracocha», escribió. Sólo de este texto se deducen nueve puntos geográficos que —como Cajamarca y Pukara— encajan a la perfección sobre la línea recta que une Tiahuanaco y Cuzco, y se desprenden otras líneas hacia Pachaca Jauja que, según el doctor Julio C. Tello, bien podrían marcar puntos clave en el recorrido anual del Sol. vano a Imaimana se le consideraba un «arreglador de solsticios». Un astrónomo, vaya. en la línea de los misteriosos «compañeros de Horus», cuyas trazas perseguí en el Egipto de los antiguos faraones. http://www.koricancha.net/quienes/anselm.html- Anselm Pi Rambla 3. Zecharia Sitchin, Los reinos perdidos, Martínez Roca, Barcelona, 1994, p. 25. 1. Ángela de Dalmau, «El misterio de la cueva de los Tayos», Más Allá, n.° 65, julio de 1994. 2. Erich von Däniken, El oro de los dioses, Martínez Roca, Barcelona, 1973. 3. Frank Waters, El libro de los hopis, Fondo de Cultura Económica, México D. F., 1992. El español Fernando de Montesinos, por ejemplo, en sus célebres Memorias antiguas historiales y políticas del Perú, refiere la existencia de una de estas vías, que enlazaba Tiahuanaco con Cuzco. La piedra de Jerusalem Efectivamente, en Egipto se movieron piedras de más de 1 000 toneladas de peso, y las de Baalbek, a las que se refería Bahat, llegaron a al canzar las 1.100 toneladas en una sola pieza. Ningún ingeniero podría hoy mover una masa así sin medios mecánicos, ni manejarla con la precisión con que lo hicieron nuestros predecesores. Pues bien, durante la construcción del primer templo —levantado por Salo món hacia el siglo X a.C.— parece que los arquitectos dispusieron de una herramienta secreta llamada el «shamir mágico». Según fuentes talmúdico-midráshicas, este shamir era la «piedra que parte rocas». Esto es, un elemento capaz de fundir vetas de mineral y metales sin fricción ni calor, en total silencio, y que incluso poseía la notable propiedad de tallar el diamante. Para el lector interesado, parte de esos intereses son descritos en mi libro Las puertas templarias (Martínez Roca, Barcelona, 2000), en forma novelada. Las profecias de Verne —La Sociedad de la Niebla sí era, con propiedad, una verdadera sociedad secreta No deben sorprendernos las inclinaciones esotéricas de Dumas. Aunque este aspecto no es muy conocido, lo cierto es que este escritor contó entre sus amistades más estrechas con ocultistas de la talla de Papus o Eliphas Lévi. Uno de ellos, un famoso quiromante llamado D’Arpentigny, fue quien presentó al joven Julio a Dumas, y éste fue a su vez quien lo puso en contacto con su editor Pierre-Jules Hetzel. la Niebla convocó a literatos y pintores como Gaston Leroux, George Sand, Maurice Leblanc o Dumas bajo una ideología muy próxima a otras sociedades como los rosacruces. Pero la influencia masónica se dejará ver aún más claramente en su novela Las indias negras, una suerte de descenso a los infiernos ambientado en una mina escocesa en la que Michel Lamy encontró al menos veinticuatro puntos de coincidencias argumentales con la famosa ópera masónica de Mozart La flauta mágica.6 —Fue justo a principios de 1890 cuando la conexión entre algunos escritores de la Golden Dawn y Verne se hace más evidente. Ese año, mientras Stoker ultima su célebre Drácula, Verne pone el punto final a El castillo de los Cárpatos, que «casualmente» ambienta no demasiado lejos de la mansión del célebre conde chupasangre. El argumento, más allá del relato vampírico, está centrado en una de las grandes obsesiones de Verne y de las sociedades con las que estuvo vinculado: la búsqueda de la inmortalidad. Procopio de Cesarea, el historiador, narra en el libro V de sus Historias de las guerras que los visigodos se llevaron de la Ciudad Eterna «los tesoros de Salomón, rey de los hebreos, que ofrecían una visión indescriptible, al estar repletos de esmeraldas, y que en épocas pasadas ha bían sido sustraídos de Jerusalén por los romanos» 2. Julio Verne, París en el siglo XX, Planeta, Barcelona, 1995. 3. Michel Lamy, Jules Verne, initié et initiateur, Payot, París, 1984. 5. Francesco Colonna, Sueño de Polifilo, El Acantilado, Barcelona, 1999. 7. Franck Marie, Le surprenant message de Jules Verne, Vérités Anciennes, París, 1981. 8. Citado por Henry Lincoln, «Rennes-le-Château, laberinto de enigmas», Año Cero, n.° 27, octubre de 1992, p. 59. 9. Michael Baigent, Richard Leigh y Henry Lincoln, El enigma sagrado, Martínez Roca, Barcelona, 1985. 10. Richard Andrews y Paul Schellenberger, La tumba de Dios, Martínez Roca, Barcelona, 1996 El cronovisor Entre otras cosas porque el principio sobre el que se asentaba aquella máquina es muy sencillo y cualquiera podría reproducirlo con intenciones perversas. Sin embargo — añadió—, le diré que demostramos que las ondas visibles y sonoras del pasado no se destruyen. Y no lo hacen porque son energía. La grandeza de aquel invento fue que podía recuperar esa energía y recomponer escenas perdidas hace siglos. ¿Todas las investigaciones que se hicieron con su máquina se realizaron en Venecia? —No. En todo el mundo —dijo sin ganas. Y no sabe cuándo dejará de ser secreto, ¿verdad? —Espero que pronto, pero es muy difícil. Se revelarían demasiados secretos. —¿Cambiaría mucho nuestra concepción de la historia del hombre? —Mucho. Incluso las lenguas serían irreconocibles. Su aspecto tuvo que ser bastante peculiar, pues, a decir de Krassa, el Cronovisor estaba integrado por tres componentes esenciales: antenas fabricadas de una aleación poco convencional y secreta, un aparato que permitía dirigir las antenas hacia las «ondas del pasado» que se deseaban captar y unos complejos sistemas de grabación de imágenes y sonido 2. En realidad la entrevista para el Domenica della Corriere no fue -como pude saber después- la primera referencia pública que se publicó de la implicación de Ernetti en el proyecto del Cronovisor. Ya en julio de 1965 la publicación mensual religiosa francesa L`Heure d’Être informó de la existencia del equipo de trabajo de Ernetti y de su máquina para recuperar el pasado. Unos meses después, en enero del año siguiente, bajo el título de «L`oscillografo elettronico» la revista Civiltà delle Macchine insistió en ese punto. Sin embargo, será la entrevista del Domenica della Corriere la que tuvo mayor impacto, llegando a ser tomada como referencia en fechas posteriores incluso en España, por el Heraldo de Aragón 3. Peter Krassa, Father Ernetti’s Chronovisor, New Paradigm Books, Boca Ratón, California, 2000 Maquinas anatomicas y otros Algunos Padres de la Iglesia, en particular san Agustín, ya se refirieron a la existencia de estas lámparas incombustibles en templos paganos antiguos dedicados a la diosa Venus. Por otra parte, por toda Europa llegó a correr la noticia de que en la tumba del papa Bonifacio VIII se encontró una de estas luces inagotables, lo que —incuestionablemente— favoreció un clima propicio a esta clase de prodigios que el príncipe Di Sangro aprovechó muy bien Se trata, con toda seguridad, del fragmento de una sabiduría ancestral que en tiempos del Renacimiento se creyó que tuvo su origen —cómo no— en Egipto. Esta sabiduría que muchos llaman «hermética», por proceder de Hermes Trismegisto, que era la versión helenizada del dios de la sabiduría egipcio Toth, se acuñó en Alejandría entre el último siglo antes de Cristo y el segundo de nuestra era. 1. Giangiuseppe Paolino Origlia, Historia dello Studio di Napoli, St. Giovanni di Simone, Nápoles, 1754 (2 tomos). 2. Carlo Celano, Notizie del bello, dell’antico e del curioso della Città dí Napoli e contorni, IV ed., Nápoles, 1792 (3 tomos). 5. El título completo de este tratado es: Dissertation sur une lampe antique trouvée a Munich en l’anne 1753. Écrite par Mr. Le Prince de St. Sevère. Pour servir de suite à la prémière partie de ses lettres à Mr. L`Abbé Nollet à París, sur une dècouverte qu’il a faite dans la Chimie avec l’explication Phisique de ses circonstances. A Naples, 1756 chez Morelli. Avec approbation. 6. La Alquimia, ¿superciencia extraterrestre?, Plaza y Janés, Barcelona, 1979 7. Robert Bauval, Secret Chamber, Century, Londres, 1999, p. 17. 8. Lina Sansone Vagni, Raimondo di Sangro, príncipe di Sansevero, Bastogi, Foggia, 1992. Los ablandadores de piedras —¿Cómo podían cortar los incas piedras de hasta doscientas toneladas, y subirlas montaña arriba para encajarlas milimétricamente en muros como los de Sacsayhuamán? —le pregunté a bocajarro. —Las tallaban con el ayaconchi, un sistema para ablandar rocas — contestó Espinoza con cierta solemnidad. El Inca Garcilaso fue el primero en describir los magníficos monumentos de sus antepasados. El sacerdote en cuestión, el padre Jorge Lira, aseguró haber descubierto la fórmula inca para ablandar las piedras al obtener una solución acuosa a partir de una planta que nunca desveló. Macerando en esa solución pequeñas piedras, el padre Lira fue capaz de modelar algunas de ellas a voluntad. vo. Antes que él, a principios del siglo XX, el explorador británico Percy Harrison Fawcett había afirmado algo similar. Este hombre, a quien debemos la exploración y delimitación de las difíciles fronteras selváticas entre Perú, Ecuador, Bolivia y Brasil, desapareció en 1925 en el corazón del Mato Grosso en una de sus expediciones, dejándonos un interesante fajo de papeles, a modo de cuaderno de campo, en los que consignó muchos de sus descubrimientos. Ahora bien, ¿de qué planta se obtenía esa especie de ácido milagroso? El propio Fawcett, en sus cuadernos de campo, cita otro par de historias extrañas que pueden clarificar este misterio. El prodigio se debió —según le refirieron en el poblado— a que atravesó un campo de unas plantas de apenas treinta centímetros de alto, de color rojizo oscuro, que provocan esta disolución de metales y otros materiales duros. Curiosamente, cuando el inglés quiso retroceder sobre sus pasos y recuperar alguna de estas plantas, no le fue posible dar con aquella «plantación» … Cosas de la selva. Helmut Zettl aportó en 1988 una nueva vía de solución a este misterio inca. Según publicó en un boletín norteamericano especializado en misterios de la antigüedad, Ancient Skies,2 la clave la tenía un pájaro andino llamado Lit Lik. Cada año este ave excava un nuevo nido dentro de rocas de andesita, perforando sin mayores problemas las duras piedras cristalinas Pues bien, algunos zoólogos que investigaron los hábitos de este animal descubrieron que el Lit Lik se valía de una extraña hierba para modificar la textura de la roca. Al parecer disolvía en su pico una o varias clases de plantas, formando una especie de ácido que ablandaba momentáneamente la superficie que deseaba horadar. Según el profesor Zettl, la mejor prueba del uso de una fórmula ablandadora de piedras en los Andes se encuentra en el Museo de Cochabamba, en Bolivia. Según su testimonio, y el de otros investigadores que le precedieron, allí pueden contemplarse las siluetas perfectas de huellas de pies y manos grabadas sobre rocas, como si éstas hubieran sido obtenidas presionando cemento fresco. Lamentablemente, cuando visité Bolivia en 1994 me fue imposible llegar hasta Cochabamba y confirmar este extremo. Costa Rica y, como era natural, me interesé por uno de sus más conocidos misterios: el de las enigmáticas esferas gigantes de piedra. contrado en diversos puntos del país De los griegos se dice, por ejemplo, que disponían de un «fuego líquido» que era capaz de ablandar las rocas en caliente y que emplearon, por ejemplo, en la construcción de Ampurias, en el actual golfo gerundense de Rosas. De hecho, las referencias a ese extraño fuego —del que se dice que ardía incluso bajo el agua— son abundantes entre los siglos VI y XII d.C., y es considerado como una poderosa arma secreta que pasó de griegos a árabes, y que después se perdió en las brumas de la historia3 Davidovits descubrió que las piedras calizas de la Gran Pirámide —la mayoría de unas dos toneladas de peso— presentaban diversos grados de humedad y hasta descubrió fragmentos de uñas y pelos incrustados en el interior de una de ellas, lo que le hizo pensar en que aquellas masas pétreas fueron sintetizadas. El resultado de sus experimentos en Giza fue la obtención de una especie de cemento que, cuando se solidifica, es muy difícil de distinguir de una roca natural. ¿Siguieron los egipcios ese método? ¿Deberíamos, entonces, hablar de alquimistas más que de arquitectos cuando nos refiramos a los constructores de las pirámides? El alcance de estas afirmaciones es tremendo: si se aceptara que en el mundo antiguo existió una técnica capaz de licuar las piedras y transportarlas como si de cemento se tratara al lugar de la obra, se despejarían los enormes problemas que plantean construcciones «imposibles» como los muros incas de Sacsayhuamán, el Machu Picchu o las pirámides de Egipto. Una técnica que arraigó en América, África y Europa, y que —como tantas otras cosas— hemos perdido por completo 1. P. H. Fawcett, Las expediciones del coronel Fawcett, Librería Editorial Argos, Barcelona, s/f. 2. Helmut Zettl, «On inca building techniques», Ancient Skies, vol. 15, n.° 2, mayo-junio de 1988 El llamado «fuego griego» fue, probablemente, un descubrimiento del mecánico heleno Calínico de Heliópolis, y presumiblemente se empleó por primera vez como arma defensiva durante el asedio de Constantinopla por los árabes en el 673 d.C. Aunque no se sabe a ciencia cierta su composición, se sospecha que entre sus componentes se contaban la brea, el azufre, la savia de árboles y algún tipo de petróleo destilado. mensajes ocultos los cinco primeros libros de la Biblia contienen datos sobre el pasado, presente y futuro de la humanidad, encriptados hace miles de años por una mente privilegiada H. M. D. Weissmandel descubrieron hace medio siglo que si se tomaba el texto original hebreo del Génesis, se eliminaban los signos de puntuación y se juntaban todas sus letras en una línea enorme de 78.064 caracteres, podían hallarse mensajes secretos de un modo muy particular. 1. Michael Drosnin, El código secreto de la Biblia, Planeta, Barcelona, 1998, p. 13. lenguaje misterioso sugerente párrafo donde apuntaba que había descubierto en el idioma aymara algo igualmente «imposible»: que esa lengua era artificial, sintética, y que había sido diseñada de tal modo que «podía transformarse sin dificultad en un algoritmo informático destinado a ser utilizado para traducir de un idioma a otro» idioma ancestral. Una lengua que todavía se habla en ciertas comunidades que habitan en las orillas del lago Titicaca, y que nada tiene que ver con el quechua de los antiguos incas. Fue estudiando a Bertonio, que publicó su primer diccionario en 1603, como me di cuenta de que el aymara es una lengua elaborada con los mismos principios que hoy se utilizan para la construcción de lenguajes de programación en las máquinas. —Estamos hablando de una lengua de diseño, por tanto… —Así es. Una lengua basada en principios que, algunos, ya fueron enunciados hace dos o tres siglos por aquellos que iniciaron corrientes para crear lenguajes artificiales en Europa como, por ejemplo, el esperanto. Pero mucho más depurados. el aymara ha estado sometido a conflictos, luchando primero por conservar su identidad frente al quechua traído por los incas y luego frente al castellano. No obstante, comparando el aymara recogido por los jesuitas en el siglo XVI con el actual, existen ciertos elementos de una increíble constancia, invariables. el estupor de los primeros misioneros españoles que arribaron al Altiplano y descubrieron que los aymaras usaban a veces una escritura ideográfica similar a ciertos petroglifos europeos. Solían grabarlos con la ayuda de la nuñamayu, una planta autóctona —la Solarium aureifolium— que les servía de tinta para escribir sobre pieles. Wilkins comparó esos trazos con petroglifos descubiertos en la isla del Hierro (Canarias), con signos tuareg en el Sahara y con los alfabetos etíope y fenicio, encontrando serias similitudes. ¿Procedía de ahí su sabiduría? ¿Y también su lenguaje codificado? A asentar esa idea contribuyen, desde luego, las extraordinarias Rivera, que dirigió durante años las excavaciones en las ruinas de Tiahuanaco y Puma Punku, ha llegado a contabilizar más de una veintena de coincidencias culturales entre los aymaras y los antiguos egipcios Otra coincidencia notable es que aymaras, egipcios y mayas emplearon un calendario civil de 360 días por año, al que sumaban cinco que consagraban a honrar a sus dioses. Para los mayas se trataba de días infaustos, pero para aymaras y egipcios eran días festivos de tremenda significación religiosa. ¿Azar? ¿Y lo es también la obsesión de mayas y aymaras por la constelación de las Pléyades o que ambos pueblos utilizaran desinencias comunes como ni? un programa informático de traducción simultánea multilingüe que funciona convirtiendo el idioma a traducir en aymara, y éste en el idioma traducido. La capacidad de Atamiri es tan sorprendente que su prototipo traduce, en todas las combinaciones posibles, castellano, italiano, alemán, francés, japonés, húngaro, holandés, portugués, ruso y sueco… de momento. parece que el aymara tiene ciertos rasgos comunes con algunas lenguas del llamado «grupo kartveliano» como el georgiano u otros idiomas caucásicos, cuyos orígenes se estiman entre siete y ocho mil años de antigüedad. Yo creo que se trata de una cultura que sabía mucho del ser humano, porque su semántica es sabia; describe al ser humano como lo haría la psicología moderna. Aquellas gentes pensaron en valores que aún hoy nos parecen utópicos, e incluso pudieron inspirarse en el funcionamiento del cerebro para transmitir su men Umberto Eco, La búsqueda de la lengua perfecta, Crítica, Barcelona, 1999. 2. Graham Hancock, Las huellas de los dioses, Ediciones B, Barcelona, 1998. 3. Hancock, op. cit., p. 115. Carlos Milla, Génesis de la cultura andina 4. Rafael Girard, Historia de las civilizaciones antiguas de América, Istmo, Madrid, 1976 (3 tomos). 5. Harold T. Wilkins, Mysteries of Ancient South America, Citadel Press, Nueva Jersey, 1956. Mitos, arquitectura, guanches Todos aquellos preparativos ante la proximidad de las «puertas» obedecían a una buena razón: solsticios y equinoccios marcaban los cambios estacionales, señalaban los días más cortos y más largos del año, y su conocimiento resultaba vital para los propósitos de una cultura emergente basada en el dominio de la agricultura, que necesitaba domesticar a la naturaleza si quería prosperar. la primera de las cancelas celestiales cedió en tierra de faraones, frente a las patas de la Esfinge,1 mientras que la segunda —la del solsticio de verano—hizo lo propio ante nosotros mientras contemplábamos una misteriosa «doble» puesta de Sol en un singular recinto de la isla canaria de Tenerife, a 4.500 kilómetros al oeste de las pirámides de Giza. la Historia de la conquista de las siete islas canarias, escrita por el franciscano Juan Abreu Galindo. Este cronista fue inequívoco no sólo al confirmar la existencia de pirámides prehispánicas en su narración, sino incluso al explicar para qué se utilizaban éstas en la isla de La Palma. De nuevo estábamos ante un rastro de la sabiduría de los antiguos. Una marca cuyas dimensiones y aspecto exteriores recordaban poderosamente a Egipto. No en vano, sabemos que los antiguos guanches eran —como los egipcios lo habían sido antes— adoradores del Sol, momificaban a sus muertos siguiendo técnicas muy parecidas a las nilóticas, y por si fuera poco trepanaban cráneos como los médicos faraónicos. Además, tenían la curiosa costumbre de enterrar con ellos a sus perros, para que les sirvieran de guías en el más allá, igual que el chacal Upuaut hacía las veces de «abridor de caminos» a los difuntos egipcios.5 —Para una civilización de hace, pongamos por caso, doce mil años, que quisiera transmitir su sabiduría a las futuras generaciones, no debía de ser buena idea dejarla por escrito. Transcurrido ese tiempo, es seguro que nadie sería capaz de leer sus textos. Fíjate en los escritos del valle del Indo: apenas tienen cuatro mil quinientos años de antigüedad y ya nadie sabe lo que significan… Sí. Un cuento, una leyenda, un relato… Tú sólo tendrías que instruir a quien te escuchara para que esa historia fuera narrada lo más fielmente posible, aun cuando fuera traducida, para que el contenido encriptado en ella no se perdiera al pasar de pueblo en pueblo. —¿Quieres decir que en los mitos y leyendas del pasado más remoto puede encontrarse información científica de valor? ¿Que fue ahí donde escondieron la enorme sabiduría que periódicamente hemos visto emerger en uno y otro rincón de la Tierra? Ellos usaron la astronomía y codificaron abundante información astronómica en estas historias. Esa información está allí. Y sólo hay que saber usar la llave adecuada para acceder al significado profundo que se encuentra tras esas parábolas. También existió una tradición arquitectónica importante. Se erigieron monumentos megalíticos gigantes en todo el mundo que fueron creados por culturas muy diversas, en diferentes épocas, después de que recibieran ese legado primitivo. Yo sí creo que existió un plan deliberado y planetario que persiguió la preservación del conocimiento de una civilización perdida. Y creo, además, que ese plan funcionó a la perfección. Para Edna, la Ilíada era un cuento pensado para narrar el movimiento de las estrellas. De hecho, asegura que «cuando Homero se refiere a los mares como si fueran vino oscuro, en realidad quería que miráramos a los cielos, no a los océanos». Según dejó explicado en las notas que su hija Florence rescató tras su muerte, el libro segundo de la Ilíada, en el que el poeta enuncia los cuarenta y cinco regimientos de griegos y troyanos, forma la base del catálogo estelar que empleará Homero en adelante. «Cada uno de los veintiséis escuadrones griegos y dieciséis troyanos que lucharon en Troya — escribe Florence, su hija— se identifica con una constelación, y los comandantes de esas unidades se identifican con las estrellas más brillantes de sus respectivas constelaciones.» Los dioses se revelan como metáforas de planetas,9 héroes como Aquiles o Héctor se deben leer como alusiones a Sirio y Orión respectivamente, mientras que las acciones de la trama homérica como la caída de Troya —donde la ciudad es entendida como la Osa Mayor— deben ser comprendidas corno el movimiento de descenso de la Osa Mayor tras el horizonte griego entre el 8000 y el 1800 a.C. y el cambio de la estrella Thuban de la constelación del Dragón como estrella polar, por Kochab A grandes rasgos, esta lectura astronómica de la Ilíada nos está remitiendo a acontecimientos estelares que precedieron en milenios al surgimiento de la cultura helénica. Y lo hace de forma similar al modo en que las grandes pirámides de Giza se elevaron para reflejar una posición estelar en torno al 10500 a.C. 2. Fueron Juan Antonio Belmonte y César Esteban los principales responsables de verificar que aquellos montículos de piedra con forma de pirámide escalonada estaban orientados a un punto de la llamada Caldera de Pedro Gil tras la que se ponía el Sol en el atardecer del 21 de junio, solsticio de verano. Belmonte recogió parte de su investigación en su libro Las leyes del cielo, Temas de Hoy, Madrid, 1999, pp. 250 ss., aunque previamente publicó sus resultados en Noticias, el boletín del IAC, n.° 20, junio de 1991. 3. Antonio Tejera Gaspar, « ¿Son prehispánicas las pirámides de Güímar?». El Día, Santa Cruz de Tenerife, 18 de diciembre de 1994. 4. Abreu Galindo, Hístoría de la conquista de las siete islas canarias, libro III, capítulo IV. 5. Jean-Louis Bernard, Historia secreta de Egipto, Plaza y Janés, Barcelona, 1984, p. 35. 6. Luis Diego Cuscoy, «Las Canarias prehispánicas», Cuadernos de Historia 16, n.° 79, Madrid, 1985 7. Florence y Kenneth Wood, Homer’s Secret Iliad, John Murray, Londres, 1999. 10. Jurgis Baltrusaitis, En busca de Isis, Siruela, Madrid, 1996.
Misterio del Observatorio Astronomico Planetario Misterio de los lugares Sagrados Observatorio astronomico planetario com edificaciones em toda la tierra que refleja a las constelaciones em fechas determinadas Esfinge, Piramides, Teotihuacan, Angkor, Pohnpei, Catedrales europeas Giza. No se sabe ni quien lo levanto ni cuando la Esfinge Nunca se encontraron restos em las tumbas de ninguna de las cien piramides Funcion astronomica de las tres piramides replica del cinturon de Orion em 10500 a.c Informaciones que suministran los Textos de las piramides Inclinacion de los canales de ventilacion dirigidos a Orion em el 2600 a.c. Conocimientos astronomicos fuera de lo comum de los egipcios ambos terminan reconociendo que antes del inicio de las civilizaciones sumeria o egipcia debió de existir una «casi increíble civilización ancestral» que culturizó Egipto, Sumer, India, Grecia y México, dejando huellas profundas en sus sistemas de creencias. Quizá ello explique por qué todos estos pueblos construyeron pirámides o terrazas escalonadas orientadas a determinados «accidentes» astronómicos, por qué veneraban serpientes como criaturas dadoras de conocimiento o por qué sus respectivos cultos perseguían la consecución de la inmortalidad del ser humano Que Giza era un reflejo especular de una situación estelar lejanísima en el tiempo. Era algo así como la hoja de un calendario de enormes proporciones que marcaba aquella fecha concreta. Bauval y Hancock se quedaron perplejos. ¿Qué ocurrió en el año 10500 a.C. que mereciera la pena «recordarse» en piedra? el Nilo estuvo gobernado por unos enigmáticos Shemsu- Hor o «compañeros de Horus». Al parecer, se trataba de una estirpe de seres semidivinos, que gozó de grandes conocimientos astronómicos y que legó a sacerdotes y faraones su sabiduría en forma de relatos míticos y lugares señalados. Éstos, pues, a falta de otros candidatos, debieron de ser los que orientaron las pirámides hacia la posición de Orión en 10500 a.C., los que situaron a la Esfinge mirando el punto del horizonte por donde en aquella fecha emergía la constelación de Leo (la Esfinge, no lo olvidemos, es un león con cabeza humana) y quienes se dieron cuenta de la circunstancia de que hace más de doce mil años la Vía Láctea emergía en el mismo lugar del horizonte de Giza por donde se perdía el Nilo de vista. Todo un espejo del cielo. la idea de los sabios astrónomos fundadores de civilizaciones se encuentra también en México donde sus antiguos pobladores veneraron a un rey-dios llamado Quetzalcóatl, que dio las indicaciones pertinentes para edificar el complejo piramidal de Teotihuacán, cuya función simbólica parecía ser la de «convertir a los hombres en dioses» y la de marcar el movimiento de la constelación de las Pléyades. Muchas, si no todas las ciudades mayas —escribió— fueron diseñadas para reflejar en la Tierra el supuesto diseño de los cielos… En cuatro lugares —Uxmal, Chichén Itzá, Yaxchilán y Palenque— puede ser reconocida una secuencia zodiacal casi completa Con todo, la aportación más destacada de Hancock, su tesis de que hubo un grupo de astrónomos ancestrales que crearon observatorios a lo largo de todo el planeta cuyas edificaciones imitaban determinadas constelaciones, está vinculada a los santuarios camboyanos de Angkor. Construidos entre los siglos IX y XII de nuestra era por monarcas de la dinastía Jemer, los templos de Angkor son unas impresionantes construcciones de piedra sembradas de motivos serpentiformes. La tradición que los acompaña habla de unos misteriosos «Nagas» o «reyes-cobra» de características semidivinas, cuyos retratos y símbolos aparecen esculpidos por doquier. Aparte de lo que los textos védicos dicen de ellos, poco se sabe de estos Nagas salvo que llegaron a Angkor para «marcar el lugar». Curiosamente, Angkor se encuentra exactamente a 72 grados al este de Giza —un número precesional, como vimos—, y la disposición de sus 72 (!) templos parece imitar la constelación del Dragón sobre el mapa de la región. Orientados aquéllos con precisión a los cuatro puntos cardinales, Hancock quiso hacer ín situ, en 1997, una comprobación elemental: descubrir qué posición ocupaba la constelación del Dragón en el equinoccio de primavera de 10500 a.C. Investigaciones posteriores revelaron demasiados puntos de coincidencia entre Camboya y Egipto: ambos conjuntos se edificaron a toda prisa en menos de cuatro siglos, en ambos se practicaban ceremonias similares para hacer «vivir» las estatuas de sus líderes, en ambas culturas se creía que un dios pesaba las almas de los muertos en un juicio, acompañado por otras divinidades que cumplían idénticas funciones; y por si fuera poco el propio nombre de Angkor tiene un significado propio en el lenguaje de los faraones: ankh hor significa algo así como «Horus vive». Hancock sostiene, pues, que Angkor fue una especie de marcador o mojón geodésico plantado en Camboya para reflejar la constelación que en el 10500 a.C. se encontraba marcando el norte geográfico. Siguiendo su lógica, en el pasado una civilización X distribuyó mojones semejantes por todo el planeta con arreglo a números propios de la precesión como el 72 (que marca el número de años que tardan las estrellas en recorrer un grado en el cielo), el 108 (72 más su mitad, 36; esto es, 1,5 grados de desplazamiento) o el 54 (la mitad de 108). Y su propósito —o al menos uno de ellos— debió de ser el de anclar en tierra una fecha estelar concreta… por algo que Hancock no revela. Y es que a 54 grados al este de Angkor se encuentra la isla de Pohnpei, en pleno océano Pacífico, y en donde —como en Egipto y Camboya— floreció una cultura que dejó grandes construcciones de piedra que hoy configuran varios templos y casi un centenar de islas artificiales construidas con basalto y coral. Por Pohnpei, y más específicamente por su santuario de Nan Madol, pasaron antes investigadores como Andreas Faber-Kaiser 20 o Erich von Däniken, 21 sin hallar apenas respuestas al enigma que plantea una cultura capaz de mover ingentes toneladas de piedra en medio del más duro aislamiento geográfico. Como en los enclaves anteriores, en Nan Madol también se habla de dioses reyes —seres semidivinos— que edificaron el santuario, construyeron las islas y dejaron una tradición que hablaba de las pruebas a superar por los difuntos antes de ingresar en una región estelar. Olosopa y Olosipa, los dioses constructores en cuestión, también fueron excelentes astrónomos y dejaron su legado —si hemos de creer en la cronología ortodoxa— en las mismas fechas en que se edificó Angkor. Lo verdaderamente curioso es que, como en Egipto, Angkor y Nan Madol se edificaron sobre enclaves sagrados ancestrales de origen desconocido. Lugares previamente «marcados» por los dioses Algo parecido sucedió también con las primeras catedrales góticas europeas, edificadas en lugares sagrados paganos hacia los siglos XI y XII, en plena efervescencia arquitectónica en Camboya y Pohnpei. Uno de los primeros en darse cuenta de esa conexión estelar fue Louis Charpentier, autor del sugerente ensayo El misterio de la catedral de Chartres. 22 Este investigador francés afirmó que las catedrales francesas de Reims, Chartres, Amiens, Bayeux, Évreux, Étampes, Laon y Notre-Dame de l’Épine reproducían sobre el suelo de Francia la constelación de Virgo. Ese «mapa» fue confeccionado, según Charpentier, siguiendo las indicaciones de un grupo de iniciados de la Orden del Temple que heredó su sabiduría de fuentes ancestrales en Jerusalén, adonde pudo llegar desde Egipto. De lo que se trataba era de crear «entradas al Reino de Dios — escribió— y eso requiere una ciencia más sofisticada que la de los cálculos mientras que es en los equinoccios cuando la duración del día y la de la noche se equiparan, es únicamente durante los solsticios (en junio y en diciembre) cuando el Sol parece detener su inexorable avance sobre el horizonte, marcando su punto de nacimiento, de orto, más extremo Coincidencias entre el pesador de almas de las catedrales francesas y el libro de los muertos egipcio la idea y las imagenes son parecidas. En efecto. Catedrales como la de Chartres se erigieron en Francia a partir de 1130, y en menos de cien años, sin que hoy sepamos aún de dónde salieron tantos maestros en el nuevo arte de construir arcos ojivales, se ponen en marcha no menos de ochenta obras góticas. Sólo durante el período de edificación de Chartres otras veinte seos comienzan a levantarse a un ritmo trepidante, moviendo más cantidad de metros cúbicos de piedra que durante el tiempo de construcción de las pirámides. En febrero de 1969 se publicaba por primera vez en España un curioso libro: El misterio de la catedral de Chartres. En él su autor, Louis Charpentier —probablemente un pseudónimo—, se preocupó por mostrar la existencia de un gigantesco «plan maestro» que explicara la repentina obsesión tardomedieval por edificar catedrales en todo el norte de Francia. Para Charpentier, detrás de aquel ímpetu creador se ocultaban los caballeros del Temple, recién llegados de Tierra Santa con el propósito firme de crear sobre su país una suerte de modelo a escala de una región deI cielo conocida como Virgo. Charpentier da todos los datos. La ubicación, la comparación de cada catedral con su correspondiente estrella, y hasta los detalles de magnitud. Pero olvida, creo que de forma deliberada, explicar algo básico: el porqué. ¿Por qué imitaban los primeros templos góticos la constelación de Virgo y no otra cualquiera? ¿Quizá para justificar así la advocación de las nuevas seos a la Virgen? Aunque ciertamente el culto a Nuestra Señora se inicia en la cristiandad alrededor de esas fechas, esa respuesta —la del evidente vínculo entre las Notre-Dame terrestres y la Virgen celestial— no terminó de satisfacerme. Semejante idea llegó incluso a Oriente, en concreto al Kurdistán iraquí, donde los seguidores de cierto califa llamado Yezid (siglo XI) marcaron siete lugares privilegiados, a través de los cuales creían que podrían alcanzar los cielos con ayuda de Lucifer. Los yezidíes escondieron esos enclaves bajo siete torres que imitaban la disposición de la Osa Mayor. Y afirmarían que esas «torres del diablo» —como las llamarían en adelante— cubrirían una superficie aún mayor que la dibujada por las catedrales francesas, extendiéndose por los actuales territorios de Irak, Níger, Siberia, Siria, Sudán, Turkestán y los Urales.6 accedí a una vieja tradición local. Se trataba de una idea contenida en un libro fechado en el siglo I de nuestra era llamado el Kore Kosmou, y que formaba parte de los llamados escritos herméticos. En él se narra cómo la diosa Isis decidió un buen día revelar a su hijo Horus uno de los secretos fundamentales del dios de la sabiduría egipcio. Según Isis, Toth —la divinidad en cuestión— puso en manos de los hombres «los grandes misterios de los cielos» en una serie de libros que un día serían descubiertos junto al Nilo y cambiarían la percepción humana del mundo y de los dioses mismos. Esos libros, sigue refiriendo el Kore Kosmou, contienen «el conocimiento correcto de la verdad… las cosas secretas de Osiris… los símbolos sagrados de los elementos cósmicos».7 Y advierte que cuando el hallazgo se produzca, será la señal inequívoca para que los dioses regresen, restauren una Edad de Oro largo tiempo perdida, y gobiernen de nuevo sobre la Tierra. Ni que decir tiene que el descubrimiento de esos libros no se ha producido aún, pero bien es cierto que durante el dominio árabe de Egipto, y durante el Renacimiento después, corrió el rumor de que los textos de Toth —al que los griegos llamaron Hermes Trismegisto— circularon en pequeñas dosis en manos de iniciados, despertando un tremendo florecimiento de las artes y las ciencias. Es incluso probable que lo que descubrieran los templarios en el solar del antiguo templo de Salomón fuera una parte de esos libros, tal vez John Anthony West, La serpiente celeste, Bloques de hasta 200 Tm. Grijalbo, Barcelona, 2001. Robert Bauval y Adrian Gilbert, El misterio de Orión, Emecé, Barcelona, 1995. p. 136 R. O. Faulkner, The ancient egyptian Pyramid Texts, Oxford University Press, Oxford, 1969. Robert Bauval y Graham Hancock, Guardián del Génesis, Planeta/Seix Barral, Barcelona, 1997 Graham Hancock, Símbolo y señal: en busca del Arca perdida de la Alianza, Planeta, Barcelona, 1993 Graham Hancock, Las huellas de los dioses, Ediciones B, Bar Graham Hancock, El espejo del paraíso, Grijalbo, Barcelona, 2001 Hertha von Dechend y Giorgio de Santillana. Hamlet’s Mill. David R. Godine Publisher, Boston, 1977. Stansbury Hagar, «The zodiacal temples of Uxmal», Popular Astronomy, vol. 79, 1921 : la idea de que existió alguna clase de tradición primordial que se dedicó a imitar sobre el suelo las «figuras» celestes del Zodíaco aparece en mi libro anterior Las puertas templarias (Martínez Barcelona, 2000). Aunque en forma novelada, en ese trabajo cito un libro medieval escrito en España en siglo XII, titulado Picatrix. En él, el sabio árabe Abul-Kasim Maslama cita una antigua tradición que fabri «supertalismanes» en forma de ciudades que imitaban constelaciones. El modo en que esa idea se transmitió a los sacerdotes-astrónomos mayas y se aplicó a la edificación de sus ciudades principales misterio de tremendas implicaciones. Andreas Faber-Kaiser, Sobre el secreto, Plaza y Janés, Barcelona, 1985. 21. Erich von Däniken, Viaje a Kiribati, Martínez Roca, Barcelona, 1981. 22. Louis Charpentier, El misterio de la catedral de Chartres, Plaza y Janés, Barcelona, 1976 (Col. Realismo Fantástico). Las obras más destacadas de Charpentier son El misterio de Compostela (Plaza y Janés, 1973), El misterio de la catedral de Chartres (Plaza y Janés, 1976) y Los misterios templarios (Apóstrofe, 1995). Michel Lamy, La otra historia de los templarios, Martínez Roca, Barcelona, 1999, p. 199 La última edición del Picatrix en español fue publicada por la Editora Nacional, en Madrid, en 1982. Su título completo es Picatrix. El fin del sabio y el mejor de los dos medios para avanzar. De todas las versiones de los libros herméticos disponibles en español, recomiendo al lector una en particular: Corpus Herméticum y Asclepio, en la edición de Brian P. Copenhaver, publicada por Siruela, Madrid, 2000. Debo confesar algo: en realidad, quien me puso tras la pista de Oswaldo Rivera fue Graham Hancock. Unos meses antes de mi visita a La Paz, Hancock publicaba unas declaraciones de Rivera que eran pura «dinamita». En ellas —según contaba en su libro El espejo del paraíso— Rivera afirmaba que muy pronto desenterraría una cámara sepulcral intacta que él creía que se encontraba en el interior de la única pirámide del conjunto monumental de Tiahuanaco: Akapana. Se trata de una estructura orientada a los puntos cardinales, que cubre un área de 200 metros cuadrados y que originalmente tuvo siete escalones que levantaban la construcción hasta los 18 metros de alzada. Pues bien, la certeza de Rivera se basaba en algo tan simple como fascinante: el friso central de la Puerta del Sol, en el que se ve al dios Viracocha sobre una pirámide escalonada de tres niveles y que, en su interior, dibuja una cámara con una especie de serpiente dentro, y provista de ocho galerías que le brindan acceso. «Tengo la seguridad de que ese friso es un plano del interior de la pirámide —me aseguró Rivera en otro momento de nuestra entrevista—. Considere que los tiahuanacotas eran campeones de la metáfora y que sus obras eran esfuerzos de síntesis tremendos al decir muchas cosas con pocos elementos. Pues bien, para referirse a la pirámide de Akapana les bastaba con representar tres de los siete escalones de la estructura, y dibujaban los corredores terminados en cabezas de cóndor para señalar las vías de acceso a la cámara interior.» Cuando pregunté a Rivera acerca de qué esperaba encontrar en esa cámara, se limitó a formular un deseo: «Espero que sea un lugar donde estén las cosas tal y como las dejaron en el momento de cerrarse». ¿Y la serpiente dibujada en su interior? ¿No es una advertencia? «La serpiente es el símbolo de la sabiduría en los Andes», me ataja. Los diarios Última Hora del 9 de abril, y el Bolivian Times y La Razón del día 11 de ese mismo mes dedicaron páginas enteras a estos descubrimientos. En ellos no sólo se hacían eco de las mediciones de Corvison, sino también de sus peculiares ideas sobre la edad del conjunto arqueológico de Tiahuanaco y de que él creía que su interés por esas ruinas nació de una anterior reencarnación que pudo haber vivido allí. Tales afirmaciones hicieron que los responsables de la Dirección Nacional de Arqueología (DINAAR) se le echaran rápidamente encima y se negaran a aceptar rotundamente sus estudios, sin siquiera leerlos. Graham Hancock, El espejo del paraíso, Grijalbo, Barcelona, 2001 Erich von Däniken, Arrival of the Gods, Element, Nueva York, 1998. Me requeriría demasiado espacio detenerme en todas las pistas que apuntan a que en la más remota antigüedad pudo haberse desarrollado alguna forma primitiva, aunque efectiva, de «aviación». Por ejemplo, los textos fundamentales de la literatura védica en la India (que se remontan a los siglos IX al V a.C.) se refieren a ciertos vehículos aéreos que llaman «vimanas». Algunas son descritas como aeronaves de madera con alas, aunque la mayoría no presentan en absoluto ese aspecto. Ningún arqueólogo ha recuperado nunca ninguna de esas vimanas, pero en otras latitudes sí se han conservado reliquias que recuerdan poderosamente a esos primitivos bajeles aéreos. Ése es el caso de una pieza arqueológica conservada (Sigue en la pág. siguiente) actualmente en el Museo Egipcio de El Cairo y que representa en apariencia un pájaro. Fue recuperada en Sakkara en 1898, pero hasta 1969 no atrajo la atención de los expertos. Fue el doctor Khalil Messiha quien examinó aquella «ave» de alas planas y «timón de cola», descubriendo que tenía características aerodinámicas perfectas. Era, de hecho, un modelo de avión exacto. ¿Conocían la aerodinámica los antiguos egipcios? Una inscripción en el «ave» examinada por Messiha proporciona una pista extra. Dice pa-dimen, esto es: «regalo de Amón». . Carlos Milla Villena, Génesis de la cultura andina, Colegio de Arquitectos, Lima, 1983 Javier Sierra y Jesús Callejo, La España extraña, Edaf, Madrid, 1997, pp. 133-134 R. A. Schwaller de Lubicz, Sacred Science, Inner Traditions International, Rochester (Vermont), 1988, p. 86. Javier Sierra, «El papiro de los dioses resplandecientes», Monográfico Más Allá. Los mundos perdidos, n.° 26, septiembre de 1998. John Anthony West, La serpiente celeste, Grijalbo, Barcelona, 2000, p. 27. En abril de 1972 la revista turinesa Clypeus (año IX, n.° 1) publicaba una carta de Roberto Cappelli que la redacción tituló «Un «explorer» in paradiso?», y en la que revelaba la presencia de este «satélite» acompañándola de dos fotografías en blanco y negro del lienzo. Poco después, un resumen de aquella comunicación fue reproducido por la revista barcelonesa Stendek, del Centro de Estudios Interplanetarios, que fue donde leí algo sobre este enigma por primera vez. 2. En declaraciones a Il Campo, 17 de enero de 1992. «Quel globo e’ il mondo, non uno «Sputnik».» 3. El Vanguard, no obstante, fue un satélite provisto de cuatro antenas, y no de dos como la esferade Montalcino. Además, se trataba de una esfera de unos 23 kilos de peso y 60 centímetros de diámetro, con untamaño relativo también inferior al representado por Salimbeni en su cuadro. Marilena Bigi, «Brevi ceni sulla vita e l’opera di Ventura Salimbeni», Argonauti, quaderno n.° 89-90, marzo-abril de 1992. Peter Krassa y Reinhard Habeck, Das licht der Pharaonen, F. A. Herbig, Munich, 1992. Nacho Ares, Egipto insólito, Corona Borealis, Madrid, 1999, p. 140. John Anthony West, The Traveller’s Key to Ancient Egypt, Harrap Columbus, Londres, 1989, p. Semejanzas entre el Tihuanaco y Egipto (las totoras) Posnansky aplicó el principio de oblicuidad de la ecliptica y determinó que el ángulo en el que se encontraba el horizonte de Tiahuanaco en eI momento de su construcción (23°8’48» exactamente) correspondía a una fecha indeterminada alrededor del 15000 a.C. ¡Ciento cincuenta siglos antes de nuestra era! ¿Y qué constelaciones marcaban? —Varias. Por ejemplo, cuando el Sol se ponía sobre la undécima pilastra, esa noche Orión emergía por el centro del muro. Cuando se ponía sobre la décima, eran las Pléyades. Sobre la quinta, la Cruz del Sur… ¿No es extraordinario? Corvison se lamenta de la ceguera de las autoridades. Y allí mismo, procede a ampliarme su tesis: según él, por cuestión de fechas —y siguiendo al pie de la letra las alusiones de Platón a una isla y su capital, Poseidón, que se hundió hace unos 12.500 años— la Atlántida y Tiahuanaco coexistieron en el tiempo. En ese período del «primer Tiahuanaco» la ciudad tenía su propio puerto, cuestión que por cierto parecen reforzar las enormes piedras del vecino conjunto monumental de Puma Punku y que muchos estudiosos creen que son muelles desembarco de mercancías. escritor escocés Graham Hancock, y en especial en su libro El espejo de paraiso En esa obra, Hancock plantea una tesis tan osada como fascinante: según él, las civilizaciones del pasado de la Tierra que más conocimientos de astronomía tuvieron construyeron sobre sus territorios impresionantes monumentos que imitaban ciertas constelaciones del firmamento. Exactamente aquellas que emergian por la noche por los puntos cardinales hacia la primavera del 10500 a.C… como si de esa forma trataran de marcar semejante fecha. Pues bien, en el 10500 a.C., el norte geográfico «daba a luz» cada noche la constelación del Dragón. En Angkor, Camboya, unas ruinas fechadas alrededor del siglo XI d. C. pero construidas sobre templos de edad imprecisa, imitan en el suelo la constelación del Dragón y su orientación al norte. En Egipto el asunto es más complejo aún, pues en la meseta de Giza las tres grandes pirámides imitan el cinturón de la constelación de Orión, que en el 10500 a.C. emergía exactamente por el sur. Mientras tanto, la Esfinge estaba orientada hacia el este por donde surgía la constelación de Leo…, y casi no hace falta recordar que la Esfinge tiene cuerpo de león. Pero ¿y en el oeste? En el 10500 a.C. el oeste estaba vacío de constelaciones importantes, al menos desde el hemisferio norte. Sin embargo —y he ahí la clave— se daba la curiosa circunstancia de que en el hemisferio sur era visible perfectamente la constelación de Acuario. Y claro, Hancock no pudo evitar hacer sus cábalas sobre el monumento que pudo completar el «espejo estelar» formado por las grandes civilizaciones del pasado: «Quizá sea Tiahuanaco , pues tiene características pronunciadas acuarianas en los motivos acuáticos de las dos grandes estatuas dentro del Kalasasaya y en los canales de conducción de agua del lado oeste de la pirámide de Akapana».
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Grandes extinciones en la historia de la Tierra – ¿Por qué se extinguieron los dinosaurios? 2/2
Antes se recomienda leer el artículo “Grandes extinciones en la historia de la Tierra – ¿Por qué se extinguieron los dinosaurios? 1/2”.
Para situarse en las épocas geológicas que se mencionan, también se recomienda leer el artículo “Eras geológicas de la Tierra”
Otra posible causa de la extinción podría ser debido a causas astronómicas que hubiesen producido una extinción súbita. Por ejemplo una nube de polvo y de gas interestelar. Dado que: en su giro alrededor de la Vía Láctea el Sistema Solar pudo atravesar nubes densas de polvo interestelar y de gases, podemos plantear la hipótesis de que, al atravesar el Sistema Solar una densa nube de polvo interestelar situada en el plano medio galáctico, se redujo la radiación solar que llegaba a la Tierra y se obscureció el cielo durante un cierto tiempo, produciendo la muerte por frío de los animales ectotermos y la destrucción de la flora por falta de fotosíntesis, seguida por la destrucción de los herbívoros y, consecuentemente, de los carnívoros. La ectotermia es un sistema de regulación del ritmo metabólico. Son ectotermos típicos los reptiles, cuya temperatura corporal depende exclusivamente de la temperatura del ambiente en el que se hallan. Los animales ectotermos no tienen que alimentarse cada día, incluso pueden estar meses sin hacerlo.
Como desventaja, los seres ectotermos no pueden habitar en ambientes muy extremos, ya que su temperatura varía acorde con la ambiental, mientras que los homeotermos pueden vivir en hábitats más fríos o más cálidos, siempre que puedan alimentarse. En el paso a través de nubes gaseosas, la Tierra habría absorbido grandes cantidades de hidrógeno molecular que, al reaccionar con los compuestos químicos de la alta atmósfera, formaría vapor de agua condensado en nubes. Y estas nubes reflejarían la radiación solar reduciendo las temperaturas superficiales. Mantenido durante varios miles de años, el proceso llevaría a una glaciación, causante de extinciones masivas. Como objeciones a esta hipótesis podemos indicar que no hay ninguna evidencia para suponer que el Sistema Solar atravesó una nube de polvo interestelar. Las nubes de polvo interestelar aparentemente no son suficientemente densas como para ocultar significativamente al Sol. Además, los geólogos no reconocen la existencia de algún período glacial a fines del Cretáceo.
Otra posible causa sería el vulcanismo Lunar. Dado que las rocas de fines del Cretáceo presentan gran abundancia de microtectitas, diminutas esferas cristalinas de origen volcánico, podemos plantear la hipótesis de que, al final del período Cretáceo, la actividad volcánica en la Luna envió hacia la Tierra una lluvia de estas partículas que, al penetrar en la atmósfera terrestre, bloquearon la luz solar en un grado suficiente como para provocar un enfriamiento global que provocó la extinción de los dinosaurios. Las principales objeciones son que las evidencias son muy débiles, ya que no explica las pautas de extinción. Esta hipótesis fue planteada por John A. O’Keele, experto de la NASA, según el cual una erupción lunar que arrojase unas 25.000 millones de toneladas de ceniza podría haber formado un anillo alrededor de la Tierra, deteniendo parcialmente la luz solar. Otra causa a tener en cuenta sería la explosión de una Supernova. Como hace 65 millones de años la distancia del Sol al plano medio de la galaxia estaba casi en su máximo, el Sistema Solar habría podido exponerse a niveles más altos de radiación cósmica procedente de estrellas Supernovas. Si una Supernova explotase cerca del Sistema Solar, la densidad de las radiaciones cósmicas, y sus núcleos de átomos, protones, electrones, rayos gamma y rayos X, aumentaría entre 10 y 100 veces los niveles actuales y se formaría una onda expansiva magnética, alterando la vida en la Tierra.
Una supernova (del latín nova, «nueva») es una explosión estelar que puede manifestarse de forma muy notable, incluso a simple vista, en lugares de la esfera celeste donde antes no se había detectado nada en particular. Por esta razón, a eventos de esta naturaleza se los llamó inicialmente stellae novae («estrellas nuevas») o simplemente novae. Con el tiempo se hizo la distinción entre fenómenos aparentemente similares pero de luminosidad intrínseca muy diferente; los menos luminosos continuaron llamándose novae (novas), en tanto que a los más luminosos se les agregó el prefijo «super-». Las supernovas producen destellos de luz intensísimos que pueden durar desde varias semanas a varios meses. Se caracterizan por un rápido aumento de la intensidad hasta alcanzar un máximo (mas que el resto de la galaxia) para luego decrecer en brillo de forma más o menos suave hasta desaparecer completamente. Se han propuesto varios escenarios para su origen. Pueden ser estrellas masivas que ya no pueden desarrollar reacciones termonucleares en su núcleo, y que son incapaces de sostenerse por la presión de degeneración de los electrones, lo que las lleva a contraerse repentinamente (colapsar) y generar, en el proceso, una fuerte emisión de energía.
Otro proceso más violento aún, capaz de generar destellos incluso mucho más intensos, puede suceder cuando una enana blanca miembro de un sistema binario cerrado, recibe suficiente masa de su compañera como para superar el límite de Chandrasekhar y proceder a la fusión instantánea de todo su núcleo: esto dispara una explosión termonuclear que expulsa casi todo, si no todo, el material que la formaba. La explosión de supernova provoca la expulsión de las capas externas de la estrella por medio de poderosas ondas de choque, enriqueciendo el espacio que la rodea con elementos pesados. Los restos eventualmente componen nubes de polvo y gas. Cuando el frente de onda de la explosión alcanza otras nubes de gas y polvo cercanas, las comprime y puede desencadenar la formación de nuevas nebulosas solares que originan, después de cierto tiempo, nuevos sistemas estelares (quizá con planetas, al estar las nebulosas enriquecidas con los elementos procedentes de la explosión).Estos residuos estelares en expansión se denominan remanentes y pueden tener o no un objeto compacto en su interior. Dicho remanente terminará por diluirse en el medio interestelar al cabo de millones de años. Las supernovas pueden liberar varias veces 1044 J de energía. El julio (símbolo J) es la unidad derivada del Sistema Internacional utilizada para medir energía, trabajo y calor. Toma su nombre en honor al físico James Prescott Joule.
El límite de Chandrasekhar es la máxima masa posible de una estrella fría estable. Si se supera este límite la estrella colapsará para convertirse en un agujero negro o en una estrella de neutrones. En astrofísica, el límite de Chandrasekhar es el límite de masa más allá del cual la degeneración de electrones no es capaz de contrarrestar la fuerza de gravedad en un remanente estelar, produciéndose un colapso que origina una estrella de neutrones o un agujero negro. Existe también, al menos en teoría, un tercer posible resultado de este colapso, que daría lo que se conoce como a una estrella de quarks.Este límite equivale a aproximadamente 1,44 masas solares, y es la masa máxima posible en una enana blanca. Si ésta superase el límite de Chandrasekhar, se colapsaría para convertirse en una estrella de neutrones. De forma similar, también existe un límite a la masa que las estrellas de neutrones pueden soportar. En este caso, son los neutrones quienes están degenerados y pueden soportar una masa del orden de tres masas solares. El valor del límite de Chandrasekhar es proporcional al cuadrado de la fracción de masa de los electrones. En una enana blanca normal hay dos nucleones por cada electrón, lo que equivale a un peso molecular por partícula de 2, pero, en determinadas condiciones, se puede dar una disminución de la cantidad de electrones mediante su captación por parte de los núcleos. Esto reduciría la masa de Chandrasekhar. Su valor fue calculado por el astrofísico indio Subrahmanyan Chandrasekhar.
Según esta hipótesis de la explosión de una Supernova, la explosión en las cercanías del Sistema Solar destruyó la capa de ozono (algo que está sucediendo actualmente de manera parcial). Ello permitió el paso de radiaciones aumentando la tasa de mutaciones y produciendo esterilidad en todos los grandes animales, mientras que los animales de menor tamaño, que podrían haberse ocultado, los de vida nocturna, como los mamíferos, y los que vivían en aguas profundas, habrían sobrevivido sin demasiados problemas. La turbulencia generada afectó la capacidad de retención del calor atmosférico y el aire de las capas bajas, saturado de agua, se habría desplazado hacia capas altas, donde se formaron cristales de hielo que desviaron los rayos solares, provocando un fuerte descenso de la temperatura de todo el planeta. Según esta teoría, la capa de iridio en el límite Cretáceo/Terciario (C/T) derivaría de la explosión de una Supernova. El efecto habría sido especialmente importante si hubiese coincidido con un período de inversión del campo magnético terrestre. Pero si hubiese explotado una Supernova, en las arcillas del límite Cretáceo/Terciario debería existir un cierto contenido de Plutonio-244, que no existe. Los isótopos de iridio presentes en la capa indicada son típicos del Sistema Solar, por lo tanto no derivan de una Supernova.
Para explicar la alta concentración de iridio en las muestras examinadas, la estrella debería haber explotado en las cercanías del Sistema Solar, en un radio de 100 años-luz, y en tal caso deberían existir evidencias bajo la forma de una nebulosa. Como tal evidencia no existe, esta hipótesis es insostenible. Como la intensidad del daño por radiación es en general proporcional a la cantidad de radiación absorbida en relación a la masa del animal, se habría afectado más a los pequeños animales que los grandes, que tienen menor superficie en relación a su volumen. Los dinosaurios presentaban variadas dimensiones, pero en general eran mayores que los reptiles sobrevivientes. Esta hipótesis fue propuesta por I. S. Shklovskii, del Instituto de Investigación Cósmica de la Academia de Ciencias de Moscú, y entre 1969 y 1971 desarrollada nuevamente por Dale Russell, del Museo de Historia Natural de Ottawa, Canadá, el Dr. K. D. Terry, de la Universidad de Kansas y el físico Wallace H. Tucker, de Boston. En la década de 1980 fue defendida por Melvin Rudelman, de la Universidad de Illinois, y por Paolo Maffei, del Observatorio Astronómico de Catania, Italia. El escritor francés Jacques Bergier emitió la aventurada hipótesis, en 1972, de que los dinosaurios fueron extinguidos por extraterrestres mediante la creación de una supernova, con el objeto de hacer posible la aparición del ser humano, incrementando la vida inteligente en el Universo.
Otra posible causa sería una actividad solar intensa. Esto sería debido a que el Sol experimenta cambios en su actividad asociados a grandes turbulencias y manchas solares y a que, la mayor actividad solar, incrementa la sobre la Tierra la radiación electromagnética de alta frecuencia (rayos ultravioleta, rayos X, etc.). Según esta hipótesis, un incremento inusual de la actividad solar pudo provocar la muerte o esterilidad de diversos organismos terrestres. El papel del Sol en las extinciones masivas se ha postulado desde 1930. Se ha calculado que una pequeña reducción de la constante solar cubriría la Tierra de hielo y un pequeño aumento la convertiría en un desierto inhabitable. K. D. Terry y Wallace H. Tucker han calculado que el Sol emitiría radiaciones ionizantes súbitas cada 60 millones de años. Sin embargo, el estudio de formaciones rocosas, llamadas formaciones de Elatina, ha permitido conocer los ciclos solares desde hace 680 millones de años, concluyéndose que los ciclos de actividad solar se han mantenido prácticamente sin variaciones. Los principales ciclos se alternan cada 11 años y hay ciclos adicionales de menos años.
Una causa que cada vez tiene más aceptación es la del impacto de un meteorito. Disperso por todo el planeta existe una estrecha capa rica en iridio, que es un mineral pesado que se encuentra en cuerpos extraterrestres, en concentraciones entre 10 y 100 veces superiores a las habituales. Esta capa muy rica en iridio se localiza en toda la superficie de la Tierra, mientras que el metal es muy raro en la corteza terrestre. Se ha observado que contiene microtectitas alteradas y granos de cuarzo y otros minerales con finas estrías cruzadas, con evidencias de haber sufrido una presión elevada, como las que se encuentras en rocas sometidas a una colisión violenta. Además, se encontró un cráter de 280 km. de diámetro en el límite C/T en la península de Yucatán en México, correspondiente a una cadena semicircular de agujeros que parecen corresponder con el piso de un cráter gigantesco, que ha sido llamado Chicxulub. Al mismo tiempo hay evidencias de depósitos producidos por grandes tsunamis en la misma época en Texas, México, Haití y otros sitios de la cuenca del Caribe. Asimismo, el geólogo Alan Hildebrand encontró en Haití pequeñísimas estructuras de roca vitrificada denominadas tectitas en la capa arcillosa correspondiente al limite Cretáceo/Terciario, lo que indica que en las cercanías se produjo un impacto. Por otro lado, en un estudio de hojas fosilizadas en Wyoming se encontró que todas las plantas de tierra y mar murieron aproximadamente al mismo tiempo por congelamiento. Todo ello nos lleva a la hipótesis de que un gigantesco meteorito de unos 10 km. de diámetro impactó sobre la Tierra hace 65 millones de años a una velocidad de 25 km./seg., provocando lo que podríamos llamar un “invierno nuclear”.
Este enorme impacto tuvo como resultado que los restos incandescentes caídos sobre los bosques y pastizales provocaron incendios que abarcaron más del 70% de los continentes, interrumpieron la fotosíntesis y redujeron prácticamente a cero el índice de oxígeno. A ello le siguieron fuertes vientos, lluvias torrenciales, huracanes y terremotos. Luego ascendió una densa nube formada por una mezcla de vapor de agua, gases liberados, polvo, residuos rocosos y elementos metálicos, cuyos componentes volátiles, suspendidos en el aire y mezclados con el humo provocado por la fricción del meteorito con la atmósfera, envolvieron al planeta en una gigantesca nube impenetrable que se extendió por toda la estratosfera, impidiendo el paso de los rayos solares. Esto dio lugar a un fuerte descenso de la temperatura, que en todo el mundo cayó desde un promedio de 19ºC a -10ºC. Los lagos se congelaron y miles de especies de plantas perecieron. La nube pudo mantenerse durante meses o años, produciendo la muerte de la vegetación, seguida por los herbívoros y carnívoros. Los más capacitados para sobrevivir fueron los animales de menores dimensiones, carroñeros y no especializados, tales como mamíferos, lagartos, cocodrilos u ofidios. Los más perjudicados fueron los más grandes y especializados.
A medida que se depositó el polvo y comenzó a llover, subió la temperatura, dando lugar a una alta evaporación y produciendo un efecto invernadero, que aumentó la temperatura y afectó al plancton, muy sensible al calor, produciendo el derrumbe de las comunidades marinas. Los organismos que forman el nanoplancton calcáreo emiten un compuesto de azufre que ayuda a la formación de nubes, que a su vez reflejan la luz solar evitando que parte de la radiación del Sol alcance la superficie terrestre. La reducción de estas nubes, como consecuencia de la destrucción del nanoplancton, pudo haber causado una ola de calor extremo a nivel planetario. De todos modos, el aumento del nivel de iridio puede explicarse también por emisiones volcánicas. El aumento de iridio se encuentra en varias franjas separadas por medio millón de años como máximo y es poco probable que la Tierra fuese golpeada en ese período por una serie de meteoritos.
Aparentemente los grupos no desaparecieron en forma instantánea en todo el mundo, sino que habrían desaparecido en forma gradual. Los belemnites e ictiosaurios habían desaparecido mucho antes del límite C/T, y la mayoría de los otros grupos estaban en lenta decadencia. La hipótesis del impacto no explica con claridad las pautas de extinción y sobrevivencia selectiva de diferentes grupos. Existen registros de impactos de grandes asteroides sobre la Tierra que aparentemente no causaron grandes daños, por ejemplo el cráter Manicouagan, en Canadá, se formó por el impacto de un asteroide de unos 10 km. a fines del Triásico. Sin embargo, las extinciones triásicas ocurrieron en dos oleadas sin presencia de iridio. Y el cráter de Popigai, en Siberia, fue causado por un impacto aún mayor hace 40 millones de años, sin presencia de iridio ni de extinciones. De todos modos, esta hipótesis, considerada en un principio como una fantasía por la mayoría de los especialistas, ha ido ganando cada vez más adeptos. En 1978, mientras realizaban un estudio geológico rutinario, Walter Álvarez, Frank Asaro y Helen V. Michel encontraron en la región de Gubbio, Italia, una cantidad inesperada de iridio en el límite entre los períodos Cretáceo y Terciario. Partiendo de la base de que el iridio es muy raro en la Tierra, pensaron que podían averiguar la velocidad de acumulación de la arcilla detectando el iridio proveniente de la lluvia de micrometeoritos o polvo cósmico que bombardea continuamente el planeta. Al analizar la arcilla encontraron que la cantidad de iridio era comparable a la depositada durante 500 mil años en el resto de la roca. Descartando diversas explicaciones posibles llegaron a formular la idea de un gran impacto proveniente del espacio, idea que propusieron formalmente en 1980 el físico Luis Álvarez y su hijo Walter, geólogo, ambos de la Universidad de California.
Todavía en 1990, Walter Alvarez y Frank Asaro decían que “la investigación tiene una espina: nadie ha hallado ese cráter de 150 kilómetros que el impacto de un objeto de lo kilómetros debería haber producido”. En la misma época, Alan Hildebrand, que buscaba huellas del meteorito en el Caribe, decía que “fuera donde fuese que el cráter estuvo, la deriva continental pudo haberlo hecho desaparecer. Es posible que la teoría del impacto nunca pueda ser probada más que por evidencias indirectas”. Sin embargo, en 1978 el geofísico Glen Penfield, empleado por la compañía petrolera Pemex para realizar estudios paleomagnéticos en el Yucatán, encontró anomalías magnéticas que lo llevaron a concluir que en la zona de Puerto Chicxulub había hecho impacto en tiempos prehistóricos un meteorito gigante. Penfield no pudo informar acerca de su hallazgo, porque la empresa Pemex se lo impidió hasta que se iniciara la explotación de petróleo en la zona. Cuando en 1981 pudo hacerlo durante un congreso de geólogos, no estaban presentes los principales especialistas en cráteres prehistóricos que conocían la propuesta de Álvarez, porque habían concurrido a otra reunión científica, y nadie relacionó el informe de Penfield con la hipótesis sobre la extinción de los dinosaurios hasta varios años más tarde. Geólogos de todo el mundo hallaron numerosas pruebas de que el iridio y otros elementos raros en la Tierra abundaban en la capa intermedia entre el Cretáceo y el Terciario y se fueron acumulando numerosas y diversas pruebas en favor de la hipótesis del impacto de un meteorito. En 1980, Richard P. Turco y Owen Brian Toon, con la ayuda de grandes computadoras, demostraron que el polvo levantado por la caída de un cuerpo de 10 kilómetros oscurecería completamente la atmósfera durante varios meses.
Una variante en relación al impacto de un meteorito sería el impacto de un cometa. Por ejemplo, si un cometa del tamaño del cometa Halley hubiese chocado con la Tierra habría producido serios trastornos ambientales. Según esta hipótesis, el impacto de un cometa sobre la Tierra produjo una enorme explosión nuclear, un rápido aumento de la temperatura y liberado posiblemente cianuro, veneno que se encuentra en la cabeza cristalina de algunos cometas, produciendo la muerte de los dinosaurios. Pero no hay evidencias que permitan suponer el choque de un gran cometa con la Tierra a fines del Cretáceo. Puesto que los cometas tienen una baja densidad y están formados fundamentalmente de hielo, es difícil que pudiese contener la cantidad de iridio y otros minerales siderófilos, que sí podría contener un meteorito, o bien salir del interior de la tierra mediante erupciones volcánicas. Esta hipótesis fue planteada en 1975 por el geoquímico premio Nobel Harold Urey, quien sugirió que habría impactado con la Tierra un cometa del tamaño del Halley. Fue apoyado en 1979 por Kenneth J. Hsü, del Instituto Geológico de Zurich, quien agregó la posibilidad de que el cianuro presente en el cometa envenenara las aguas y eliminara el plancton. Ha recibido posteriormente apoyo por parte de los partidarios de la idea de que las extinciones masivas han sido fenómenos producidos a intervalos regulares.
Ya quí nos debemos hacer una pregunta crucial: ¿Son las extinciones sucesos que se producen regularmente? Diversos investigadores han planteado la posible existencia de ciclos regulares de extinciones. En 1977, Fisher y Arthur sugirieron que las extinciones biológicas masivas se producirían cada 32 millones de años, basándose en el estudio de las especies marinas. David Raup y John Sepkoski fortalecieron en 1983 la hipótesis de Fisher-Arthur mediante análisis estadístico fino de un gran volumen de datos. Observaron que en 567 familias de organismos marinos durante los últimos 250 millones de años, cada 26 millones de años aproximadamente se extinguen al menos 2% de las familias. Un análisis de los datos efectuado por W. T. Fox en 1987 apoyó la idea, calculando que es estadísticamente significativa la relación entre las extinciones masivas y los períodos de 16 millones de años. Basándose en la compilación de cráteres, Rampino y Stothers identificaron ciclos de impactos de grandes meteoritos cada 32 millones de años, para lo cual consideraron como “extinción masiva” a aquellas que superan el 10%. Si el cataclismo fue producido por el impacto de varios grandes objetos extraterrestres, y si las extinciones masivas se producen en forma cíclica, entonces debe buscarse la causa de tales impactos múltiples simultáneos.
Alrededor del Sistema Solar existe un amplio campo de cometas que gira alrededor del Sol. Desde allí podrían desencadenarse lluvias masivas de cometas por la influencia de algún agente cósmico de influencia cíclica. Se han planteado al respecto tres hipótesis: Una es el cruce del plano galáctico. En su movimiento alrededor del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, el Sistema Solar se mueve con oscilaciones hacia uno y otro lado del plano galáctico, con una periodicidad de 67 millones de años, de manera que cruza este plano aproximadamente cada 33 millones de años. Las extinciones podrían coincidir con el cruce del plano galáctico, ya que la densidad de materia en el plano galáctico es muy elevada. El paso a través del plano galáctico podría inducir impactos de grandes meteoritos o desestabilizar a los cometas de la nube de Oort, los que adquirirían una órbita muy elíptica penetrando hacia el interior del Sistema Solar.
Para los astrónomos, hasta muy recientemente, la Vía Láctea ha constituido más un impedimento, un elemento de perturbación, que una atrayente materia de Investigación. La causa radica en la presencia de una inmensa cantidad de gases y polvo que oscurece y evita la observación de casi un 20% del cielo extragaláctico, velándolo e impidiendo con ello el acceso a una importante parte del Universo. Sin embargo, la situación está cambiando muy rápidamente en los últimos tiempos, sobre todo en los últimos 12 meses. La historia la podríamos iniciar hace casi cerca de 400 años, en 1610, cuando Galileo Galilei expuso su conclusión de que la Vía Láctea estaba compuesta por un gran número de estrellas, lo que conocemos bajo el nombre de galaxia. La palabra deriva del griego galaxias, cuyo significado es precisamente el de Vía Láctea, es decir, esa gran banda luminosa que podemos observar atravesando la bóveda celeste en cualquier noche despejada y sin Luna. En 1934, el gran astrónomo Hubble, usando la instrumentación entonces disponible, ya contabilizó la existencia de más de 44.000 galaxias, mientras que hoy se calcula su número por miles de millones, siendo la nuestra una más, no la más destacada, entre ese inmenso enjambre de conjuntos celestes. Efectivamente, la Tierra y el sistema solar formamos parte de esta galaxia, la Vía Láctea, pero estamos acompañados por otras casi cien mil millones de estrellas, además de una gran cantidad de materia interestelar compuesta de gases y polvo. La Vía Láctea globalmente tiene una forma de discoide lenticular o esferoide aplanado, con un diámetro de 7.000 parsecs y un espesor de 1.850 parsecs (un parsec equivale a 3,26 años-luz y un año-luz son 9,46 billones de kilómetros).
El núcleo central del gran discoide posee una mayor densidad estelar que su exterior. El sistema solar, y con él la Tierra, está situado muy cerca del plano galáctico, es decir, del plano de simetría de la lente, en un lugar alejado del centro geométrico, a 30.000 años-luz del mismo, de modo que desde nuestra posición el centro de la galaxia se encuentra en la dirección de Sagitario. Lo que observamos en las noches estrelladas es el disco de la galaxia desde un punto interior al mismo, de forma que en el hemisferio Norte son visibles constelaciones tales como Águila, Cisne, Casiopea, Perseo, Auriga, Tauro, Geminis y Orion. La observación visual de la Vía Láctea nos da la impresión de una sucesión de zonas o manchas luminosas entremezcladas con otras oscuras. Con un buen par de binoculares se puede comprobar que las luminosas se resuelven en millares de estrellas, aunque otras, como las nebulas, no lo hacen así, son objetos gaseosos. En cuanto a las manchas oscuras, están originadas por el polvo interestelar que oculta a las estrellas situadas detrás del mismo. Desde bien pronto se encontró que parecía como si el resto de las galaxias tendiesen a evitar la Vía Láctea, es decir, que la densidad galáctica decrecía conforme se está más cerca de la misma. Ello llevó a definir la existencia de una llamada zona de exclusión o de evitación alrededor del plano central de la Vía Láctea. En realidad, lo que ocurre es que el polvo y el gas hacen que las longitudes de onda usadas normalmente en los diversos tipos de observaciones no sean válidas en esa zona y por ello aparentemente no se puede localizar nada allí.
Sin embargo, esta zona de exclusión es astronómicamente tan importante que a su estudio exclusivo se le ha dedicado un congreso internacional específico, celebrado este mismo año en EE.UU. Las causas del interés son variadas. Por ejemplo, la atracción gravitacional de la gran masa que permanece detrás de la zona de evitación es uno de los principales componentes responsables del movimiento de nuestra galaxia y está relacionada con la expansión del Universo. También es importante que la zona produce una división en dos, dificultando su Investigación, a la mayor concentración de masa galáctica visible conocida, es decir, el llamado Gran Atractor o grupo de conjuntos galácticos Hydra-Centaurus-Pavo-Indus-Telescopium, impidiendo conocer cuántas galaxias y de qué tipo son las que realmente existen en esa región. Por otra parte, las observaciones del satélite COBE, que tanta repercusión informativa alcanzaron hace unos meses, y que condujeron a la confirmación preliminar de la existencia de una expansión del Universo y de la teoría del Big Bang, necesitaron un cuidadoso estudio y evaluación de las radiaciones infrarrojas procedentes de la zona de exclusión. Asimismo, en la búsqueda de causas y candidatos para explicar la existencia de la materia negra se investigan la existencia y comportamiento de pequeñas estrellas que han de producir variaciones luminosas muy conectadas con el comportamiento de las zonas libres de interferencias de polvo en la Vía Láctea.
Para investigar la zona de exclusión, introducirse en ella y atravesarla, se ha conseguido encontrar la radiación adecuada, con una longitud de onda de 21 cm (una emisión que procede del hidrógeno atómico), estando actualmente el telescopio Dwingeloo, en Holanda, totalmente dedicado a esta tarea. Hace poco comenzaron a obtenerse los primeros frutos. El investigador Burstein, de la Universidad de Arizona, pudo localizar la existencia de una galaxia enana, situada tan solo a 24.000 parsecs de la Tierra, pero tan cerca de la zona de exclusión que parecía en peligro de ser expulsada de la misma. Y, hace una semana, en la prestigiosa revista Nature, un grupo de científicos holandeses, británicos y americanos han descubierto en la zona una nueva galaxia espiral. Se sitúa a 0,1º por encima del plano galáctico y a una distancia de unos diez millones de años-luz, lo que excluye que fuese un miembro todavía no conocido del Grupo Local de unas veinte galaxias del que forma parte la propia Vía Láctea. Hace unos 10 años, la mayor parte de los mapas celestes de galaxias tenían que limitarse a situar una gran incógnita en la zona de exclusión y tan solo se podían estudiar las estrellas más brillantes y cercanas, a menos de 2.000 parsecs de nosotros. En la actualidad podemos acudir al símil de imaginarnos que el velo de la Vía Láctea se va alzando lenta pero progresivamente. Eso permitirá comenzar a conocer un porcentaje cuantitativamente importante de nuestro Universo y, sobre todo, profundizar en temas tan esenciales como el del propio origen del Universo o la naturaleza de la materia negra.
Las órbitas de los cometas muestran una amplia gama de tamaños, inclinaciones y excentricidades. En el pasado se dividió a los cometas en dos grupos basados en su período orbital: los cometas de largo período, con períodos superiores a 200 años, y los cometas de corto período, con tiempos inferiores. Los cometas de largo período poseen dos particularidades destacables. La primera es que sus órbitas se concentran mayormente en tamaños muy grandes. La segunda es que su irrupción en la región de los planetas es isotrópica, es decir, que no existe una dirección preferencial. Además, el 50% de los cometas de largo período son retrógrados, lo cual es consistente con que su distribución sea aleatoria. Era una creencia bastante general que los cometas provenían del espacio interestelar o que orbitaban las estrellas a muy gran distancia de ellas, y que las perturbaciones gravitatorias podían provocar incluso que algunos pudieran ser capturados por estrellas vecinas. Sin embargo, en 1950 el astrónomo holandés Jan Oort hizo notar lo siguiente: No había sido observado ningún cometa que indicara que provenía del espacio interestelar; los cometas que se adentraban en el sistema solar deberían sufrir perturbaciones por parte de los planeta, principalmente Júpiter, hallando que éstas eran mayores que el pico de cometas de largo período. Esto significaba que muchos entraban en el sistema solar por primera vez, pues de lo contrario sus órbitas ya habrían sido modificadas por las perturbaciones gravitatorias de los grandes planetas; las órbitas de los cometas de largo período tenían una acusada tendencia a que sus afelios se situaran hacia las 50.000 UA; los cometas no provenían de alguna dirección preferencial.
A partir de estos hechos propuso que los cometas provienen de una amplia nube externa en los confines del sistema solar. A esta nube, con el tiempo, fue denominada nube de Oort. Estadísticamente se calcula que puede haber un billón de cometas, aunque es una pura especulación. Nadie ha podido observar dicha nube y mucho menos los objetos que pueda poseer. La nube de Oort puede contener una fracción importante de la masa del sistema solar, tal vez superior a la de Júpiter, aunque es una simple especulación. Se piensa que puede ser una especie de globo que envuelve al sistema solar y la hipótesis más aceptada es que está constituida por escombros del sistema solar. En efecto, en sus orígenes el Sol estaba rodeado por una nube de gas y polvo, a partir de la cual se formaron infinidad de planetésimos y, por agregación de los mismos, los planetas. Parte de estos planetésimos sufrieron grandes alteraciones orbitales como consecuencia de sus encuentros con cuerpos de gran masa (los proto-planetas) y de esta forma adquirieron largas órbitas casi parabólicas y quedaron “almacenados” en la nube de Oort, a una distancia media de un año luz donde aunque débil, la influencia gravitatoria del Sol sigue siendo aún dominante respecto a la de las estrellas más cercanas.
Oort también propuso un mecanismo capaz de enviar continuamente una pequeña fracción de cometas de la nube hacia el sistema solar interno. Los tránsitos casuales de otras estrellas cerca de la nube de Oort puede alterar las órbitas de los cometas, haciendo posible que al azar puedan ser mandados hacia el sistema solar. Se calcula que, en promedio, estas perturbaciones estelares se producen una vez cada 100 a 200 mil años. Relacionado con esto, se ha propuesto la existencia de “lluvias de cometas” para explicar las grandes extinciones de seres vivos en la Tierra en los tiempos geológicos. Si con alguna regularidad el sistema solar sufre tales bombardeos, sería una dificultad añadida a la hora de determinar la edad de la superficie de los planetas y satélites mediante el recuento de impactos meteoríticos. Un punto oscuro a la teoría de la nube de Oort es que los afelios (la mayor distancia al Sol) de la mayoría de cometas de largo período parecen situarse hacia las 50.000 UA (Unidades Astronómicas). Si los cuerpos que constituyen la nube de Oort son los que escaparon del sistema solar, cabría esperar que se hubieran esparcido a muy distintas distancias, en vez de quedar confinados mayoritariamente en una banda aproximadamente a la misma distancia del Sol.
Curiosamente, los objetos que constituyen la nube de Oort parece que se formaron más próximos al Sol que no el propio cinturón de Kuiper. En efecto, los pequeños cuerpos que se formaron cerca de los planetas pudieron haber sido arrojados fuera del sistema solar a causa de los encuentros gravitacionales y han sido desarrollados varios modelos que lo explican bastante satisfactoriamente. Los que fueron expulsados pudieron constituir la nube de Oort, en tanto que los que los más alejados de los planetas, al no sufrir tales interacciones, permanecieron en el cinturón de Kuiper. Se empezó especulando sobre la actividad solar y la posibilidad de que pudiera tener unos máximos increíbles, con gigantescas erupciones cada 26 millones de años. Sin dejar el Sol, se consideró después qué influencia podría tener el hecho de que cada 33 millones de años cruza el plano galáctico. Ahondando más en el tema, R.B. Stothers y R.M. Rampino especularon que a su paso por el plano galáctico, el Sol podría encontrarse con masivas nubes de gas que podrían perturbar los cometas de la nube de Oort y dirigirlos hacia el centro del Sistema Solar. Otros discreparon de esta suposición argumentando que los efectos de tales nubes deberían ser igual de importantes tanto en el plano galáctico como cuando el Sol pasa por encima o por debajo.
Varios expertos en la nube de Oort propusieron que los efectos acumulativos de la materia local en el plano perpendicular al disco galáctico, los llamados discos mareales, eran mucho más importantes que los efectos gravitacionales intermitentes creados a pasar estrellas cercanas o nubes gigantes de polvo y gas. En 1995, J. Matese y P. Whitman de la Universidad Southwestern Louisiana y sus colegas M. Valtonen de Finlandia y K. Innanen de Canadá intentaron cuantificar los efectos de los discos de marea. Sus modelos numéricos de la dinámica de la nube de Oort sugieren que al oscilar como el Sol a través del plano galáctico, los discos de marea modulan el flujo de cometas de la nube de Oort en un factor de 4 a 1, con el mayor efecto en el plano medio de la galaxia. Estos resultados dan un nuevo impulso al mecanismo del período de 30 millones de años. Marese y D. Whitmire perfeccionaron sus estudios sobre las perturbaciones sobre la nube de Oort (The Astrophysical Journal Letters, 20 Noviembre 1996). Sus análisis de un grupo de órbitas cometarias indican que toda la galaxia juega un papel en estas perturbaciones. Sin embargo, P. Weissman del Jet Propulsion Laboratory indica que estos efectos sólo aparecen cuando se toma en consideración un pequeño grupo de cometas, a lo que Matese responde que únicamente pueden ser tenidos en cuenta aquellos cometas cuyas órbitas han sido bien determinadas.
Según Matese, aunque los cometas sólo serían los responsables del 25% de los cráteres de impacto terrestres, son los que proporcionalmente producen los mayores cráteres, de más de 100 km de diámetro, que son los que ocasionan las extinciones. Por su parte, R.A. Muller y M. Davis propusieron una espectacular hipótesis digna de las mejores novelas de ciencia ficción: el Sol podría ser una estrella doble, con una alejada compañera que podría perturbar el cinturón de asteroides cada 26 millones de años y dirigir una lluvia de ellos hacia los planetas interiores del sistema solar, pero matemáticamente la hipótesis era inconsistente ya que la órbita de la supuesta estrella sería inestable. Davis puso en contacto a Muller con P. Hut, un especialista en dinámica orbital. Este modificó la órbita de la supuesta compañera del Sol y la puso mucho más lejos, de modo que los proyectiles “mortales” que nos lanzaría no sería asteroides, sino cometas de la nube de Oort, pero para que pudiera ser factible y basándose en una sugerencia de J.G. Hills, tuvieron que situar la parte más densa de la citada nube a una distancia entre 1.000 y 10.000 UA, cuando normalmente se admite que es mucho mayor. Sin embargo, con los números en la mano, cada 500 millones de años y durante un período de 700 mil años, la lluvia de cometas sería tan intensa, que de alcanzar de lleno a la Tierra la convertirían en un auténtico colador, por lo que lo más probable era que la vida haría mucho tiempo que habría desaparecido en nuestro planeta, si es que alguna vez pudo llegar a crearse…
Aún así, en 1984 dieron a conocer su hipótesis sugiriendo que su estrella de la muerte, en el caso de que fuera descubierta, llevase el nombre de Némesis, diosa griega cuyo cometido era el perseguir sin descanso a los ricos, orgullosos y poderosos, añadiendo que si la estrella no era descubierta, sería su propio Némesis. E.M. Shoemaker, especialista en asteroides, mostró la inviabilidad de la hipótesis, lo que no fue óbice para que, en 1984 se iniciara la búsqueda de Némesis, una estrella enana roja que actualmente debería hallarse a 2,5 años luz de nosotros. En ese tiempo entraron también en liza D. Whitmire y J.J. Matese sugiriendo que el astro de la muerte podría ser el no descubierto planeta X, que debería orbitar al Sol en unos 1.000 años y que, así como debería perturbar a los planetas exteriores, también debería ser afectado por ellos, de modo que provocarían la rotación de la línea de las ábsides de su elíptica órbita, perturbando la nube de Oort cada 26 millones de años. Esta hipótesis quedó descartada en 1989 cuando la sonda Voyager 2 demostró que las supuestas perturbaciones sobre los planetas gigantes por parte de un cuerpo más externo no existen, sino que eran debidas a errores de cálculo.
De vez en cuando, cada 15 ó 20 años sale en los medios de comunicación la noticia del descubrimiento de algún planeta transplutoniano, que más tarde es desmentida o matizada. La última, es una noticia de la BBC fechada el 28 de septiembre de 1999, indicando que el Dr. John Murray pudo haber hallado un planeta a partir de las perturbaciones observadas en un grupo de 13 cometas, desviados de sus órbitas por un cuerpo masivo. Se trataría de un planeta (o tal vez alguna pequeña estrella), varias veces más masivo que Júpiter situado a unas 30.000 UA, es decir, en plena nube de Oort o en su parte interna. En estos momentos se hallaría en dirección a la constelación del Delfín y completaría su órbita, retrógrada, en varios millones de años. El particular sentido de giro, contrario al de los demás planetas, indicaría que es un objeto errante capturado (o tal vez de paso) por la gravedad solar y que se habría formado en otra parte de la galaxia, posiblemente escapado de alguna estrella. El trabajo del Dr. Murray fue mandado a Monthly Notices of the Royal Astronomical Society y presentado en el DPS de la AAS (American Astronomical Society) de octubre de 1999. Un cuerpo así, salvo que radie una cantidad importante en el infrarrojo, es imposible de detectar con telescopios ópticos, pues a tal distancia la luz solar es insuficiente para iluminar su superficie. Por su parte, el infatigable John J. Matese también indicó que había llegado a conclusiones parecidas y mandado a publicar su estudio en la revista Icarus.
La noticia debe ser tomada con las debidas reservas hasta poseer más detalles del hallazgo. Así, Brian Marsden, del Minor Planet Center, se ha mostrado excéptico indicando que las presuntas órbitas de los cometas utilizadas en este estudio son imprecisas ya que se basan en pocas observaciones de los mismos. Pero a lo mejor, pese a todo, Némesis existe. Pero sigue persistiendo la idea, basada en tablillas de los antiguos sumerios, de que realmente existiría un décimo planeta en el Sistema Solar, aún no descubierto, al que se le ha llamado planeta X o Nibiru. El planeta X giraría alderredor del Sol en una órbita muy inclinada y constantemente cambiante por las influencias gravitacionales de otros planetas, lo cual explicaría que intercepte a la nube de Oort en intervalos muy prolongados. Muchos paleontólogos han criticado estas hipótesis aduciendo que tal periodicidad de las extinciones no existe. Los cálculos efectuados parecen aplicarse solamente a los últimos 250 millones de años. Según Van Valen, la supuesta periodicidad se esfuma si en lugar de considerarse porcentajes se considera las probabilidades de extinción, basándose en las apariciones, desapariciones y duración de los grupos. Si se demostrase que las extinciones masivas son sucesos que ocurren cíclicamente en forma regular, no podrían desecharse causas terrestres, como por ejemplo la hipótesis de Margalef. Según esta hipótesis, explicada en el anterior artículo, las extinciones masivas se desencadenan por procesos de origen endógeno, causadas por la propia evolución del planeta.
Hay gran cantidad de paleontólogos que apoya el modelo gradual, porque creen que los restos fósiles apoyan una disminución constante en cantidad y variedad de dinosaurios y otros grupos hacia fines del Cretáceo, lo que podría deberse a los cambios climáticos y ambientales ligados a la gran regresión marina de fines del Cretáceo. Pero a la vista de la solidez de las evidencias mostradas por los catastrofistas están dispuestos a aceptar que a ello se agregaron, casualmente, algunas condiciones catastróficas que aceleraron el final inevitable de por lo menos una parte de esos grupos. Es posible que tres causas influyeran en algún grado en la crisis de fines del Mesozoico, que llevó a la desaparición final de los dinosaurios. Una habría sido la regresión marina, que habría hecho desaparecer gradualmente a los dinosaurios y habría determinado la extinción de belemnites e ictiosaurios. Posteriormente se produjo el impacto de varios asteroides y las grandes erupciones volcánicas del Decán que sellaron definitivamente la suerte de los dinosaurios que aún existían. Si se demostrara que los dinosaurios se extinguieron en forma brusca, quedarían dos explicaciones posibles: el impacto de un meteorito y el intenso vulcanismo de fines del Cretáceo. En ambos casos, la inyección hacia la atmósfera de cantidades extraordinarias de polvo, aerosoles y gases, seguida por lluvias ácidas, habría provocado una cascada de accidentes climáticos que la mayoría de las especies no pudieron resistir. Se produjo primero el oscurecimiento de la atmósfera, que inhibió la fotosíntesis e hizo disminuir rápidamente la temperatura. A continuación, el vapor de agua y el anhídrido carbónico provocaron un fuerte recalentamiento. Después se habrían acidificado los océanos.
El mejor apoyo de la hipótesis del meteorito es el cráter Chicxulub, de 280 km. de diámetro, que se formó en el límite C/T en la península de Yucatán. La mejor evidencia en favor del vulcanismo es la existencia de casi 1.300 km. cuadrados de lava en la meseta Decán, depositadas al finalizar el Cretáceo. Las altas concentraciones de arsénico y de antimonio asociadas a la anomalía del iridio sugieren un origen volcánico. Pero justo debajo de los grandes cursos de lava se encontraron granos de cuarzo amalgamados por grandes presiones, lo que indica que se formaron con el impacto. En apoyo del impacto se pueden agregar la presencia de stishovita en la arcilla del límite C/T en Nuevo México y la presencia de espinelas niquelíferas, que se interpretan como vestigios del propio meteorito. Es posible que ambos acontecimientos estén vinculados. Los impactos de grandes meteoritos, que habría penetrado de 20 a 40 km. en la Tierra, podrían haber perturbado de tal forma a la delgada corteza terrestre como para desencadenar erupciones volcánicas. Al dejar al descubierto el magma, formado por las rocas fundidas del interior de la Tierra, lo habrían hecho surgir hacia la superficie en forma de lava. Por lo tanto es posible que las erupciones de la India se produjeran a consecuencia de la caída de un meteoro. Los geólogos D. Alt, J.M. Sears y D.W Hyndman propusieron, en 1988, que la lava basáltica del Decán pudo formarse de la misma manera que los mares de la Luna: el impacto de un meteorito forma un cráter profundo que es llenado desde abajo por lava hirviente. Al sur de las islas Seychelles y a unos 480 km. al nordeste de Madagascar, en la cuenca del Almirante, se localiza lo que aparenta ser un cráter de 320 km. de ancho. El impacto de un enorme meteorito en esa zona podría haber activado los grandes cursos de lava que formaron la meseta Decán y las Islas Seychelles. Quizás cayeron simultáneamente dos grandes meteoritos, uno en Yucatán y otro en la cuenca del Almirante, y algunos creen que este último desató las erupciones de Dacán, que sumaron sus efectos a los de los meteoritos. Considerando las características de espinelas encontradas en distintas partes del mundo en sedimentos del límite C/T, se piensa en la caída de varios cuerpos del espacio, como lo que sucedió con el cometa Shoemaker-Levy, que se fragmentó en más de veinte trozos que cayeron sobre Júpiter.
Zecharia Sitchin (1980) escreve sobre o paralelo 30, informando que nesta linha se encontra o sítio de Tilmun e as «cidades sagradas» de Gisé-Heliópolis (Egito), Eridu (Mesopotâmia), Persépolis (Pérsia), Harappa (vale do Indo), e Lhasa (Tibete). Ele sugere mais adiante que «Realmente, se nós estudássemos todos estes sítios, toda a Terra provavelmente estaria circundada.»
«no es una buena idea estudiar Nazca aislada de otros lugares»,
4 y propone comparar los geoglifos hallados en Palpa con otros descubiertos en los desiertos peruanos de Majes y Sihuas en el departamento de Arequipa, o cerca de Mollendo, también en Perú, o en Chile, México y California.
Existen todavía hoy miles de pirámides bajo el mar y otras tantas siguen enterradas bajo la arena del desierto esperando a ser descubiertas. Aquí podemos observar la base de una pirámide siendo estudiada por una cámara submarina.
Pirámides en China. Las divinidades extraterrestres levantaron estas construcciones con un objetivo concreto:
¿Piramides en la Antártida? ¿Y quien las construyó? Algo no encaja…
Posted on 20 octubre, 2013
Tres pirámides antiguas han sido descubiertas en la Antártida por un equipo de científicos estadounidenses y europeos. Dos de las pirámides fueron descubiertas cerca de 16 kilómetros tierra adentro, mientras que el tercero estaba muy cerca de la costa.
Los primeros informes sobre las pirámides apareció en los medios de comunicación occidentales el año pasado. Unas cuantas fotos se publicaron en algunos sitios web con un comentario que las extrañas estructuras podrían servir de prueba de que el continente cubierto de hielo solía ser lo suficientemente caliente como para haber tenido una antigua civilización antigua viviendo allí.
Imagen aérea tomada a través del hielo del Polo Sur parecen mostrar dos o posiblemente tres pirámides en una fila en similar formación a las pirámides de Giza.
Hasta el momento se conoce poco acerca de las pirámides y el equipo sigue manteniendo silencio sobre el descubrimiento. La única información fiable proporcionada por los científicos era que ellos estaban planeando una expedición a las pirámides para investigar más a fondo y determinar a ciencia cierta si las estructuras eran artificiales o naturales. No se ofrecieron detalles sobre el marco temporal de la expedición.
En caso de que los investigadores prueben que las pirámides son estructuras hechas por el hombre, el descubrimiento podría llevar a cabo la mayor revisión de la historia de la humanidad como jamás se ha hecho. [Ver también: La Atlántida hallada: Esfinges y pirámides gigantes en el Triangulo de las Bermudas]
[Click aquí para ampliar] Miembros de la expedición tratando de acercarse a la piramide.
[Click aquí para ampliar] La imagen muestra una estructura piramidal rodeada de hielo justo en el centro de la foto, en la costa. Imagen: Integrated Ocean Drilling Program
Mientras tanto, una serie de extrañas pero interesantes descubrimientos se han hecho últimamente en la Antártida. En 2009 los científicos del clima han encontrado allí partículas de polen, que posiblemente podría afirmar que los árboles de palma, una vez crecieron en la Antártida y las temperaturas de verano alcanzaron los 21C. Tres años más tarde, en 2012, los científicos del Instituto de Investigación del Desierto de Nevada identificaron 32 especies de bacterias en muestras de aguas del Lago Vida en la Antártida oriental. [Ver también: ‘Fortaleza’ y pirámides antiguas de origen alienígena en la Luna]
Una posible civilización que la historia oficial no tomo en cuenta
¿Será posible que la Antártida era una vez lo suficientemente caliente en el pasado reciente como para tener una civilización antigua viviendo allí? Y aún más sorprendente es la cuestión de que si una cultura avanzada se desarrolló allí ¿Existirá algunas estructuras restantes que todavía estén enterrados debajo del hielo?
Los estudiosos y egiptólogos han sospechado durante mucho tiempo que la esfinge es mucho más antigua de lo estimado, posiblemente tiene más de 10.000 años de antigüedad. Los científicos descubrieron que la evidencia de la erosión del agua sobre la antigua estatua, siendo la mayor del mundo, cuenta una historia de cambio climático desde una selva lluviosa al calor del desierto en unos pocos miles de años. Si el clima en Egipto ha cambiado tan rápidamente, ¿Es igualmente posible que el clima antártico también podría haber cambiado drásticamente en el mismo tiempo?
De acuerdo con la teoría de la correlación de Robert Bauval y Adrian Gilbert, la construcción de las pirámides de Giza habría tenido lugar en un período anterior a los 10,500 a 12,500 años BC, motivando esta retroactividad con la correlación entre la ubicación de las tres principales pirámides de la necrópolis de Giza y las tres estrellas de la constelación de Orión, y que esta correlación fue intencionalmente creadas por personas que construyeron las pirámides.
Las pirámides de Giza y las tres estrellas de la constelación de Orión
La referencia a la fecha de hace 12.500 años es significativo para Hancock, ya que la posición de las pirámides indica el momento preciso en que una anterior civilización avanzada ha visto su ocaso debido a un cataclismo global.
En su libro Las Huellas de los Dioses, Graham Hancock ha encontrado pistas que llevan a todos hacia un punto preciso. Según Hancock, las pirámides fueron construidas en todas las culturas del planeta y sus monumentos contienen configuraciones astronómicas más o menos evidente.
A partir de antiguos testimonios de numerosas poblaciones — la gran esfinge de Egipto, los misteriosos templos de Tiahuanaco, las gigantes líneas de Nazca de Perú, las pirámides masivas del Sol y la Luna de México — y al ponerlos en comparación con los mitos y leyendas universales, con el estudio de los mapas que datan de tiempos antiguos, el erudito sugiere la existencia de un pueblo con una posesión de inteligencia superiores de tecnologías sofisticadas y un conocimiento científico detallado, cuya “huella”, sin embargo, fueron exterminados por completo por un desastre de enormes proporciones.
Cada cultura ha adorado a sus reyes como dioses. Sus religiones fueron todos dirigidos a la búsqueda de la inmortalidad del alma y sus sacerdotes eran los astrónomos, con un conocimiento anticipatorio de los movimientos celestes. La serpiente-reptil es una figura simbólica presente en todas las culturas y es considerado sagrado.
Esta gran unidad cultural, según Hancock, sugiere que la civilización humana no nació de repente de la nada, sino que fue “ayudado” por alguien con conocimientos tecnológico y cultural de avanzada. La evidencia que apoya esta teoría es la expansión de la agricultura.
Resultó que la agricultura nace simultáneamente en al menos seis zonas del mundo sin ninguna relación aparente entre ellos: Centro y Sur América, la Media Luna Fértil, África Central, China Oriental y el Sudeste Asiático.
En conclusión
Si miramos con alarma los informes del calentamiento global que advierten que tanto las regiones del Ártico y la Antártida se están derritiendo. Muchos de nosotros podríamos vivir para ver el día en que estará expuesto todo el continente de la Antártida, al igual que todos los artefactos antiguos que alguna vez existieron allí. Si se encuentra una pirámide gigante va a cambiar la forma de pensar del mundo para siempre. [Ver: Construyen una enorme pirámide alienígena en el Area 51]
A la fecha todavía no hemos logrado volver a crear las grandes pirámides. Nosotros simplemente no tenemos la tecnología.
Así que la pregunta es quién, o qué, hizo estas pirámides en la Antártida? ¿Y qué dejaron atrás?
Fuente: http://conspiraciones1040.blogspot.com/2013/07/el-derretimiento-de-los-glaciares-en-la.html
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Publicado en Actuales, Exopolítica, Ooparts (Objetos fuera de tiempo) | Etiquetado Antártida, Instituto de Investigación del Desierto, la historia oficial, pirámides de Giza | 5 Respuestas
El olvidado Gigante de 7 metros de Ecuador se exhibe en el Mystery Park, Suiza
Posted on 12 octubre, 2013
En la Provincia de Loja, Sur del Ecuador y frontera con Perú, desde hace mucho tiempo se venían escuchando recuerdos narrados de extraños huesos muy similares a los de humanos pero de increíble tamaño, que habrían sido encontrados por varios personajes en los bellos valles de esa Provincia.
Por mucho tiempo el más famoso y conocido de estos “personajes” fué el padre Carlos Miguel Vaca quien custodiaba hasta su muerte en 1999 varios huesos y fragmentos desenterrados de un sitio denominado “Changaiminas” que traducido al español significa “cementerio de dioses”. Ver vídeo
Varios fragmentos fueron redirigidos al Instituto Smithsoniano de los Estados Unidos de Norteamérica, para que se estudie su densidad, antiguedad, peso. Se realizó un programa de televisión transmitido para todo el Ecuador y que duró dos horas y media por la cadena Ecuavisa, conducido por el conocido director de noticias de esa televisora: Alfonso Espinoza De Los Monteros.
Ahora algún fragmento procedente de esa colección, es expuesto por el mundialmente conocido investigador UFO Klaus Dona en sus exposiciones de “Misterios no Resueltos”. Varios otros fragmentos se conoce que son parte de colecciones particulares, gente que aunque no está interesada en ocultarlos, almenos no los exponen públicamente.
De ese esqueleto fragmentado anteriormente citado, se estudiaron siete fragmentos por siete diferentes científicos y anatomistas y confirmaron que son parte de un esqueleto humano que era siete veces del tamaño de un humano actual. Formaciones de cuarzo que cubren las porocidades de la superficie de los huesos indicaron una datación cifrada en decenas de miles de años.
La reconstrucción de este esqueleto se la puede visitar en el Mystery Park en Interlaken – Suiza, desde el 2004.
Fragmentos del esqueleto de Gigante, encontrado en Loja – Ecuador
El padre Carlos Miguel Vaca Alvarado nació el 25 de agosto de 1912 en Loja, Ecuador. Fue el cura párroco de la parroquia de Changaimina del cantón Gonzanamá de la provincia de Loja, república del Ecuador, hasta el año 1999 en que falleció.
Carlos Miguel Vaca
El padre Carlos Vaca era un sacerdote católico, músico y arqueólogo que descubrió en 1965 un asentamiento de fósiles de “gigantes” los cuales exhibía en su museo, que se encontraba en la misma parroquia de Changaimina, conocido como el “Museo del Padre Vaca”. Luego de la muerte del padre Vaca, como sucedió con el museo del padre Crespi, su contenido fue saqueado.
Morféo
Detrás de lo aparente nada es lo que parece!!
http://detrasdeloaparente.blogspot.com/
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Publicado en Culturas ancestrales, Ooparts (Objetos fuera de tiempo) | Etiquetado Alfonso Espinoza De Los Monteros, Carlos Miguel, la Provincia de Loja | 16 Respuestas
Puma Punku, la ciudad que NO construyeron los humanos
Posted on 24 junio, 2013
Cada vez hay más personas en el mundo que creen que civilizaciones no terrestres nos visitaron en el pasado, si aún están aquí o no, es otra historia. Si tuviera que decantarme por una prueba sobre eso lo haría por las tabillas sumerias, si tuviera que decantarme por un lugar, sin duda Puma Punku es una buena prueba de ello, incluso antes que Giza, que también tiene lo suyo (no, las pirámides no se hicieron arrastrando piedras con palos, por mucho que te repitan una mentira, ésta no pasa a ser una verdad)
Puma Punku forma parte del asentamiento megalítico de Tiwanaku (Tiahuanaco) en Bolivia. En lengua aymara significa la Puerta del Puma. Os quiero mostrar como la precisión en los trabajos realizados en los bloques que forman el complejo, hace que realmente sea imposible creer la versión oficial de que fueran tallados piedra contra piedra por el hombre primitivo, sencillamente es ridículo.
Puma Punku se encuentra en el Departamento de La Paz, capital de Bolivia, a pocos kilómetros del conocido lago Titicaca. Es un altiplano desértico situado a unos 3500 metros de altitud.
El complejo está formado por bloques de andesita, roca de origen volcánico como lo es el granito, algunos de 7 metros de altura y de peso superior a las 100 toneladas. Muchos de ellos aparecen volcados como si hubiera habido algun tipo de cataclismo en aquel lugar. Oficialmente el asentamiento tiene unos 2000 años de antigüedad, si esa es la versión oficial, entonces ya sabemos que no es cierta, igual que pasa con la antigüedad de las pirámides. Efectivamente la datación que han realizado fuentes más creíbles la sitúan en el 15.000 a.c.
Una de las formas de datar este tipo de monumentos megalíticos es analizando su alineación con determinadas estrellas. Prácticamente el 100% de este tipo de monumentos se construían de manera que fueran orientados principalmente hacia la constelación de Orión y la estrella Sirio.
La manera en la que fueron tallados los bloques, con ángulos perfecto de 90 grados, superficies lisas, perforaciones circulares imposibles de realizar con herramientas de piedra o cobre, hace pensar sin duda que la tecnología con la que fueron realizados estos trabajos era bastante avanzada.
Es imposible pulir una superficie perfectamente lisa, formando dibujos con ángulos perfectos sobre el granito sin emplear una máquina, se ponga como se ponga el arqueólogo oficial de turno. Además, los cortes realizados en esa rocas vistos al microscopio revelan que no fueron realizados a “martillazos”.
Estos agujeros creados en la roca, perfectos y equidistantes al milimetro, no se pueden explicar con el simple uso de herramientas de piedra
Llaman especialmente la atención los bloques H, construidos prácticamente en serie y con una precisión fuera de lo normal. Solo analizando como pudieron ser transportados semejantes bloques, ya te hace pensar que la explicación oficial no cuadra de ninguna manera, según ellos fueron trasladados desde canteras situadas a mas de cien kilómetros, claro, en camiones del tipo pedro picapiedra ¿verdad? Y tampoco había árboles en la zona para hacerlos rodar sobre ellos, o sea, que no… Además con el poco oxígeno que hay a esa altitud sería suicida hacer ese tipo de trabajos y menos durante las decenas de años que es lo que tardarían en poder realizar algo así. Para los que estamos más del lado de la teoría de los antiguos astronautas, solo una intervención no terrestre explicaría la realización de este tipo de complejos.
A poca distancia de Puma Punku se encuentran los restos de la ciudad de Tiahuanaco. Se cree que Tiahuanaco fue el corazón de una civiliación preincaica y a pesar de su cercania con Puma Punku, su origen es algo posterior y atribuible al hombre. Era considerado un lugar de peregrinación en el que, según la tradición de la zona, se celebraba que una raza de dioses gigantes bajaron del cielo a Puma Punku y lo crearon en una sola noche, según cuenta la leyenda utilizaron una tecnología que hacía levitar las piedras para su transporte. Muchas veces la respuesta a los misterios están en las propias tradiciones ancestrales de los pueblos, solo hay que escucharlos.
En las paredes de Tiahuanaco aparecen esculturas con seres de distintas razas del mundo, no solo de la gente del lugar, incluso hay algunas que no parecen ser humanas ¿como es posible esto?. Pues es tan posible como lo son decenas de imágenes dibujadas o talladas en piedra que hay por todo el mundo y que no representan figuras humanas.
Pero, para mi, el que es sin duda el objeto mas espectacular aparecido en Tiahuanaco es la Fuente Magna. Probablemente sería un objeto utilizado en ceremonias religiosas, en su parte exterior posee iconografía propia de la ciudad pero en su parte interior, y es lo que lo hace ser tan especial, aparecen caracteres cuneiformes de sumeria y jeroglíficos protosumerios. Esto establece sin duda una clara conexión entre Tiahuanaco y Sumeria, lugar de origen de la civilización humana tal y como la conocemos, punto para la teoría de los antiguos astronautas y jaque para los arqueólogos oficialistas, mejor que se dediquen a otra cosa…
Fuente: http://www.laconcienciadeki.com/wordpress/?p=656
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Publicado en Culturas ancestrales, Ooparts (Objetos fuera de tiempo) | 20 Respuestas
Las piedras de Ica muestran escenas de dinosaurios y humanos coexistiendo en la misma época.
Posted on 28 mayo, 2013
“Las piedras de Ica” con el investigador y estudioso del tema: Josep Serneguet.
Junto al reportaje, vamos a publicar los dos grandes artículos de Josep Serneguet, que muestran cómo en ellas, se aprecian evidencias de grabados en los que aparecen figuras de dinosaurios coexistiendo con humanos, y representaciones de fósiles de edades que se remontan a a cientos de millones de años.
El Dr. Cabrera, dedicó su vida al estudio de las piedras de Ica y gracias a su equipo de colaboradores multidisciplinar, hoy nos muestra estas joyas que sin duda constituyen una evidencia de la verdadera historia que se esconde tras ellas.
Recordemos, como ya sabemos, que hasta mediados del siglo XIX, se desconocía la existencia de los dinosaurios. ¿Cómo es posible que las piedras de ICA, contengan grabados de fósiles de especies datadas en millones de años? ¿Cómo es posible que muestren escenas entre humanos y dinosaurios que recientemente han sido identificados y otros que aún no se han identificado?
Acompañamos los dos excelentes artículos que hemos recibido directamente de Serneguet para su difusión y que sin duda alguna, supondrán una auténtica revolución en el mundo de la paleontología:
1.-Las Piedras de ICA: Fosilización, (Artículo realizado el 12 de Mayo de 2013)
2.-Las Piedras de ICA: Dinosaurios en las piedras de ICA. (Artículo realizado el 5 de Mayo de 2013).
Fuente: Fundación EticoTaku 2013
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¿Quién disparaba armas de fuego en la prehistoria?
Posted on 3 mayo, 2013
¿Es la historia de la humanidad una farsa? ¿Son muchas de las premisas en las que se basa la arqueología una flagrante estafa a todos los niveles? ¿Existen descubrimientos arqueológicos que obligarían a reescribir la historia del hombre tal y como la conocemos? ¿Qué se oculta sobre nuestro verdadero origen?
Partiendo de la base imprescindible de la defensa de la heterodoxia y del pensamiento crítico, diré que si sólo existiera (mejor dicho, pudiera existir), un hombre sabio en posesión de la verdad absoluta, yo sería el primero en someterme al juicio de las opiniones y de los hechos. Todas estas cuestiones planteadas en la cabecera del presente informe entrarían a formar parte de una doctrina hereje para la arqueología oficialista que intenta dar respuesta a las incongruencias del pasado histórico así como aquellos hechos ante los que la ciencia se ve incapaz de explicar: la astroarqueología.
Esta es un corriente teórico que es definido como el conjunto de hipótesis, excavaciones y restos arqueológicos que no se ajustan a la metodología arqueológica habitual. Si bien es cierto que los bastiones de la ciencia han regido por largos años los contenidos ilustrados en los libros de historia en la enseñanza secular, a menudo a esta no se le puede otorgar el papel de juez imparcial, ya que en muchas ocasiones esta se ve impotente ante la negativa de ser capaz de emitir un fallo imparcial, un veredicto definitivo e irrevocable. Errar no es pecado, siempre que uno entienda la provechosa lección de modestia: hay que guardarse de pronunciar juicios y condenas. Hay errores grandiosos y bravuconadas manifiestas y palpables.
No sería difícil formar una lista interminable de ejemplos de la ceguera de los pontífices que han sentado las erróneas bases del pensamiento moderno conocido por el hombre. Si antaño, el retoño favorito y predilecto del Estado, la Iglesia, defendía los bastiones de su doctrina, hoy en día, tanto la ciencia, la filosofía, la política, como aquellos poderes fácticos que nos gobiernan, podrían franquear las puertas del conocimiento con nuevas teorías e hipótesis. En una palabra, desbloquear el camino de las ideas revolucionarias. No me refiero a los visionarios que, todos los años, inventan una vez más el perpetum mobile.
Me refiero a los que podrían y pueden apoyar una revolución para romper los grilletes de la neo esclavitud que nos oprime. Mas, no interesa llevar a cabo lo mencionado, puesto que los libros habría que volver a reescribirlos, y, en consecuencia, se desencadenaría un efecto dominó de preguntas y respuestas a las que esos “iluminados” no podrían hacer frente. Aunque a menudo muchos de estos sujetos no se traguen entre sí, frente a los intrusos son… <<todos para uno y uno para todos>>. Así rodean con una muralla de obstinación ese territorio que irracionalmente se empeñan, a lo que parece, en considerar <<sagrado>>.
Los métodos que utilizan van desde lo sutil hasta lo agresivo; la medicina se dosifica según la gravedad del caso. A eso se le llama <<proporcionar los medios a los fines>>. El cliente molesto puede ser aplastado con killer-phrases (como denominan los americanos a un sarcasmo particularmente rudo), como un moscardón al que se mata con un papirotazo. Todo esto, y hasta la vanidad pinturera de los grandes ases de todas y cada una de las especialidades engañabobos, me parecería disculpable, si no fuera porque esa vanidad es el mayor obstáculo al progreso.
Pongámonos en su lugar. Tratemos de ser empáticos, aunque solamente sea por un momento, y admitamos que cuando uno se ve obligado a rendir fortaleza edificada durante mucho tiempo de quemarse las pestañas, el trago ha de saberle muy amargo Existe una arqueología prohibida para la ciencia que nos muestra inquietantes descubrimientos que, de revelarse ciertos, obligarían replantear todo lo se nos ha sido inculcado hasta la fecha de hoy.
Aunque muchos se resisten a aceptarlo, esos descubrimientos, esos vestigios, y esas <<pruebas>> circunstanciales existen, pese a que el mayor y más ferviente defensor de los escépticos trate de negarlo. No deja de ser sorprendente comprobar cómo algunas anomalías históricas son totalmente pasadas por alto por arqueólogos e historiadores, cuando no deliberadamente silenciadas.
Se trata, casi siempre, de hechos que no encajan dentro de las teorías elaboradas por los expertos y que su reconocimiento oficial podría resquebrajar el edificio académico con tanto esfuerzo construido. ¿Existieron y se usaron armas de fuego en la prehistoria? ¿Fueron nuestros tiempos pretéritos el escenario mudo de auténticos tiroteos al igual que en las viejas películas del oeste? ¿Por qué se acallan los descubrimientos que así parecen confirmar parte de estas fantásticas hipótesis?
Expediente abierto número 1: El bisonte de Moscú
En el Museo de Paleontología de Moscú está expuesto el cráneo de un bisonte, cuyo hueso frontal fue limpiamente atravesado por un proyectil. A día de hoy, este museo adscrito al “Paleontological Institute of Russian Academy of Sciences” sigue exponiendo en sus vitrinas el cráneo de un viejo bisonte que muestra en su frente un agujero perfectamente redondo que tuvo que ser consecuencia de un proyectil de una arma de fuego disparado a gran velocidad.
Figura 1. Este esqueleto de bisonte perteneciente al período neolítico está expuesto en el Museo de Paleontología de Moscú. Se puede observar con claridad un orificio limpio y sin grietas presente en la frente del animal. ¿Armas de fuego en el neolítico?
Como sabemos, este animal es originario de Siberia (Rusia). Este vivió en aquellas latitudes extremas cuando el hombre de la época no era más que un Neanderthal –según la cátedra oficialista de la arqueología-. Según los cálculos, se estima que el bisonte vivió durante el período neolítico (8.000 a 2700 A.C), una época durante la cual es sabido por los arqueólogos que se fabricaban rudimentarias armas elaboradas en piedra.
El modelo más perfeccionado que consiguieron elaborar los hombres del neolítico fue el hacha de piedra. Un golpe de hacha elaborada con ese material simplemente habría destrozado ese cráneo, y en ningún caso hubiera conseguido formar un agujero tan perfecto o, en todo caso, no hubiera podido producirse un agujero perfectamente regular y sin grietas a su alrededor. No es así, y lo cierto es que estamos ante un orificio efectuado limpiamente. ¿Disparos con armas de fuego en el neolítico? Parece un disparate a simple vista, una circunstancia imposible en aquel tiempo.
Y, sin embargo, ahí está expuesto en Moscú. Ante semejante fenómeno, expertos en balística y arqueólogos no salieron de su asombro. No obstante, ¿qué opinan sobre este cráneo de bisonte los “eruditos” de las cátedras academicistas ortodoxas? En primera instancia, la ciencia supuso que la causa fue, ¡un impacto de jabalina u de otro tipo de arma arrojadiza! ¡Parece mentira la desfachatez de los científicos en ciertas ocasiones! ¿Acaso no tuvieron en cuenta que ese poder de penetración no lo tiene en ningún caso una arma como una jabalina sino, en todo caso, la fuerza de un proyectil de tamaño mayor? ¿A quién pretenden engañar? En fin…
No debemos sorprendernos que ante la falta de argumentos y recursos, muchos de estos estudiosos realicen invenciones fuera de toda lógica con tal de desprestigiar las hipótesis que, por muy irracionales y descabelladas que puedan parecer, esconden en sus cimientos grandes verdades ocultas. Uno de los recursos empleados por parte del oficialismo arqueológico con tal de desmentir la teoría del orificio causado por un impacto de proyectil por parte de un arma de fuego fue el atribuir al origen de este agujero causas naturales. En este caso, ¡el impacto de un meteorito! ¡Es una sandez, y sin embargo, es el principal argumento de los arqueólogos ortodoxos!
Por muy prestigiosos que sean estos “expertos”, por muy inteligentes que alardeen ser, y por muchos reconocimientos que estos tengan en su haber –otorgados en el 100% de los casos por parte de la cátedra fraudulenta del oficialismo científico- , esta no deja de ser una teoría muchísimo más descabellada que la que yo expongo –entiéndase, obviamente, que no he sido yo el primero en plantearla, puesto que Erich Von Däniken hizo alusión a esta posibilidad en su libro El Mensaje de los Dioses-.
Figura 2. El Mensaje de los Dioses, obra ilustre del escritor suizo Erich Von Däniken.
¿De veras se imaginan un meteorito atravesando la atmósfera, y, una vez este se desintegrado, impactando justo en el centro del cráneo del bisonte expuesto anteriormente? ¡Es una teoría totalmente absurda e improbable pese a que muchos expertos hayan hecho mención a esta como a la causa del agujero en el cráneo del bisonte! Sin lugar a dudas se trata de una pregunta difícil de contestar… ¿Quién tenía y disparaba armas de fuego 8.000 años A.C?
Expediente Abierto número 2: El Cráneo Prehistórico de Moya
En Moya, una pequeña localidad de Cataluña, se descubrió un cráneo prehistórico de singular interés, pues este mostraba en el centro de su frente una herida sufrida por el impacto de una bala. Más extraordinario es aún que, tras ser analizada la herida, quedó demostrado que el individuo en cuestión siguió viviendo después de haber recibido el impacto.
¿Cómo era el espécimen de Moya?
Se estimó que era un hombre moderno, de la raza “Cro-Magnon”, el cual vivió aproximadamente hace unos 6000 o 7000 años. Presentaba una altura de 170 centímetros -muy superior a la media del tiempo en el que vivió, y se estimó que murió a los 50 años de edad, superando, en consecuencia, la media de la esperanza de vida de aquel entonces.
¿Dónde se encontró?
En la Cova de Toll. Dicho emplazamiento es una de las tantas y tantas cavidades abiertas en los terrenos de naturaleza predominantemente calcárea correspondientes al Eoceno, la segunda época geológica del período Paleógeno en la Era Cenozoica.
De hecho, tanto esta cueva como la de las Toixoneres, sirvieron de refugio y de cámaras sepulcrales a los humanos de aquellas épocas. Las excavaciones, iniciadas en los años cincuenta (la entrada principal fue descubierta el 29-10-1954) evidencia la presencia de una riquísima fauna en este lugar, que es considerado por los expertos como una de las zonas con mayor riqueza de especies animales del cuaternario, y que se corresponde con la última glaciación de esa era o Período Wurm.
La cueva tiene 1148 metros de profundidad si bien solamente pueden ser visitados 158 de los que algo más de cien corresponden a la Galería Sud que es la que fue ocupada por los primitivos neanderthales y por posteriores asentamientos.
Figura 3. Cráneo de Moya. ¡Véase el perfecto orificio en la frente del cráneo!
HIPÓTESIS ARQUEOLÓGICAS OFICIALISTAS:
1ª Hipótesis: Impacto de una piedra
Como en otras ocasiones, se ha especulado con la posibilidad de que la perforación hubiera sido producida por el impacto de una piedra en la frente o la punta afilada de alguno de los utensilios utilizados por el hombre primitivo. Sin embargo, un traumatismo de este tipo hubiera dejado astillado el hueso y, desde luego, hubiera producido un orificio mucho más irregular. Como he mencionado con anterioridad en el caso del cráneo del bisonte de Moscú, un golpe efectuado con una de las rudimentarias herramientas de las que se disponía en esa primitiva época, habría dejado una protuberancia craneal astillada, y, muchísimo más irregular de la que podemos observar.
2ª Hipótesis: Una trepanación
La trepanación es una práctica médica que consiste en agujerear el cráneo. Antiguamente se realizaba con el objetivo de eliminar enfermedades consideradas de origen cerebral, mientras que en la actualidad se emplea como acceso quirúrgico en algunas operaciones de neurocirugía, como es el caso de tumores cerebrales. No obstante, debido a la localización del agujero así como por el tamaño que presenta el mismo, dicha hipótesis queda prácticamente obsoleta.
3ª Hipótesis: Una infección dental
Expertos llegaron a la conclusión de que el espécimen debió sufrir una fuerte infección dental localizada en la mandíbula superior,y, en consecuencia, este desarrolló sinusitis, enfermedad que le perforó el hueso frontal. No obstante, dicha patología no fue la causa de la defunción, y es sabido que el ejemplar sobrevivió a la mencionada enfermedad. A priori, está explicación es la que satisface a todas las partes implicadas en la investigación, ya que, descarta -en opinión de los estudiosos ortodoxos del caso- la <<improbable>> e irracional hipótesis del moderno proyectil de arma de fuego disparado en la antigüedad contra aquél ser prehistórico.
HIPÓTESIS ASTROARQUEOLÓGICAS
1ª Hipótesis: Un rayo láser disparado por un ser extraterrestre
Les propongo un pequeño ejercicio de imaginación en esta primera hipótesis. No les pido que crean nada de lo que leerán. Simplemente, tómenselo de manera deportiva y analicen el trasfondo de los hechos. ¿Es una especulación? Sí, pero tanto esta como la imaginación son las únicas herramientas que nos pueden permitir alcanzar un mayor progreso.
Empecemos. Remontémonos al pasado en el que el hombre era aún un homínido primitivo carente de lógica, inteligencia, y raciocinio propios. Imaginemos que una nave extraterrestre de pilotada por antiguos cosmonautas aterriza en un paraje desolado del planeta Tierra con el fin de realizar una misión de reconocimiento, por ejemplo.
Una vez la nave nodriza aterriza, se encuentra un grupo de homínidos que, en actitud de sorpresa y asombro ante el encuentro con esos extraterrestres, toma del suelo piedras y toma una actitud defensiva para hacer frente a esa amenaza. Al ver que los homínidos están dispuestos a apedrearles, uno de los extraterrestres, pongamos como ejemplo, el comandante de la expedición, toma una vara similar a la que se describe en el Libro de Moisés, la extiende, y fulmina a uno de los homínidos disparándole un rayo láser que atraviesa al simiesco ser de derecha a izquierda. Al caer fulminado el homínido, los demás miembros del clan simiesco huyeron despavoridos, y, el comandante de la nave, el brazo ejecutor y verdugo, pensó: “este hecho será motivo de debate en el futuro de este planeta”
2ª Hipótesis: Un disparo de rifle automático
Imaginemos, de nuevo, a la expedición de antiguos astronautas. Pero, en esta ocasión, en un paraje y en un contexto distintos al anterior. Pongamos que el escenario es ahora un país muy boscoso. Los miembros extraterrestres de la escuadrilla expedicionaria bajan de su nave y se ponen a seguir el curso de un río, explorando los alrededores, en busca de vida. De pronto, se topan frente a un árbol, el cual uno de los extraterrestres ve cómo este agita sus ramas. Supone que es 1 ser primitivo de ese planeta desconocido y decide sacar su rifle automático.
Apunta y dispara. Este falla puesto que el primitivo ser, -como se de una premonición se tratara- salta exaltado hacia una rama próxima y esquiva así el proyectil. La bala, describe una parábola curvada y, acaba cayendo, sin ya apenas fuerza, hacia la tierra, impactando en la frente del animal cazador. En la cueva, hogar de los simiescos cazadores, se encuentras las mujeres y los niños, quienes aguardan impacientes a los cazadores, ya que tienen hambre. Estos hacen acto de presencia, lanzan al suelo las piezas de carne obtenido, supongamos que alguna ave, por ejemplo.
De pronto, el jefe de los cazadores cae desplomado al suelo, puesto que de su frente empieza a brotar sangre… Los miembros del clan acuden socorrerle, llaman al brujo del grupo, y este, extrae con mucho cuidado el proyectil de su frente. El brujo dice que pese a que el Dios del trueno le ha atacado, el líder cazador sobrevivirá.
CONSIDERACIONES IMPRESCINDIBLES
1) El orificio del cráneo es completamente circular, por lo que podemos descartar que este hubiera sido causado por una lanza con punta de sílex, ya que esta arma habría producido en el cráneo una fractura del tipo irregular, y no tan perfecta como la que vemos.
2) El angulo del supuesto proyectil del arma de fuego causante de la herida era de arriba a abajo y ligeramente de derecha a izquierda
3) El orificio del cráneo se abría en el hueso frontal y daba directamente al seno frontal derecho.
4) En consecuencia, la bala debió quedar alojada en el seno frontal derecho.
Expediente Abierto número 3: El cráneo de Broken Hill
En el año 1921, el prestigioso British Museum recibió un cráneo humano que fue encontrado en unas circunstancias cuanto menos, curiosas. Pues, este fue hallado en Zambia, en la antigua Rodhesia del Norte por dos trabajadores de una mina de Zinc. Estas personas se dedicaban a terraplenar una colina de no más de 20 metros de altura llamada Broken Hill.
Los dos trabajadores hallaron en la colina una pequeña galería de difícil acceso, pues estaba obstruida por una gran acumulación de rocas que taponaban la entrada. Una vez limpiaron la entrada de la misma se dieron cuenta de que esta desembocaba en una cueva de tamaño considerable, la cual estaba infestada de restos humanos, por lo que creyeron que se trataba de una antigua zona de enterramientos de la prehistoria.
Se realizó un trabajo de recuperación rudo, pues no se tuvo especial delicadeza a la hora de sacar los restos humanos de la galería. Pocos fueron los huesos que acabaron en manos de los paleontólogos profesionales. Uno de los restos que llegó a sus manos presentó las características siguientes:
* Grandes arcos supracilares
* Fisionomía del tipo neanderthaloide
* Frente huidiza
En todo trabajo de prospección arqueológica, sea el emplazamiento que sea, es necesario llevar a cabo un análisis estratigráfico en condiciones, analizar las unidades estratigráficas del mismo y separar los diferentes restos hallados según el estrato en el que se hayan encontrado para establecer un marco cronológico de referencia, etc. En esta caso, no se hizo ese trabajo en óptimas condiciones. En consecuencia, la datación de los restos fue menos precisa de lo que debiera ser.
Los restos de este espécimen fueron clasificados en la estirpe filogenética humana y fue bautizado por los paleontólogos como el “Hombre de Broken Hill” y como el “Hombre de Rodhesia“. Ambos nombres son válidos para referirse a esta espécimen. Finalmente, fue bautizado como “Neandertal Africano”
¿Qué se hizo con esos restos?
Tras analizarlos en primera instancia, se llegó a la conclusión de que este ser había vivido aproximadamente hace 1 millón de años y que había sufrido, como en casos anteriores, una enfermedad dental que le causó una infección. No obstante, tras estudiarlos con más detenimiento se dieron cuenta de un detalle inusual y sorprendente, ¡el Neandertal presentaba dos orificios de igual diámetro en ambos lados del cráneo! El profesor berlinés Mair emitió un veredicto revolucionario, ¡parecían orificios de entrada y salida provocados por el impacto de una bala moderna!
Figura 4. Cráneo de Broken Hill. ¿Armas de fuego en la prehistoria? ¿Fraude o intervención extraterrestre?
HIPÓTESIS ASTROARQUEOLÓGICAS
1ª Hipótesis: Disparo de un cazador “moderno” en la prehistoria
La audaz hipótesis de que un rayo láser, una arma de fuego u otro artilugio similar hubieran sido el brazo ejecutor de semejante orificio podría satisfacer las incongruencias que presentan ciertos argumentos y teorías oficialistas. No obstante, el suponer que este fuera el cráneo de un “superviviente” -entiéndase esta palabra como que los restos del ser no se perdieron en el olvido- que acabó pereciendo como consecuencia de un disparo no resuelve la siguiente pregunta: ¿ por qué entonces, los restos de este “Hombre de Rodhesia” fueron hallados en el interior de una cueva? Una vez más, la ciencia se encogió de hombros y se echó las manos a la cabeza. ¡Sandeces de un idealista temerario! Dirían…
HIPÓTESIS ARQUEOLÓGICAS OFICIALISTAS
1ª Hipótesis: Acromegalia
Esta hipótesis fue la que sostenía la teoría del Doctor Jack Cuozzo. La podemos encontrar en su obra Buried Alive: The starling about Neandethal man.
Como era de esperar, el clamor científico no se hizo esperar, pues la teoría fue objeto de discordia entre evolucionistas darwinianos y creacionistas ortodoxos. Desgraciadamente, entre los restos no se halló la mandíbula inferior que, al parecer, hubiera ayudado en un diagnóstico más certero.
2ª Hipótesis: Una Trepanación
El Dr. Jack Cuozzo sometió el cráneo de Broken Hill a diversos análisis y pruebas, llegando a la conclusión de que los agujeros no podían deberse a una trepanación.
Figura 5. El Doctor Jack Cuozzo dando una conferencia
En primer lugar, la trepanación, una de las prácticas más antiguas practicada por el hombre tanto por cuestiones médicas como religiosas, no explicaría la presencia de un segundo agujero, mucho más grande que el primero, justo debajo del primero, en el hueso occipital.
Dada la antigüedad de los restos -entorno al millón de años, como he mencionado con anterioridad- como, sobre todo, por la forma y aspecto de los agujeros, se estimó que dicha hipótesis no era sostenible, pues simplemente se concluyó que los agujeros en cuestión no tenían explicación lógica alguna.
CONCLUSIONES FINALES:
Los misterios año tras año se amontonan en los estantes de los casos sin resolver los investigadores. Estos acumulan polvo a la espera de que un audaz paladín pueda arrojar luz sobre la oscuridad en la que se ven envueltos estos enigmas…
Mis ojos pueden ver una realidad, los tuyos otra… mas, ¿no es más lógico creer que si reunimos todas estas opiniones nos acercaremos todos juntos más hacia la verdad?
Parece que esos cráneos se ríen ante el desconcierto que suscitan los mismos ante nuestros ojos. ¿Cuál es su historia? ¿Qué nos contarían si pudieran volver a la vida? Todas las teorías merecen ser escuchadas, por muy irracionales y descabelladas que parezcan, pues todas esconden algo de verdad en sus cimientos, algo que merece la pena escuchar.
Ya que, tal y como decía el ilustre Albert Einstein: “Lo que sabemos es una gota de agua. Lo que ignoramos, es un océano”
Fuente: http://granmisterio.org/2013/05/02/quien-disparaba-armas-de-fuego-en-la-prehistoria/
8.3. Chile: aeropuerto de los extraterrestres: la meseta «El Enladrillado»]
En el verano de 1968, el órgano oficial del gobierno chileno, «El Arauco» (de Santiago), escribió:
<Chile necesita la ayuda de un hombre que tranquilice nuestra curiosidad crónica, porque ni Gey ni Domeyko (arqueólogos) dijeron nada de aquella plataforma de El Enladrillado, de la que algunos afirman que fue construida por el hombre, mientras que para otros sería obra de seres extraterrestres.>
En agosto de 1968 se dieron a conocer algunos detalles sobre los descubrimientos hechos en la altiplanicie de El Enladrillado. Esta altiplanicie rocosa mide unos 3 km de longitud, y en la parte que aún resiste el paso del tiempo, tiene unos 800 m de anchura. D ala impresión de un anfiteatro. Suponiendo que sus constructores hubiesen sido hombres, se habría de admitir que contaron con las proverbiales fuerzas «sobrehumanas». Los bloques de piedra que se hubieron de (p.169)
mover aquí son cuadrados, de 4 a 5 m de altura y de 7 a 8 de longitud. Si este lugar fue utilizado por gigantes, el tamaño de éstos sería realmente descomunal. A juzgar por los sillones de piedra, estos gigantes debieron de haber tenido unas piernas de 4 m de longitud como mínimo. Ni la más desbordante fantasía puede admitir que seres humanos normales fuesen capaces de colocar estos bloques de piedra formando un anfiteatro. En su número del 11 de agosto de 1968, el periódico «La Mañana», de Talca (Chile), escribía:
<¿Pudo haber sido éste un lugar de aterrizaje (para los «dioses»)? Sin duda alguna.>
[Investigación en la meseta de «El Enladrillado»: pista de 1 km. y 60 m. de ancho]
A la altiplanicie de «El Enladrillado» sólo se puede llegar a caballo. Partiendo de la aldea de Alto de Vilches se ha de cabalgar durante tres horas para llegar al objetivo, situado a 1.260 m de altitud. Los bloques volcánicos, muy abundantes allí, tienen en el centro una superficie tan lisa, que sólo puede ser el resultado de un minucioso trabajo de esculpido. En esta altiplanicie se reconoce también claramente una pista, cortada en parte, que mide 1 km de longitud por 60 m de anchura. En los alrededores hay utensilios prehistóricos que, al parecer, sirvieron para dar forma a los 233 bloques de piedra, cortados geométricamente y cada uno de los cuales tiene un peso aproximado de 10.000 kg. Son las piedras que componen el anfiteatro.
El periódico «Concepción», de «El Sur» (Chile), considera, en su artículo del 25 de agosto de 1968, que la altiplanicie del El Enladrillado es «un lugar misterioso». En efecto, es un lugar misterioso, como lo siguen siendo, por lo demás, todos los lugares en que se han descubierto restos de tradiciones prehistóricas. Hacia el Oeste, la mirada se extiende sobre enormes precipicios, salvados por el vuelo de cóndores y águilas, y tras ellos se elevan los volcanes, cual mudos vigías. En aquellos montes se abre una cueva natural, de 100 m de profundidad (p.170),
con restos e indicios de trabajo humano.
[Hallazgos: instrumentos de obsidiana – metales – monolito con caras – 233 monolitos para un anfiteatro – más líneas]
Se dice que aquí debieron de haber trabajado hombres del Paleolítico para obtener obsidiana de un filón (vidrio natural de origen volcánico), y que dejaron tras sí pruebas de su capacidad industrial en forma de instrumentos que contenían metal. La verdad es que no consigo explicarme esto, porque los hombres del Paleolítico no disponían de instrumentos que contuvieran metal. Las tesis actuales no pueden estar de acuerdo con esta opinión.
Durante las investigaciones geológicas y arqueológicas se encontró un monolito de 8 m de altura. Cuando se consiguió darle la vuelta, tras muchos esfuerzos, aparecieron varias caras en la otra pare. Se trata de un misterio que puede compararse con los de la isla de Pascua.
Aún hay otra curiosidad digna de mención: en medio de la altiplanicie hay tres bloques de piedra, de 1 a 1,50 m de diámetro cada uno. Durante las mediciones efectuadas se descubrió que dos de estos bloques de piedra formaban una línea orientada de Norte a Sur. La línea que corría desde los dos bloques hasta el tercero cortaba el horizonte, con una pequeñísima desviación, en el punto en que el Sol se encuentra en su cenit durante el verano. De nuevo surge la pregunta de si una raza ya desaparecida no dejaría vestigios de sus asombrosos conocimientos astronómicos, o bien si fueron nuestros antepasados los que trabajarían aquí en cumplimiento de una «alta misión».
Para explicar estos maravillosos testimonios del pasado no se puede recurrir a la «simple casualidad».
El director de la citada expedición científica chilena, Humberto Sarnataro Bounaud, defendió, en un artículo publicado en «El mercurio» de Santiago, el 26 de agosto de 1968, el punto de vista de que aquí actuó, sin duda, una antigua «cultura» desconocida por nosotros, ya que los nativos de esta zona no (p.171)
habrían sido capaces, en modo alguno, de realizar una obra semejante. Según Bounaud, esta altiplanicie sería un lugar de aterrizaje muy adecuado para toda clase de posibles naves cósmicas. De acuerdo con esta teoría se podría explicar la ordenada disposición geométrica de los 233 bloques de piedra, que podrían haber sido una señal óptica dirigida hacia el cielo.
[¿O fueron una radio para conexiones done extraterrestres?]
Bounaud escribió en el citado diario: «O bien se trató, sencillamente, de seres desconocidos que utilizaron este lugar para sus fines.»
He descrito con tanto detenimiento [muchas palabras] los descubrimientos hechos en la antiplanicie de El Enladrillado, por dos razones: En primer lugar, porque en Europa llegó a su conocimiento sólo un círculo, relativamente pequeño, de interesados, y, en segundo lugar, porque concuerdan a la perfección con mi tesis de que las marcas existentes en la bahía de Pisco representarían el origen de una línea aérea para los cosmonautas, que los dirigiría hacia el lugar de aterrizaje, en el extremo norte de Chile (p.172)
[8.4. Más lugares con hallazgos indicando los dioses antiguos]
Pero volvamos al presente. Los creadores de las culturas primitivas desaparecieron, pero los restos que dejaron nos siguen mirando interrogativamente, en espera de ser explicados. Para encontrar respuestas correctas a estas preguntas; para salir al encuentro de estos interrogantes, los arqueólogos deberían recibir de sus respectivos gobiernos, y quizá también de alguna organización mundial, los medios adecuados para poder proseguir sus investigaciones de una manera sistemática e intensiva. Es conveniente y necesario que las industrias inviertan miles de millones en investigaciones para el futuro. Pero, ¿acaso por eso la investigación de nuestro pasado tiene que ser tratada por el presente como un «hijastro»? Tal vez llegue el día en que se inicie una auténtica carrera de investigación (p.172)
arqueológica, cuyos resultados se mantendrían sometidos a los mismos secretos que las cuestiones militares. Entonces tendríamos una situación semejante a la que se ha producido durante los últimos años en la llamada «carrera del espacio». Pero la posible «carrera arqueológica» no sería una cuestión de prestigio, sino, más bien, algo realmente provechoso.
En este sentido deseo citar algunos lugares en los que la investigación moderna, aplicada de forma intensiva, tal vez haya descifrado algunos misterios de nuestro pasado, de una forma útil para la técnica:
[California: Isla de Santa Rosa con restos humanos de 29.600 años]
En la isla de Santa Rosa se encontraron restos de un asentamiento humano que, según el método del C-14, se remontan a 29.600 años atrás.
Mapa con California con la isla Santa Rosa, San Francisco y Los Angeles [1]
[España: Cueva «La Pileta» en la localidad de «Ronda» con restos humanos de 30.000 a 6.000 años a.d.C. – dibujos desarrollados]
A 20 km al sur de la ciudad española de Ronda, en la provincia de Málaga (Andalucía), se abre la llamada cueva de «La Pileta», en un solitario valle. Se pudo demostrar que en esta cueva habían vivido seres humanos entre los años 30.000 y 6.000 a.d.C. En las paredes de dicha cueva aparecieron unos raros dibujos estilizados que no son, en modo alguno, garabatos sin sentido, ya que están realizados con maestría y, además, se repiten a menudo. Se podría tratar de una especie de escritura.
[Sáhara: Montañas de Ennedi con pinturas rupestres – figuras de mujeres]
En las montañas de Ennedi, en la zona sur del Sáhara, Peter Fuchs descubrió unas figuras de cuatro mujeres pintadas en la roca, y que son únicas en África. Las figuras llevan vestidos y tatuajes, muy parecidos a los que se han encontrado en la zona del Pacífico Sur. Pero entre el sur del Sáhara y las islas del Pacífico hay una distancia de ¡25.000 kilómetros en línea recta! (p.173)
[Laberintos en dibujos rupestres: África, Europa, «América» del Sur, Santa Cruz (Argentina), Neuquén (Argentina)
Las llamadas representaciones de «laberinto» son conocidas ya desde hace tiempo en muchos dibujos rupestres, tanto de África como de Europa. Se trata de dibujos de verdaderos laberintos, para los que hasta ahora no se ha hallado ninguna explicación. Mas, posteriormente, estos símbolos «laberínticos» se encontraron también en algunas paredes rocosas sudamericanas, especialmente en el Territorio Nacional de Santa Cruz y en el Territorio de Neuquén, en Argentina. ¿Se dio acaso un «intercambio de pensamientos» entre los artistas sobre sus representaciones? ¿Cómo se podría explicar, si no, la repetición de los mismos símbolos?
[Ecuador: Rito de indígenas en Quito en magiar con estrellas del Oso Mayor]
El investigador argentino Juan Moricz ha demostrado que, en el antiguo reino de Quito (América del Sur) se hablaba ya la lengua magiar [de Hungría] antes de la conquista española. Descubrió los mismos nombres familiares, los mismos nombres de lugares y las mismas costumbres funerarias. Cuando los antiguos magiares enterraban a un muerto, lo despedían con las palabras «irá a la Osa Mayor».En los valles sudamericanos de Quinche [Ecuador] y de Cochasqui [Chasqui, Ecuador] hay túmulos [colinas de tumbas] que son copias exactas de las siete estrellas principales de la Osa Mayor.
[Perú: Pinturas rupestres]
Entre Abancay y el río Apurimac, en Perú, en el tramo Cuzco-Machu-Picchu, se encuentra, desde tiempos prehistóricos, una piedra de 2,50 m de altura y 11 de perímetro, erigida en la cumbre de una pequeña colina. En esta «Piedra de Saihuite» se ven relieves que representan espléndidas terrazas, templos y bloques de casas, así como extraños desagües y, de nuevo, signos escrituriformes no descifrados hasta ahora. Unos relieves semejantes, existentes en esta (p.174)
zona, llevan los nombres de Rumihuasi e Intihuasi. En Rumihuasi se observa el modelo de un templo con un nicho de 1,40 m de altura.
[Japón: indígenas de los ainos en Hokkaido con dioses antiguos]
En febrero de 1967, la acreditada «National Geographic Magazine» [revista nacional geográfica], de Estados Unidos, publicó un informe sobre la pequeña tribu de los ainos, que vive en la isla japonesa de Hokkaido. Pues bien, los ainos siguen afirmando, y tratan de demostrarlo con sus mitos, que son descendientes directos de los «dioses» llegados del Cosmos.
[El dios Apolo con avión]
En un vaso del siglo VI a.d.J.C., conservado en el «Museo Vaticano», se representa a Apolo volando sobre el mar. El dios va sentado en un trípode, una especie de platillo con tres patas largas. La estructura se mantiene en el aire gracias a tres poderosas alas de águila.
[México: monolito con dragón con 3 cabezas con casco con astronauta]
México, Villahermosa, monolito de dragón (p.192-193)
Däniken indica:
<Monolito del «dragón» en el parque olmeca de Villahermosa (México)> (p.192-193)
En el «Museo de Villahermosa», en Tabasco (México), se conserva un monolito, perfectamente trabajado, con la representación de una serpiente o, más bien, un «dragón» que abarca [incluye] las tres caras. En el interior del animal vemos, sentado, aun hombre [astronauta] con la espalda encorvada [curvada] y las piernas levantadas. Apoya los pies en unos pedales, mientras la mano izquierda «acciona» una «palanca de dirección», y la derecha sostiene una cajita. Se toca con un casco, que se ajusta bien a la cabeza y que abarca la frente, las orejas y el mentón, dejando libre sólo la cara. Ante la boca se ve un instrumento semejante a un micrófono. El ropaje y el casco están firmemente unidos entre sí.
[Iraq: en Ur hay antiguos instrumentos y dibujos de cohetes]
Sobre un gran cincel de cobre, puntiagudo por uno de sus lados, que apareció en las «tumbas reales» de Ur, se pueden ver, de arriba abajo, cinco esferas [bolas como huevos]; una cajita similar a un altavoz [altoparlante]; dos cohetes modernos por (p.175)
completo, situados uno junto a otro y que llevan rayos en uno de sus extremos; varias figuras en forma de dragón y una «copia», bastante exacta, de una cápsula «Géminis». No cabe duda de que era extraordinaria la fantasía del autor de estos relieves, que vivió hace más de 5.500 años.
[Perú: en Trujillo hay vasijas de arcilla con el dios Kukulkán viajando en cohetes – encontrado en el valle de Chicama]
El señor Gerardo Niemann (de «Hacienda Casa Grande», en Trujillo, Perú) posee dos vasijas de arcilla muy notables. Una de ellas, de 22 cm de altura, tiene forma de una especie de «cápsula espacial», en la que son reconocibles el impulso y el despegue con tanta claridad como en la figura del dios Kukulkán, en Palenque, que «viaja» en un cohete. Sobre la cápsula está acuclillado [asentado] un animal, parecido a un perro, con la boca muy abierta. La segunda vasija de arcilla representa a un hombre que, con los índices de ambas manos, manipula una especie de máquina de calcular o caja registradora de un total de 37 botones. Esta vasija mide 40,15 cm de altura. Ambas fueron encontradas en el valle de Chicama, costa del norte del Perú.
Pero no nos encontramos al final, sino al principio de unos grandes descubrimientos del pasado que nos señalan hacia el futuro (p.176)
http://www. geschichteinchronologie.ch/Daeniken/ESP/estrellas-etc/09-isla-de-Pascua.html
site sobre las piramides chinas y bastantes cosas mas
http://natrilhadocastelo.blogspot.com.br/2012/08/asa-piramides-chinesas-e-os-dragoes.html
otro site con imágenes y video importantes
http://megaarquivo.com/category/civilizacoes-antigas-2/page/9/ interesante com muchas cosas Neste deserto estão localizados os tais glifos que segundo algumas teriorias teriam sido feitos por supostos ETs. Mas deixando esse assunto para outro capítulo, falaremos aqui sobre outros aspectos do deserto.
Está localizado na região norte do Chile até a fronteira com o Peru. Com cerca de 1000 km de extensão, é considerado o deserto mais alto e mais árido do mundo, pois chove muito pouco na região, em consequência das correntes marítimas do Pacífico não conseguirem passar para o deserto, por causa de sua altitude. Assim, quando se evaporam, as nuvens úmidas descarregam seu conteúdo antes de chegar ao deserto, podendo deixá-lo durante épocas sem chuva. Isso o torna de aridez incrível.
As temperaturas no deserto variam entre 0ºC à noite e 40ºC durante o dia. Em função destas condições existem poucas cidades e vilas no deserto; uma delas, muito conhecida, é São Pedro de Atacama, que tem pouco mais de 3 000 habitantes e está a 2 400 metros de altitude. Por ser bem isolada é considerada um oásis no meio do deserto e o principal ponto de encontro de viajantes do mundo inteiro, mochileiros, fotógrafos, astrônomos, cientistas, pesquisadores, motociclistas e aventureiros.
Apesar de pequena e isolada no coração do deserto mais árido do mundo, San Pedro possui uma vida agitada, mesmo depois da meia noite, os bares e restaurantes ficam lotados com pessoas conversando e planejando o dia seguinte.
A região foi primeiramente habitada pelos atacamenhos, povo da região juntamente com a civilização dos nativos aymaras, ambos deixaram um legado inestimável em termos arqueológicos, daí o seu nome deserto de Atacama.
Tal riqueza é guardada em importantes museus, salientando-se o Museu de San Miguel de Azapa localizado no Vale de Azapadadeduer distante 12 km de Arica e o Museu Del Padre Le Paige, em São Pedro de Atacama.
Há importantes manifestações de arte rupestre pré-colombianas na região, que é o berço de uma das maiores esculturas de figura humana feita na pré-história, o Gigante do Atacama.
Nas entranhas do deserto também podem-se descobrir ruínas intactas como as Vivendas Circulares de Tulor, que datam do 800 a.C., e as pukaras, fortalezas de defesa em Quitor e Lasana, além do centro administrativo Inca em Catarpe, Arica.Possui clima quente durante o dia e frio à noite, mas ao longo do ano é seco, apresentando variações de temperatura que vão de 0 °C a 40 °C. A falta de chuva nessa região é devida às correntes marinhas do Pacífico. A corrente marinha de Humboldt, deixa o ar muito frio, que ao se chocar com as correntes quentes do Pacífico geram condensação e consequentemente chuva. Porém, até chegar no deserto, as nuvens se descarregam chegando lá já vazias, fazendo com que não chova lá. Já foi registrado como o menor índice pluviométrico do planeta.
Vulcão no Deserto de Atacama
Flora
É formada basicamente por árvores de pequeno porte, como a Pimienta e o Algarrobo, arbustos como o Chanhar e plantas como a Anhanhuca e a Brea que crescem na sua maioria ao longo dos vales e na região da precordilheira e cactos que crescem principalmente nas serras próximas à costa mais ao sul. Deve-se ressaltar as plantas que crescem, eventualmente apenas, na região em que ocorre o fenômeno do Inverno Florido entre as cidades de Copiapó e Vallenar. O deserto de Atacama em geral apresenta um terreno rochoso muito seco e pouco propicio a brotar algumas plantas. Em alguns lugares próximos à região de Antofagasta existem grandes áreas de deserto absoluto, onde o solo é completamente desprovido de vegetação.
Hidrografia
A região, apesar de ser seca e não apresentar um índice pluviométrico relevante, apresenta alguns lagos com água quase todo o ano, servindo de fonte de vida tanto para os habitantes da região quanto para os animais os quais lá habitam.
Curiosidades
O deserto de Atacama é o lugar na Terra que passou mais tempo sem presenciar chuvas, sendo registrados 1400 anos sem indícios de chuva.
É considerado o deserto mais alto e árido.
Apesar de não haver chuvas é quase comum nevar em partes da região perto dos vulcões.
O Deserto de Atacama pode ser comparado com algumas cidades em certas épocas como Brasília nos períodos de Junho a Setembro por ter umidade relativa do ar com uma média de 5%,e com pouca precipitação, por causa da umidade do ar ficar mais baixa que o deserto mas a temperatura menor.
Turismo
O Deserto do Atacama é muito visado por turistas, para prática do trekking, montanhismo, montaria, off-road e mountain bike, e arqueólogos devido a possuir interessantes artefatos arqueológicos e históricos, além de salinas, gêiseres, vulcões, lagoas coloridas, vales verdejantes e canyons de água cristalina. Também há múmias com mais de 1000 anos deixadas pelos Chinchorros (antigos habitantes da área).
Parece outro planeta, mas é aqui, na Terra
O MISTÉRIO DO DISCO SUBMERSO NO BÁLTICO
pinturas y grabados en cuevas y abrigos de utah-McConkie Ranch y Barrier Canyon y Sego Canyon
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Trastornos del tiempo y el espacio. Otros mundos
LOS INVESTIGADORES DEL TRIÁNGULO DE LAS Bermudas han advertido hace tiempo la existencia de otra zona misteriosa en los océanos del mundo. Está situada al sudeste de Japón, entre este país y las islas Bonin, y más específicamente entré Iwo Jima y la isla Marcus, y su historia y su reputación la señalan como un lugar de grave peligro para barcos y aviones.
Ya sea que los barcos se han perdido allí como consecuencia de la erupción de volcanes submarinos, o de súbitas marejadas, lo cierto es que esta región, llamada Mar del Diablo, goza de una fama aún más siniestra —por lo menos oficialmente— que el Triángulo de las Bermudas. Después de la investigación realizada por un buque del gobierno, en 1955, las autoridades japonesas resolvieron declararla zona peligrosa.
El Mar del Diablo ha despertado temor desde antiguo entre los pescadores, que creen que está habitado por seres satánicos, demonios y monstruos que se apoderan de los barcos desprevenidos. Naves de mar y aire desaparecieron regularmente allí durante muchos años, pero en una época en que Japón gozaba de paz, entre 1950 y 1954, se perdieron nueve modernas embarcaciones, cuya tripulación total alcanzaba a varios centenares de personas y en circunstancias características (intensas búsquedas por mar y aire, falta de restos o manchas de aceite) de los acontecimientos del Triángulo de las Bermudas.
Las dos zonas presentan coincidencias impresionantes: el Triángulo incluye, casi en su extremo occidental, en una longitud 80° Oeste, una línea donde el Norte magnético y el Norte verdadero resultan alineados, sin necesidad de calcular una variación del compás. Esta misma longitud cambia su denominación cuando pasa por los Polos, convirtiéndose en 150° Este. Continúa desde el Polo Norte hacia el Sur, pasa al este del Japón y cruza por el medio del Mar del Diablo.
En este punto, la aguja del compás también señala hacia el Norte magnético y el Norte verdadero al mismo tiempo.
Las inexplicables desapariciones ocurridas en este equivalente japonés del Triángulo de las Bermudasmovieron al Gobierno a realizar una investigación, que tuvo lugar en 1955.
Esta expedición incluía a un grupo de científicos que iban recogiendo datos mientras su barco, el Kaiyo Maru N.° 5, cruzaba el Mar del Diablo, y tuvo un final espectacular: de pronto, el barco investigador desapareció junto con su tripulación y los científicos.
La existencia de una o más zonas de desapariciones similares a éstas en los océanos del mundo ha movido a hacer algunas especulaciones bastante desusadas. Se han elaborado teorías relativas a trastornos antigravitacionales, suponiendo que hay zonas en que las leyes de gravedad y de atracción magnética normal no funcionan de la manera que nos es familiar.
Ralph Barker, autor del libro Great Mysteries of the Air, anota que los nuevos descubrimientos en el campo de la Física,
“demuestran la existencia de partículas de materias antigravitacionales” y sugieren “la presencia de materia antigravitacional o ‘contraterrenal’ de naturaleza totalmente distinta de las conocidas en este planeta…, de asombroso poder explosivo cuando (se) aproxima a alguna materia de las conocidas…, situada en ciertas regiones de la Tierra…”.
Barker deja entrever la posibilidad de que esta sustancia haya llegado desde el espacio para depositarse bajo la corteza terrestre de los continentes y, con mayor frecuencia, de los océanos. Esta teoría ofrece una posible explicación de los trastornos electrónicos y magnéticos dentro de algunas zonas, pero no explica en cambio las numerosas desapariciones de barcos y aviones que se hallaban a la vista de tierra. En este sentido, cabe recordar los informes acerca de otras áreas de anomalías magnéticas, en que la fuerza de atracción de algo oculto bajo el agua resulta más poderosa que la del Norte Magnético Polar.
En su artículo titulado “The Twelve Devil’s Graveyards Around the World” (Los doce cementerios diabólicos alrededor del mundo), escrito para la revista Saga, Ivan Sanderson hace un estudio más detallado del Triángulo de las Bermudas y otras regiones sospechosas.
(Figure 1: Vile Vortices Overview – from Ivan Sanderson’s 1972 article in Saga magazine,
“The Twelve Devil’s Graveyards Around the World,”
plotted ship and plane disappearances worldwide, focusing attention on 12 areas
[&Arctic & Antarctic – see Hollow Earth Theory & Admiral Byrd])
Al señalar los lugares del mundo en que se han producido desapariciones de aviones y barcos, Sanderson y sus colaboradores descubrieron, en primer término, que la mayoría ocurrieron en seis zonas, todas las cuales tenían más o menos la misma forma oblonga y estaban situadas entre las latitudes 30° y 40°, al norte y al sur del Ecuador. Entre ellas figuraban el Triángulo de las Bermudas y el Mar del Diablo.
Al desarrollar aún más su teoría, Sanderson configuró una serie de doce “anomalías” en torno del globo, que se producen a intervalos de setenta y dos grados y tienen su centro exactamente en las latitudes 36° Norte y Sur. Son cinco en el Hemisferio Norte, cinco en el Sur y los dos polos. La razón por la cual el Triángulo de las Bermudas es el más célebre es que allí tiene lugar el mayor número de viajes. Las otras zonas en cambio, aunque menos recorridas, presentaban también evidencias notorias de perturbaciones magnéticas temporales y espaciales.
La mayor parte de estas regiones se halla al este de las masas terrestres continentales donde las corrientes oceánicas cálidas que se dirigen hacia el Norte chocan con las frías que van hacia el Sur. Además, allí se encuentran también los puntos nodales en que las corrientes de superficie toman una dirección y las submarinas otra.
Estas últimas fluyen tangencialmente, y al sufrir la influencia de distintas temperaturas provocan turbulencias magnéticas que afectan la comunicación radial y quizá también la gravedad. En algunos casos, y cuando se presentan condiciones especiales, provocan la desaparición de embarcaciones aéreas y de superficie, haciéndolos dirigirse a otros puntos del tiempo o el espacio.
Sanderson pone de relieve un aspecto muy interesante de la extraña situación que se advierte en estas zonas cuando describe cómo algunos vuelos cuidadosamente programados suelen llegar con un asombroso adelanto. Hay aviones que han arribado con tanta anticipación con respecto a su itinerario, que la única explicación es que hayan encontrado un viento de cola de una velocidad de 800 kilómetros por hora, por ejemplo.
Tales incidentes pueden ser el resultado de vientos no registrados, pero parecen producirse con más frecuencia dentro del Triángulo de las Bermudas y otras, zonas tormentosas, como si dichos aviones se hubiesen encontrado con la anomalía pero hubiesen logrado sortearla o evadirse del “agujero del espacio” que ha costado la vida a tantos viajeros.
Hace cinco años se produjo un incidente en el aeropuerto de Miami que significó un salto en el tiempo y que nunca ha sido explicado satisfactoriamente. El aparato afectado fue un Boeing 727 de la National Airlines que, al hacer la aproximación para aterrizar desde el Nordeste, y cuando se hallaba dentro de la pantalla de radar del centro de control, desapareció abruptamente y por un lapso de diez minutos.
Luego, reapareció y aterrizó sin dificultades. El piloto y la tripulación mostraron cierta sorpresa al advertir la preocupación del personal de tierra puesto que, según ellos, nada extraño había ocurrido.
A manera de explicación, uno de los funcionarios de control aéreo dijo a uno de los pilotos:
—Muchacho, durante diez minutos has dejado de existir.
En aquel momento, la tripulación verificó la hora en sus relojes y en los diversos instrumentos horarios del avión y descubrieron que todos estaban atrasados diez minutos respecto de la hora real. Fue algo particularmente notable, puesto que el avión había practicado un control horario de rutina veinte minutos antes del incidente, y en aquel momento no se advirtió ninguna discrepancia con el horario real.
Ivan Sanderson hace notar que nuestro planeta opera sobre la base del electromagnetismo y se pregunta si el Triángulo de las Bermudas y algunas otras zonas no funcionan como,
“…enormes máquinas generadoras de otro tipo de anomalías… ¿No podrían tal vez crear torbellinos, dentro o fuera de los cuales los objetos materiales quedarían sometidos a una continuidad de tiempo y espacio diferente?”.
Porque, aparte de las numerosas desapariciones ocurridas, en los últimos años se han producido un número inmensamente mayor de apariciones. Ocurrieron en todo el mundo, durante más de dos siglos y parecen seguir produciéndose, a pesar de los desmentidos oficiales y del hecho de que, en estricta lógica, son “imposibles”. Ningún investigador de los acontecimientos del Triángulo de las Bermudas puede eludir los informes acerca de apariciones de OVNI.
Los OVNI han dado lugar a miles de documentos e investigaciones en los Estados Unidos desde 1947, en que se produjo la primera serie de visiones registrada en tiempos de paz. En el resto del mundo se han producido millares de apariciones; diez mil, solamente en 1966. Muchos millones de personas sostienen haber visto OVNI en Estados Unidos y en otros países. También han sido descritos por observadores competentes desde el punto de vista científico.
Como dijo el doctor J. Allen Hyneck, ex asesor de la Fuerza Aérea en esta materia,
“la inteligencia de los que se dedican a observar estos objetos, y de quienes han informado haberlos visto, es por lo menos normal. En muchos casos está por encima de lo normal y en otros es embarazosamente elevada”.
Los OVNI han sido fotografiados con diversos grados de nitidez; se les ha observado siguiendo a aviones, en algunos casos los han interceptado o destruido, y en algunas ocasiones han aparecido en número considerable sobre capitales como Washington y Roma.
Los comunicados del Gobierno de los Estados Unidos, de la Fuerza Aérea y la Marina han atribuido la mayor parte de las visiones a la Luna, a cometas, halos lunares, espejismos, bolas de fuego, estelas de condensación, estrellas, meteoros, planetas (Venus, especialmente), aviones de prueba, luces antiaéreas, fuegos artificiales, autokinesis (cuando un objeto observado parece moverse), “postespejismos” (cuando un objeto observado se desvanece tan lentamente que se le sigue viendo en otro lugar), fuegos fatuos, fraudes o, sencillamente, ilusiones ópticas masivas.
Sin embargo, los informes acerca de OVNI siguen apareciendo y las diversas e importantes sociedades dedicadas a estudiarlos, así como una verdadera proliferación de libros sobre la materia, hacen que el tema se mantenga vivo. En todo caso, parece seguro que no son armas secretas pertenecientes a las potencias terrestres. Por cierto, durante la Segunda Guerra Mundial, cada uno de los dos bandos pensaba que los “cazas fantasmas” luminosos que revoloteaban junto a los aviones de combate eran armas secretas del enemigo.
Como se ha observado con toda crudeza, si los OVNI fuesen armas secretas soviéticas, los rusos no lo callarían, por el orgullo que sentirían de haberlos inventado, y si fueran norteamericanas, los Estados Unidos no podrían mantenerlas fuera del alcance de su propia prensa. Es interesante anotar que aun cuando la posición oficial de la Fuerza Aérea estadounidense sigue siendo que los OVNI no tienen explicación, y por lo tanto no existen, su circular normativa AFR 80-17 dio instrucciones detalladas a los pilotos acerca de las medidas que deben adoptarse cuando se está a la vista de alguno de ellos.
Por una parte, muchas de las indicaciones de esta circular dejan en claro, que la Fuerza Aérea no descarta el seguir investigando estos fenómenos y, por otra, que los OVNI, tan a menudo desacreditados en las declaraciones oficiales, son muy persistentes.
Las instrucciones consisten,
“…en determinar si el OVNI constituye una posible amenaza para los Estados Unidos y en utilizar los datos científicos o técnicos derivados del estudio de los informes que se refieren a ellos”.
Aunque la circular declara con mucha seguridad que,
“La mayoría de los OVNI de los que se ha informado a la Fuerza Aérea han resultado objetos convencionales o familiares, que no representan peligro alguno para nuestra seguridad”, agrega: “Es posible que otros países hayan desarrollado vehículos voladores de formas o propulsión revolucionarias”.
En la declaración hay sin embargo algo paradójico; por una parte se dice que “con frecuencia, algunos OVNI han resultado ser aviones”.
Poco más adelante se agrega:
“En vista de que se ha establecido que los aviones han sido la causa de algunos informes acerca de OVNI, dichos aparatos no deben reseñarse según las normas de esta circular”, ya que el observador que informara acerca de un objeto de aspecto extraño no sabría si se trata de un avión o no, puesto que estaría operando en el aire.
Además, la circular prescribe lo siguiente:
“El comandante de cada base de la Fuerza Aérea deberá estar en capacidad de realizar investigaciones acerca de los OVNI. Al recibir información sobre alguno, deberá determinarse cuál fue la causa que provocó la visión”.
La mayor parte del documento AFB. 80-17 está dedicada a establecer el orden jerárquico en que debe darse cuenta de las visiones de OVNI y a detallar las instrucciones para la investigación y el revelado de las fotografías que puedan tomarse de los objetos.
Se dan también instrucciones respecto de la información que el comandante puede proporcionar a la prensa local cuando le pregunten acerca de las visiones habidas en la región:
“Como respuesta a las averiguaciones relativas a los OVNI avistados en las proximidades de una base de la Fuerza Aérea, el comandante puede entregar información a los medios de prensa o al público después que la visión haya sido plenamente identificada. Si el estímulo de la visión resulta difícil de identificar a nivel de la base, el comandante puede declarar que se está realizando una investigación y que las conclusiones serán entregadas por el organismo SAFOI de la Fuerza Aérea, una vez que se la haya completado. También puede expresar que la Fuerza Aérea revisará y analizará los resultados de la investigación. Cualquier otra pregunta que se desee hacer deberá formularse al SAFOI”.
Traducido a lenguaje civil, esto quiere decir:
“Si no se trata de un avión o de algo que usted pueda explicar, dígales que esperen y no hable de más…”.
Como primer anexo a la circular se acompañaba un cuestionario a rellenar, compuesto de media docena de páginas llenas de diagramas, preguntas y respuestas posibles, destinado a servir de guía para una información exacta y secreta acerca de los OVNI. La pregunta número 13, por ejemplo, pide a la persona que informa que marque con un “sí”, un “no” o con un “desconocido” el espacio relativo a las diversas actitudes del OVNI que dice haber visto.
Las preguntas están formuladas así:
“¿Cómo actuaba el fenómeno?: ¿se movía en línea recta?, ¿permanecía inmóvil?, ¿aceleró de pronto para alejarse?, ¿se partió en pedazos y estalló?, ¿cambió de color?, ¿echaba humo?, ¿emitía una luz fuerte o parpadeaba?, ¿desaparecía y volvía a aparecer?, ¿giraba como un trompo?, ¿hacía ruido?, ¿tenía un movimiento ondulante u oscilante?”.
Las preguntas son interesantes, en el sentido de que se leen como un resumen de lo que los observadores han informado después que han visto, o han creído ver, platillos voladores o cualquier cosa, excepto los hombrecillos verdes u otros humanoides que algunos han creído distinguir en el interior de los OVNI.
La Fuerza Aérea, que es tal vez el servicio más estrechamente relacionado con los OVNI, firmó un contrato con la Universidad de Colorado para elaborar un estudio final sobre los mismos, que fue puntualmente entregado en 1968. Este proyecto, bajo la dirección del doctor Edward A. Condón, director científico del informe, titulado “Estudio científico de los Objetos Voladores No Identificados“, llegó a la conclusión, después de un estudio detallado acerca de una amplia gama de casos, de que la mayor parte de los informes presentados eran explicables de una manera u otra y que sólo un pequeño porcentaje no tenía explicación.
Se concluyó también que la cantidad de tiempo y dinero empleado en investigar los OVNI no justificaba la información científica obtenida, dando a entender que cualquier nuevo esfuerzo sería inútil. Mientras tanto, las visiones de OVNI continuaron y se siguió informando sobre su presencia en los cielos de diferentes lugares del mundo, y también en el espacio, en vuelos individuales o masivos.
Aparte de los desmentidos oficiales, otra circunstancia que obviamente atenta contra un estudio serio acerca de los OVNI es el sentimiento generalizado acerca de la falta de seriedad con que los medios de comunicación se refieren a las visiones de estos objetos.
En el mes de octubre de 1973, cuando los testimonios de observadores aumentasen notoriamente, dando cuenta de visiones en Louisiana, Ohio, Mississippi, Minnesota, Georgia y Florida, y cuando entre ellos figuraron personas tan importantes como el gobernador de Minnesota y numerosos funcionarios de policía y soldados, se despertó suficiente interés entre el público como para que la prensa y las cadenas de radio se ocuparan frecuentemente del tema.
La radio de la Columbia Broadcasting System, por ejemplo, ofreció a sus auditores un reportaje bastante detallado… ¡escrito en verso! Otra crónica aseguró que la policía de Detroit había preparado todo un procedimiento para arrestar a los ocupantes de los OVNI, incluso teniendo en cuenta su separación, en caso de que se trate de entes de sexo masculino o femenino (como si las diferencias biológicas terrestres pudieran darse en igual forma en los centenares de millones de planetas potencialmente habitados).
La persistencia de los testimonios y el no reconocimiento oficial del fenómeno provoca en los creyentes sentimientos como los expresados por E. J. Ruppelt, quien dirigió una investigación de la Fuerza Aérea sobre esta materia, en su libro The Report on Unidentified flying Objects (El informe sobre Objetos Voladores No Identificados):
¿Qué puede constituir una prueba? ¿Tendría un OVNI que aterrizar en la entrada al Pentágono que da hacia el río, cerca de las oficinas de los jefes del Estado Mayor? ¿O es prueba suficiente el que una estación de radar lo detecte, envíe un avión a chorro a interceptarlo, que el piloto del avión lo vea y lo identifique en su radar, hasta que el OVNI huya a una velocidad fenomenal? ¿Constituye prueba el que un piloto de otro avión a chorro dispare contra uno de esos objetos y luego insista en su versión, incluso luego de verse amenazado con ser sometido a una Corte Marcial?…
Los informes acerca de OVNI registrados en la zona sur de Florida – las Bahamas han sido y siguen siendo numerosos, mucho más que en cualquier otra región. Se les ha visto bajo aguas transparentes, en el cielo y viajando del cielo al mar y del mar al cielo.
Los testimonios han provenido de observadores dignos de crédito y los lugares en que se han producido las visiones han dado pie a algunas teorías según las cuales su presencia está relacionada con las desapariciones que ocurren dentro del Triángulo de las Bermudas; o mejor dicho, para ser más explícito, que los OVNI han estado secuestrando aviones y barcos durante varias generaciones.
Uno de los partidarios más elocuentes de esta versión es John Spencer, autor del libro Limbo of the Lost (Limbo de los perdidos). El autor está familiarizado con los aviones, puesto que fue piloto de la Fuerza Aérea durante 10 años. Es además un estudioso del fenómeno de los OVNI y miembro de NICAP (Comité Nacional de Investigaciones sobre los Fenómenos Aéreos), un organismo investigador muy serio, que incluye entre sus miembros a altos funcionarios del Gobierno, la Marina y organismos especializados en cohetería de los Estados Unidos.
Spencer comenzó a interesarse por el Triángulo de las Bermudas —al que prefiere llamar “Limbo de los Perdidos”— durante la época de la desaparición del submarino atómico Scorpion, que muchos relacionaron con otras pérdidas ocurridas dentro del Triángulo. Sin embargo, la pérdida de este submarino no constituyó un misterio, porque fue finalmente localizado a más de 650 km de las Azores, gracias, en parte, según Spencer, a los datos proporcionados gentilmente por los rusos a la Marina de los Estados Unidos.
Luego siguió estudiando la zona de las desapariciones y, mediante la proyección de las pérdidas en un mapa, llegó a la conclusión de que la mayoría tienen lugar en la plataforma continental que va desde Cape May, en New Jersey (cerca de Nueva York) hasta el extremo de Florida, y aún más allá, siguiendo por el Oeste hacia el Golfo de México, y por el Sudeste hasta las Antillas. Incluye también un círculo de 700 km de radio con centro en las Bermudas, y todos los bancos de las Bahamas.
Spencer ha realizado estos estudios durante muchos años y piensa que la única explicación plausible en torno de la pérdida de aviones y barcos con sus tripulaciones y pasajeros, es que han sido y son arrebatados físicamente de los mares y cielos por los que viajaban.
Señala:
Puesto que la desaparición total de navíos de más de 175 metros de largo, en mares totalmente en calma y a 80 km de la costa, lo mismo que la de aviones a punto de aterrizar, no puede ocurrir, según, las normas terrestres, y sin embargo, siguen ocurriendo, me veo obligado a concluir que se los están llevando de nuestro planeta.
El examen de los detalles de las visiones de OVNI, no sólo en nuestra época sino a lo largo de toda la historia escrita, le han llevado a creer que existen dos tipos principales de objetos: uno sería el omnipresente “platillo volador”, que mediría unos 25 metros de circunferencia, y el otro un enorme navío-madre, capaz de transportar una docena o más de “platillos”, o tal vez grandes ejemplares de muestra de embarcaciones terrestres. Este gigantesco aparato espacial de transporte correspondería a los de enorme tamaño y forma oblonga o cilíndrica de los que algunas veces se ha hablado (llamándolos objetos “con forma de puro”), pero no con la frecuencia con que se menciona a los “platillos”.
Spencer piensa que la razón de que se produzcan tantos “golpes” en el Triángulo, o Limbo, es que allí las oportunidades de capturar ejemplares humanos son más numerosas, ya que, en general, los presuntos captores parecen evitar las operaciones de aterrizaje y los contactos con seres humanos.
La zona está atestada de viajeros por mar y aire, y a esos entes extraños les resultaría fácil entrar y salir de allí. Según su opinión, la fuerza motriz de los OVNI podría estar basada en una utilización muy sofisticada de las frecuencias radiales como propulsor. Esto explicaría los fallos electrónicos advertidos en casi todos los incidentes.
La teoría de Spencer acerca de la razón por la que los raptos espaciales se producen en tan grande escala resulta inquietante y es compartida por diversos otros investigadores, que parecen haber llegado a la misma conclusión de manera independiente.
Sostiene que, entre el asombroso número de planetas de los demás sistemas solares situados dentro de nuestra galaxia (¡existen aproximadamente 1021 estrellas, cada una dotada presumiblemente de su sistema solar!), hay que suponer, de acuerdo con la ley de probabilidades, la existencia de civilizaciones altamente desarrolladas; en consecuencia, es posible que las poblaciones de otros planetas se hayan desintegrado en épocas remotas, debido al mal uso de la energía, y convertido en soles llameantes, sin haber dejado huella alguna de su historia, población y desarrollo científico y cultural.
De ahí que los visitantes de otros mundos podrían estar interesados en mantener una reliquia viviente de la Tierra en otros planetas, o tal vez desean impedir el avance de nuestra actual civilización, antes que el mal empleo de la energía nuclear se convierta en un peligro para otros mundos. O tal vez tienen otros motivos, que nos resulta imposible concebir.
Podría ser incluso que estas inteligencias foráneas estuviesen dispuestas a dejarnos seguir nuestro camino, observándonos, pero capturando ejemplares de muestra que conservarían como un ejemplo de la vida terrestre, tal como era antes de la autodestrucción del planeta, lo que, en el caso de los demás planetas, no habrían tal vez logrado realizar a tiempo.
Cuando se examinan las numerosas descripciones de los que quizás fueron OVNI anteriores a la era del aeroplano, se tiene la impresión de que la Tierra ha estado sometida desde hace mucho tiempo a la observación de otros mundos y otras civilizaciones.
Sin embargo, puesto que a lo largo de toda su historia el hombre ha elevado la mirada al cielo en busca de signos y portentos (que casi siempre encontró), a veces resulta difícil establecer la diferencia entre los verdaderos OVNI (si es que lo eran) y los numerosos y rojizos fenómenos celestes, que han sido interpretados en formas diversas, como advertencias, estímulos o profecías. Un párrafo de los anales de Tutmosis III (1500-1450 A.C.), un faraón de la XVIII dinastía, podría constituir el primer testimonio acerca de un OVNI visto en la Antigüedad.
A diferencia de lo que ocurre con algunos de los relatos visionarios de siglos posteriores, éste describe la desusada aparición con una laudable objetividad:
En el año 22, tercer mes de invierno, a la sexta hora del día, los escribas de la Casa de la Vida… notaron que un círculo de fuego se estaba acercando desde el cielo… su cuerpo tenía cinco metros de ancho y cinco metros de largo… se posaron sobre sus vientres… (luego) fueron a dar cuenta al faraón. Su Majestad estaba meditando sobre lo que estaba ocurriendo entonces… estas cosas se hicieron más numerosas que antes en el cielo… brillaban más que el sol radiante y se extendía hasta los cuatro pilares del cielo.
El ejército del faraón observó… Su Majestad estaba en el centro… Después de la cena estos círculos de fuego ascendieron a lo alto en el cielo, hacia el Sur.
El faraón hizo que se quemara incienso para restablecer la paz en la tierra, y ordenó que lo ocurrido fuese escrito en los anales de la Casa de la Vida… para que fuese recordado para siempre…
Cabe advertir que el faraón mantuvo el aplomo en medio de aquella tensión, como corresponde a un dios, que era como se le consideraba y como tal se consideraba a sí mismo, aunque posiblemente quedó algo confundido por esta manifestación de otros dioses superiores.
En Gilgamesh, narración épica de la antigua Babilonia, heredada probablemente de la anterior civilización sumeria, describe al héroe Etana cuando los dioses le transportaron más allá de la Tierra, hasta que estuvo tan lejos que el mar le parecía un estanque de agua y la Tierra un cereal. Esto es más o menos lo que habría visto, si hubiese contemplado el Mar Rojo, el Golfo Pérsico y las tierras vecinas desde una gran altura, o una trayectoria orbital.
La ardiente visión presenciada por Ezequiel —”el torbellino del Norte… un fuego que se envolvía a sí mismo… del centro surgieron cuatro criaturas vivientes…”— ha sido citada con frecuencia como un OVNI que aterrizó y posteriormente llevó a Ezequiel como pasajero. Esta visión celestial, que tal vez era una nave espacial, se produjo en el siglo VII A.C. y es el tema de gran parte del Libro bíblico de Ezequiel.
Recientemente fue objeto de una investigación, en el desusado libro alemán Da Tat Sich Der Himmel Auf (Los Cielos se abrieron), recientemente publicado en inglés con el título The Space Ships of Ezequiel (Las naves espaciales de Ezequiel). Fue escrito por Josef Blumrich, un diseñador e ingeniero de cohetes que ahora trabaja con la NASA en Huntsville, Alabama.
El doctor Blumrich comenzó su libro con la intención de desvirtuar la teoría, algunas veces avanzada, de que la visión de Ezequiel fue realmente una nave espacial. Sin embargo, a medida que avanzó en su investigación, advirtió que las detalladas alusiones de Ezequiel a la aparición que había visto tendrían perfecto sentido si las “ruedas dentro de las ruedas” se hubiesen referido a una propulsión similar a la del helicóptero, que habría permitido al cohete central flotar sobre la tierra.
Comprobó también que los procesos habituales de aterrizaje y despegue de cohetes eran clara y detalladamente descritos por Ezequiel, cuando habla de los colores cambiantes según la velocidad, la explosión del viento, la velocidad de aterrizaje e incluso el traje del ocupante, con apariencia de tejido de asbesto.
En vista de todo ello, Blumrich modificó su tesis y escribió un libro diametralmente opuesto al que había empezado, determinando por medio de referencias bíblicas, no sólo que Ezequiel había visto una nave espacial repetidamente, sino que el ser descrito por Ezequiel como Dios era, sencillamente, el capitán del cohete…
La descripción de Ezequiel no es sino una de una larga serie de relatos históricos acerca de lo que podrían haber sido OVNI de la Antigüedad, la Edad Media, el Renacimiento y la primera época moderna. Las diferentes formas en que los observadores los han descrito a lo largo de los siglos resultan curiosas, variadas y a menudo divertidas.
Pero su misma variedad parece proporcionar una línea de narraciones que se van confirmando, cuando pensamos que los que los vieron se han referido a ellos con el vocabulario que resultaba más natural a sus mentes desconcertadas.
Podríamos suponer, por ejemplo, que Ezequiel utilizó términos como “león”, “buey” y “águila” para describir algunas de las características del cohete, comparando lo que era tal vez el mecanismo de aterrizaje con el pie de una res (descripción, por cierto, bastante adecuada), ya que él, que pertenecía a una economía pastoril, estaba familiarizado con aquellos animales salvajes y domésticos.
Alejandro el Grande, que era a su vez un conocedor eminente del arte de la guerra, comparó un posible OVNI, que en 320 A.C. interrumpió la marcha del ejército griego por el río Jaxartes hacia la India, con “grandes y brillantes escudos plateados”.
Aristóteles (384-322 A.C.), aficionado al lanzamiento del disco de los atletas griegos, calificó los objetos que vio en el cielo de discos celestiales. Los romanos, más belicosos, los compararon, como Alejandro, con escudos o dardos feroces o flotas de navíos. Plinio, en el volumen II de su Historia natural (100 A.C.), escribió:
“Durante el consulado de Lucius Valerius y Gaius Valerius, un escudo ardiente que despedía chispas recorrió el cielo de Este a Oeste”.
Los hawaiianos describen los objetos que han estado observando durante unos mil años como “akutele” o espíritus voladores. En Europa, durante la religiosa Edad Media, los objetos movibles que aparecían en el cielo durante la noche se asemejaban a cruces.
(¿Será posible que ésta haya sido una de las cruces vistas por Constantino y que cambió la historia?)
En algunas otras ocasiones, como Ezequiel, se las presentó bajo la forma de ardientes ruedas giratorias.
En la era de los descubrimientos y las exploraciones, los viajeros celestiales asumían, a ojos de los observadores, el aspecto de barcos, y más tarde, cuando se inventaron los globos, los OVNI fueron descritos en Francia como “brillantes globos rojizos.” Durante el siglo XIX, en la ciudad de Vermont, famosa por sus telares, los que los veían los llamaban “husos aéreos”.
Y, así como en épocas anteriores se les describió según los nombres que venían más rápido a los labios de quienes los veían, durante nuestra propia civilización los hemos llamado “platillos volantes” u “objetos con forma de puro.” Como dato interesante, habría que señalar que, en 1947, durante los dos primeros días de visiones masivas en los Estados Unidos, en Iowa y luego sobre el pico Mount Rainier, en Washington, se les identificó primero como “discos” y luego “moldes de pasteles”, y finalmente se les llamó “platillos”.
Frank Edwards, viejo observador de fenómenos no explicados, piensa que la tremenda explosión ocurrida en Siberia el 30 de junio de 1908, en una zona desierta a lo largo del río Yenisei, cerca del lago Baikal (y en la que sólo murieron renos), no fue el resultado del choque de un meteorito contra la Tierra, como se pensó durante mucho tiempo, sino una explosión atómica producida por el estallido de una nave espacial.
Cita al científico y escritor ruso Alexander Katzenev, quien declaró que, según recientes investigaciones, el daño que produjo la conflagración es idéntico al ocasionado por las explosiones atómicas causadas por el hombre en condiciones similares, con radioactividad prolongada y fusión de metales. No se ha recuperado ningún fragmento de meteorito, aunque, naturalmente, podrían hallarse enterrados a gran profundidad.
Edwards concluye:
“En la catástrofe del río Yenisei, en 1908, perdimos un visitante del Universo…”.
En su libro The Case for the UFO’s (El caso de los OVNI), M. K. Jessup, un autor de considerable preparación científica, dada su condición de astrónomo y especialista en selenografía (experto en la Luna), opinó que las famosas desapariciones de barcos y los misterios del Triángulo de las Bermudas, como las que afectaron al Freya, al Mary Celeste, al Ellen Austin y a tantos otros, fueron causadas por OVNI.
Pero Jessup va más allá del Triángulo y describe la desaparición de la tripulación completa del Seabird, un gran barco de vela, que se desvaneció después de enviar señales de saludo a un pesquero, cerca del puerto de Newport, en Rhode Island, en 1850.
En el cuaderno de bitácora del Seabird se podía leer una nota escrita a 3,5 km del puerto, y en la mesa del comedor se halló dispuesta una comida completa. Aparentemente, el velero continuó su ruta hacia el puerto donde estaba anclado habitualmente, fue a vararse en la playa —”como llevado de la mano de un gigante”— y por la noche, aunque estaba firmemente enclavado en la arena, desapareció en medio de una tormenta.
Tras examinar estos incidentes náuticos, Jessup llegó a la conclusión de que tales desapariciones eran,
“casi imposibles de explicar, excepto hacia arriba… Algo operaba desde arriba, con gran poder y velocidad de acción…”.
Luego adelanta una sugerencia acerca del “rigor selectivo… cierta evasión y carácter secreto…” agregando que “son todos atributos de la inteligencia”.
Jessup creía que el desarrollo de nuestra era aeronáutica “es de un gran interés para nuestros vecinos del espacio” y que allí podría estar la explicación del creciente número de visiones de OVNI habidas en años recientes, que estuvieron concentradas en gran medida en la zona del Triángulo situada frente a la costa de Florida y alrededor de Cabo Kennedy.
El 10 de enero de 1964 se dio allí el caso de un OVNI que entró en el radio de seguimiento del radar durante el lanzamiento de un cohete Polaris y que la pantalla lo siguió en su extraño curso durante catorce minutos, antes de volver a enfocar al Polaris. Aunque ampliamente comentada por los que se encontraban presentes, esta aparición nunca fue registrada por la prensa, posiblemente porque los misterios no suelen robustecer la confianza del público.
La teoría de Jessup acerca del “interés” de los OVNI en nuestra era aeronáutica —desplazado hacia nuestra era espacial, desde la muerte de aquélla, en 1959— se ha visto considerablemente robustecida por algunos acontecimientos muy recientes. Durante los lanzamientos de algunos cohetes, sobre todo los Géminis 4 y 7, se han observado algunos OVNI.
Los astronautas del Géminis, McDivitt y Borman, observaron un “duende” que avanzaba en paralelo a su nave y pensaron por un momento que podría ser necesario emprender una acción evasiva. Luego se informó que otro “duende” había seguido al Géminis 7. El vuelo del Apolo 12 hacia la Luna se vio “escoltado” por dos OVNI, uno al frente y otro detrás, cuando se hallaba a 210.000 km de la Tierra, en el espacio exterior. Su presencia llevó al astronauta Gordón a comentar que eran “muy brillantes y parecían hacernos señales luminosas”.
Aunque desde entonces no ha habido confirmación del Centro Espacial de Houston o de la NASA, estas luces también fueron notadas por varios observatorios europeos. Más tarde, durante el mismo vuelo, los astronautas vieron otra luz brillante, que calificaron de “tan grande como Venus”, y que se situó entre ellos y la Tierra durante alrededor de diez minutos, para luego desaparecer.
Aunque debe tenerse en cuenta que estos objetos podrían ser cualquier cosa no identificada, incluso partes de los cohetes impulsores u otros restos flotantes en el espacio, las actividades de tales OVNI, así como su capacidad para aparecer y desaparecer, parecen sugerir una dirección no orbital e independiente.
En el Informe Condon, el doctor Franklin Roach se refirió a las supuestas visiones de OVNI por parte de los astronautas, señalando que,
“las condiciones en que los astronautas hicieron esas observaciones son similares a aquellas en que se encontrarían una o dos personas que viajaran en el asiento delantero de un automóvil pequeño, sin ventanillas traseras o laterales y con un parabrisas muy sucio y parcialmente cubierto”.
Llevada a su conclusión lógica, esta observación daría a entender que nada que los astronautas pudiesen haber advertido por medio de la observación visual sería digno de crédito.
Como ha ocurrido con muchos otros investigadores de OVNI e incidentes ocurridos dentro del Triángulo, Jessup quedó convencido de que había una censura encubierta que ocultaba muchas informaciones y acontecimientos importantes.
El último libro que publicó antes de su muerte se refería a las alusiones bíblicas a “platillos volantes” y también se refería a la cuestión de cómo el magnetismo controlado puede producir invísibilidad, que es una proyección de la “teoría de campo unificado” de Einstein y que Jessup consideraba la clave, tanto de las repentinas apariciones y desapariciones de OVNI como de barcos y aviones.
El día de su muerte, 20 de abril de 1959, se encontraba en Miami y, según el doctor Manson Valentine, su amigo de muchos años y una de las últimas personas con quien habló, estaba muy deprimido. El doctor Valentine le había invitado a cenar la noche del 20 de abril; Jessup aceptó, pero no llegó. Murió dentro de su coche, estacionado en el parque municipal de Dade, envenenado con monóxido de carbono proveniente del tubo de escape, que había sido conectado hacia el interior del automóvil por medio de una manguera.
Debido tal vez a la insistencia de Jessup en ciertos aspectos de la intervención de otros mundos en asuntos de este planeta, hay quienes piensan que su muerte no fue auto-provocada y que el incidente es una muestra de los peligros que se corren al investigar muy de cerca en este campo.
El doctor Manson Valentine, zoólogo, arqueólogo y oceanógrafo, ha estudiado durante varias décadas los extraños acontecimientos del Triángulo de las Bermudas, situándose en el Triángulo mismo, en Miami, las Bahamas y otras islas. Como investigador in situ es una fuente excelente para determinar tanto lo que ha ocurrido allí en el pasado como lo que está ocurriendo ahora.
Mucha de la información de que dispone, especialmente la que recogió en sus últimas conversaciones con Jessup resulta tan asombrosa, que preferimos reseñarla con sus propias palabras, en sus respuestas a las siguientes preguntas:
¿Cuánto tiempo lleva usted interesado en la observación de los fenómenos del Triángulo de las Bermudas?
Durante más de veintiocho años, desde la desaparición de los PBM, en 1945. He reunido datos sobre las desapariciones, he entrevistado a supervivientes de los hechos y guardo anotaciones acerca de los testimonios relativos a OVNI que fueron avistados en la zona en el momento de las desapariciones.
¿Ha habido un aumento notorio de visiones de OVNI en la región actualmente?
En esta región se producen más visiones que en ningún otro lugar. Ha habido muchas visiones recientes de aviones que sabemos que no son tales, y de naves submarinas que sabemos que no son submarinos normales.
El capitán Dan Delmonico vio recientemente uno de estos artefactos, en abril de 1973. Es un marino de toda la vida y un observador tranquilo y de gran reputación. Tuvo dos visiones casi idénticas de un objeto no identificado, bajo las aguas trasparentes de la Corriente del Golfo —ambas aproximadamente en la misma zona-, a más o menos un tercio de la distancia de navegación entre Great Isaac Light, al norte de las Bimini y Miami, donde las aguas de la Corriente del Golfo son muy profundas. Ambas visiones se produjeron alrededor de las cuatro de la tarde, cuando el mar estaba en calma, el oleaje era normal y había una visibilidad excelente.
En ambos casos, hubo un objeto blanco-grisáceo, liso, y de una forma parecida a la de “un puro muy grueso, de bordes redondos”, que pasó rápidamente bajo la proa de su embarcación. Delmonico calculó que su tamaño era de unos 45 a 60 metros de largo, y su velocidad de por lo menos 100 a 110 km por hora.
Cuando lo vio, de pronto, parecía que iba a chocarle y le dio la impresión de que se aprestaba a salir a la superficie justo delante de él. Pero, quizás advirtiendo su presencia, después de pasar directamente por debajo de su embarcación, el objeto se hundió y desapareció. No hubo turbulencias ni una conmoción apreciable. El objeto no mostraba aletas, elevadoras ni ninguna otra protuberancia que alterase la superficie lisa. Tampoco tenía ventanillas u ojos de buey.
Los pilotos de aviones y las tripulaciones de barcos han visto OVNI con tanta frecuencia en los cielos del Triángulo, que ya se han convertido en algo muy trivial, en especial sobre la Lengua del Océano. Lo que resulta más inquietante es la presencia de algunos de estos objetos revoloteando o suspendidos sobre las cumbres de los árboles, en el pantano Okefenoke.
Algunos soldados y yo mismo los hemos visto. En una ocasión observé uno que tenía un rayo azul apuntando hacia las aguas de un lago. Tal vez estaba cargando agua o incluso muestras para el estudio de la fauna local. Cuando se produjo el apagón de abril de 1973 en Florida meridional, fueron vistas algunas luces azul-verdosas y azules en el cielo, especialmente en Turkey Point, donde está situado un reactor nuclear.
Durante el gran apagón ocurrido hace algunos años en la costa del Este, fueron observados alrededor de una docena de OVNI.
¿Tiene usted alguna teoría acerca de la propulsión de los OVNI?
Hay varias que son posibles. Un método que resulta útil solamente dentro de nuestra atmósfera, consistiría en que una nave con forma de disco y con un perímetro de generadores de rayos catódicos viajase rápidamente en cualquier dirección, sencillamente al hacer funcionar los generadores situados en el extremo frontal o en un costado, según el rumbo deseado.
Luego los generadores ionizarían el aire situado frente al vehículo, causando un vacío dentro del cual podría moverse. Estas bolsas de aire ionizado dejados por los OVNI podrían muy bien ser la causa de las turbulencias de aire claro advertidas por los pilotos.
Otro de los métodos se asemeja al de los actuales aviones a chorro, pero sería infinitamente más rápido; cercano, en teoría, a la velocidad de la luz. Los reactores estarían basados en la fusión, y no en la fisión atómica, y sólo se necesita materia y agua fusionables. Este tipo de propulsión explicaría tal vez que se hayan visto OVNI “succionando” agua desde algunos lagos interiores.
Hay otra teoría que supone un cambio de tiempo y dimensión basado en campos electromagnéticos especiales.
¿Existía, según el doctor Jessup, una relación entre los OVNI y el Triángulo de las Bermudas?
Tenía una teoría, según la cual el poder de los campos magnéticos podía transformar y transportar materia desde una dimensión a otra… Creía que los OVNI podían entrar en nuestra dimensión y luego salir, llevándose muestras de seres humanos o de otro tipo. Además, pensaba que algunos de los accidentes habían sido provocados por los rayos catódicos de los OVNI, que habrían creado un vacío en el cual se desintegraban los aviones que penetraban en aquel campo.
Esto es probablemente lo que le ocurrió a Mantel. (Nota: el 7 de enero de 1948, el capitán Thomas Mantel y varios otros pilotos de la base Godman, en Fort Knox, persiguieron con sus Mustangs P-51 a un OVNI “de enorme tamaño” que habían observado durante el día, cerca de la base.
Cuando Mantel se elevó persiguiéndole, algunos testigos lo vieron desintegrarse. Una declaración posterior de la Fuerza Aérea sostuvo que el capitán “perdió el control mientras trataba de alcanzar el planeta Venus y que el avión se destrozó al caer en picado”.) Mantel voló demasiado cerca del platillo y cayó dentro del campo ionizado. Su aparato estalló en tantos pedazos, que no se pudo encontrar ninguno mayor que un puño. Todos los que se hallaron estaban perforados, como si hubieran sido horadados por pequeños gusanos.
Esto podría haberle ocurrido también al Constellation que Bob Brush (un piloto de avión comercial) vio estallar cerca de Gran Inagua, en las Bahamas, en octubre de 1971. Bob iba volando en un DC-6 y captó en su radar al Constellation, que volaba bajo y tal vez con dificultades.
De pronto explotó, lo que provocó una llamarada que encendió el cielo de un horizonte al otro. La explosión fue tan brillante que le hizo daño en los ojos, lo que era absolutamente desusado. Una embarcación que se hallaba en las cercanías recogió un manual de vuelo que Bob pudo examinar luego. Estaba acribillado de pequeños agujeros, igual que los restos del avión desintegrado de Mantel.
Sean lo que fuesen los OVNI parecen crear un torbellino magnético temporal y un tipo de ionización que puede causar la desaparición o la desintegración de barcos y aviones.
Antes de morir, Jessup creía que estaba a punto de descubrir la base científica de lo que estaba ocurriendo, que para él resultaba explicable según la “teoría de campo unificado” de Einstein.
¿Podría usted darnos una explicación simple de lo que es esa teoría?
La base está en que todos nuestros conceptos de espacio-tiempo y materia-energía no son entidades separadas, sino transmutables en las mismas condiciones que la perturbación electromagnética. En realidad, la teoría de campo unificado ofrece otra explicación acerca de cómo los OVNI podrían materializarse y desaparecer tan repentinamente.
En la práctica, es algo que tiene que ver con los campos magnéticos y eléctricos, de la siguiente manera: un campo eléctrico creado en un anillo induce un campo magnético en ángulo recto con relación al primero. Cada uno de estos campos representa un plano del espacio. Pero, puesto que existen tres planos del espacio, debe haber un tercer campo, que posiblemente es gravitacional.
Mediante el enlazamiento de generadores electromagnéticos, de forma que produzcan un pulso magnético, sería posible crear este tercer campo, a través del principio de la resonancia. Jessup me dijo que pensaba que la Marina de los Estados Unidos tropezó inadvertidamente con esto durante un experimento de guerra que se realizó en un destructor y que recibió el nombre de Experimento Filadelfia.
¿Qué era el Experimento Filadelfia?
Según Jessup, era una experiencia secreta que la Marina realizó durante la guerra, en 1943 en el mar, frente a Filadelfia. Su finalidad era verificar el efecto de un fuerte campo magnético sobre una embarcación de superficie tripulada. Esto había de realizarse utilizando generadores magnéticos (degaussers).
Se emplearon generadores pulsadores y no pulsadores, para crear un enorme campo magnético sobre y alrededor de un barco inmovilizado. Los resultados fueron tan sorprendentes como importantes, aunque tuvieron consecuencias posteriores muy desafortunadas para la tripulación. Cuando empezó a realizarse la experiencia surgió una luz verdosa y opaca, similar a la luminosidad gris brumosa que según los testimonios de supervivientes de que disponemos se produce durante los incidentes del Triángulo de las Bermudas.
Muy pronto, el buque entero estaba cubierto por este velo verde y la nave, con tripulación y todo, empezó a desaparecer de la vista de los que se hallaban en el muelle. Sólo podía verse la línea de flotación. Posteriormente se dijo que el destructor había aparecido y desaparecido en Norfolk, Virginia, lo que podría ser el resultado de un viaje invisible de prueba y relacionado con un fenómeno de cambio en el tiempo.
Un ex miembro de la tripulación informó que el experimento resultó exitoso, y que se produjo un campo de invisibilidad de forma esférica que se extendía a lo largo de cien metros, desde un haz al otro, dejaba ver la depresión causada por el barco en el barco, pero no el barco mismo.
Al intensificarse la fuerza del campo empezaron a desaparecer algunos marinos que tuvieron que ser hallados mediante una búsqueda al tacto y vueltos a la visibilidad mediante una especie de técnica de recuperación manual. Otros quedaron tan lejos de sus dimensiones materiales que sólo pudieron ser detectados y devueltos a la normalidad mediante un aparato electrónico especialmente diseñado.
En aquellos casos, cuando un compañero no podía ser visto ni oído, la tripulación solía decir. “Se quedó pegado en melaza”. Lo que se había producido realmente era un estado de animación suspendida, cuya recuperación completa podía convertirse en un serio problema. Se rumoreó que muchos marinos fueron hospitalizados, otros murieron y otros resultaron con perturbaciones mentales.
En general, la capacidad física pareció haber aumentado. Algunos tripulantes conservaron los efectos de la transmutación causados por el experimento, y desaparecían y reaparecían temporalmente, en casa o mientras iban por la calle o estaban sentados en bares y restaurantes causando asombro y consternación entre transeúntes y camareros. De pronto, cuando la llevaban a tierra, la bitácora del buque estalló en llamas, con insultados desastrosos para el que la llevaba.
¿Presenció el doctor Jessup estos incidentes?
Yo no sé cuántas de las cosas que me contó fueron vistas por él, pero en todo caso las investigó muy acuciosamente. Tenga en cuenta que no era un escritor “maniático”, sino un científico y astrónomo famoso y distinguido. Estuvo a cargo del mayor telescopio reflector del Hemisferio Sur, dirigió diversos proyectos relacionados con eclipses, fue el descubridor de las estrellas dobles y tenía una trayectoria científica brillante.
La razón por la que estuvo relacionado con el Experimento Filadelfiafue que un hombre que alegaba haber sobrevivido a la prueba, llamado Carlos Allende (o Carl Allen) le escribió en 1956, en relación con su libro El caso de los OVNI. Además, había gran similitud entre su teoría y lo ocurrido durante el experimento.
Allende comenzó a escribirse regularmente con Jessup, quien respondía, naturalmente, como cualquier autor a un admirador. Algún tiempo más tarde, la Oficina de Investigación Naval (ONR) le pidió que viajara a Washington. Recuerde que la censura había encubierto el Experimento Filadelfia, con excepción de un pequeño artículo publicado en un periódico de aquella ciudad.
Le enseñaron un ejemplar de su libro, que había aparecido misteriosamente en las oficinas de la ONR, y que estaba lleno de anotaciones relativas a sus teorías, al Experimento y a las actividades de los OVNI. Luego le preguntaron si reconocía la letra, que al parecer pertenecía a tres personas distintas. Cada una había identificado sus notas con sus iniciales. Jessup creyó reconocer uno de los escritos y la firma anexa como perteneciente a Allende y entregó las cartas de éste a la ONR.
Posteriormente, el Departamento de Marina ordenó reproducirlas en Texas, creo. Se hicieron 25 copias exactas del libro marcado, con las notas impresas en rojo. Según Jessup, quien recibió tres ejemplares, le dijeron que aquello sólo circularía en los niveles más altos del Departamento.
La Marina nunca admitió nada, oficialmente, pero sin duda estaban interesados en el libro. Jessup me dijo también que la Marina trató de ubicar a Allende por medio del remitente de su correspondencia, pero no lo consiguió. Los otros comentaristas tampoco fueron nunca identificados.
¿Por qué se mató Jessup?
Si es que se suicidó, lo hizo probablemente por la extrema depresión en que se hallaba sumido. La Marina le había pedido que siguiera trabajando en el Experimento Filadelfia, o en otros proyectos similares, pero se negó, porque estaba preocupado respecto de sus peligrosas ramificaciones.
También estaba abatido por la crítica de sus libros hecha por el mundo científico y académico.
Dijo usted “si es que se suicidó”. ¿Existe algún motivo para pensar que lo mataron?
Hubo algunos comentarios en ese sentido. Algunos lo pensaron y tal vez pudo salvarse. Cuando lo encontraron estaba todavía con vida… Tal vez dejaron que se muriera. Sus teorías eran muy avanzadas y tal vez había gente o influencias que deseaban evitar que se propagaran.
Es curioso que el ejemplar del libro de la Marina lleno de anotaciones que pertenecía a Jessup y otro que regaló a Briant Reeves (otro escritor especializado en OVNI) desaparecieron del correo cuando fueron enviados a otras personas.
¿Está usted de acuerdo con las teorías de Jessup?
En general, sí. Toda la cuestión del magnetismo es por ahora un misterio. Si desarrolláramos las sugerencias contenidas en la teoría del campo unificado de Einstein, que relacionan los campos gravitacionales y electromagnéticos con la teoría del espacio-tiempo, y si los campos magnéticos fuesen suficientemente fuertes, esa sería la causa de que los objetos y la gente cambien de dimensión, haciéndose invisibles.
La respuesta a la cuestión del Triángulo de las Bermudas se halla tal vez en las aberraciones o controles electromagnéticos, que se evidencian sólo en algunas épocas, cuando son activados por casualidad o a propósito, y parece posible que la presencia de los OVNI cree las cargas de energía requeridas.
¿Por qué cree usted que existe esa concentración de incidentes en el Triángulo de las Bermudas?
Creo que es posible que los seres inteligentes que dirigen a los OVNI no estén sólo tomando muestras y verificando nuestro progreso científico, como lo demuestra su interés por Cabo Kennedy y nuestras pruebas espaciales, sino que están retornando a lo que podrían ser antiguos recintos sagrados o quizá centros o estaciones generadores de energía que actualmente están cubiertos por el mar.
En años recientes hemos descubierto, cerca de las Bimini y en otros lugares de las Bahamas, grandes construcciones en el fondo del mar que constituyen indicios de que allí existía hace miles de años una civilización muy desarrollada. Resulta más que curioso que hayan ocurrido tantos incidentes en esta zona y que haya habido tantas visiones de OVNI, no sólo en el cielo, sino también entrando y saliendo del océano.
¿ Qué podemos hacer respecto de los OVNI y de la amenaza que significan?
En este momento no podemos hacer nada. No creo que exista mucho peligro para la mayor parte de los viajeros, y tal vez las personas que han desaparecido están vivas todavía, en otro lugar o dimensión. Me parece, sin embargo, que es importante estudiar la situación y tratar de idear alguna forma de comunicación con ellas. Eso es lo que muchos de nosotros estamos intentando.
En vista de lo que obviamente podría hacerse, deberíamos considerarnos afortunados de que sus actividades hayan sido tan benevolentes hasta ahora, aunque siempre existe la posibilidad de que estos visitantes no provengan de los mismos lugares en el espacio exterior o interior y no tengan las mismas nociones “conservacionistas” acerca de nuestro planeta y sus habitantes.
Si nuestros grandes apagones han sido causados por naves del espacio, deliberada o inadvertidamente, es notable que ni un sólo accidente relacionado con daños sufridos por personas haya sido atribuido a los cortes de energía ocurridos durante esos períodos.
Cabe señalar que tanto el gran apagón del Nordeste, en 1965, como la falla de energía ocurrida en Miami en 1973 fueron seguidas de informes locales acerca de OVNI. Durante el apagón del Nordeste, hubo observadores que advirtieron una bola roja y brillante de 30 metros de diámetro en Syracuse. Entre ellos se hallaba el subcomisionado de la Agencia de Aviación Federal. Fueron vistos OVNI también sobre Nueva York, Newark y Filadelfia y en numerosos lugares de Massachusets, Rhode Island y el estado de Nueva York.
El desperfecto en los motores sufrido por automóviles que se hallaban cerca de los lugares donde fueron vistos OVNI tiene relación con los fallos eléctricos y de radio que suele caracterizar su presencia y que ha sido confirmada por tantos pilotos de aviones y barcos, dentro del Triángulo de las Bermudas.
Sin embargo, es evidente que muchas personas aceptaron de antemano la explicación de los OVNI, como causantes del apagón y de las perturbaciones en los sistemas eléctricos y de comunicaciones, y en el campo magnético de la Tierra. La noche del incidente estaban particularmente predispuestas a descubrir visitantes celestes, sobre todo porque no había luces que interfirieran y era una oportunidad óptima para examinar los cielos.
En todo caso, aunque el lugar en que se produjo el fallo del circuito que provocó el gran apagón de 1965 ha sido identificado (el Sir Adam Beck No. 2, en el río Niágara), la causa original no ha sido explicada y el comentario que alguien hizo después de la investigación sigue siendo cierto:
“El apagón causado por el fallo de la red de energía del Nordeste ha creado uno de los mayores misterios en la historia de la civilización moderna”.
Varios de los más persistentes observadores del Triángulo de las Bermudas coinciden al señalar que, puesto que no existe una explicación terrenal acerca de las desapariciones de tantos barcos y aviones, la explicación podría ser extraterrestre: captura de naves y personas por intermedio de los OVNI.
Además, la mayor parte de las visiones de estos objetos hablan de luces de distintos colores e intensidades advertidas durante la noche y algunas de las más espectaculares desapariciones de aviones se han caracterizado por las extrañas luces advertidas en el cielo. Eso fue lo que ocurrió en la época del Vuelo 19 y nuevamente en el caso del Star Ariel. Sin embargo, aunque existen ciertas coincidencias acerca de las desapariciones de aviones y barcos, no la hay respecto del lugar desde el cual vendrían los OVNI.
Cualquier punto del espacio exterior, con sus billones de planetas posiblemente habitados, podría ser una fuente plausible del origen de estas visitas, salvo que el tiempo del viaje, calculado en años luz, llevaría buena parte de la vida de una persona, o varias vidas.
El viaje a la estrella más cercana, nuestro propio Sol, tomaría sólo ocho minutos, medido en unidades de tiempo-luz, pero la siguiente estrella más próxima, Alpha Centauri, está a 4,3 años-luz de distancia. Sin embargo, es posible que la duración de una vida humana, tal como ahora la concebimos, sea muy distinta a la conocida en los planetas de las estrellas lejanas.
Además, en años recientes han surgido nuevas teorías relacionadas con el límite de la velocidad —velocidad de la luz, curvatura del espacio, y relaciones entre tiempo, masa y energía— que podrían terminar por modificar nuestro concepto acerca del tiempo necesario para viajar a otras galaxias.
[AQUÍ]
Algunos teóricos sugieren que la fuente de las visitas podría hallarse más cerca de la Tierra, tal vez en los océanos de la Tierra misma.
Ivan Sanderson, en su libro Residentes invisibles, señala que casi tres cuartos de la Tierra yacen bajo el agua (hay 400 millones de km2 de agua, y sólo 150 millones de tierra) y que los seres que respiran en la atmósfera y existen sobre el fondo terrestre del “océano de aire” viven bastante cerca de la superficie terrestre, mientras que los que respiran dentro del agua no están limitados a permanecer en el fondo de la hidrosfera y disponen de un volumen cúbico inmensamente mayor para operar y desarrollarse; por esto sugiere lo siguiente:
… En este planeta existe una “civilización” (o civilizaciones) submarina que ha permanecido y evolucionado aquí durante mucho tiempo y hay seres inteligentes que han llegado desde otros lugares y que prefieren usar el fondo de la hidrosfera y posiblemente también las capas superficiales de la litosfera que está debajo de aquélla. Sobre ella, o dentro de ella, residen y desde allí operan.
Sanderson señala que si una civilización como ésta ha podido desarrollarse bajo el agua, actualmente se encontraría mucho más adelantada que la que vive en la superficie y que abandonó el mar hace tantos billones de años, para vivir sobre la tierra. Al permanecer en el océano habría tenido la ventaja inicial de mantenerse en su ambiente original, para luego crecer con el tiempo preocupándose muy poco de lo que ocurría en tierra firme.
La presencia de seres y actividades tecnológicas tan adelantadas bajo los mares del mundo ha sido tal vez la causa de las numerosas leyendas conservadas a lo largo de la historia y que se recogen incluso hoy, en una época en que los acontecimientos desusados se advierten y registran con mucha mayor precisión que en épocas anteriores.
Esto explicaría los OVNI de mar a aire vistos en el Triángulo de las Bermudas, y también el especial interés de los OVNI por los avances tecnológicos que se advierten en Florida y aguas adyacentes. En cuanto a la verdad sobre su existencia, podría ser cuestión, no tanto de que nosotros los descubriéramos, como de que ellos nos descubriesen y vieran en nosotros una fuente de peligro para su propio medio ambiente.
En cuanto a la posibilidad de que los OVNI vengan volando desde otra dimensión, para secuestrar aviones, barcos y personas de la nuestra, existe la teoría relativa a las otras dimensiones, coexistentes, que a su vez tiene relación con la teoría de la materia negativa: una Tierra negativa y mundos coexistentes. Todo ello resulta menos fantástico ahora que hace varias décadas, cuando fue sugerido por primera vez.
El almirante Richard Byrd, un famoso explorador y piloto que voló en varias ocasiones sobre los intensos campos magnéticos de los Polos, transmitió por radio un mensaje increíble mientras volaba sobre el Polo Sur, en 1929. Dijo que estaba penetrando a través de una niebla luminosa en una zona cubierta de vegetación y con lagos sin hielo. Agregó que veía grandes bestias, como bisontes y otros animales y seres que parecían hombres primitivos.
La transmisión se perdió casi inmediatamente y el informe del almirante fue atribuido a cansancio nervioso momentáneo o a una alucinación. Tanto su hazaña como su testimonio quedaron posteriormente sin publicarse, pero el hecho de que Byrd hubiera transmitido aquel informe no hizo ningún bien a su reputación, en los círculos científicos.
Lo que resulta extraño es que cierto número de personas que iban habitualmente al cine en los años veinte están seguras de haber visto noticieros acerca del vuelo de Byrd que incluían escenas de “la tierra más allá del Polo”. Pero es posible que, después de haber leído acerca del incidente, hayan confundido otros noticieros que mostraban las hazañas del Almirante con el del controvertido incidente.
El hecho mismo ha sido relegado al mundo de la leyenda y muy pocas veces se hace alusión a él, salvo por los creyentes en el culto a la “tierra hueca”, que suponen que el almirante voló a través de un agujero en la Tierra, y no en otra dimensión, como se ha sugerido para explicar las desapariciones en el Triángulo de las Bermudas.
En todo caso, parece existir una similitud entre los campos magnéticos del tipo supuestamente creado por el Experimento Filadelfia y las condiciones existentes sobre los polos, siempre suponiendo que el vuelo del almirante Byrd fue hecho en circunstancias en que se hallaba en total control de sus facultades.
Al examinar la amplia gama de explicaciones desusadas que dan muchos serios y calificados investigadores de los incidentes del Triángulo de las Bermudas, no podemos dejar de recordar el epigrama de Haldane:
“El Universo no es sólo más extraño que lo que imaginamos, sino más extraño que lo que podemos imaginar”.
Entre las diversas razones que se citan para justificar las inexplicables desapariciones que acabamos de enumerar existen las siguientes: entes del espacio exterior o interior capturarían en forma selectiva a seres humanos; existiría un agujero dimensional en el cielo, al que los aviones pueden entrar, pero del que no pueden salir, que se ha denominado “un desgarrón magnético en la cortina del tiempo” y, en tercer lugar, que habría ciertos vértices o torbellinos magnéticos que serían la causa de la desaparición de los aviones, o de su traslado a otra dimensión.
Estas teorías no son ni más ni menos fantásticas que aquella otra que predica la existencia, dentro del Triángulo, de grandes complejos de energía, antiguas máquinas o fuentes energéticas de una civilización anterior que yacen en el fondo del océano, dentro del área del Triángulo, y que incluso ahora podrían ser ocasionalmente accionadas por aviones que, al sobrevolarlas, crean torbellinos magnéticos y provocan perturbaciones magnéticas y electrónicas.
En cierto sentido, estos aviones desencadenarían, en un momento preciso y bajo determinadas condiciones, la causa de su propia destrucción. Sin embargo, aunque esta teoría es tal vez la menos plausible (según nuestras normas comúnmente aceptadas), de todas las sugeridas en este y en otros capítulos, hay algunas características de la zona en cuestión y de su historia geológica que sugieren la existencia de un punto de unión entre ella y las que hemos señalado anteriormente.
Para examinar esta nueva teoría debemos volver atrás en el tiempo y en la vida del océano y de la civilización humana.
CAPITULO 7
Una sugerencia del pasado del Océano
SE ACEPTA GENERALMENTE QUE GRANDES PORCIONES de la superficie de la Tierra estuvieron en alguna época bajo el agua, y que otras que ahora están sumergidas fueron parte de la superficie terrestre.
Esto ya fue advertido por los naturalistas de la Antigüedad, cuando encontraron restos fósiles en el desierto, y por los de nuestra época, que han hallado esqueletos de ballenas en zonas tan al interior de los continentes como Minnesota e incluso las montañas del Himalaya.
Por otra parte, existen amplias pruebas de que el desierto del Sahara fue alguna vez un mar interior. Existe, pues, un acuerdo general en cuanto a los intercambios en gran escala entre la tierra y los océanos ocurridos en el mundo entero, pero hay un aspecto que resulta particularmente importante para el estudio de los cambios de nivel en la tierra y el mar ocurridos dentro del Triángulo en épocas comparativamente recientes, y es el relativo a la oportunidad exacta en que se produjeron.
Sabemos que durante la edad de los hielos existía un enorme volumen de agua del océano dentro de la zona de glaciares de una profundidad de varios kilómetros que cubrían grandes extensiones del Hemisferio Norte, que estaba congelada.
Hace unos 12.000 años, cuando los glaciares comenzaron a derretirse, debido a cambios de clima cuyas causas no están claras todavía, las aguas del planeta se elevaron, sumergiendo islas y tierras de la costa, convirtiendo istmos en estrechos y grandes islas en llanuras submarinas.
Se estima que el nivel de las aguas del océano era unos 200 o más metros más bajo que el actual, en el momento en que el Tercer Glaciar comenzó a derretirse. Además, muchas tierras que estuvieron alguna vez sobre las aguas pueden haber quedado aún por debajo de ese nivel, debido a la actividad volcánica que se produjo, en el mismo momento, o con posterioridad a la inundación, para usar la terminología bíblica utilizada quizá para describir estos acontecimientos.
Casi todas las razas y tribus del mundo han conservado vivas narraciones acerca de las anteriores destrucciones universales causadas por incendios, inundaciones, terremotos, explosiones o trastornos y mutaciones de la Tierra toda. En la mayor parte de los casos, sólo un superviviente, junto con su familia y algunos animales elegidos, han logrado iniciar una nueva vida, como lo hiciera Noé, en un nuevo mundo, una vez que las perturbaciones cesaron y las aguas recuperaron su nivel.
Pero Noé fue sólo un superviviente, el que resultaba familiar a los herederos de la tradición religiosa judeocristiana. Hubo otros muchos que escaparon a las mismas o similares catástrofes, como por ejemplo,
- Deucalión, de la mitología griega, que repobló la tierra esparciendo piedras
- Baisbasbata, el superviviente de la inundación de que se habla en el Mahabharata de la India
- Ut-napishtim, de la leyenda babilónica, cuya historia se parece mucho a la de Noé
- Yima, de Irán
- Coxcox, del antiguo México, que escapó a la inundación en una balsa de ciprés gigantesca
- Tezpi, perteneciente a otra raza mexicana, más desarrollada, quien dispuso de un espacioso navío en el que cargó granos y animales
- Bochica, de la leyenda Chibcha colombiana, quien finalmente se libró de las aguas abriendo un agujero en la Tierra (igual que el griego Deucalión)
- Tamandere, el Noé guaraní de la Sudamérica Sudoriental, que flotó en un árbol enorme, sobre la cumbre de una montaña, donde consiguió supervivir
- y muchos otros alrededor del globo
En cada caso, los animales salvados representaban la fauna local, como se desprende de la descripción del Arca de Noé. En la leyenda estadounidense, estos ejemplares se ven complementados por otros, como llamas, jaguares, tapires, búfalos, coyotes y buitres, que fueron salvados por los antiguos personajes, contrapartida norteamericana de Noé.
Ante una leyenda mundial tan precisa, en que incluso el período de tiempo en que ocurrió la inundación varía sólo ligeramente, entre cuarenta y sesenta días, parece plausible presumir que aquella catástrofe de escala mundial realmente ocurrió, y que dejó profunda huella en la memoria de las razas. También parece cierto que tuvo alguna relación con el mar y los cambios subsiguientes en la tierra, el clima y los niveles del agua ocurridos en todo el planeta.
Se han encontrado vestigios de esta catástrofe, o catástrofes, no sólo en la memoria del hombre, sino en las vastas erupciones, hundimientos y uniones de los fondos de la tierra y el mar. Por ejemplo, las extensiones de arena que se hallan a miles de metros de profundidad en torno de las Azores; los límites de la costa que se alzan a centenares de metros en algunos parajes, especialmente en Groenlandia, el norte de California y el Perú (donde se han hallado restos humanos cerca del fondo de las antiguas estribaciones geológicas resultantes de estos levantamientos).
Los Andes mismos, que son geológicamente muy recientes, parecen haber sido levantados o empujados hacia arriba, transportando con ellos tal vez ciudades enteras, como Tiahuanaco. Mientras tanto, otras tierras costeras de la América del Sur se hundían en el océano, en las profundidades de la fosa de Nazca.
El derretimiento de los glaciares podría haber causado la misma catástrofe, ya que habría significado la inundación de las llanuras de las islas del Atlántico y grandes extensiones de las plataformas continentales, que anteriormente se hallaban sobre el agua. Al mismo tiempo, en todo el mundo se produjeron cambios climáticos, con asombrosa rapidez.
En Siberia, todavía suelen hallarse restos congelados de mamuts, helados con tal rapidez, que su carne era aún comestible y fue ingerida, primero por perros y luego por científicos soviéticos. Estos mamuts, rinocerontes y otros animales que en general no suelen relacionarse con Siberia, se vieron aparentemente atrapados por grandes inundaciones de lodo en congelación (o lodo que se congeló con posterioridad) y quedaron tan rápidamente en estado de conservación, que en sus estómagos se han hallado restos de alimentos no digeridos (de plantas que ya no se dan en Siberia).
Hay algunos lugares del norte de Siberia, Alaska y Canadá que se hallan cubiertos de huesos de grandes animales que sucumbieron repentinamente, en una época que se estima entre 10.000 y 11.000 años atrás. Hasta tal punto son abundantes, que algunas islas o lugares elevados a los que acudieron buscando refugio parecen estar constituidos enteramente por sus huesos.
Se han encontrado también otros puntos de supervivencia en Europa del Norte, Asia Central y China, donde especies totalmente distintas y hostiles huyeron buscando abrigo y murieron en grandes manadas. Pareciera como si la cumbre entera del mundo hubiese experimentado al mismo tiempo un trastorno climático rápido e inexplicable. No obstante, en otros hemisferios se hallan también señales de exterminación simultánea de especies, desde el gran cementerio de elefantes que existe en los Andes colombianos, hasta zonas bajo el agua, como el otro enorme cementerio de elefantes hallado frente a la costa de Georgia.
Ninguno de estos animales eran habitantes naturales de los sitios en que los encontró la muerte en número tan elevado y en medio del repentino cambio climático que ocurrió hace 12.000 años.
Entre las áreas que eran tierra firme en aquel período, y que hoy están cubiertas por las aguas, se hallan partes del Mediterráneo, puentes terrestres entre Gibraltar y África y entre Italia y Sicilia, una gran extensión del Mar del Norte, las plataformas continentales que están frente a Irlanda, Francia, la Península Ibérica y África, las llanuras sumergidas en torno de las Azores, las islas Canarias y Madeira, la cordillera de las Azores-Gibraltar y la del Atlántico Norte, y las plataformas continentales de Norte y Sudamérica, especialmente los enormes bancos de las Bahamas, que, una vez sumergidos, se extienden a lo largo de un área de miles de kilómetros cuadrados.
Existen abundantes pruebas de que estas zonas han estado sobre la superficie del océano en un período situado dentro de los últimos 10.000 o 12.000 años. Una expedición rusa realizada al norte de las Azores rescató recientemente desde una profundidad de 2.000 metros, algunas rocas que presentaban evidencias de haberse formado bajo presión atmosférica, hace unos 17.000 años.
En el siglo XIX, mientras se realizaba una operación de dragado destinada a reparar una avería en el cable transatlántico, cerca de las Azores, se recogieron trozos de “taquilita”, una lava vitrificada que se forma sobre el agua debido a la presión atmosférica.
Se estimó que las muestras tenían una antigüedad de unos 12.000 años. (Aunque este incidente ha suscitado numerosos comentarios, resulta particularmente interesante examinar el motivo de la avería, o ruptura del cable, como un ejemplo de los movimientos que se producen en el fondo del océano. Lo que hizo que el cable se rompiera fue un repentino alzamiento de alrededor de 1.200 metros ocurrido en el fondo del mar.)
Un proyecto que están realizando actualmente (1973-4) en las Azores un grupo de científicos de la Universidad de Halifax, destinado a la investigación de la energía geotérmica, ha dado como resultado indirecto la comprobación de que en los primeros 800 metros de núcleos perforados bajo el nivel del mar se encuentran indicios de que su formación se produjo sobre el nivel del mar. Ello implicaría que las grandes zonas que se encuentran alrededor de las actuales islas Azores estuvieron alguna vez sobre las aguas.
Hay otros recientes descubrimientos que parecen apoyar la fecha de 12.000 años atrás como aquella en que se produjo el hundimiento más reciente de grandes extensiones de tierra en el Atlántico. Esto coincidiría también en la época en que se estima que se formó el Tercer Glaciar.
En 1956, los doctores R. Malaise y P. Kolbe, del Museo Nacional de Estocolmo, manifestaron su creencia de que los fósiles de diatomeas (algas microscópicas) de agua dulce que el doctor Kolbe extrajo de una profundidad de 3.600 metros, cerca de la cordillera Atlántica, estuvieron depositados originalmente en un lago que existió en la superficie de la Tierra y que ahora se hallaría en el fondo del océano. La edad de estas diatomeas se estimó entre 10.000 y 12.000 años.
Esta cifra resulta de una curiosa coincidencia con la descripción de la Atlántida que hace Platón en su diálogo Timeo, donde se refiere a un gran continente que habría existido en el océano “hace 9.000 años” —unos 11.400 años antes de nuestra era—.
Aunque las fechas recogidas de leyendas resultan sospechosas, especialmente cuando son de segunda o tercera mano (Platón recibió su información indirectamente de Solón, quien, por su parte, la tomó originalmente durante un viaje de Sais, en Egipto), resulta sin duda notable que estos cálculos de tiempo surjan con tanta frecuencia en otros campos relacionados con estas tierras sumergidas.
Sin embargo, hay otros indicios de que grandes zonas del Atlántico Occidental estuvieron alguna vez sobre el nivel de las aguas. Las playas de arena, por ejemplo, se forman no en el fondo del océano, sino en las orillas, por la fuerza de las olas al romper contra la costa.
No obstante, suelen encontrarse playas de arena en llanuras submarinas muy profundas que existen alrededor de las Azores. Los ríos forman cañones únicamente en tierra; sin embargo, el cañón del río Hudson continúa bajo el agua durante cientos de kilómetros. Otros similares se extienden de manera parecida, desde los puntos en que algunos ríos de Europa, África y Sudamérica entran al océano.
En el fondo del Mar del Norte se han hallado huesos humanos y de mastodonte junto a herramientas prehistóricas. Ello indica un cierto grado de adelanto y la posibilidad de que haya existido algún desarrollo cultural en la era del Pleistoceno (anterior al año 11.000 A.C.).
Pero, tal vez el más notable indicio de cómo se han estado sumergiendo los restos culturales de los pueblos prehistóricos desde el derretimiento de los últimos glaciares son los edificios submarinos, las paredes, diques y caminos que suelen encontrarse ahora con frecuencia cada vez mayor bajo las aguas de las costas occidentales de Europa y Sudáfrica y las suborientales de Norteamérica.
En éstas últimas se han hallado edificios submarinos, paredes y caminos de piedra que llevan hacia el Este desde las costas de Yucatán y Honduras. Dichos caminos podrían conducir a ciudades sumergidas que se encontrarían aun más allá, mar afuera. Hay incluso un ejemplo de “muralla” marina de 10 metros de alto y 185 km de largo que se interna en el océano frente a Venezuela y cerca de la desembocadura del Orinoco.
En un comienzo se creyó que era un fenómeno natural, pero sus líneas rectas y su estructura tienden a desmentir esta primera apreciación.
Hay fuertes indicios de que en el Mar Caribe existía una masa de tierra continental, de la que algunas islas y cordilleras de las Antillas podrían ser cumbres supervivientes. En 1969, una expedición investigadora de la Universidad de Duke estudió el fondo del mar en el Caribe y realizó operaciones de dragado en cierto número de localidades de la Cumbre de Aves, que se extiende a lo largo del límite oriental de la fosa oceánica venezolana, entre Venezuela y las islas Vírgenes.
En cincuenta oportunidades se sacaron a la superficie rocas de granito (ácido ígneo), que normalmente sólo se encuentran en los continentes. Comentando este hecho, el doctor Bruce Heezen, un distinguido oceanógrafo, observó:
“Hasta ahora, los geólogos creían que el granito ligero, o rocas de ácido ígneo, existían sólo en los continentes y que la corteza terrestre bajo el mar estaba compuesta de rocas basálticas, más pesadas y de color oscuro… De manera que la aparición de rocas graníticas y de color más suave podría apoyar una vieja teoría, según la cual, en la región del Caribe Oriental existió antes un continente y estas rocas podrían representar el núcleo de un continente hundido, perdido”.
Sin embargo, el área del Triángulo de las Bermudas en que más incidentes se han producido, y en que han tenido lugar los descubrimientos más sorprendentes de restos submarinos es la meseta de las Bahamas. Muchos de los hallazgos se han hecho a sólo algunas brazas de profundidad.
Las formaciones submarinas de piedra caliza de los bancos de las Bahamas estaban en su mayor parte sobre el nivel del mar, hace unos 12.000 años. Esta gran zona terrestre contenía bahías y vías de agua interiores que ahora aparecen en los mapas de profundidad como las partes hondas del océano que cruzan sobre y alrededor de los bancos de las Bahamas.
En una época anterior al levantamiento del mar, esta considerable extensión de tierra formaba una gran isla o conjunto de islas que albergaban una cultura muy compleja, si hemos de creer lo que señalan los restos submarinos.
Desde 1968 hasta la actualidad se han realizado descubrimientos bajo las aguas, especialmente en las Bimini, de algo que parece haber sido una construcción de piedra enorme. Se halla depositada sobre lo que actualmente es el fondo del mar y la componen inmensos bloques de piedra, dispuestos de tal modo que parecen ser caminos, plataformas, obras portuarias o murallas caídas.
Se asemejan extrañamente a las construcciones pétreas de Perú, a las columnas de Stonehenge y a las murallas ciclópeas de la Grecia de Minos. La edad de los bloques es incierta, aunque algunas raíces fosilizadas de mangle que habían crecido sobre las piedras han arrojado, en los análisis con carbono-14, fechas que les dan una antigüedad de unos 12.000 años.
El más célebre de estos hallazgos ha sido el del “Camino” o “Muralla” de las Bimini, descubierta primero por el doctor J. Manson Valentine, en 1968, junto a los buceadores Jacques Mayol, Harold Climo y Robert Angove.
A primera vista, desde un bote y cuando el mar estaba especialmente claro y no había movimiento en la superficie, era, según las palabras de Valentine,
“un extenso pavimento de piedras lisas, rectangulares y poligonales de diverso tamaño y grosor que, obviamente, habían sido diseñadas y alineadas para formar una estructura muy armoniosa. Era obvio, también, que estas piedras habían permanecido sumergidas durante un largo período, a juzgar por los bordes de las más grandes, que se habían alisado y les daban una apariencia de almohadones o trozos de pan gigantescos.
Algunas eran absolutamente rectangulares y en ocasiones casi formaban perfectos cuadrados. (Debemos recordar que en las formaciones naturales las líneas rectas no se dan jamás.) Las piezas más grandes, que tenían un largo de unos tres a cinco metros, por lo menos, estaban colocadas a menudo a lo ancho de las avenidas situadas en forma paralela, mientras las más pequeñas formaban pavimentos tipo mosaico y cubrían secciones más amplias…
Las avenidas compuestas por las piedras, aparentemente calzadas, son paralelas y de bordes rectos; la más larga está constituida por una serie doble, interrumpida por dos expansiones que contienen piedras lisas y muy grandes, sujetas en los extremos por piezas verticales (como los antiguos dólmenes de Europa Occidental). El extremo sudoriental de esta gran carretera termina en una esquina hermosamente curva; los tres cortos diques, construidos con grandes piedras cuidadosamente alineadas, tienen una anchura uniforme y terminan en piedras angulares…
“Desde el aire, bajo el manto de algas oscuras, resulta difícil distinguir los grandes bloques individuales, que son precisamente los que bordean los márgenes de este desafío geológico y arqueológico”.
Los primeros descubrimientos submarinos en las Bimini recibieron duros ataques de parte de geólogos y arqueólogos, algunos de los cuales no han visitado el lugar. Sin embargo, los recientes hallazgos que demuestran que la gigantesca construcción hace una curva y aparece en otros lugares del fondo del océano, indican cada vez con mayor claridad el tamaño y las ramificaciones de esta estructura enorme, cuya finalidad sólo podemos por ahora conjeturar.
El descubridor ha expresado así sus opiniones:
“…La sugerencia de que las piedras representan restos de murallas, caminos o incluso un antiguo puerto, son inaceptables en estos momentos, debido a que aún no se ha precisado qué hay debajo de las rocas, si es que hay algo.
Sin embargo, las observaciones más recientes, en aguas ligeramente más profundas, han confirmado la existencia de una construcción de múltiples ramificaciones, por lo menos, en una zona. Yo creo que este gran complejo representa la utilización inteligente, por parte de hombres de la Antigüedad, de materiales proporcionados por la Naturaleza y apropiados para la creación de una especie de centro ceremonial.
En relación con esto, debe recordarse que algunos lugares sagrados, como el Círculo de Glastonbury (55 km de circunferencia) y los trazados del desierto de Nazca, en el Perú, de líneas e imágenes de animales de 1.800 metros de largo, que sólo pueden apreciarse desde el aire, por sus gigantescas proporciones, no tienen prácticamente ningún punto de referencia con nuestra tecnología moderna, ya que la finalidad de estos artefactos majestuosos nos resulta incomprensible…”.
Los vuelos de exploración realizados desde 1968 han puesto en evidencia otras formaciones extraordinarias existentes en los bancos de las Bahamas y en el fondo del mar, cerca de Cuba, Haití y Santo Domingo, que en apariencia habrían sido hechas por el hombre. Algunas parecen ser pirámides o enormes cimientos de edificios.
Uno de ellos, situado en la zona de las Bimini, mide 55 por 42 metros, y podría ser la mitad superior de una pirámide (o plataformas de templos) cuya existencia mar afuera es conocida. Dentro de las aguas territoriales de Cuba existe un complejo entero de “ruinas” submarinas a la espera de exploración; a menos que ya los propios cubanos (Castro es un entusiasta buceador) hayan estado allí.
Los pilotos comerciales Bob Brush y Trig Adams fotografiaron un rectángulo partido en los bancos de arena de Andros, mientras volaban en los alrededores de esa isla, en 1968. Más tarde, los buceadores descubrieron que lo que se creía una muralla era una piedra. Sin embargo, no existe información acerca de que los primitivos habitantes de la zona, o los conquistadores españoles que llegaron luego, hayan construido semejantes estructuras allí, y mucho menos bajo el agua.
Cerca de Cayo Lobos se ha localizado y fotografiado lo que se cree que puede ser un camino sumergido o una muralla que corre a lo largo de las cumbres de un acantilado. Es posible que la antigua carretera tuviese ya ese trazado cuando tanto ella como la montaña se hallaban sobre el nivel del mar.
Tal vez la visión de escalones labrados en la plataforma continental frente a la costa Norte de Puerto Rico, de la que informaron el capitán de la Marina francesa Georges Houot y el teniente Gérard de Froberville desde el batiscafo Archiméde, representaba simplemente una escalera construida en un acantilado rocoso, que descendía hasta el antiguo nivel del mar, hace 12.000 años.
En México, frente a la costa de Yucatán, existen numerosas vías terrestres que han sido a menudo observadas desde el aire. Parten de la playa, en línea recta hacia localidades submarinas desconocidas que se hallarían muy lejos, mar afuera, en aguas más profundas. Aunque los caminos de enlace en tierra son invisibles, debido a la jungla que los ha cubierto, los que se encuentran bajo el agua pueden distinguirse todavía cada cierto tiempo, cuando alguna tormenta o las corrientes los dejan al descubierto.
En 1967, los integrantes de una misión que se hallaban a bordo del submarino de gran profundidad Aluminaut observaron lo que les pareció un enorme camino sumergido, o tal vez un pavimento que había estado previamente sobre el agua, frente a las costas de Florida, Georgia y Carolina del Sur.
Aparentemente, la carretera estaba construida o pavimentada con óxido de manganeso, y cuando se le instalaron ruedas especiales al Aluminaut, pudo avanzar a lo largo de la carretera, que en algunos lugares alcanzaba una profundidad de unos 900 metros, como si fuese un automóvil que se desplazaba a lo largo de un camino normal, salvo que se hallaba en el fondo del mar. El tamaño de la superficie pavimentada era demasiado ancho para sugerir que había sido construido por el hombre.
Esto fue lo mismo que ocurrió con un muy extenso sector “embaldosado” del fondo del océano que fue observado por el doctor Bruce Heezen, del Observatorio Lamont, durante una profunda exploración submarina, en la zona de las Bahamas.
Entre los hallazgos hechos en las Bermudas, que parecieran haber sido construidos por el hombre, algunos son muy visibles, pero otros se encuentran, no sólo bajo el agua, sino debajo del fondo mismo del mar.
Es un hecho que los trabajos en piedra, o los cimientos pétreos enterrados bajo una acumulación de capas de tierra de las diversas eras, o como resultado de terremotos o inundaciones, transforman el musgo o los otros tipos de plantas que viven sobre ellos. Esto ha conducido a algunos exitosos descubrimientos en el pasado, tanto en tierra como bajo el mar.
Se han descubierto y reconstruido algunas estructuras que van desde campamentos y caminos romanos en ruinas, en Inglaterra, hasta viejos sistemas de canales y murallas de ciudades de lo que alguna vez fue Babilonia y Asiria (hoy Iraq) y ciudades perdidas enteras, en Irán y Asia Central. Esto ha sido posible al estudiar la variedad de formas y degradación de la flora en tierra o en los pantanos y zonas submarinas. Hay líneas rectas que muestran, en los colores de la superficie, los lugares en que se hallan enterrados los cimientos de murallas o en que existieron canales y carreteras.
El antiguo puerto etrusco de Spina, en Italia, desapareció hasta tal punto que se le creyó legendario mientras no se hallaron las huellas de sus muros, cimientos, canales y muelles, absolutamente invisibles desde tierra pero claramente perceptibles desde el aire.
La posibilidad de localizar antiguos emplazamientos desde el aire ha sido utilizada con éxito en las Bahamas, donde la plataforma continental es lo bastante superficial como para distinguir en una observación aérea los restos de construcciones submarinas. En muchos lugares, dentro de la zona de bancos de las Bahamas existen asombrosas variedades de grandes plazas, rectángulos, cruces, largas líneas paralelas unas a otras, tal vez caminos que algunas veces dan vuelta en ángulo recto, círculos concéntricos, triángulos, hexágonos y otras formas geométricas.
Todas han sido descubiertas gracias a la presencia (o ausencia) de musgo sobre las ruinas. Bajo el agua, los exámenes verificados por los buceadores indican que las construcciones de piedra descubiertas por las líneas existentes en el fondo yacen a varios metros de profundidad bajo la arena.
Con todas estas desusadas muestras que ahora están siendo investigadas, uno podría preguntarse por qué nadie las había advertido antes. Parte de la respuesta es que, sin duda, nunca se le ocurrió a nadie buscar una civilización perdida en los bancos de las Bahamas, especialmente dado que existían tantos emplazamientos por descubrir en el Mediterráneo.
Las investigaciones submarinas en esta zona y frente a la costa de Florida han estado concentradas especialmente en los barcos españoles cargados de tesoros, que ciertamente son objetivos que deparan una recompensa financiera más inmediata que el descubrimiento de alguna civilización olvidada y difícil de identificar. Incluso teniendo las pruebas en la mano, se está gastando tantos esfuerzos en los círculos científicos para descalificar los hallazgos como entre los exploradores e investigadores para atraer la atención pública hacia ellos.
Hay que hacer notar también que algunos investigadores muy distinguidos dudan antes de enfrentar la opinión hostil de otros arqueólogos y oceanógrafos, o sencillamente no están dispuestos a enfrentarla. Ocurre también que las construcciones y artefactos hallados hasta ahora podrían quedar cubiertos por la acción de tormentas y mareas, y volverían a perderse.
Sin embargo, es notable comprobar que, desde 1968, se ha producido cierto levantamiento del fondo del Banco de la Gran Bahama, descubriendo huellas de nuevas formaciones, allí donde fotografías anteriores de la misma zona no permitían distinguir ninguna. Este fue el caso de una estructura que tenía la forma de una gran flecha. Estaba hecha de piedra, tenía 30 metros de largo y se hallaba entre los cayos North Cat y South Cat, en las Bimini. Había otra al sudeste de South Caicos, apuntando en dicha dirección y siguiendo otra línea recta en el fondo que aún no ha sido explorada.
Algunos de los lugares ya descubiertos parecen también estar alzándose, o tal vez la acción de las mareas los están despojando de los sedimentos, de manera que su estructura, artificial o construida por el hombre, puede apreciarse mejor.
El doctor James Thorne, distinguido oceanógrafo y buceador, que es sin duda neutral, o en todo caso se muestra escéptico en cuanto al tema de las “civilizaciones perdidas bajo el mar”, examinó recientemente las gruesas columnas que sostienen algunas de las piedras de la “muralla” de las Bimini. Ello significó una convincente refutación de las opiniones de numerosos otros oceanógrafos, en el sentido de que todo el complejo de las Bimini y de los otros lugares de las Bahamas son formaciones naturales.
Otro grupo de buceadores, que habían hallado el ancla sumergida de un galeón español, descubrieron mientras la examinaban y rastreaban el fondo alrededor de ella, que estaba puesta sobre un piso de mosaico, o terraza, que pudo haberse hundido miles de años antes.
Cada vez que se encuentran restos de alguna civilización sumergida en el Atlántico (o en otras zonas), se publican una serie de libros y artículos de revistas que suelen identificarlos con el continente “perdido” de la Atlántida. La Atlántida, cuya imagen ha intrigado a la Humanidad desde épocas remotas, fue descrita con muchos detalles por Platón en sus diálogos Timeo y Critias como la tierra de la Edad de Oro del hombre, un grande y maravilloso imperio mundial que,
“se hundió bajo el mar… en medio de violentos terremotos e inundaciones… en un sólo día y una sola noche de lluvia… y que ésa es la razón por la cual el mar es impenetrable en esos lugares…”.
Como es natural, se han identificado las ruinas submarinas de las Bahamas con la Atlántida, aunque Platón, el más famoso comentarista de este continente perdido, parece haberlo situado en frente de las Columnas de Heracles (Hércules), hoy conocidas como Estrecho de Gibraltar, en algún lugar del Atlántico.
Una lectura detenida del relato de Platón revela sin embargo una información en extremo interesante, que sugiere que el Imperio Atlántico no era una isla, sino una serie de grandes islas a lo largo del Atlántico, cuyo poder se había extendido a ambos lados del océano.
Platón escribió:
…En aquellos días (aproximadamente hace 11.500 años), el Atlántico era navegable y había una isla situada frente a los estrechos llamados Columnas de Heracles: la isla era mayor que Libia y Asia juntas y era la ruta hacia otras islas, y desde ellas podía uno pasar a través de todo el continente situado en dirección opuesta y que rodea el verdadero océano; porque este mar que se halla dentro de los estrechos de Heracles (el Mediterráneo) es sólo un puerto, con una entrada estrecha, pero el otro es el verdadero mar y la tierra que lo rodea podría en verdad ser llamada un continente.
Debe señalarse que Platón mencionó a Libia (es decir, África) y Asia, pero específica y separadamente habla del continente; es decir, el continente hacia el Oeste que, según había dicho antes, se hallaba dentro de la égida de la Atlántida.
Los complejos submarinos de las Bimini y de otros puntos situados dentro de las Bahamas han sido atribuidos a toda clase de tempranos viajeros oceánicos: fenicios, cartagineses, griegos de Minos, mayas, egipcios y, como recurso final, cuando su antigüedad se va haciendo más patente, a los atlantes. Sin embargo, es casi seguro que ninguna raza de nuestra historia conocida fue responsable de su construcción y lo que es del todo cierto es que no fueron construidos bajo el agua.
La referencia de Platón a un continente situado al otro extremo del “verdadero océano” ha sido a menudo citada como prueba de que los antiguos archivos hacían referencia a la América del Norte y que dichas menciones sirvieron de inspiración y estímulo a Colón. Según se dice, el navegante llevaba consigo un mapa que mostraba la Atlántida y las tierras que se extendían más allá.
El relato de Platón implica de manera directa la posibilidad de que la Atlántida (término utilizado aquí en el sentido de imperio del océano Atlántico) se hallara en el extremo occidental del océano Atlántico.
Esta zona habría abarcado las actuales islas de los Bancos de la Gran Bahama, en la época en que grandes extensiones de ellos se hallaban muy por encima del nivel del mar, y en que los accidentes oceánicos más profundos de la actualidad, como la Lengua del Océano y el Estrecho de Florida formaban una bahía interior y una barrera marina que partía desde la costa de Florida, la cual se extendía también mar adentro, mucho más que ahora. Los declives circulares del fondo del mar que se hallan a 25 km de los Cayos de Florida y a 150 metros de profundidad respecto del fondo marino que los rodea (de unos 300 metros de hondura en esa zona) han sido diseñados en mapas por el Registro Costero y Geodésico de los Estados Unidos.
En ellos se les considera lagos de agua dulce cubiertos por el mar en la época del último levantamiento del océano, o del último hundimiento de las zonas costeras.
Observando la actual tabla de profundidades del Atlántico Occidental se advierten claros indicios de que, si el nivel del mar descendiera entre 180 y 250 metros, existirían grandes islas en las zonas en que actualmente se encuentran algunas pequeñas. Y resulta particularmente interesante recordar que este ascenso de las aguas se produjo hace 11.000 o 12.000 años, lo cual coincide con la información que Platón recibió por medio de Solón, de los sacerdotes egipcios de Sais, cuyos archivos escritos anteceden a los de los griegos en mil años.
A lo largo de los años, la Atlántida ha sido “situada” en distintos lugares del mundo: bajo el océano Atlántico, bajo los mares Egeo, Caspio y del Norte, en África Occidental, España, Túnez, Alemania, Suecia, el Sahara, Arabia, México, Yucatán, Venezuela, las Azores, las Canarias y las islas Madeira, Brasil, Irlanda, Ceilán, e incluso las profundidades del Océano Indico. A menudo, esto depende de la nacionalidad y tal vez también, diríamos, de la Weltanschauung del escritor o investigador.
La candidatura de la parte occidental del Triángulo de las Bermudas como lugar de emplazamiento de la Atlántida se ha popularizado desde los descubrimientos de 1968, que se vieron rodeados de una serie de circunstancias curiosas y relacionadas con el año mismo en que se produjeron. Todos giran en torno de las predicciones de Edgar Cayce, el “profeta durmiente” que murió en Virginia en 1945 y cuyas “conferencias” (término utilizado para describir las entrevistas concedidas por Cayce mientras se hallaba en trance) han seguido influyendo en muchos miles de personas.
Mientras vivió, dio consejo por medio de este sistema a más de 8.000 individuos, primero sobre problemas de salud y luego sobre una serie de diversas cuestiones. No es necesario reseñar aquí la documentación que existe acerca de sus notables poderes curativos y telepáticos, salvo en cuanto se refiere a las predicciones arqueológicas más desusadas de la historia, que están relacionadas directamente con la Atlántida y las Bimini.
Entre los años 1923 y 1944, Cayce concedió centenares de entrevistas en trance acerca de la Atlántida, en relación con seres que en su opinión, y en la de quienes han continuado su obra dentro de la Asociación para la Investigación y la Iluminación, vivieron allí en épocas anteriores.
Cuando no se hallaba en trance, Cayce era incapaz de hablar del tema, o no parecía estar interesado en él, y a menudo se mostraba perplejo de haberlo mencionado en tantas “conferencias”. Sin embargo, en junio de 1940, y refiriéndose a numerosas otras observaciones previas en el sentido de que la Atlántida existió en la zona de las Bimini (a la que llamaba Poseidia), declaró inesperadamente:
Poseidia estará entre las primeras porciones de la Atlántida que volverán a levantarse -posiblemente en 1968 y 1969— en una época que no está tan lejana.
Esta curiosa profecía arqueológica se cumplió casi dentro del plazo señalado cuando se produjeron los hallazgos de los bancos de las Bahamas, el descubrimiento de algunas construcciones causado por las mareas y una elevación del fondo del mar en algunas zonas.
Sin embargo, uno se siente tentado a preguntarse si dichos descubrimientos ocurrieron como los habían previsto aquellas profecías o debido a las profecías mismas, o tal vez porque aquellos que habían escuchado o leído acerca de Cayce estaban investigando. Ese fue el caso de los pilotos que avistaron las primeras formaciones o construcciones submarinas.
Como era de suponer, los descubrimientos de los complejos sumergidos realizados en 1968 y en los años siguientes, tal como se había profetizado 28 años antes, hicieron que mucha gente examinara con renovado interés las demás referencias de Cayce a la Atlántida y a toda la región.
Si las “conferencias” del vidente y las antiguas leyendas se basaban en recuerdos de hechos reales, podría contemplarse la posibilidad de que algunas fuerzas desarrolladas por una civilización anterior científicamente muy adelantada actuasen todavía dentro de la región en que estuvieron concentradas en una época, y debería estudiarse también la posibilidad de que las aberraciones electrónicas, magnéticas y gravitacionales del Triángulo de las Bermudas fueran un legado —tal vez negativo— de una cultura tan antigua que no habrían quedado restos de ella y acerca de la cual nuestras memorias serían más instintivas que concretas
Sorpresas de la Prehistoria
VARIOS INVESTIGADORES DEL MISTERIO DEL TRIÁNGULO de las Bermudas han sugerido que algunas inteligencias extrañas podrían estar interesadas en examinar la posibilidad de que nuestro desarrollo de la fisión nuclear para fines bélicos llegue a amenazar la existencia de la civilización en nuestro planeta. Agregan que dichos seres inteligentes estarían incluso preocupados, ya que la energía nuclear habría destruido anteriormente otras civilizaciones, en éste y en otros planetas.
El período durante el cual ha vivido en este planeta un hombre racional y de inteligencia comparable a la del que hoy conocemos podría extenderse unos 40.000 o 50.000 años hacia atrás, o incluso más allá. En consecuencia, si consideramos que una civilización como la actual tardaría alrededor de 10.000 años en progresar hasta el punto en que la ciencia y la tecnología alcanza la capacidad de consumar su propia destrucción, todavía tendríamos un amplio margen de tiempo en que podrían haber existido una o más culturas anteriores a la nuestra en este mundo.
Cualquier civilización técnicamente adelantada conseguiría tal vez desarrollar, intencionalmente o por casualidad, el poder inherente a la fisión nuclear (a la nuestra le costó bastante menos de 10.000 años) y, en este momento, tendría que decidir si adopta algún sistema para controlar su avance o prefiere arriesgar su propia ruina.
Si semejante cultura hubiese existido y causado su destrucción, desapareciendo luego, su recuerdo habría quedado tal vez conservado en las leyendas, o nos sería sugerido por algunos artefactos anacrónicos de antigüedad incierta, o por grandes ruinas imposibles de identificar o explicar. Y éstos son precisamente los elementos que tienden a señalar el emplazamiento de dicha cultura en la zona ahora cubierta por las aguas del Triángulo de las Bermudas.
En sus conferencias sobre la Atlántida, Edgar Cayce insistió reiteradamente en las que parecen ser referencias a fuentes de energía nuclear, rayos Láser y Maser comparables a los nuestros y utilizados en general en los mismos campos en que hoy los disfrutamos, si es que podemos usar esa palabra. Sus descripciones acerca de los usos que les daban y su observación sobre el peligro que encierra su utilización inadecuada podrían pasar hoy por crónicas y comentarios editoriales corrientes.
Pero, ¿cómo sabía Cayce todo esto, hace más de 35 años?
El vidente describió estas fuentes de energía con bastante detalle. Eran grandes generadores que producían fuerza para impulsar naves aéreas y submarinas y con capacidad para producir iluminación, calor y alimentar sistemas de comunicación. Con ellas se operaban ciertas formas de radio y televisión y se las utilizaba también para enviar fotografías a larga distancia. Proporcionaban igualmente la potencia necesaria para modificar y rejuvenecer tejidos vivos, incluso del cerebro, y eran también utilizadas para controlar y disciplinar clases sociales completas.
Sin embargo, debido al mal empleo de las fuerzas naturales que habían creado, y a trastornos civiles y externos, los Atlantes desencadenaron finalmente ciertas fuerzas incontrolables de la Naturaleza que fueron la causa de su propia destrucción. Esta creencia de Cayce aparece también en las leyendas acerca de muchas antiguas culturas que existieron en el mundo.
Según las palabras del “profeta”:
…El hombre introdujo las fuerzas destructivas… que, combinadas con las propiedades naturales de los gases, de fuerzas existentes en la Naturaleza y en su forma natural, causaron la peor de las erupciones en las profundidades de la Tierra en lento proceso de enfriamiento, y esa porción (de la Atlántida) que ahora se halla cercana a lo que podríamos llamar el Mar de los Sargazos desapareció bajo el océano…
En su relato acerca de la prehistoria, Cayce parece haber predicho específicamente el uso de rayos láser y maser, para cuyo conocimiento faltaban muchos años entonces (1942).
Describió una gigantesca fuente de energía de cristal:
…En la que la luz aparecía como medio de comunicación entre lo infinito y lo finito o como un sistema utilizado para lograr las comunicaciones con las fuerzas del exterior. Más tarde llegó a ser un punto de irradiación, así como un centro desde el cual partían las señales radiales que guiaban las diversas formas de transición y viaje a través de los períodos de actividad de los atlantes.
Estaba dispuesto como un cristal, aunque de manera muy distinta a la del primero que fue utilizado (originalmente) aquí. No deben confundirse estos dos… porque había muchas generaciones de diferencia. Fue en aquellos períodos cuando se produjo la orientación de aeroplanos o sistemas de viaje, aunque en aquella época ellos viajaban lo mismo por aire que por encima o por debajo del agua. Sin embargo, la fuerza desde la cual estaban dirigidos se hallaba en la estación central de energía; o piedra Tuaoi que era… y el rayo sobre el que actuaba…
En otra “conferencia” se refirió a un lugar en “Poseidia”; en otras palabras, la zona de las Bahamas, que entonces se hallaba sobre el agua. La describió así:
…La acumulación de fuerzas motivadoras de la Naturaleza provenientes del gran cristal que condensaba las luces, las formas, las actividades, de manera de guiar a las naves no sólo por el mar, sino por el aire, en muchas de las aplicaciones del hombre ahora conocidas, como la transmisión del cuerpo y de la voz, como el registro de aquellas actividades en lo que pronto será algo práctico, creando vibraciones para hacer posible la televisión —como se le llama en el presente-.
(¡El “presente” en este caso era 1935!)
En una “conferencia” de 1932 hizo una interesante alusión al transporte de cargas y materiales de gran peso:
… Por medio del uso de… los recientemente descubiertos gases y los de las formaciones eléctricas y aéreas en la desintegración de las fuerzas atómicas para producir energía propulsora de aquellos medios o modos de transporte o viaje, o para levantar grandes pesos o cambiar las fuerzas mismas de la naturaleza.
El hecho de que los pueblos supuestamente primitivos de la prehistoria hayan dejado enormes piedras que aún se encuentran en su sitio, tras miles de años, y sobre las cuales las razas que les siguieron han levantado nuevas construcciones, ha constituido, desde hace mucho tiempo, un misterio arqueológico.
Las piedras colocadas por razas anteriores desconocidas son tanto más grandes y difíciles de transportar que las dispuestas por las culturas subsiguientes, de manera que su presencia y modo de transporte resultan inexplicables. Uno de los ejemplos que podrían citarse es el de los bloques de pórfido de Ollantaytambo y Ollantayparubo, en Perú, que fueron transportados a lo largo de grandes distancias, sobre montañas y abismos y luego colocados en las cumbres de otros acantilados de 300 metros de altura.
Otro, el de los enormes sillares de piedra de Sacsahuamán, en Perú, tan grandes y laboriosamente encajados unos con otros, que los incas atribuyeron su construcción a los dioses. O los bloques de cien toneladas de los cimientos de Tiahuanaco, en Bolivia, sobre los cuales se construyeron, de alguna manera, enormes edificios, a pesar de que la altura es de 4.000 metros sobre el nivel del mar.
O las grandes piedras del calendario u observatorio de Stonehenge, en Inglaterra; o los bloques masivos de la pared submarina o cimientos o contrafuerte marino; o las piedras verticales de la Bretaña prehistórica, uno de los cuales pesaba más de 340 toneladas y tenía una altura de 20 metros, y las enormes piedras de las fundaciones del templo de Júpiter, en Baalbek, Siria, emplazadas allí mucho antes de la construcción del templo y una de las cuales pesa 2.000 toneladas.
Como casi todas estas construcciones resultan extremadamente difíciles de explicar en términos de nuestra apreciación de las habilidades ingenieriles de las culturas que pensamos que las erigieron, se ha sugerido que una civilización superior fue la autora de su construcción. Esta teoría se ve apoyada por el hecho de que muchas de estas ruinas inexplicables se parecen mucho.
Cayce señaló específicamente a las Bimini como uno de los diversos puntos donde podía hallarse información respecto de las supuestas fuentes de energía de la Atlántida:
“… En la posición sumergida de Atlántida o Poseidia, donde aparece una parte de los templos bajo el limo de épocas enteras de agua oceánica, cerca de lo que se conoce como las Bimini, frente a las costas de Florida…”.
En 1935 hizo una detallada descripción de estas fuentes de energía (¿o plantas nucleares?). El hijo de Cayce, Edgar Evans Cayce, ingeniero y escritor, comentando la paradoja de que los relatos de su padre acerca de la prehistoria hubiesen anticipado en varias décadas nuestros propios descubrimientos científicos, escribió en su libro Edgar Cayce on Atlantis:
“Un observador profano de nuestra época difícilmente podría describir con mayor claridad nuestros últimos adelantos científicos”.
El relato de Cayce (recogido en 1933, aunque publicado en 1968), se refiere a un edificio donde estaría guardado un complejo “refractario” o de cristal:
En el centro de un edificio construido sobre piedra no conductora; algo similar al asbesto y con… otros no conductores, como los que actualmente se están fabricando en Inglaterra bajo un nombre que es muy conocido para muchos de los que se ocupan de esas cosas.
El edificio construido sobre la piedra era oval; o tenía forma de cúpula, dentro de la cual podía haber… una sección que se desplazaría hacia atrás, de manera que la actividad de las estrellas; la concentración de energías que emanan de los cuerpos en ignición y de elementos que se encuentran y no se encuentran en la atmósfera terrestre.
La concentración a través de prismas o cristales (como se les llamaría hoy) tenía tales características, que actuaba sobre los instrumentos conectados con los diversos sistemas de viaje a través de métodos de inducción que llevaban a cabo un control (igual) al que hoy se llamaría remoto por medio de vibraciones o instrucciones de radio; por medio del tipo de fuerza emanada de la piedra y que actuaría sobre las fuerzas de motivación de las naves mismas.
El edificio fue construido de manera que, cuando la cúpula se retiraba, prácticamente no había obstáculo para la aplicación directa de la energía sobre varias naves que iban a ser impulsadas a través del espacio, ya fuera dentro de su radio visual o dirigidas bajo el agua o por debajo y a través de otros elementos.
La preparación de esta piedra estaba en mano; exclusivamente de los iniciados de la época y la entidad se hallaba entre las que dirigían las influencias de la radiación, que se alzaba en forma de rayos invisibles al ojo humano pero que actuaban sobre las piedras mismas, según se hubiesen dispuesto en las fuerzas de motivación, aunque la nave aérea fuese alzada por los gases del período. O bien guiaba a los vehículos de placer que pudieran pasar cerca de la Tierra, o a las naves submarinas o de superficie.
Estas eran entonces impulsadas por la concentración de rayos de las piedras que estaban concentradas en el medio de la estación central de energía, o planta generadora (para utilizar la expresión actual).
Cayce se refiere constantemente al uso inadecuado de las tremendas fuerzas desarrolladas por esta supercivilización:
“… La extracción de los poderes del mismo Sol, para trasladarlos al rayo que causa la desintegración del átomo… provocó la destrucción de aquella parte de la Tierra”.
En el caso, y sólo en el caso de que ocurriese un cataclismo, o una serie de cataclismos, la gran fuente energética se habría precipitado al mar, junto con las populosas ciudades, murallas, canales y otras construcciones de la Atlántida. Es interesante tener en cuenta que los propios emplazamientos sugeridos por esta teoría corresponden a los lugares en que se producen muchas de las aberraciones electromagnéticas características del Triángulo de las Bermudas, la Lengua del Océano, por ejemplo, o las Bimini.
Aunque resulta difícil suponer que semejantes complejos energéticos puedan seguir funcionando después de miles de años, es interesante observar lo que sucede con las misteriosas “aguas blancas” que han sido advertidas por muchos exploradores, desde Colón hasta los astronautas. Pareciera que los canales o corrientes de agua blanca tienen su origen en el misino o los mismos puntos de emanación, siguen una dirección similar y luego se desvían a lo largo de un kilómetro y medio o más. Las líneas son nítidas al comienzo y luego se hacen menos precisas, casi como si encerraran algunos gases liberados bajo presión.
Las desviaciones del compás y las perturbaciones eléctricas podrían ser causadas por una enorme concentración de metal depositado bajo el agua. Esto ha sido observado en varios lugares del mundo donde existen conocidos depósitos de hierro que provocan variaciones en los compases. Las masas del substrato o de la subsuperficie podrían incluso provocar alteraciones en el oleaje de los mares.
En un informe elaborado por la NASA en 1970, acerca de una “cavidad” en la superficie del océano sobre la fosa de Puerto Rico, los científicos atribuyeron el fenómeno a una “extraña distribución de masa debajo del fondo del océano”, que sería la causa de la deflección de la fuerza de atracción de la gravedad. En el caso del Triángulo de las Bermudas se ha sugerido que algunas fuentes de energía destruidas han conservado sin embargo algo de su fuerza y que, al ser accionadas en ciertas oportunidades, podrían ser no sólo la causa de las desviaciones magnéticas y electrónicas, sino también la fuente de impulsos eléctricos de las tormentas magnéticas.
Esta teoría, una de las más extrañas entre las elaboradas para explicar los incidentes del Triángulo de las Bermudas, es la que se sugiere en las “conferencias” de Cayce. Sin embargo, cabría preguntar si existe alguna razón por la cual las personas que sienten curiosidad científica deben atribuir seriedad a cualquiera de las declaraciones de Cayce, y sin que esto obste para que las admiren, como producto de su viva imaginación.
Aunque es cierto que algunas de las fuentes energéticas que él describió hace 35 años no habían sido aún descubiertas o imaginadas siquiera en el “mundo real” (y otras no habían sido todavía desarrolladas) debe recordarse que Cayce no era médico, ni historiador, sino simplemente un curandero clarividente de gran reputación. Sin embargo, algunas de las profecías que hizo durante sus charlas y que no tienen nada que ver con curaciones, han resultado perturbadoramente exactas. Por ejemplo, las relativas a la bomba atómica, el asesinato de presidentes y a disturbios raciales en Estados Unidos e incluso a deslizamientos de lodo en California.
Además, las “conferencias” de Cayce se basaban en las visiones o recuerdos que sus personajes conservaron de sus vidas durante pasadas encarnaciones. Esta circunstancia ha hecho que aquellas personas que por motivos religiosos, por convicción científica o por razones de lógica no aceptan la teoría de la reencarnación, nieguen verosimilitud a los dichos de Cayce. Sin embargo, cabe preguntarse si no habrá otra explicación que justifique esas descripciones tan detalladas y científicamente válidas sobre las civilizaciones anteriores y su potencialmente peligroso desarrollo.
En los documentos filosóficos y religiosos de la India, que a menudo contienen conceptos asombrosamente modernos sobre la materia y el Universo, se encuentran referencias a lo que suele llamarse “conciencia cósmica”; es decir, la persistente presencia de recuerdos de lo que ha ocurrido antes.
Hoy, la existencia de la telepatía, la influencia y la oculta presencia de la memoria y el poder de las emanaciones psíquicas, lejos de verse despreciados por la moderna investigación científica, están siendo seriamente estudiados, no sólo en la Tierra sino también en el espacio, y no sólo como fenómenos sino también como medios de comunicación. Los Estados Unidos y la Unión Soviética, las dos potencias espaciales más adelantadas, están realizando experimentos que sugieren que la ciencia ficción podría estar experimentando una metamorfosis, y convirtiéndose en ciencia del futuro.
Es posible esperar adelantos sorprendentemente novedosos en esta área, en la que hasta ahora algunos individuos muy bien dotados han tenido la habilidad de recoger, casi sin estar conscientes de ello, los pensamientos actuales de otros, y tal vez también sus escondidos recuerdos del pasado. En este caso, el pasado podría estar constituido por las memorias heredadas con los cromosomas de nuestros antecesores.
Del mismo modo como heredamos atributos físicos y tendencias de nuestros padres y abuelos, así también heredamos esos recuerdos, aunque posiblemente en un grado menor, de nuestros ancestros más distantes. Estos cromosomas de la memoria podrían formar parte de este legado. Dentro del cerebro humano hay amplio espacio (que según se estima sólo se utiliza en un diez por ciento para la recolección de un banco de recuerdos heredados.
Estos explicarían la existencia de memorias incompletas en algunas personas; la aguda sensación de haber estado antes en un lugar en el que nos consta no haber estado jamás; la desoladora certeza de haber vivido un largo espacio de tiempo en un sólo sueño; el hecho de que algunas personas recuerden en ciertas ocasiones —y no siempre bajo hipnosis— detalles de vidas pasadas que a menudo suelen resultar históricamente exactos, cuando se descubren informaciones ignoradas acerca del período en cuestión; los casos de repentina capacidad para hablar fluidamente los idiomas de sus antepasados que se dan en los niños, en circunstancias que es imposible que los hayan aprendido y que posteriormente vuelven a olvidarlos.
Estos factores conocidos se suelen atribuir a menudo a la reencarnación de las almas, en la que creen los hindúes, los budistas y los devotos de la que tal vez es la religión más antigua: la del antiguo Egipto. Sin embargo la posibilidad de una memoria heredada ofrece una alternativa que, si bien resulta casi lo mismo, se ve de alguna manera modificada cuando pensamos que el alma del individuo no sería la de una persona cualquiera, situada en cualquier época, sino la de nuestros antepasados, que se reencarnan en nosotros y nos legan sus memorias acumuladas y sus demás atributos.
Es lo mismo que ocurre con las “generaciones” de computadoras, que pueden programarse de tal manera que la totalidad de sus bancos de datos pueden implantarse en las nuevas máquinas que han de sucederías.
En todo caso, ya sea que Edgar Cayce se comunicara realmente con las almas o con las memorias reencarnadas de la gente a quien servía, el efecto era similar y el interés por la Atlántida que despertaron sus “conferencias” dio al tema un renovado atractivo, que aumentó constantemente, a medida que los descubrimientos inesperados de la última década parecieron dar notable respaldo a sus alusiones al continente perdido.
Aquellos que se aferran a la teoría de que antes de que aparecieran las primeras manifestaciones de una cultura en Egipto y Sumeria existió una civilización mundial altamente desarrollada, han sido considerados durante mucho tiempo cultistas, sensacionalistas, visionarios, o, sencillamente, tontos.
Esta reacción de lo que podríamos llamar el “orden establecido” de los estudios arqueológicos y prehistóricos resulta comprensible cuando tomamos en cuenta que la existencia de una gran civilización anterior al tercer milenio A.C. trastornaría considerablemente las muy ordenadas etapas y sucesivos períodos de la historia, desde sus comienzos en Egipto y la Mesopotamia, pasando por las culturas de Grecia y Roma, hasta culminar con nuestra propia “supercivilización” de hoy.
Suelen hacerse a menudo referencias agradecidas a otras antiguas culturas muy poco conocidas, como por ejemplo las civilizaciones prehistóricas de las Américas, India, Asia Central y algunas otras zonas que en ningún caso afectaron nuestra propia “línea directa” de civilización.
En todas las antiguas culturas existe una abundancia de leyendas y documentos relativos a la repentina aniquilación de una gran cultura anterior al Diluvio, que habría progresado tanto, que llegó a desafiar al cielo, a los dioses, o a Dios. Estas leyendas, extrañamente semejantes entre sí, podrían constituir sencillamente relatos atractivos difundidos por el mundo durante miles de años en los antiguos mercados y a lo largo de las rutas de las caravanas o de los barcos, y posteriormente conservadas en los documentos religiosos de casi todos los pueblos de la Tierra.
Los conquistadores españoles comprobaron que ya en las civilizaciones indígenas de América, en la época de la primera conquista, existían leyendas acerca de un diluvio universal, de una torre que los hombres trataron de levantar hasta el cielo, y cuyos constructores se vieron condenados por una confusión de idiomas que parecía de inspiración divina, y muchas otras que nos resultan familiares.
Las poblaciones indígenas de todo el mundo han conservado leyendas que viven a la sombra de ruinas enormes, cuya construcción sólo pudo realizarse gracias a técnicas de transporte y colocación de piedras de una tecnología extremadamente avanzada.
Dichas leyendas se refieren siempre a una raza de apariencia divina que desplazaba los enormes bloques de piedra, muchos miles de años antes del comienzo de su propia historia. Incluso existen rastros de lo que pudo ser un remoto lenguaje comercial, un antecesor tal vez del griego antiguo, con rasgos arameos, y que ha sido localizado en zonas tan remotas del Medio Oriente que pareciera haber sido extendido por mares y océanos hasta las más distantes playas.
Pueden hallarse palabras de griego arcaico en el hawaiano y en otros lenguajes polinésicos, en el maya de Yucatán, en el náhuatl de los aztecas y en el ahora perdido guanche, de las islas Canarias, que era hablado por una misteriosa raza blanca. Los guanches, descubiertos y rápidamente exterminados por las expediciones españolas del siglo XV, conservan el recuerdo de una gran patria y de una cultura superior que se habría hundido en el océano.
Las viejas lenguas americanas también tenían palabras de claro origen arameo y fenicio y otras análogas a las de los idiomas sinítico y polinésico del otro lado del Pacífico, lo cual sugería largos viajes y contactos culturales de enorme antigüedad. Se han encontrado inscripciones en fenicio, arameo, sinoico, griego y otras lenguas no identificadas, que aparecen con frecuencia creciente en las selvas de Norte y Sudamérica, conocidas como zonas de “segundo desarrollo”.
Pero las leyendas, mitos religiosos y curiosidades lingüísticas no bastan de por sí para inspirar fe en las afirmaciones hechas en los documentos de Cayce y en las tradiciones, leyendas e incluso archivos escritos de la antigüedad que se refieren a un conocimiento científico altamente desarrollado y a la existencia, en épocas arcaicas, de diversos elementos modernos relacionados con viajes, comunicaciones y destrucción en escala cósmica.
Sin embargo, es precisamente en esas regiones donde en años recientes, se han hecho descubrimientos desusados y reevaluaciones de materiales descubiertos con anterioridad. Los hallazgos incluyen signos asombrosos de conocimiento muy avanzado y de inventos de gran sofisticación, pertenecientes a una era muy anterior a aquella en que según la historia, habría visto el comienzo de las primeras culturas del Oriente Medio.
Es interesante recordar que tanto las leyendas de Egipto como de Sumeria se referían a grandes culturas anteriores, de las cuales extraían su propia inspiración e impulso. En algunas de ellas, como las del antiguo Egipto, Solivia, Perú, América Central, México y la India, para sólo mencionar algunas, la civilización permaneció estática o incluso retrocedió, en lugar de mantener el ímpetu original.
La sugerencia de que las culturas más antiguas de la Tierra conocieron las “máquinas más pesadas que el aire” sería normalmente acogida con sorna. Sin embargo, en años recientes se han estado descubriendo o reexaminando un número creciente de artefactos y referencias escritas que indican el conocimiento, e incluso cierta familiaridad con aviones y viajes aéreos, en una época muy anterior a lo que consideramos el amanecer de la historia.
Tampoco deben compararse estos informes o modelos con las pintorescas referencias a la mitología antigua, y a incidentes como los de Icaro y sus alas de plumas sujetas con cera, o el carro del sol, de Apolo, tirado por cuatro estrellas. Por el contrario, hay referencias concretas que demuestran un conocimiento de la aerodinámica y de los elementos relacionados con el despegue, la propulsión, el frenado y el aterrizaje.
Por ejemplo, en la antigua colección de oro de Colombia existe un modelo dorado de lo que durante mucho tiempo se consideró un ave, mariposa o pez volador, y que fue encontrado en una tumba junto a otros objetos enterrados cuya antigüedad se estimó en 1.800 años.
Posteriormente, este artefacto fue examinado con lentes de aumento por Ivan Sanderson, quien sospechaba que no era una réplica de un organismo vivo, sino de un objeto mecánico de gran parecido a un avión con alas en forma de delta, compartimiento de motor, cabina y parabrisas, todo ello situado como en un avión moderno. Estaba dotado incluso de cola y alerones, o elevadores.
Este objeto fue mostrado a varios pilotos e ingenieros, como J. A. Ulrich, profesor de aerodinámica y que luchó como piloto en dos guerras. Cuando le preguntaron qué era, sin advertirle de dónde provenía, ni de que antes había sido considerado el modelo de caza F-102, y que el hecho de que las alas fueran curvas en los extremos al igual que la forma misma del avión daba a entender que era un aparato a chorro.
Señaló que algunas de sus características, como la falta de elevadores traseros (que el F-102 tampoco tiene) eran similares a las de un nuevo aparato Sabré, recientemente desarrollado en Suecia. Su opinión resulta especialmente interesante, cuando se toma en cuenta la mención por parte de Cayce de vehículos que podían volar por los aires y bajo el mar y los informes provenientes del Triángulo de las Bermudas en que se habla de OVNI que suelen entrar y salir del agua a grandes velocidades.
Como dijo Ulrich:
Su forma es válida sólo para ciertos tipos de vuelo. Esa clase de ala es adecuada para la atmósfera hasta una altura de 15.000 a 18.000 metros… La curvatura es para prevenir vibraciones al superar la barrera del sonido… La estructura del ala indica posibilidades supersónicas… Cuando se vuela a una supervelocidad se forma un colchón… También podría volar debajo del agua, sin que le fuesen arrancadas las alas. Si se quisiera mover un vehículo a gran velocidad en un medio como ése, debería ser (construido) de esta manera.
Pero este “avión”, si de avión se trata, no es un monstruo arqueológico único. En distintas tumbas precolombinas se han encontrado otros ejemplares; algunos con dos pares de alas. Sólo cabe suponer que otros curiosos modelos de aparatos mecánicos desarrollados en épocas prehistóricas y tal vez no reconocidos como tales ni siquiera por sus ulteriores usuarios, se perdieron cuando los invasores españoles fundieron todos los artefactos de oro que pudieron hallar para convertirlos en lingotes de fácil distribución entre los conquistadores.
En las obras de arte de las antiguas culturas de las Américas se han encontrado representaciones pictóricas de objetos que han sido identificados o reconocidos de manera cada vez más insistente como aviones o cohetes. Debido a que la mayor parte de los documentos escritos y gráficos acerca de aquellas naciones civilizadas fueron destruidos por los españoles, estas referencias se han conservado en otras formas, algunas veces grabadas en roca, o pintadas en jarrones, o esculpidas en piedras o tejidas en los lienzos que envolvían a las momias.
En Palenque, México, existe un buen ejemplo de esto: se trata de una figura maya semirreclinada y labrada en piedra sobre la tapa de un sarcófago que se encontró dentro de una pirámide. No se sabe lo que representa la figura en detalle. Una persona que es una verdadera autoridad en cultura maya dice que el fondo es un monstruo terrestre sobre el cual se inclina una figura, mientras el conjunto pareciera estar dominado por un árbol.
El escritor científico Alexander Kazantsev ha sugerido una explicación más revolucionaria. Cree que la figura reclinada está encerrada en un vehículo espacial muy estilizado, que podría compararse en construcción y diseño a los cohetes de la actualidad. Incluso la posición del hombre (o piloto) sugiere una postura similar a la de nuestros astronautas dentro del cohete.
Se pueden reconocer todos los detalles, desde la antena, el sistema de dirección de vuelo, el turbocompresor, el tablero de control, los tanques de combustible y la cámara de combustión, hasta la turbina y el tubo de escape, aunque puede que algunos aparezcan modificados, para conseguir ciertos efectos estéticos. Se tiene la sensación de que estas réplicas de aviones y cohetes son recordatorios o memorias de una era de una civilización superior, cuando tales naves eran dibujadas con exactitud más que teniendo en cuenta aspectos estéticos.
En agosto de 1973, mientras los astronautas del Skylab 2 se hallaban en su órbita espacial, recibieron una misión muy curiosa. Debían fotografiar, en lo posible, las Líneas de Nazca, que son una serie de misteriosas líneas artificiales en el valle de Nazca, en Perú, para comprobar, si eran visibles desde el espacio.
Estas enormes señales terrestres están constituidas por una serie de líneas rectas y figuras geométricas, grandes dibujos de animales visibles solamente desde el aire y lo que claramente parece un conjunto de pistas de aterrizaje para aviones. Todas fueron trazadas en la tierra o labradas en el suelo rocoso del valle, en una época desconocida. No existían leyendas locales acerca de ellas y, puesto que en el nivel del suelo no se las podía notar, fueron descubiertas solamente desde el aire, durante una prospección de agua en los Andes.
Las líneas y los gigantescos dibujos ocupan una gran parte del Valle de Nazca, que tiene 96 kilómetros de largo y 16 de ancho. Por momentos desaparecen frente a algunas montañas pequeñas, pero luego emergen al otro lado, absolutamente rectas. En algunos casos, como ocurre con los presuntos campos de aterrizaje, los dibujos son extremadamente anchos, y otras, conforman grandes y muy sofisticadas figuras de animales, peces y pájaros, e incluso una enorme serpiente.
Aunque existen muchas teorías acerca de su origen, la única cierta es que fueron trazadas por seres que poseían instrumentos altamente desarrollados para calcular y que fueron hechas para ser vistas desde el cielo, puesto que es la única manera como puede seguirse su diseño. En la bahía de Pisco, en la costa peruana, existe una alta pared rocosa en la que está tallado un enorme tridente, o candelabro, según la interpretación que le dé quien lo ve, ya que, a diferencia de lo que ocurre con las líneas de Nazca, fue advertido con toda facilidad (mide 250 metros de largo) por los invasores españoles.
Estos lo interpretaron como un signo de la Trinidad para estimularlos en su obra de conquista y conversión de los bárbaros. Cualquiera que fuese su propósito, lo cierto es que resulta más fácil de ver desde el aire que desde el mar, y la barra central del tridente apunta directamente hacia el valle de Nazca, como si fuera una especie de señalizador para los supuestos “campos de aterrizaje”. Puede que estos fueran, a su vez, bases para esos aviones cuyos modelos dorados resultan asombrosos.
En diversos lugares de América, existen otras líneas geométricas y algunas figuras enormes que pueden verse también desde el aire, como por ejemplo las grandes formas humanoides del desierto de Tarapacá, en Chile, el laberinto Navajo, en California, las montañas Elefante y Serpiente, en Wisconsin, y otras en diversos lugares del mundo, que a menudo no tienen una historia arqueológica anterior.
El Egipto faraónico, ese gran depósito de elementos arqueológicos, ha revelado recientemente algunos signos sorprendentes relativos a los principios de vuelo de cuerpos más pesados que el aire, que se habrían conocido en la antigüedad. A diferencia de los aviones dorados de Colombia, éstos están hechos de madera y se encuentran en las tumbas, donde se conservaron al abrigo de la desintegración durante miles de años, gracias al clima seco de la región.
En algunas colecciones de museos se han encontrado los que parecerían ser modelos de planeadores y que antes, cuando se les descubrió en tumbas remotas, se creyó que eran modelos de pájaros. En el Museo de Antigüedades de Egipto puede verse un objeto de madera que fue identificado y estudiado por el doctor Khalil Messiha en 1969 y que, lejos de ser un pájaro, posee las mismas características de los modelos de aviones monoplanos actuales.
El timón, o cola, está levantado, y la estructura tiene una sección que hace las veces de ala. Al comentar acerca de los ángulos diedros que se advierten a cada lado, el hermano del doctor Messiha, G. Messiha, que es ingeniero de vuelo, observó:
El ángulo diedro negativo cumple las mismas funciones que el positivo: una sección muestra que la superficie del ala es parte de una elipse que proporciona estabilidad durante el vuelo; y las formas aerodinámicas de la estructura disminuyen la resistencia al aire, lo cual es un hecho que fue descubierto en aeronáutica tras años de trabajos experimentales.
Después de miles de años, el avión es todavía capaz de volar y, cuando se le lanza desde la mano, como si fuera un modelo de planeador, se comporta admirablemente, demostrando que sus antiguos constructores tenían conocimientos de aerodinámica.
Desde el momento en que el doctor Messiha comprobó que la extensión de las alas de algunos de los modelos de pájaros era idéntica a la del nuevo avión Caravelle, se han identificado otros modelos potenciales de aviones o planeadores, y en 1972 se abrió en el Museo de Antigüedades de El Cairo una exposición de catorce de ellos, como demostración de que en el antiguo Egipto se tenían conocimientos de vuelo.
No sabemos si estos artefactos fueron inventados o heredados de otra cultura. Sin embargo, puesto que la mayoría de los modelos encontrados en las tumbas egipcias están relacionados con originales más grandes, es posible que bajo las arenas del desierto exista un avión o planeador original esperando al excavador.
Los documentos escritos más completos acerca de aviones son probablemente los del Mahabharata, el relato épico hindú que, aún cuando se estima que fue escrito en su forma actual en el año 1.500 A.C. aparentemente fue copiado y recopiado desde la más remota antigüedad.
La obra se refiere a los actos de los dioses y de los antiguos pueblos de la India, pero contiene tal riqueza de detalles científicos que, cuando fue traducido, a mediados del siglo XIX, las referencias a los aviones y a la propulsión por cohetes no tenían sentido para los traductores. Los mecanismos descritos hacía miles de años no iban a aparecer en la época moderna si no más de un siglo después.
Muchos de los versos del Mahabharata están dedicados a máquinas voladoras llamadas vimanas y encierran una información detallada acerca de los principios de su construcción, que llenó de asombro a los traductores. En otro antiguo texto hindú, el Samarangana Sutradhara, se discuten con detalle las ventajas y desventajas de distinto tipo que presentan los aviones, así como sus capacidades relativas de ascensión, velocidad de crucero y todo lo relativo al descenso.
Incluso se hace una descripción del tipo de combustible a utilizar —mercurio— y se recomiendan determinadas clases de maderas y metales ligeros y con capacidad de absorción del calor, que son los adecuados para la construcción de aviones.
Además, hay detalles informativos acerca de cómo tomar fotografías de aviones enemigos, sobre métodos de determinación de sus características de aproximación, sistemas para hacer que sus pilotos pierdan el conocimiento y, finalmente sobre cómo destruir los vimanas enemigos.
En otro antiguo clásico de la India, el Ramayana, existen curiosas descripciones sobre viajes de aviones realizados hace miles de años. Los detalles que se proporcionan sobre la vista aérea de Ceylán y de algunas zonas de la costa están escritos con tanta naturalidad y son tan similares a los que ahora se ven —las rompientes de las olas, la curvatura de la tierra, la altura de las colinas, el aspecto de ciudades y bosques- que llega uno a convencerse de que algunos seres que viajaron por el aire en la Antigüedad vieron realmente la tierra desde el cielo, no la imaginaron.
En una versión contemporánea del Ramayana, el Mahariva Chanta, el héroe-dios Rama, a su regreso de Lanka, donde acaba de rescatar a su mujer Sita, recibe como presente un vimana, que es descrito así:
“Tiene completa libertad de movimientos, se desplaza a la velocidad que se desee, totalmente bajo control, y su accionar es siempre obediente a la voluntad (de quien lo maneje)… dispone de compartimientos con ventanas y tiene excelentes asientos…”, es un caso de texto clásico que parece un aviso de Air India.
En este mismo texto encontramos un diálogo que resulta particularmente asombroso cuando advertimos que se adelantó en varios miles de años a los viajes espaciales y a las narraciones acerca del aspecto que tenían las cosas en el espacio:
Rama: El movimiento de este excelente carruaje parece cambiado.
Vishishara: … Este carruaje está abandonando ahora su cercanía al mundo medio.
Sita: ¿Cómo es que, siendo de día, aparece… ese círculo de estrellas?
Rama: ¡Reina! Ciertamente, es un círculo de estrellas, pero debido a la gran distancia no podernos percibirlo de día, ya que nuestros ojos están encandilados por los rayos del sol. Ahora que ha desaparecido, con el ascenso de este carruaje… (y así podemos ver las estrellas).
Ya sea que estos relatos constituyan recuerdos de una civilización técnicamente muy adelantada, o que se trate de simples fantasías, comparables a algunas de las imaginadas por los actuales escritores de ciencia ficción, algunos de estos relatos del pasado remoto suenan extrañamente contemporáneos, excepto en lo relativo al material usado como fuente de poder para el avión (lo cual, naturalmente, podría haber sido mal traducido del original):
… Dentro de él uno debe colocar el motor de mercurio con su sistema de calefacción debajo. Gracias a las energías latentes en el mercurio, que hacen funcionar la turbina, el hombre que fuera sentado en su interior podría viajar a gran distancia por el cielo… debe haber cuatro depósitos de mercurio en su interior. Cuando son calentados por medio de un fuego controlado… el vimana desarrolla un poder de trueno por medio del mercurio…
Si este motor de hierro, con uniones adecuadamente soldadas, es llenado de mercurio y el fuego se dirige hacia la parte superior, desarrolla una gran potencia, con el rugido de un león… e inmediatamente se convierte en una perla en el cielo…
Pero los modelos y descripciones de aeronaves y los relatos acerca de cohetes y vuelos espaciales son sólo una indicación, no una prueba, de un alto desarrollo científico. No obstante, hay algunas técnicas y artefactos que fueron reconocidos como lo que eran muchos años después de su descubrimiento y que proporcionan una prueba más tangible acerca de las capacidades tecnológicas del pasado remoto, que antes no se sospechaban.
La “computadora estelar” de Antikythera es un buen ejemplo de esto. Se trata de un pequeño objeto de bronce que consiste en láminas y ruedas o radios soldados por el mar, que fue recogido hace setenta años junto a otros objetos, estatuas en su mayoría, de un antiguo naufragio depositado en el fondo del Mar Egeo.
A comienzos de la década del 60, cuando fue sometido a un estudio detallado y a la acción de ácidos por diversos arqueólogos, como Derek de Solía Price y George Stamires, resultó que se trataba de un aparato para la localización de las estrellas y un computador de órbitas planetarias. Era un mecanismo para verificar posiciones por la noche que demostraba un conocimiento astronómico y de navegación insospechado en épocas remotas.
Como decía el doctor Price:
“En ningún otro sitio se conserva un instrumento como éste… Encontrar una cosa así es como encontrar un avión a chorro en la tumba del rey Tut…”,
…lo cual es una posibilidad que tal vez no está del todo fuera de los límites de lo verosímil, dados los recientes descubrimientos.
En algunos museos podrían hallarse otras pruebas concretas de adelanto técnico, clasificadas como objetos religiosos, juguetes o sencillamente “sin clasificar”. Poco antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando excavaba en un lugar cercano a Bagdad y de una antigüedad calculada en 2.000 años, el arqueólogo alemán Wilhelm Kónig extrajo ciertos artefactos muy curiosos, que consistían en cilindros cubiertos de asfalto.
Se hallaban dentro de unos jarrones y estaban provistos de un tapón de hierro. En otras palabras, eran pilas secas desprovistas del electrodo, que posiblemente se habían evaporado. Cuando se les agregó un nuevo electrodo —sulfato de cobre— algunas de estas baterías funcionaron perfectamente. Después de su primer hallazgo, Konig identificó algunas partes de otras baterías que ya se hallaban en exhibición en los museos y que estaban catalogadas como objetos “de uso desconocido”.
Desde que las encontró y las identificó, se han hallado muchos otros ejemplares en Iraq y en otros lugares del Oriente Medio.
Estas pilas eran usadas aparentemente para niquelar metales, pero habría que preguntarse si este antiquísimo conocimiento de la electricidad, heredado tal vez de una cultura primitiva y luego olvidado, hasta su redescubrimiento en el siglo XIX, no era aprovechado para otros fines, aparte del niquelado.
En el mundo de Grecia y Roma se utilizaban antorchas y lámparas de aceite para la iluminación, y en todos los lugares donde existen pasajes entre edificios de la época pueden hallarse trazas de humo en los techos. Sin embargo, en el caso de la más remota civilización egipcia, los techos de túneles subterráneos, bellísimamente labrados y pintados, no muestran señales de antorchas ni de lámparas de aceite.
Tampoco las hay en las paredes ni en los cielos rasos de ciertas cuevas de Europa Occidental donde los pintores de cavernas de La Madeleine y Aurignac realizaron sus obras maestras, con admirable sofisticación, hace 12.000 y hasta 30.000 años.
En el Templo de Hathor, en Dendera, Egipto, existe una antigua pared tallada que durante mucho tiempo ha sido considerada un enigma arqueológico. En ella se representa una escena en que dos sirvientes parecen transportar gigantescos bombillos luminosos con filamentos interiores en forma de serpientes muy finas y conectados a una caja o interruptor con cables trenzados y que se asemejan poderosamente a potentes lámparas eléctricas apoyadas en aisladores de alta tensión.
El doctor John Harris, de Oxford, ha señalado lo siguiente:
Los cables son virtualmente una copia exacta de las actuales ilustraciones de obras de ingeniería. Parecen muy pesados y estriados, lo que indica un haz de muchos conductores más bien que un simple cable de alto voltaje.
Existen otras ilustraciones en papiro y en piezas talladas que han sido conservadas durante miles de años, gracias al clima seco de Egipto y que, al ser examinadas con un criterio moderno y no comprometido, parecen ilustrar claramente el uso desde antiguo de ciertos artefactos contemporáneos.
Debe recordarse que en los documentos egipcios se hace referencia al reino de los dioses anteriores a la I dinastía, que fue una época de superior civilización y poderes milagrosos, compartidos, según los recuerdos y documentos existentes, por las más antiguas culturas de la Tierra.
Resulta sorprendente comprobar que algunas antiguas culturas, considerablemente más antiguas que Grecia y Roma, poseían conocimientos de astronomía, matemáticas superiores, cálculos del tiempo y medidas de la Tierra y el sistema solar, miles de años antes de que fueran redescubiertos o vueltos a determinar, en la época moderna.
Para obtener esa información, las antiguas culturas tendrían que haber dispuesto de telescopios u otros instrumentos suficientemente precisos como para realizar los cálculos exactos.
Al estudiar algunos mapas medievales se han hecho extraordinarios descubrimientos. El profesorCharles Hapgood, que ha realizado algunos de los más notables, pasó muchos años examinándolos y verificó que contenían mucha información acerca de la Tierra que suponemos era desconocida en la época en que fueron diseñados.
Algunos han sido copiados y recopiados durante siglos, a partir de originales desaparecidos de la biblioteca de la antigua Alejandría, y demuestran un conocimiento asombrosamente exacto de tierras aún por descubrir (de acuerdo con la historia que se nos ha enseñado) en el momento en que fueron realizados los originales e incluso las copias. Por ejemplo, se alude a la existencia de América del Norte y del Sur y a la Antártida, miles de años antes de Colón.
El mapa de Piri Reís, que es una sección de otra carta mundial mucho mayor existente en la Antigüedad y que fue hallado en 1929, en medio del desorden del harem del derrocado Sultán de Turquía, muestra con toda claridad la costa de la Antártida, tal como habría sido sin los hielos que la cubren, y describe la topografía del interior, desprovista de hielos también.
Un examen de los núcleos terrestres de la Antártida hecho en las proximidades del Mar de Ross, indica que este continente habría estado cubierto de hielo durante 6.000 años, como mínimo. Esto significaría que el mapa original fue trazado mucho antes del comienzo de la historia escrita, durante la era en que se supone existió la Atlántida y su famosa cultura mundial.
Otro mapa, el Planisferio del Rey Jaime, que data de 1502 y que es copia también de mapas muy anteriores, muestra que el desierto del Sahara era en tiempos remotos una tierra fértil, con grandes lagos, ríos y ciudades. El Mapa Mundial Buache de 1737 muestra la Antártida, según la copia hecha de otro griego antiguo, como si estuviera compuesta de dos islas muy grandes y separadas por un mar interior. (Anotemos que la existencia misma de la Antártida sólo era supuesta en el mundo moderno, hasta que se la descubrió oficialmente, en 1820.)
Si pudiera eliminarse el hielo, el continente Antártico tendría justamente ese aspecto, cosa que no se supo hasta que lo descubrieron las expediciones realizadas durante el Año Geofísico de 1958. Otros mapas muestran algunos de los glaciares de la última era de los hielos y que aún existen en ciertas regiones de Europa, Gran Bretaña e Irlanda y en otro, todavía, se muestra el Estrecho de Bering, no como estrecho, sino como el istmo que fue en una época.
Los rasgos salientes de estos mapas recopiados de la Antigüedad son sus exactas coordenadas; su conocimiento de la longitud (no desarrollada en el mundo moderno hasta el fin del siglo XVIII, lo cual quiere decir que sus autores estaban familiarizados con la trigonometría esférica y usaban instrumentos geodésicos de gran precisión) y su diseño, realizado posiblemente durante un período que se sitúa hace 8.000 o 10.000 años. Es decir, muchos años antes del comienzo de nuestra historia escrita.
En los documentos de razas muy antiguas se encuentran datos astronómicos de gran corrección, pese a que, hasta donde nosotros sabemos, no disponían de telescopios gigantes ni de ningún tipo para obtenerlos. Por ejemplo, el conocimiento de las dos lunas de Marte (y su distancia desde el planeta), los siete satélites de Saturno, las cuatro lunas de Júpiter y las fases de Venus (llamadas “Cuernos” en los escritos de Babilonia).
Incluso se habían descubierto aspectos de algunas estrellas distantes: la constelación de Escorpión se llama así porque tenía una “cola” o cometa dentro. Sin embargo, éste sólo puede ser observado con un poderoso telescopio. En el otro lado del océano, los mayas de América Central, que tal vez compartían los conocimientos de una cultura anterior, llamaron también “Escorpión” a esta constelación.
(Los mayas fueron los únicos, entre todos los pueblos de la Antigüedad, que calcularon el año solar con la cifra más aproximada que pueda hallarse en cualquier calendario, incluido el nuestro: 365,2420 días. La cifra exacta es 365,2422 días.)
Debido a que el conocimiento científico fue decayendo, tras alcanzar su antiguo apogeo, mucha de esta información astronómica adoptó el carácter de leyenda. Por ejemplo, la del dios (planeta) Uranio, que devoró (eclipsó) a sus propios hijos (lunas) y luego los vomitó (fin del eclipse). Aunque tales fenómenos no podían ser vistos, debido a la desaparición de instrumentos óptimos, la información astronómica fue conservada a través de mitos semi-religiosos.
Tal vez la más desusada de todas las indicaciones de una ciencia desarrollada en la Antigüedad y que todavía existe y está a nuestra disposición, es la Gran Pirámide de Egipto. Durante miles de años se creyó que era una tumba, aunque la tradición conservada por los coptos, minoría que descendía directamente de los antiguos egipcios, indicaba que se trataba de una recopilación de los conocimientos de la “Reina de los Dioses” y que era un libro de piedra recopilado por Surid, uno de los reyes anteriores al diluvio, que en el futuro sería descifrado por aquellos suficientemente adelantados como para leerlo.
Este aspecto de la Gran Pirámide como posible fuente de información secreta fue ya advertido por los ingenieros franceses, durante la invasión napoleónica de Egipto. Cuando trataron de utilizarla como punto de triangulación, descubrieron que sus costados estaban orientados exactamente en la dirección de los puntos cardinales.
El meridiano longitudinal pasaba por el vértice, y las líneas diagonales que partían del vértice en dirección al Norte, bisectaban con toda exactitud el delta del Nilo. Se traza una raya hacia el Norte, pasando por el punto de encuentro de las diagonales de la base, sólo se yerra el Polo por 4 millas (6,43 km), y eso considerando que el Polo Norte podría haber cambiado de posición en los siglos transcurridos desde la construcción de la Gran Pirámide.
El actual sistema métrico decimal de medidas se basa en el metro, que equivale a un diez millonésimo del cuadrante de meridiano y que es una unidad desarrollada por los franceses poco antes de su invasión a Egipto. El codo piramidal de cincuenta pulgadas utilizado por los antiguos egipcios y que precedió al metro en miles de años, es casi igual a éste en cuanto a su largo, pero en realidad es más exacto, debido a que se basa en el largo del eje polar y no en el de un meridiano, que puede variar según los contornos de la Tierra.
Algunas medidas de la Gran Pirámide que fueron tomadas de acuerdo con el codo egipcio indican un asombroso conocimiento de la Tierra y del lugar que ésta ocupa en el sistema solar; conocimiento que estaba olvidado y que no fue redescubierto hasta la era moderna. La información puede expresarse en términos matemáticos: el perímetro de la pirámide es equivalente al número de días del año: 365,24; doblando el perímetro se obtiene el equivalente a un minuto de grado en el Ecuador.
La distancia desde la base hasta el vértice, medida por el costado, es 1/600 de grado de latitud; la altura multiplicada por 109 da la distancia aproximada de la Tierra al Sol; el perímetro dividido por el doble de la altura da el valor de ∏, 3,1416, que es considerablemente más exacto que la cifra de 3,1428 a la que llegaron los antiguos matemáticos griegos. La altura de la pirámide multiplicada por 1015 da el peso aproximado de la Tierra.
El eje polar terrestre cambia día a día en el espacio (trayendo una nueva constelación del zodíaco detrás del sol cada 2.200 años) y alcanza su posición original una vez cada 25.827 años, cifra que aparece en los cálculos de la pirámide (25.826,6) cuando se suman las diagonales de la base puestas en cruz.
Las medidas de la cámara real que existe dentro de la Gran Pirámide arrojan las dimensiones exactas de los dos triángulos básicos de Pitágoras: 2.5.3 y 3.4.5, aunque fue construida varios miles de años antes de Pitágoras. Y éstas son sólo algunas de las medidas coincidentes de la pirámide.
Habría que preguntarse por qué se levantó una estructura tan enorme y complicada con el sólo fin de entregar información. Tal vez se trató de traspasar esos conocimientos después de una serie de catástrofes globales, cuando los supervivientes aún disponían de recursos técnicos y podían hacerlo de manera que no fuese destruida, ni siquiera en el caso de que se perdieran todos los documentos y lenguajes entonces existentes.
En relación con esto, cabe recordar la sugerencia de que, en el momento en que los exploradores del espacio lleguen a la Tierra, o cuando las sondas terrestres alcancen otros planetas civilizados, las matemáticas y las ecuaciones matemáticas pueden ser una manera eficaz de establecer una comunicación primaria, puesto que las bases científicas y tecnológicas de un viaje semejante estarían basadas necesariamente en las matemáticas.
El mensaje de la pirámide, que proviene de nuestro propio pasado, y no del futuro, podría revelar más adelante un número de elementos de información mucho mayor, en la medida en que adquiramos los conocimientos necesarios para reconocerlos.
Algunos investigadores de la Gran Pirámide y de la tradición cóptica han sugerido que la Gran Pirámide sería un registro de un sistema de conocimientos que más tarde se perdieron o dispersaron, con excepción de aquella parte que se ha conservado en las leyendas.
Semejantes vestigios de una civilización o civilizaciones anteriores, que nos parece posible reconocer, serían un indicio de que, aunque algunos de sus adelantos eran similares a los nuestros, pudo haber otros logrados en campos distintos y que todavía nos resultan desconocidos. En todo el mundo se encuentran enormes estructuras de piedra que son clasificadas como “no atribuidas”.
Con ello se quiere decir que nadie sabe realmente quién las construyó. Generalmente, su construcción es similar, lo mismo que su orientación respecto de los planetas, el Sol, la Luna y sus órbitas, las constelaciones y otras estrellas fijas, así como también otras fuerzas, que son posiblemente los campos magnéticos y las corrientes de la tierra.
Entre estas enigmáticas estructuras prehistóricas hay que incluir:
- las pirámides de Teotihuacán en México y las más viejas ciudades de Yucatán;
- las ruinas preincaicas de los Andes peruanos y las líneas del valle de Nazca;
- las ruinas enormes de Tiahuanaco, situadas a una altura de 4.000 metros;
- las gigantescas estructuras de piedra de las Islas Británicas, especialmente Stonehenge y Avebury, y las grandes piedras verticales de Bretaña, algunas de las cuales continúan bajo el mar;
- las ruinas prehistóricas de las islas del Mediterráneo, del Oriente Medio y de Asia Sudoriental, los restos ciclópeos de las Carolinas, las Marquesas y otras islas del Pacífico, las estructuras monolíticas existentes bajo el Caribe, el complejo pétreo de Niebla, en España y las obras del norte de África —incluido Egipto— cuyo origen se desconoce;
- la orientación de los grandes montículos de piedra de los Estados Unidos y las pirámides arcaicas de la China.
Hasta la primera década del presente siglo, todas las viviendas de China eran orientadas por un nigromante, antes de su construcción, con el fin de aprovechar las afortunadas vías o corrientes invisibles que se desplazan a lo largo y ancho de la Tierra. (Debe recordarse que los primeros compases vinieron de la China.)
El doctor Ernst Borschmann, un agudo comentarista del paisaje arquitectónico de la China, pensaba que la disposición de templos, pagodas y pabellones, orientados hacia un centro desde el cual irradian, se asemeja a un campo magnético. El procedimiento, que consiste en seguir las líneas de fuerza de la Tierra (en chino se llaman feng shui: “viento-agua”), posiblemente un resabio de alguna ciencia muy avanzada de la Antigüedad, ha sido ahora descartado como algo propio de hábitos supersticiosos y feudales.
Sin embargo, otra forma de “superstición”, la acupuntura, que podría también ser una reliquia científica valiosa y disfrazada a través de los siglos como algo mágico, ha sido elevada a una posición de respetabilidad por el actual régimen chino.
Si en la Antigüedad se hubiese comprendido y desarrollado la fuerza del magnetismo y del magnetismo invertido, hasta un punto en que la gravedad, que es en sí una forma de magnetismo, pudiera haber sido canalizada como otras fuerzas naturales, dispondríamos de una explicación acerca de algunas de esas construcciones prehistóricas que se nos antojan técnicamente imposibles y muchas de las cuales parecen haber sido literalmente lanzadas sobre las cumbres de las montañas y colgadas de los bordes de los precipicios, cual piedras monolíticas que hubiesen volado hasta allí.
Resulta inquietante pensar que algunos restos de antiguas técnicas electromagnéticas podrían estar aún protegiendo las pirámides egipcias, mientras los científicos de la actualidad tratan de desentrañar sus Secretos, que en este caso serían cámaras selladas ocultas en su interior.
Desde hace algún tiempo se ha estado llevando a cabo un proyecto que consiste en penetrar la estructura interna de la pirámide de Chefrén, en Giza, por medio de rayos cósmicos. Los trabajos son dirigidos por el doctor Amr Gohed, de la Universidad de Ein Shams, de El Cairo, quien utiliza, entre otros equipos, una nueva computadora IBM 1130.
Aunque las pruebas se realizan con toda pericia, los registros diarios han ido arrojando, para las mismas secciones, modelos completamente diferentes:
Según el doctor Gohed, “…es algo que desafía todas las leyes conocidas de la ciencia y la electrónica…” y que resulta “científicamente imposible”.
Un artículo del Times de Londres señaló:
“…Se ha llegado a la conclusión de que las esperanzas de realizar un gran descubrimiento se han convertido en una masa de símbolos ininteligibles…”, y el doctor Gohed, al resumir la forma en que el proyecto ha fracasado hasta ahora, dijo: “En la pirámide opera alguna influencia que desafía todas las leyes de la ciencia…”.
Pero, más que un desafío a la ciencia, lo que podría ocurrir es simplemente que hubiese otras leyes que no comprendemos todavía, como por ejemplo tensiones y fuerzas de atracción que representan los poderes ocultos de la Tierra, el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas.
En su libro, The View over Atlantis (Visión sobre la Atlántida), John Mitchell se refiere a la unidad que muestra la cultura prehistórica y observa:
“…La Tierra está sembrada de obras prehistóricas de ingeniería relacionadas con el uso del magnetismo polar”. Luego sugiere que vivimos “… dentro de las ruinas de una antigua estructura cuyas vastas dimensiones la han hecho ya invisible…”.
De allí la relación que hay entre los grandes restos pétreos de la prehistoria que aún se yerguen en las llanuras, montañas, desiertos, en las selvas y bajo los mares del mundo.
Según su opinión,
“… los filósofos de aquella época (consideraban que) la Tierra era una criatura viva y su cuerpo, como el de cualquier otra criatura, tenía un sistema nervioso en su interior, relacionado con su campo magnético. Los centros nerviosos de la Tierra, que en el cuerpo humano coinciden con los puntos de acupuntura de la medicina china, eran conservados y reverenciados en edificios sagrados, dispuestos como un microcosmo del orden cósmico…”.
Existen indicios de que en el pasado remoto pudo existir una o más civilizaciones mundiales que desaparecieron, como resultado de las catástrofes naturales o provocadas que se produjeron mucho antes de lo que se recuerda como los inicios de nuestra historia cultural, en el cuarto milenio A.C. Estos indicios han sobrevivido en buena medida como fragmentos de un conocimiento avanzado y que fue renarrado o recopiado a lo largo de los siglos.
Resulta difícil o imposible precisar la fecha en que fueron erigidos algunos edificios o monumentos, pese a su majestuosidad y a que podría provenir de aquel período. Además, la extensión del lapso que hemos observado previamente para la aparición y desarrollo del hombre civilizado, apenas permite disponer del tiempo necesario para construir esta cultura, que en gran medida es materia de hipótesis.
No obstante, los recientes descubrimientos del doctor Louis Leakey y Mary Leakey en la garganta de Olduvai, Tanzania, y los de Richard Leakey en Kenya, indican que el hombre primitivo pudo existir hace dos millones de años, y los descubrimientos en las cuevas de Vallonet, en Francia, han establecido que la fecha de algunas herramientas primitivas es de un millón de años.
El estudio de los cráneos del hombre de Cro-Magnon (que, según se ha considerado generalmente existió hace 30.000 o 35.000 años antes de nuestra era), indican que la capacidad de su cráneo y el tamaño del cerebro que se desprende de ella era por lo menos igual y algunas veces superior al nuestro.
Aunque las maravillosas pinturas de animales en cuevas de Francia y España —situadas a menudo en cavernas que han quedado bajo el nivel del suelo— han sido consideradas parte de la herencia artística del mundo, hay otras obras de arte menos conocidas, que podrían conducir a una reevaluación fundamental de la edad del hombre civilizado.
En Lussac-les-Cháteaux, Francia, hay imágenes talladas en trozos lisos de roca, cuya edad puede calcularse por las capas de tierra que las cubren y que muestran unos dibujos pertenecientes a la época que habitualmente se asocia con el hombre de las cavernas, de una calidad tan sorprendente, que parecen increíbles.
En una época anterior en miles de años al amanecer, de nuestra actual y familiar civilización, se muestran personas de apariencia inesperadamente moderna, vestidas de túnicas, botas, cinturones, chaquetas y sombreros. También aparecen hombres con barbas recortadas y bigotes.
En Sudáfrica se encuentran otras pinturas murales muy sofisticadas, dentro de cuevas del mismo período, aproximadamente, y que representan viajeros blancos, vestidos con ropas de complejo diseño pero imposibles de identificar, empeñados en lo que pudo ser un safari prehistórico o un viaje de exploración.
Las nociones de evolución prehistórica señalan que un tipo de hombre sigue al otro, dentro de la escala ascendente de la evolución y que los mejor dotados y más desarrollados reemplazan a los más primitivos. Aunque esto es en general cierto, y el tipo Cro-Magnon sustituyó al embrutecido hombre de Neanderthal, durante la prolongada historia de la Tierra fue posible que aquellos dos tipos coexistieran, protagonizando una situación que subsiste incluso hoy, con una población que incluye a los científicos atómicos y a los aborígenes de Australia.
Si hubiese existido una civilización anterior a la que conocemos, parecería razonable esperar que existiese alguna señal que lo demostrase y que nos proporcionara una prueba concluyente (si es que algo puede ser concluyente en la investigación arqueológica) de que tal cultura técnicamente desarrollada existió, no sólo hace algunos años, sino miles de años atrás.
Sin embargo, tal como sucedería si nuestra civilización fuese destruida, la mayor parte de los edificios, máquinas y artefactos se pudrirían o enmohecerían y quedarían diseminados o irreconocibles, antes de que pasaran algunos miles de años. Podrían sobrevivir algunos indicios, si quedasen enterrados en la Tierra en movimiento, debajo del subsuelo y los hielos del Norte o de la Antártica, o escondidos ten el fondo del mar.
El desarrollo del carbono-14, el argón potásico, el uranio teórico, la termoluminiscencia, la dendrocronología y otros sistemas de identificación de edad, han sacudido algunas de nuestras más antiguas teorías acerca de las primeras fechas de la civilización. En Ngwenya, Lesotho, existe una mina de hierro que era trabajada por mineros desconocidos hace 43.000 años.
En Irán se han encontrado herramientas de piedra a las que se ha atribuido una antigüedad de 100.000 años. En el norte de Michigan se han descubierto labores mineras de cobre de gran magnitud que aparentemente son anteriores a los indios en miles de años.
En Wattis, Utah, un nuevo túnel perforado en una mina de carbón permitió descubrir una serie insospechada de túneles de antigüedad desconocida. El carbón hallado en esos túneles había estado tan expuesto a los elementos, que resultó inservible para quemar. No había leyendas indias relativas a dichas minas, y los indios no utilizaban técnicas de túnel para extraer el mineral.
A medida que el hombre ha explorado más el interior de la Tierra, se han ido descubriendo algunos artefactos conservados dentro del carbón, piedras u otras capas sólidas, lo cual sugiere una edad tan antigua, que solamente se la ha podido calcular de manera estimativa.
En Fisher Canyon, Nevada, se halló la huella de un yacimiento de carbón cuya antigüedad se calculó en 15 millones de años. Se estima que otra huella de tacón o sandalia encontrado en una roca arenisca, bajo el desierto de Gobi, tendría también varios millones de años de edad.
Y en Delta, Utah, quedó al descubierto la marca fosilizada de una sandalia que contenía trilobites, lo cual significaba que se habían depositado allí después de haber quedado grabada la huella, o bien que estaban pegados a la sandalia. Los trilobites eran animales marinos paleozoicos que se extinguieron hace unos 200 millones de años. En 1959, en Italia, se extrajo un esqueleto humano fosilizado rodeado de estratos cuya edad se calculó en millones de años.
Al examinar un trozo de cuarzo hallado en California, se encontró en su interior un trozo de hierro completamente envuelto, como los insectos prehistóricos conservados en ámbar en el Mar del Norte. Y en Nevada, un trozo de feldespato que se extrajo de la mina Abbey, en Treasure City, en 1865, contenía un tornillo metálico de dos pulgadas, que se había oxidado, pero que dejó la huella de su diseño y el molde de sus roscas dentro del feldespato. La edad de la piedra misma fue calculada en millones de años.
El siglo pasado se descubrió en la aldea de Schündorf, cerca de Vócklabruck, Austria, un pequeño objeto metálico con forma de cubo, de menos de un centímetro de largo y ancho, que se hallaba en el interior de un bloque de carbón. En torno del cubo hay una línea que forma una especie de canal y que tiene bordes redondos, como si hubiese sido hecha a máquina. Naturalmente, no hay explicación acerca de qué era o cómo llegó hasta el interior del bloque de carbón, hace millones de años.
En la época de la conquista del Perú, un grupo de indios dirigidos por españoles descubrió un clavo dentro de una roca. El hecho produjo conmoción, no sólo por la aparente antigüedad del clavo, sino porque el acero era desconocido en América antes de la llegada de los españoles.
En Blue Lick Springs, Kentucky, se extrajo un mastodonte de una profundidad de cuatro metros. Pero, al seguir excavando, se halló un pavimento de piedras un metro más abajo del lugar donde había estado el animal. Este es sólo un ejemplo de los varios hallazgos de antiguas obras de piedra hechos dentro de Estados Unidos. Resultó tan antiguo, que no se ha aceptado la determinación de su edad por medio de los objetos que le rodeaban o se hallaban sobre él (como en el caso del mastodonte).
Estos y muchos otros casos son tan difíciles de explicar en términos históricos, que muchos se inclinan a no atribuirles seriedad; otros los atribuyen a visitantes de otros mundos, que dejaron sus huellas en nuestro planeta en épocas tan remotas que lo que es ahora roca maciza era entonces un material maleable y viscoso.
Sin embargo, existe la posibilidad de que esas huellas y simples objetos fuesen hechos por hombres de razas extremadamente antiguas que poblaban la Tierra, y que los descubrimientos en las minas signifiquen que esa civilización era tan remota, que sólo ha podido encontrarse lo que estaba escondido dentro de la tierra o conservado en el interior de otros materiales, pero sin que hasta ahora se lo haya podido identificar.
Uno se pregunta cuántos pequeños secretos han sido destruidos a lo largo de los siglos, ya que sólo quedan muy pocos enigmas que demuestren alguna evidencia acerca de una civilización remota, aparte de las leyendas.
Las leyendas y representaciones pictóricas de animales extinguidos pero reconocibles podrían ser otros tantos indicios acerca de la antigüedad de la cultura humana. En ciertos jarrones encontrados en Tiahuanaco se puede ver un animal que se parece mucho al toxodón.
El toxodón es un animal prehistórico que se parece en algo al hipopótamo y que se pensaba que se había extinguido mucho antes del desarrollo del hombre civilizado. En todo caso, se creía que no podía adaptarse a una árida meseta de 4.000 metros como Tiahuanaco, y además, esa zona no parecía un lugar probable para la existencia de una gran cultura.
Existen indicios, como la presencia de terrazas por encima de la actual línea de nieves en las montañas circundantes y la fauna oceánica que existe en un profundo lago, que hacen pensar que toda la zona podría haber estado miles de metros más abajo cuando se construyó Tiahuanaco; tal vez en el nivel del mar y en la costa.
En la meseta de Marcahuasi, cerca de Kenko, Perú, hay enormes tallas en piedra, y en ciertos casos se dan laderas completas que han sido modificadas por el tallado. Estas obras preincaicas, pese a hallarse desgastadas por épocas incontables, pueden ser identificadas como leones, caballos, camellos y elefantes, ninguno de los cuales se sabe que haya vivido en Sudamérica durante la era del hombre civilizado.
También pueden hallarse en el Perú llamas dibujadas sobre cerámicas muy antiguas, que se encontraron en las ruinas de una ciudad costera cerca de Pisco y que son representadas con cinco dedos, como eran hace muchos miles de años, en lugar de los cascos hendidos que desarrollaron posteriormente.
En ciertos petroglifos esculpidos en formaciones rocosas de Norte y Sudamérica se han descubierto animales que parecieran ser dinosaurios. Pero, puesto que los lagartos comunes, los gilamonsters (grandes lagartos venenosos de Arizona, Nuevo México, etc.) y las iguanas, por ejemplo, se parecen a sus remotos ancestros, los dinosaurios, resulta difícil precisar si dichos petroglifos representan monstruos prehistóricos o lagartos ordinarios.
Ese podría ser también el caso de un pictógrafo indio o preindígena que muestra a un gran lagarto grabado en una formación rocosa de Big Sandy River, Oregon. Sin embargo, la pintura tiene un gran parecido a un estegosaurio, un tipo especial de dinosaurio.
En 1924, la expedición Doheny encontró petroglifos de una edad antiquísima en el Cañón Havasupai, cerca del Gran Cañón del Colorado. Uno de ellos mostraba a un grupo de hombres atacando a un mamut, lo cual resulta muy inesperado en América, donde el hombre ha sido habitualmente considerado un ser de aparición muy reciente, geológicamente hablando.
Entre otros de los pictógrafos examinados se encontró una representación bastante exacta de untiranosaurio, que aparecía de pie y parcialmente apoyado en la cola, exactamente como en las reproducciones posteriormente realizadas en los museos. En otros petroglifos a lo largo del Amazonas y sus tributarios se encuentran los que parecieran ser otros animales prehistóricos, sobre todo el estegosaurio.
Cerca del pueblo de Acámbaro, en México, durante una excavación realizada en 1945, se desenterraron estatuillas de arcilla que han sido motivo de conmoción arqueológica durante años. Consisten en modelos de rinocerontes, camellos, caballos, monos gigantescos y dinosaurios de la era Mesozoica.
(El hallazgo fue posteriormente desacreditado, ya que el descubridor Waldemar Julsrud, al ofrecer recompensa sólo por las estatuillas completas, estimuló inadvertidamente la confección de reproducciones por parte de los indígenas locales.)
Sin embargo, las pruebas de carbono-14 a que han sido sometidas las figuras, indican que su edad varía entre los 3.000 y 6.500 años. Una de las figuras se parece tanto a un tipo de dinosaurio llamadobrachiosaurio, que si no fuera por las eras geológicas transcurridas, uno podría creer que el artista había visto realmente el animal.
Naturalmente, el hecho de que el hombre primitivo dibujara o modelara animales que se parecían a los dinosaurios no constituye una prueba de que los hubiese visto alguna vez (aunque pudo haber visto sus huesos). El dragón de San Jorge y el dragón de China, lo mismo que el sirrush (un vertebrado similar al dragón, que aparece representado entre los animales reales en las paredes de Babilonia), eran apenas realidades físicas. No obstante, algunos detalles sugieren que el hombre primitivo pudo haber aparecido mucho antes de lo que se cree comúnmente y que tuvo alguna relación con ciertos animales que se suponían extinguidos en su época.
Algunos de estos sobrevivientes habrían sido localizados en las épocas tardías de la era Terciaria. Sin embargo, puesto que algunos de los pictógrafos parecen representar reptiles de la era Mesozoica, muy anterior al advenimiento del hombre, cabría sugerir una inquietante explicación. Si en una época anterior a la nuestra hubiese existido un hombre altamente civilizado, su curiosidad científica le habría llevado a descubrir la presencia de dinosaurios jurásicos, como ha ocurrido con nosotros.
Con la desaparición de esta civilización primitiva, este conocimiento podría haber sido conservado a través de leyendas (acerca de dragones) y pictógrafos. Una vez más, como en el caso de nuestra propia civilización, debemos recordar que hace poco más de 100 años, los tradicionalistas explicaban la presencia de enormes fósiles en la Tierra sosteniendo que Dios había creado los fósiles al mismo tiempo que nuestro planeta.
Andrew Thomas, escribiendo acerca de los anacronismos históricos en su libro We are not the First(No somos los primeros), cuenta de un cráneo de auroch (antiguo buey salvaje) que ahora se encuentra en el Museo Paleontológico de Moscú. El cráneo, cuya edad se calcula en varios miles de años,muestra en su parte frontal un pequeño agujero que fue evidentemente provocado por un proyectil redondo. La falta de líneas radiales quebradas, la velocidad y el calor desarrollados por el proyectil, al igual que su forma, sugieren que se trataba de una bala.
La supuesta bala no fue disparada después de la muerte del auroc, ya que la investigación mostró que la herida había sanado algún tiempo después de haber sido inflingida. En el Museo de Historia Natural de Londres hay otro ejemplar similar. Se trata de un cráneo humano encontrado en una cueva en Zambia y con una edad atribuida de 40.000 años, que muestra un agujero similar en el costado izquierdo, igualmente sin trizaduras radiales. Las posibilidades que sugieren estos disparos prehistóricos, si es que son tales, resultan inquietantes.
Aunque estos descubrimientos podrían considerarse aislados, apuntan hacia la posibilidad de que el hombre civilizado haya existido en la Tierra desde hace mucho más tiempo que el que antes se creyó. Sin siquiera considerar la posibilidad de que alguna civilización hubiese llegado a la Tierra desde el espacio exterior, como se ha sugerido frecuentemente, habría habido tiempo y espacio en la historia de nuestro propio planeta como para que se hubiesen desarrollado una o varias culturas hasta el punto de aniquilarse a sí mismas por medio de guerras, trastornos ambientales, o de haber sido destruidas por otras fuerzas que habrían desencadenado inconscientemente.
Si partimos de un punto en la Antigüedad situado en el año 4.000 A.C., advertimos que nuestra propia cultura ha progresado desde la agricultura y el pastoreo primitivos hasta la fisión nuclear en un lapso de sólo 6.000 años. Tomando en cuenta la edad de la Humanidad, ha habido mucho tiempo para que otras culturas llegaran a un nivel similar al nuestro.
Al reconsiderar algunos de los antiguos documentos que han llegado hasta nosotros, podríamos obtener cierta información en el sentido de que la Humanidad alcanzó anteriormente nuestra actual capacidad de destrucción. Aunque existen indicios de grandes explosiones de la superficie de la Tierra en la Biblia (Sodoma y Gomorra), en la mitología griega y en muchas de las leyendas de los indios de Norte y Sudamérica, es en los antiguos testimonios escritos de la India, copiados y recopiados desde la antigüedad prehistórica, donde encontramos, descritos con bastante detalle, el uso y efecto de algo que se parece mucho a las explosiones atómicas durante una guerra.
En varios de los antiguos libros de la India, que a diferencia de lo ocurrido con tantos documentos occidentales escaparon al fuego y la destrucción, pueden hallarse referencias inesperadas a esos recientes adelantos de nuestra civilización tecnológica. Dichas alusiones describen, como si hubiesen sido escritas hoy y no hace miles de años, cuestiones como la relatividad del tiempo y el espacio, los rayos cósmicos, la ley de la gravedad, la radiación, la naturaleza cinética de la energía y la teoría atómica.
La escuela Vaisesika de los filósofos científicos de la antigua India, desarrolló o conservó la teoría de que los átomos estaban en incesante movimiento. Subdividieron la medida del tiempo en una serie increíble de fracciones de segundo, y el más infinitesimal fue considerado como el “período empleado por un átomo para atravesar su propia unidad de espacio”.
En el Mahabharata, un gigantesco compendio de más de 200.000 versos que se refiere a la creación del cosmos, a la religión, las oraciones, costumbres, historia y leyendas relativas a dioses y héroes de la antigua India, hay abundancia de referencias sorprendentemente modernas. Se supone que este libro fue escrito originalmente hace 3.500 años, pero describe acontecimientos que supuestamente ocurrieron miles de años antes.
Entre los versos del Mahabharata hay algunos que contienen vividas descripciones de lo que pareciera ser una visión de primera mano de una guerra atómica.
En la década de 1880, cuando los estudiosos de filosofía y religión pudieron leer y estudiar el Mahabharata (una traducción se terminó en 1884), naturalmente estimaron que las frecuentes y detalladas alusiones a antiguas naves aéreas (vimanas), con instrucciones acerca de cómo eran accionadas y sobre la manera de reconocer aviones enemigos, eran fantasías poéticas.
Había incluso referencias aún más asombrosas a un arma diseñada para provocar la parálisis de los ejércitos enemigos (mohanastra: “la flecha del inconsciente”) y descripciones de “carruajes de dos pisos con muchas ventanas que proyectaban llamaradas rojas y que volaban como cometas… a las regiones del cielo y las estrellas”.
Debe recordarse que el Mahabharata fue traducido décadas antes de la aparición del avión, el gas venenoso o nervioso, los cohetes manejados por el hombre y las bombas atómicas. Tales referencias no significaban otra cosa sino alocados vuelos de la imaginación, para los lectores de la era Victoriana.
Los estudiosos occidentales del Mahabharata advirtieron fácilmente otras alusiones a ciertas armas relativamente modernas y que estaban relacionadas con un control del poder de fuego, las distintas clases de artillería y cohetes, las “balas del hierro”, los explosivos de salitre, sulfato y carbón, las bombas cohete capaces de abatir puertas de ciudades, y los agneyastras, cañones cilíndricos que hacían un ruido como el de un trueno.
Pese a que todo fue atribuido a la antigua India, no lograron asombrar a los lectores. Algunos sospecharon que constituían un “entrometimiento” o deslices en la traducción, debido a un comprensible intento indio de decir: “nosotros lo tuvimos antes”.
Otras armas misteriosas mencionadas en el Mahabharata fueron mejor comprendidas, aunque antes resultaban bastante ininteligibles, en pleno desarrollo de la Primera Guerra Mundial. Ramchandra Dikshitar, comentarista militar de la India, señaló en su obra War in Ancient India (Guerra en la India antigua) que el Mahabharata contenía alusiones a la guerra: los modernos aviones serían los equivalentes de los vimanas, el arma mohanastra que hacía que ejércitos enteros cayesen inconscientes equivalía al gas venenoso.
También dijo que se utilizaba una cortina de niebla o de humo para producir una densa bruma para el camuflaje, y comparó el tashtra, un arma “capaz de matar a un gran número de enemigos al mismo tiempo”, con los explosivos modernos más avanzados. Aunque los estudiosos del siglo pasado y algunos oficiales británicos de la Primera Guerra Mundial reconocieron algunas de las armas “redescubiertas” del Mahabharata, otras de las descripciones resultaban tan inconcebibles, que incluso hicieron confundir a los traductores.
P. Chandra Roy, autor de la principal versión inglesa, observó en la introducción:
“Para el lector inglés puro y simple habrá muchas cosas en este libro que le parecerán ridículas…”.
Sin embargo, lo que resultaba ridículo o misterioso en la década de 1880 e incluso en la Primera Guerra Mundial, ya no es tan enigmático para casi ninguna persona que viva en nuestro incierto mundo de hoy. Los siguientes párrafos, que se refieren a una guerra de la Antigüedad, nos resultan asombrosamente familiares, aunque están separados de nuestra era atómica por muchos miles de años.
Encontramos la siguiente descripción de un arma especial lanzada contra un ejército enemigo:
Un solo proyectil, cargado con toda la potencia del Universo. Una columna incandescente de humo y llamas, tan brillante como diez mil soles, se alzó en todo su esplendor… era un arma desconocida, un rayo de hierro, un gigantesco mensajero de la muerte que redujo a cenizas las razas de Vrishnis y Andakas (los enemigos contra quienes se utilizó) …Los cadáveres estaban tan quemados que resultaban irreconocibles.
Sus cabellos y uñas desaparecieron; jarros y objetos de greda quedaron destrozados, sin motivo aparente, y los pájaros se volvieron blancos. Al cabo de pocas horas, todos los comestibles estaban infectados… para escapar a este fuego, los soldados se lanzaron a los arroyos y trataron de lavar sus cuerpos y todo su equipo.
(Aquella poderosa arma) …arrasó con multitudes (de guerreros), corceles y elefantes, automóviles y armas, como si fueran hojas secas de los árboles… barridas por el viento… lucían muy hermosas, como aves en vuelo… volando desde los árboles…
En lugar de referirse a los resultados visuales producidos por la explosión de aquella superarma como la nube en forma de seta, el escritor, que la vio, o tomó su descripción de otros relatos o simplemente imaginó su efecto, lo describió como grandes nubes que se abrían una sobre la otra, cual una serie de parasoles gigantes; es decir, una concepción distinta a la nuestra, pero que no resulta un mal símil.
Incluso se dan las dimensiones aproximadas del arma o bomba:
… Una columna tan fatal como la vara de la muerte. Medía tres codos y seis pies. Dotada de la fuerza del trueno de Indra, el de los mil ojos, era… capaz de destruir a todas las criaturas vivientes…
También se puede leer un relato acerca del choque en el aire de dos cohetes:
… Las dos armas se encontraron en pleno vuelo. Luego, la Tierra con todas sus montañas y mares comenzó a temblar, y todas las criaturas vivas sintieron el calor de la energía de las armas y se vieron grandemente afectadas. Los cielos resplandecieron y los diez puntos del horizonte se llenaron de humo…
Muchos piensan que la gran guerra descrita en el Mahabharata se refiere a la invasión “aria” del sub-continente indio, que vino desde el Norte. El relato pudo haberse hecho en términos comprensibles, acordes con la época, como ocurre con la Iliada, sin recurrir a un lenguaje de ciencia ficción y sin aludir a esas armas extrañamente proféticas.
Sin embargo, conviene señalar que los esqueletos descubiertos en las muy antiguas ciudades deMohenjo-Daro y Harappa Rahi, en Pakistán, resultaron extremadamente radioactivos. No se sabe prácticamente nada de estas antiguas ciudades, excepto que fueron repentinamente destruidas.
Por muy actuales que resulten, las antiguas descripciones de aviones y armas atómicas no significan necesariamente que el escritor presenciara personalmente aquellas maravillas, o que existieran incluso, salvo en su activa o febril imaginación. En nuestra propia era, la tira cómica de Buck Rogers se refería con toda libertad al uso de armas atómicas, hasta que el FBI, poco antes de la prueba de la verdadera y supersecreta bomba atómica en Nuevo México, persuadió al autor de que desistiera de tales referencias.
En el Viaje a la Luna, de Julio Verne, existe otra inconsciente coincidencia profética y de ciencia ficción: Verne escogió la Florida como base para su imaginario disparo lunar, adelantándose en más de un siglo al verdadero. Otra coincidencia profética: las medidas atribuidas por Verne, hace más de un siglo, al submarino imaginario del capitán Nemo, son casi idénticas a las de los actuales submarinos atómicos norteamericanos.
El caso de Swift y las lunas de Marte resulta todavía más asombroso. Al escribir Los viajes de Gulliver, en 1726, Swift describió los satélites de Marte y dio sus dimensiones aproximadas, que resultaron correctas, y también detalles acerca de su revolución en torno del planeta, pese al hecho de que las lunas a las que se refirió tan de paso (y exactamente) en su obra de ficción no fueron descubiertas hasta 1877.
Sin embargo, Verne, Swift y el creador de Buck Rogers vivían en una época científica, en que la posibilidad de tales descubrimientos o inventos era sólo cuestión de tiempo. Pero los documentos indios provienen tal vez de hace más de 6.000 años.
Algunos asiáticos, y occidentales también, que suscriben la teoría de que el hombre civilizado ha existido durante un período mucho más largo que el sospechado anteriormente (al correr la cortina del tiempo ciertamente no parecen hallarse siglos y ni siquiera milenios que pudieran añadirse) no descartan la posibilidad de que hayan existido en todo el mundo olas de civilizaciones con puntos cumbres y desapariciones.
Algunas de ellas no han dejado huellas, salvo en la leyenda. Por lo tanto, están dispuestos a creer que las sorprendentemente detalladas referencias indias a átomos, estructura y armas Atómicas y tecnología avanzada podrían ser simplemente un recuerdo bien conservado de civilizaciones prehistóricas y científicamente muy adelantadas.
En las leyendas acerca de la India, debiéramos también considerar el hecho de que algunas regiones de la superficie de la Tierra parecen mostrar cicatrices atómicas adquiridas miles de años antes de las actuales actividades atómicas. Estos lugares existen en Siberia, Iraq, Colorado y Mongolia (donde las pruebas atómicas chinas están dejando nuevas cicatrices, comparables a las antiguas y, en algunos sitios, situadas en un nivel del suelo inferior al actual.
Durante una excavación exploratoria realizada en Iraq en 1947, fueron saliendo a la luz sucesivas capas culturales, en lo que uno podría llamar el pozo de una mina arqueológica.
Partiendo del nivel actual, la excavación pasó por los niveles culturales urbanos correspondientes a Babilonia, Caldea y Sumeria, luego por los de las primeras aldeas, luego por otros correspondientes a los labradores primitivos de los años 6.000 a 7.000 A.C. y, más abajo, por los indicios de una cultura de pastores, para llegar finalmente a una era correspondiente a la cultura de La Madeleine de las cavernas, que existió hace unos 16.000 años.
Más abajo aún, al fondo de todos los niveles apareció un piso de cristal fundido, que no se parecía a nada, salvo al suelo dejado en el desierto de Nuevo México por las explosiones que inauguraron nuestra actual era atómica.
Fuente: Biblioteca Pleyades
El Misterio de los Anasazi y El Cañón del Chaco
El misterio de lo que sucedió con los anasazi -( “los antiguos” eso significa su nombre fueron indios americanos que ocupaban, en varios grupos, la superficie de los estados actuales de Colorado, Utah, Arizona y Nuevo México.
Su civilización es interesante por varias razones.
Ha dejado varios vestigios monumentales y litúrgicos en distintos lugares, de los cuales dos han sido clasificados como patrimonio mundial por la Unesco.
Los restos encontrados por los arqueólogos demuestran unconocimiento de la cerámica, el tejido y la irrigación.
Además, dibujaban símbolos que no han sido descifrados y observaban los desplazamientos solares.
Se considera que los descendientes actuales de los anazasi son los zuñi y los hopi)- sigue, al igual, que con los antiguos mayas, sin resolver.
Este grupo humano comenzó a poblar la zona de las Cuatro esquinas-confluencia de los estados actuales de Utah, Colorado, Arizona y Nuevo México- desde el mismo comienzo de la era cristiana.
Pero hacia el siglo X sucedió algo que los obligó a replegarse a los acantilados, a asentamientos en los cañones (Cañón del Chaco) con muros protectores… Pero ¿para protegerse de qué o de quién?
A partir del año 1300, tras terminar de construir los más inaccesibles asentamientos que os podáis imaginas, se marcharon de ahí dejando todo atrás, como pensando en volver, sin embargo, en esa fecha los anasazi desaparecieron de la historia tras refugiarse en el valle de RíoGrande y en el centro de Arizona, un lugar con unas condiciones naturales tremendamente difíciles para la vida humana en esta época, cuando menos en aquella.
¿Por qué? Se pierden sus huellas poco antes de la llegada de los españoles.
¿Por qué? Las razones de este éxodo no son conocidas.
Existen varias hipótesis: un cambio climático que amenazó las cosechas, un medio deteriorado que redujo las tierras cultivables disponibles, sobrepoblación, problemas políticos, tal vez guerras.
No obstante, dada la ausencia de documentos escritos y la limitación de los conocimientos actuales no es posible probar ninguna de dichas hipótesis.
Algo los hizo huir, porque las construcciones en los acantilados conllevan un gran esfuerzo de transporte de agua para hacer la masa de las obras.
Los navajos no llegaron a la zona hasta 100 años después de la desaparición de los anasazi. No había otras tribus que amenazasen su desarrollo.
¿De qué o de quién huían para ese repliegue?
Y, además, ¿qué los hizo desaparecer?
Pero…¿ qué tiene de especial el Cañón Chaco además de su enigmática disposiciónsiguiendo las estrellas de orion? Los cientos de espirales con las que seguían los movimientos del sol. ¿Cómo los mayas? Sí, como los mayas, como las pirámides de Egipto, de Indonesia… ¿Coincidencia? Lo dudo.
Este pueblo vivía en kivas, unas construcciones consistentes en excavar en el suelo la habitación y rodearla de un muro, cubriéndola, con otro piso encima o con palos y barro, de hasta 4 alturas. La kiva más importante conocida es la de Pueblo Rincañada puesto que se trataba de un templo ceremonial, de gran amplitud, sin techo, con altos muros y construido, como no podía ser de otra manera, para el culto a los astros. De hecho, los conocimientos anasazi incluían los solsticios, ciclos lunares, etc.
Los arqueólogos siguen buscando pistas sobre uno de los grandes enigmas de Norteamérica. Los dibujos en las rocas podrán ayudar a desvelarlo. En este lugar de historias y fantasmas, las enormes cámaras ceremoniales subterráneas, lucían sombrías y amenazadoras, pero para los antiguos pobladores eran los lugares en donde los dioses hablaban con la gente.
De todas las kivas la Casa Rinconada es la más grande y compleja, también la que mejor se conserva.
Los techos y superestructuras de la mayoría de las kivas han colapsado pero en la Casa Rinconada aún es posible experimentar la danza solar una vez al año: el 21 de junio ocurre un momento mágico, como ha ocurrido durante un milenio, la luz del amanecer penetra en la kiva a través de una pequeña ventana dibujando así un rectángulo en la pared opuesta.
Lentamente el rayo de luz sube hasta iluminar un nicho que no recibe luz en ningún otro momento del año.
Una evidencia de la arqueoastronomía en el Chaco fue sugerida, con el petroglifo «Daga del Sol» en la Colina Fajada como un ejemplo popular. Muchas construcciones chacoanas fueron alineadas según la constelación de Orion, para capturar los ciclos solares y lunares, requiriendo generaciones de observaciones astronómicas y siglos de construcción experta coordinada.
La civilización de los Anasazi desapareció completamente antes de la llegada de los europeos a América.sin que hasta la fecha se halla comprobado definitivamente el porqué
Se desconoce mucho acerca de ellos; solo quedan los testimonios de sus construcciones en varios lugares, dos de los cuales fueron declarados patrimonio mundial por la Unesco
El cañón del Chaco, con 200 yardas de ancho y más de 15 millas de largo, es el sitio de una docena de enormes complejos habitacionales que incluyen más de 300 pozos perfectamente circulares
¿Cuál era el propósito de estas estructuras?
Las paredes están cubiertas de misteriosas pinturas e inscripciones ¿Cuál es su significado?
¿Qué relatos extraordinarios tratan de contarnos? Nada hallado antes o después en Norteamérica se acerca en magnitud al cañón del Chaco .Los Anasazi escogían lugares excepcionales para instalarse. Varios pueblos se sitúan bajo impresionantes acantilados .
Ciertas excavaciones se realizan en las paredes de gigantescos cañones.
Durante siglos su existencia permaneció desconocida ,hasta que en finales del siglo XIX algunos granjeros descubrieron sus principales emplazamientos y una ola de sorpresa y admiración empezó a recorrer los centros de investigación arqueológica de todo el mundo
Los restos Anasazi encontrados por los arqueólogos, demuestran un vasto conocimiento de la cerámica, el tejido y las técnicas de irrigación Los símbolos dibujados en la paredes de las rocas son complejos y aún no han sido descifrados; se sabe que estudiaban los desplazamiemtos solares con notable exactitud. Para algunos autores su desaparición se ve relacionada con la leyenda del pájaro de fuego, el cual se cree hacia su aparición en ciertas fechas donde había una alineación estelar.
Ocupaban, el sudoeste de los Estados Unidos, (en los estados actuales de Colorado, Utah, Arizona y Nuevo México).; el apogeo de su civilización fue contemporánea de otras grandes culturas como la Azteca. Sus descendientes son presumiblemente los indios pueblo (los hopi entre ellos).
Dejaron numerosos petroglifos y pictografías en los acantilados del desierto norteamericano . Se trata de dibujos grabados y pintados en las paredes de los cañones; . Los dibujos pueden superponerse durante periodos de tiempo muy extensos por lo que petroglifos muy antiguos pueden estar entremezclados con otros mucho mas recientes
Los arqueólogos sólo pueden elaborar hipótesis sobre su significado. Pero tal vez lo mas peculiar de ellos consista en los trazados espirales de hasta 75 centímetro de diámetro que según algunos estudiosos representarían los movimientos del sol; aunque en tiempos mas recientes, se asocian también a visiones típicas de los efectos de la ingestión de alucinógenos por parte de los chamanes (es importante recordar que en algunos lugares de sus asentamientos se encontraron semillas de datura)
Sus conocimientos astronómicos evidencian un estado muy avanzado.
Es notable el fenómeno que se produce todos los años para el solsticio de verano (el 21 de junio ) Al mediodía de ese único día, un único rayo de sol en forma de línea (la daga del sol)alumbra el centro exacto de una talla conocida como «Espiral de Fajada,» ubicada detrás de tres monolitos gigantescos, .(ladera de Fajada Butte – Cañon del Chaco)
En 1977 Anna Sofaer -estudiando el arte rupestre anasazi- en la ladera de Fajada Butte, Cañón de Chaco, examinaba un par de petroglifos espiralados, que se encontraban al abrigo de tres losas de arenisca, apoyadas verticalmente. Al mediodía observó que la sombra que proyectaban las losas era atravesada por lo que ella llamó «daga» de luz solar. La «daga» partía la mitad del petroglifo mayor, tardando doce minutos en recorrerla. Era el solsticio de Verano. Anna regresaría en los equinoccios y solsticios siguientes. Las particularidades que presentaban, la convencieron que los petroglifos de Fajada constituían marcas de un calendario exacto y preciso. Datado hacia el año 1.000 d. C., sería un reloj de sol que funcionaba como un marcador de las estaciones. Teorías más recientes van más allá, las espirales indicarían los límites de sombra proyectada por la oscilación de 18,6 años de luna llena, cuando ésta aparece en el firmamento, utilizándose para predecir los eclipses.
Las kivas parecen haber sido templos o sedes ceremoniales: la más grande y compleja de estas estructuras circulares (La Casa Rinconada) presenta solo una pequeña ventana de un lado y un nicho en el opuesto. Este nicho no recibe luz en ningún momento del año, pero a las 12 del 21 de junio un rayo de sol entra por la ventana y lo ilumina en forma directa.
La aerofotografía muestra la extensión de la red vial Anasazi, vasta y compleja.
Algunos caminos interconectan los pueblos satélites entre sí, mientras que otros unen estos con las grandes viviendas excavadas en los riscos. .
Ellos formaron una red de 800 km de carreteras muy bien diseñadas. Tienen unos 10 metros de ancho y cruzan el desierto en línea recta,cualquiera que sea el terreno.
La mayoría de estas rutas vinculan a las comunidades del Chaco Canyon. Pero lo más misterioso es que algunos caminos conducen al desierto. En algunos lugares no hay uno sino dos caminos estrictamente paralelas. La carretera conocida como Gran Nord no lleva a ninguna parte. Todo el camino está lleno de trozos de cerámica.
¿Por qué esa fijación en construir caminos que son rectas perfectas y que no llevan a ninguna parte? Muchas leyendas refieren que los Anasazi realizaban peregrinaciones rituales a las montañas sagradas Estas vías rectas y largas llevaban tal vez a la entrada a otro mundo; Tal vez estos hermosos caminos fueron utilizados exclusivamente para conectar el Cañón del Chaco con un mundo invisible
Las rocas de los Anasazi en el Cañón Chaco sugieren que fueron testigos de la muerte de una estrella. De hecho, hay un acantilado de roca que está decorado con tres pinturas: una media luna, un disco halo de rayos y una mano. Justo debajo, un punto rodeado por dos círculos representa el sol. Descubiertos en 1972, estos iconos aparecen en otras partes de los territorios indios. Ilustran una conjunción astral ocasional: la aproximación de Venus y la Luna. Sin embargo, algunos astrónomos creen que estas pinturas conmemoran un fenómeno celeste. El halo del disco de rayos podría ser una estrella en explosión.
Los símbolos de Chaco Canyon datan de una época en la que los astrónomos chinos registraron en sus cartas la aparición de una estrella, probablemente como resultado de la explosión de una supernova.
La estrella habría aparecido en los cielos el 5 de julio de 1054. Los restos de esta estrella forman la Nebulosa del Cangrejo, en la constelación de Tauro.¿Representan las pictografías anasazi una explosión cataclísmica?
En 1979, un astrónomo de la NASA se dedicó a reconstruir el cielo de la noche, en julio de 1054. Esa noche de media luna, luna, invertida, era de dos grados de distancia de la Nebulosa del Cangrejo.
Fuente: http://www.taringa.net/
Secretos de los Anasazi: El cañón de Chaco
El gran sudoeste de Norteamérica, un lugar de extremos, de pueblos antiguos y de espíritus que todavía parecen rondar por los cañones y planicies.
Hace miles de años un pueblo ancestral floreció aquí y dejó huellas grandiosas en el sub-continente americano, grandes ciudades, moradas en los riscos y cámaras ceremoniales llamadas kivas: eran los anasazi, y hay quienes aún creen que su espíritu sigue vivo en estas tierras.
A finales del siglo XIX un gran descubrimiento tuvo lugar en el cañón del Chaco, en Nuevo México, catorce esqueletos se encontraron en una fosa común ¿Fueron asesinados?, como algunos creen, ¿sacrificados en rituales secretos?
Leyendas del cañón
Hoy en día la mayor parte de la población mundial vive en ciudades rodeada por un ambiente construido por el hombre. Pero muchos aún creen en otro mundo, lleno de espíritus y magia antigua, un mundo que puede ser alcanzado a través de experiencias místicas y por leyendas pasadas de generación en generación. Pero, ¿qué tan reales son estas historias que escuchamos alrededor de una hoguera?
Pueblo Bonito La región llamada «Las Cuatro esquinas», conocida así por la confluencia de cuatro estados: Arizona, Utah, Colorado y Nuevo México, es para los indígenas la tierra de los anasazi o antiguos, en idioma navajo.
Se extinguieron hace mucho pero, según se dice, sus espíritus siguen teniendo una poderosa presencia. En 1897 un ranchero, en busca de ganado que se había alejado de un rebaño, realizó un hallazgo sorprendente: las antiguas moradas en riscos, en Colorado.
Los espectaculares edificios y artefactos encontrados eran evidencia tangible de una civilización avanzada que había desaparecido.
Más tarde encontraría otros restos en Utah y Arizona.
El 17 de octubre de 1897, en busca de esta legendaria ciudad pérdida, se descubrió este mundo escondido y misterioso.
Se encontraron edificios que nunca se habían visto ni imaginado en este territorio, edificios sin apoyo de hasta cinco pisos de alto.
Una de las estructuras en el sitio arqueológico, que posteriormente sería llamado Pueblo Bonito, contiene más de 650 habitaciones.
¿Cuál era el propósito de estas estructuras?
Las paredes están cubiertas de misteriosas pinturas e inscripciones
¿Cuál es su significado?
¿Qué relatos extraordinarios tratan de contarnos?
Nada hallado antes o después en Norteamérica se acerca en magnitud al cañón del Chaco. Los arqueólogos se sorprendieron de la riqueza de la cerámica, las armas, las herramientas, la joyería; cada una de las piezas una obra de arte.
Pero había más en este lugar, se descubrió algo macabro: en una pequeña habitación se encontró una fosa común que contenía catorce esqueletos, todos cubiertos con exquisitas joyas de turquesa.
Uno de los cuerpos contenía más de 400 gemas semipreciosas, se cree que era el de un personaje de alto rango; los otros trece son mujeres y la evidencia indica que no tuvieron una muerte natural. Existen otras sepulturas en el cañón del Chaco, pero ninguna tan importante como ésta.
Panorama del Cañon del Chaco El cañón del Chaco, con 200 yardas de ancho y más de 15 millas de largo, es el sitio de una docena de enormes complejos que incluyen más de 300 posos perfectamente circulares
Se planteaba un interrogante aún mayor, hace 20 millones de años, el cañón del Chaco era el centro de un gran mar mediterráneo pero al retirarse las aguas sólo quedó un desierto reseco. Sin agua como sostén, ¿cómo pudo florecer esta gran civilización, por qué razón querrían construir sus ciudades en este lugar? Este es sólo uno de muchos inquietantes misterios.
Las paredes del cañón eran la fuente del material de piedra para las construcciones, pero ¿de dónde provenía la madera? Los arqueólogos estiman que la gran obra de ingeniería requirió el uso de madera de 250.000 árboles, pero en la actualidad el paisaje es totalmente desolado. Muestras de las vigas indican que la madera no era de los alrededores, algunas de las especies sólo se encuentran a distancias de más de 50 millas. Para el corte y tallado de la madera sólo se utilizaron hachas de piedra. El pueblo del Chaco no disponía de carretas o caballos para el transporte de la madera ¿cómo pudieron entonces transportar la madera? ¿Gracias a una técnica perdida en el tiempo?
Los arqueólogos sitúan a los anasazi entre los años 900 y 1250 de nuestra era. No hay duda de que los pobladores de estas estructuras desaparecieron hace tiempo ¿Qué pasó con ellos? ¿Fue un cataclismo natural los que los hizo abandonar el pueblo? y ¿A dónde fueron?
Una ciudad sagradaDanza hopi de la lluvia.Una serpiente puede ser sinónimo de horror y miedo pero para los amerindios tiene poderes mágicos. En 1925 un fotógrafo tuvo la oportunidad de ser admitido en un asentamiento indio hopi en el norte de Arizona. Era una ocasión única de filmar algo que nunca antes había sido filmado. Ritos que han permanecido casi sin cambios desde tiempos inmemoriales. Los danzantes llevan serpientes venenosas vivas que fácilmente pueden morder con efectos mortales. Colocando las víboras en sus bocas los hopi afirman ser uno con la naturaleza y la tierra. Una fila de danzantes representa al antílope, cuyas patas al galope producen el sonido del trueno cuando atraviesa velozmente la planicie. Pero las nubes deben ser inducidas a dejar caer su lluvia. Como las serpientes pasan su vida tan cerca de la tierra, sólo ellas tienen el poder de invocar el poder de la lluvia.
La lluvia es la clave de varios de los misterios del cañón del Chaco. Los anasazi eran un pueblo nómada de cazadores y recolectores, pero hace mil años dejaron su trashumancia para comenzar a construir en este lugar seco y desolado, pero ¿Por qué?
El misterio fue resuelto gracias a una moderna técnica científica: la cronología de los anillos concéntricos de los árboles usados para construir en el cañón del Chaco. Estos anillos revelan un hecho sorprendente, hace mil años se produjo un cambio climático, el comienzo de una época de grandes lluvias. Antes los anasazi dependían de la caza y recolección de frutos pero ahora podían ser agricultores, cultivar maíz, calabaza, granos y disponer de una fuente de alimento confiable. Los antiguos moradores del cañón del Chaco comenzaron a construir sistemas de irrigación. Las herramientas eran primitivas pero construyeron a gran escala ¿cómo fueron capaces de hacerlo? La respuesta puede hallarse en algo más que la fuerza física.
Se decía que los antiguos construyeron un gran sistema de vías, pero los arqueólogos sólo encontraron caminos angostos, todo era obra de la exageración, aparentemente. Pero más tarde, los científicos comenzaron a emplear técnicas de observación aérea. Una vasta red de vías difusa entre la vegetación y las arenas del cañón apareció de pronto. Algunas eran tan anchas como una calle moderna, algunas terminaban en las paredes casi verticales del cañón.
Otros hallazgos se realizaron a cierta distancia del cañón. Con una extensión de sólo dos acres Pueblo Alto es de menor importancia que Pueblo Bonito pero dio nuevas evidencias de las denominadas «Grandes Casas». Como ocurre frecuentemente en sitios arqueológicos, los montículos de basura representan una fuente valiosa de información. Más de 2000 piezas de alfarería se han encontrado en este montículo y se calcula la existencia de más de un millón de piezas; por este número tan alto de utensilios excedía las necesidades de la población estimada ¿Qué significado tenía esto? La respuesta surgió del hecho de que los depósitos no eran regulares sino conformados por capas de distinto espesor.
De las muchas imágenes del cañón del Chaco ninguna aparece con más frecuencia que la espiral, el centro del profundo significado espiritual del mundo físico. La espiral de Fajada es parte de un ingenioso mecanismo para seguir el movimiento del astro rey. Está localizada detrás de tres enormes monolitos, cada año durante el solsticio de verano del hemisferio norte, un rayo de luz se cuela para formar una línea en el centro de la espiral al amanecer. Para mediodía, la llamada daga solar, puede observarse en el centro de la espiral. Un evento primordial de la vida de los anasazi, la ascendencia del astro rey queda marcada, el calendario está completo, el ciclo de la vida prevalece y la Madre Naturaleza puede continuar produciendo.
La furia de los diosesEn este lugar de historias y fantasmas, las enormes cámaras ceremoniales subterráneas, llamadas kivas, lucen sombrías y amenazadoras, pero para los antiguos pobladores eran los lugares en donde los dioses hablaban con la gente. De todas las kivas la Casa Rinconada es la más grande y compleja, también la que mejor se conserva. Los techos y superestructuras de la mayoría de las kivas han colapsado pero en la Casa Rinconada aún es posible experimentar la danza solar una vez al año: el 21 de junio ocurre un momento mágico, como ha ocurrido durante un milenio, la luz del amanecer penetra en la kiva a través de una pequeña ventana dibujando así un rectángulo en la pared opuesta. Lentamente el rayo de luz sube hasta iluminar un nicho que no recibe luz en ningún otro momento del año.
Durante 250 años floreció aquí una civilización, pero en cierto momento la furia de los dioses privó a los anasazi del regalo más preciado: la lluvia. El ciclo de lluvias que permitió el nacimiento del Chaco concluyó, dando comienzo a una era de sequía. Pero para los anasazi incluso la lluvia tenía un significado.
Petroglifo en donde se ve una figura antropomorfa.Constantemente era necesario aplacar la ira de los dioses en antiguos ritos, como una ceremonia hopi de la lluvia, en donde distintos clanes competían en juegos sagrados, de forma similar a los Juegos Olímpicos de los antiguos griegos. Miembros de los clanes serpiente y antílope corren con pies desnudos sobre el desierto y escalan la meseta. El ganador de la dura carrera es recompensado con una jarra de agua.
Todo comenzó como una competencia sagrada, pero ¿comenzaron a apreciar demasiado la victoria? ¿habrán perdido la conexión divina? Tal vez un hombre santo de los anasazi no pudo cumplir con su misión, esto explicaría una misteriosa tumba de un gran hombre y trece mujeres ¿Fue un sacrificio a los dioses? ¿Un intento de aplacarlos? ¿Fue asesinado producto del colapso del orden social por la escasez del alimento?
Lo único cierto es que las lluvias cesaron y con ellas las cosechas. Los anasazi abandonaron el cañón del Chaco que ya no les servía de sostén, se vieron obligados a abandonar su paraíso.
Invasión externaEn todas las religiones los humanos pueden comunicarse con los dioses y los eventos tienen un significado que va más allá de lo físico. Quizás los dioses querían que los anasazi abandonaran el cañón del Chaco.
Actualmente se cree que los hopi, suni y otras naciones indígenas cercanas a los pueblos son los descendientes directos de los anasazi, puede que los navajos no lo sean pues ellos llegaron a la zona mucho tiempo después de la desaparición de los anasazi. Pero anasazi es un vocablo navajo y algunos expertos se arrepienten de haber adoptado esta denominación.
Después del abandono del Chaco y antes de la llegada de nuevas tribus, como los navajos, una presencia extraña se hizo sentir. Hombres altos con barba y montando enormes bestias nunca antes vistas demostrarían ser un peligro mayor que las luchas intertribales o los cataclismos naturales, como la sequía.
En 1514 aparecieron los primeros europeos, irónicamente fueron atraídos a la zona por leyendas sobre siete grandes ciudades ricas en oro ¿Era Chaco una de ellas? Fue una coincidencia trágica que historias de los antiguos atrajeran a los destructores de su ciudad. Los europeos eran impulsados por los tesoros, pero también por la conversión de las almas, los indígenas debían ser rescatados de sus creencias paganas por la fuerza de ser necesario. Los hombres santos de la tribu eran torturados y asesinados, los objetos rituales eran destruidos, la población indígena fue obligada a construir misiones y realizar otros trabajos.
Pero un efecto destructivo mayor fue el causado por las enfermedades traídas por los europeos para las cuales los indígenas no eran inmunes. Las epidemias atacaron y casi exterminaron la población. Tuvieron lugar varias rebeliones, sin éxito. La gran migración de los anasazi hacia el sur fue detenida.
El viaje continúaEntre los ideales más destructivos del hombre blanco estaba la noción de la propiedad de la tierra, la posibilidad de poseer la naturaleza. Las autoridades estaban imponiendo nuevas creencias en cada faceta de la vida de los aborígenes, su cultura fue reprimida, sus orgullosas y largas cabelleras cortadas. Parecería que el orden antiguo se perdería, que los lazos con el pasado serían borrados. Pero no ocurrió así, el secreto: los rituales y leyendas eran pasados de generación en generación.
En la actualidad vivimos según el reloj, las horas y los minutos nos dominan, ya no la posición del Sol o de las estrellas. La vida moderna ha roto nuestras conexiones con la naturaleza, los ritos sutiles de la vida, respetados durante tanto tiempo, son ignorados hoy en día.
Cada vez más personas se vuelcan a la sabiduría de los pueblos ancestrales en busca de armonía, equilibrio y significado. Las tradiciones indígenas norteamericanas siempre han girado en torno de los espíritus. Para los descendientes de los antiguos pobladores el cañón del Chaco es un lugar sagrado. Un lugar secreto morado por los espíritus del pasado.
Fuente: mpfiles.com.ar
Inmenso site con cantidad de información y fotos
http://arthistoryresources.net/
site ruso con muchas cosas
Las ruinas submarinas ante la isla japonesa Okinawa son tomadas por arqueólogos como
sedimentos y erosiones de procedencia natural. Una vez más, el tema de lo complicado que es
para la «Elite» deshacerse de la ,hasta ahora con tanto trabajo, formada historia de la civilizacion
y por fín reconocer los hechos que dispersos por el mundo pueden encontrarse. Las ruinas
descubiertas en 1985 y por científicos japoneses datadas con una antigüedad de 12 000
anios a. JC, se encuentran a 30 metros bajo el espejo del mar. En la misma categoría de «imposible»
encontramos las Ruinas en Cuba que ordenadas se encuentran a !600 m. de profundidad! Errores
de fechas trae también la ciudad submarina ante la costa de India Mahabalipuram, datada 6 000 a.JC.
10 000 Jahre alte Pyramiden im Pazifischen Ozean
Yonaguni «Atlantis» im Pazifik
Yonaguni «Atlantis» im Pazifik
Unterwasservideos von Yonaguni
Spektakuläre Fotos von «Atlantis» vor Okinawa
Unterwasserruinen vor Cuba in 600m Tiefe!
Mahabalipuram-«Atlantis» vor der Küste Indiens
LOST CITY’ FOUND OFF CUBA – IS IT PROOF OF ATLANTIS?
A Special Report by Andrew Collins
A ‘lost city’, that could turn out to be the fabled city of Atlantis, has been located by a Canadian scientific research team. In a press release dated Havana, 14 May 2001 Reuters of London informed the world that Soviet-born ocean engineer Paulina Zelitsky, the president of Canadian-based company Advanced Digital Communications, had detected ‘a sunken city’ in deep waters off the west coast of Cuba, the largest island of the Caribbean.
Satellite-integrated ocean bottom positioning systems, echo sounders and high precision side-scan double-frequency sonar have detected the presence of what are being described as ‘shapes’ that ‘resemble pyramids, roads and buildings’. Their regularity seems consistent with the idea that they represent an ‘urban development’ composed of ‘symmetrical architecture’.
Reuters reported that the deep-sea city is located on a huge land plateau lying in around 2,200 feet (700 metres) of water. Furthermore, that in Paulina’s opinion the complex belongs to ‘the pre-classic period’ of Central American history, and was populated by ‘an advanced civilization similar to the early Teotihuacán culture of Yucatán’.
‘It is stunning,’ she said during an interview with the Reuters representative at her office at Tarara, on the coast east of Havana. ‘What we see in our high-resolution sonar images are limitless, rolling, white sand plains and, in the middle of this beautiful white sand, there are clear man-made large-size architectural designs. It looks like when you fly over an urban development in a plane and you see highways, tunnels and buildings.
‘We don’t know what it is, and we don’t have the videotaped evidence of this yet, but we do not believe that nature is capable of producing planned symmetrical architecture, unless it is a miracle,’ she added.
Paulina is cautious about what lies beneath the glistening blue waters of the Yucatán Channel, admitting only that she is ‘excited but reluctant to speculate until a joint investigation with the Cuban Academy of Sciences and the National Geographic Society takes place early this summer.’
The discoveries were made last summer during deep-sea surveys made by Paulina and a trained scientific research team aboard the Cuban research vessel Ulises. Sonar images revealed ‘an extensive series of structures’ over a several-mile area in darker and lighter shades. The site is close to the edge of the underwater geological feature known as the Cuban shelf, which falls off sharply in a series of shelves which drop down to several thousand metres, and it is on one of these shelves, in around 600-700 metres of water, that the structures are to be found. The mass of rectilinear features are said to be located in the proximity of an ‘extinct volcano, geological faults and a river bed’. This last fact alone shows that the land shelf, which rises to a height of around 40 metres, was once above water.
‘Whenever you find a volcano, there is often a settlement associated with it,’ Paul Weinzweig, Paulina’s husband and a director of ADC, observed. ‘I don’t know the exact relationship, but it is in the same vicinity as the volcano, the fault lines and the river. They’re quite close to one another.’
On the matter of whether the sonar imagery really does show ‘pyramids, roads and buildings’, Paul stated: ‘We had been looking at the images for some months, and keep a picture on the wall showing pyramids in the Yucatán, and let’s just say they kept reminding us of these structures. They really do look like an urban development.’
As to whether the light and dark areas of the sonar imagery appear to be three-dimensional features or not, he answered: ‘There’s a lot of symmetry, apart from actual shapes, and some suggestion of structure. Some American geologists have looked at them and said that the darker shadings are suggestive of metal roofing.’
In order to explore the site more closely, ADC are currently planning to send down remote robot video cameras and a one-man submersible. We therefore look forward to further news of these discoveries in the coming months.
The Search for Sunken Vessels
ADC’s intentions had never been to search for sunken cities. Their scientific operation to survey the deep waters off the Cuban coastline forms part of a joint venture set up between the Canadian company and the Cuban government, in particular its state partner Geomar. One of their principal aims is the location of the billions of dollars of bullion and lost treasure disgorged from sunken ships since the time of the Conquest. As Paul said: ‘Cuba has the richest galleon cemetery in the world.’
Over the past 500 years it is estimated that hundreds, if not thousands, of vessels must have been lost in Cuban waters due poor navigation, piracy on the high seas and the violent Caribbean storms that plague the region on a frighteningly regular basis.
Visa Gold, a Toronto-based low-tech company which operates out of Havana’s Marina Hemingway, claims already to have found some 7,000 objects from sunken vessels. They include jewellery, diamonds and pistols, said to have come from a brigantine called Palemon, lost off Cuba’s northern coast in 1839. Visa Gold’s next target is the Atocha y San Jose, a Spanish vessel. It sank in Havana Bay in January 1642 after fleeing storms at sea.
The renewed interest in treasure salving in Cuban coastal waters comes in the wake of Fidel Castro’s government recognising the fact that it does not have the ocean expertise or the inclination to conduct scientific operations of this nature. Its divers, who are considered to be among the best in the world, have been diving off Cuba’s coast treasure hunting for decades. Yet Cuba lacks expertise and technology for deep-ocean search and science, which is why they have invited ADC to take up the challenge. Their 80-metre oceanographic reseach vessel, the Ulises, uses high-tech equipment and a highly trained scientific team to survey the ocean bottom up to a depth of several thousand metres. It was their high-skilled sonar software analysts who detected the reported underwater remains in the Yucatán Channel.
‘These projects are very important in helping us rescue things from history, which contribute to our national patrimony,’ said Eddy Fernandez, vice president of Geomar. ‘As you know, we have financing problems. This is a very expensive activity. They give us technology and financing. We provide historical and ocean expertise’.
THE CUBA-ATLANTIS ARGUMENT
The implications of ADC’s discoveries off Cuba’s western coastline are far reaching and quite extraordinary. In an on-line pole, conducted by the NBC home news service MSNBC, of the 1827 people who had voted by the end of 26 May 2001, no less than 73 percent believed that the find ‘could be something big: Next stop, Atlantis’.
It means that already NBC are considering the possibility that the sunken city could be linked with Plato’s account of the lost city of Atlantis. This is good news for me, as my book GATEWAY TO ATLANTIS, published in 2000, concluded that the most likely location of Plato’s sunken empire was Cuba, the first time that this country had ever been proposed in this respect.
I pointed out that the evidence contained in Plato’s works the TIMAEUS and CRITIAS hinted strongly that his view of Atlantis was based on stories and rumours reaching the ancient world via Phoenician and Carthaginian who were crossing the Atlantic prior to his age. Moreover, Plato’s description of Atlantis’ great plain, said to have been 3000 by 2000 stadia (552 by 368 kilometres) in size, matches very well Cuba’s great western plain. Before the rapid rise in sea-level following the end of the last Ice Age this stretched southwards across the Bay of Batabanó to the mysterious Isle of Youth and was originally 540 by 160 kilometres in size.
Although I speculated in the book – which has now been published in the USA, Italy, Holland, Germany and Portugal – that the Atlantean city might await discovery beneath the shallow waters of the Bay of Batabanó, news that a sunken city may now have been detected in the Yucatán Channel, between Cuba and the Yucatán peninsular, is exciting news. Incidentally, ADC have plans to explore the Bay of Batabanó during the next year, so it should be interesting to see what if anything they find here.
The Search for the Mother Lode
In September 1972 American oceanic explorer J. Manson Valentine, flying over the Bahamas in a light aircraft with and his associate Jim Richardson, noticed a mass of rectilinear and curvilinear features in shallow waters on the south-western edge of the former Bahaman landmass (now the Great Bahama Bank). Valentine referred to this mass of possible archaeological features as ‘the mother lode’. They faced out across the Old Bahama Channel, like some kind of ancient port serving the Cuban mainland. As early as the 1950s light-aircraft pilots reported seeing what they described as underwater ‘stonework’ which was ‘well within Cuban waters’. Similar sightings ‘north of Cuba’ of an alleged ‘submerged building complex covering over ten acres’ might even have convinced the Cuban government that a veritable city awaited discovery in its vigorously defended waters. There are, for instance, unconfirmed reports that this ‘building complex’ was explored with the assistance of Soviet submarines based in Cuba during the 1960s. Strange then that these recent discoveries of a sunken city in Cuban waters are being conducted by a Russian-born Canadian oceanographer.
Among those who felt they had glimpsed the remains of a lost citadel in Cuban waters was Leicester Hemingway, brother of the writer Ernest Hemingway. During a flight into the country, Leicester noticed, beyond its northern coast, ‘an expanse of stone ruins, several acres in area and apparently white, as if they were marble’. The exact location of these underwater features remains unclear.
Only time will tell whether the discoveries made by Paulina Zelitsky and ADC do constitute firm evidence of Plato’s Atlantis, for if they do then it will fix, once and for all, its geographical location in the Bahamas and Caribbean, and not anywhere else in the world. However, the location of a lost city on a huge land plateau lying at a depth of around 600-700 metres poses new problems for the Atlantis debate. Plato wrote that his Atlantic island empire was destroyed by ‘earthquakes and floods’ in ‘one terrible day and night’, post-8570 BC in the TIMAEUS and around 9421 BC in the CRITIAS. This time-frame corresponds with the cessation of the last Ice Age, when we know that the sea-levels began to rise fairly rapidly as the ice fields which had covered vast areas of North America and Europe for tens of thousands of years began to disappear.
In GATEWAY TO ATLANTIS I proposed that the mechanism behind Atlantis’ destruction was a comet impact which devastated the eastern Atlantic coast of America, causing literally 500,000 elliptical craters, known today as the Carolina Bays, sometime around 8500 BC (+/- 500 years). Fragments of the comet falling in the Western Atlantic basin, north of the Bahamas, would have created tsunami tidal-waves perhaps hundreds of metres high. These would have drowned, temporarily at least, large parts of the Bahamas and Caribbean, as well as many low-lying regions of the eastern United States.
Myths and legends told by the indigenous peoples of the Bahaman and Caribbean archipelagos, when the Spanish first reached the New World, spoke of just such a cataclysm. They said that the waters suddenly rushed in and drowned the great landmass, breaking it up into the individual islands seen today. Although a fragmentation of the former landmasses of the Bahamas and Caribbean in the manner indicated could not have been caused by tsunamis alone, the gradual rise in the sea-level which followed this cataclysmic event would have drowned, more permanently this time, all low-lying regions, creating the archipelagos we see today. Yet in the thousands of years which it took for the ice fields to melt in full, the sea-level rose only 300 metres (some estimates place it as much as 400 metres). If the ‘city’ does lie in 600-700 metres of water, we will need to propose a suitable geological mechanism in order to justify its submergence to this depth post 9000 BC. Either that, or we will have to define a geological time-frame in which the land plateau, with its volcano, fault lines and river was above sea-level.
Paulina’s statement that the ‘city’ might belong to ‘the pre-classic period’ of Mesoamerican history, and was populated ‘by an advanced civilisation similar to the early Teotihuacán culture of Yucatán’, is very difficult to equate with the discovery. The Teotihuacán culture, which thrived in Central Mexico from around 400 BC through until around AD 500, remains an enigma to archaeologists. Its origin is unclear. What we do know is that legends once told by the Totonac peoples of eastern Mexico spoke of the founders of its sacred city of Teotihuacán, with its mighty Pyramids of the Sun and Moon, as having arrived on the Gulf coast from an island homeland which lay beyond the sea. Here was to be found Chicomoztoc, the Seven Caves, where the first humans emerged out of the darkness at the beginning of time. For many reasons, not least of all the appearance of sea-shells of a purely Caribbean nature carved on the walls of the Temple of Quetzalcoatl at Teotihuacán, the Teotihuacán culture saw their ancestral homeland as connected in some way with the Caribbean. Moreover, in GATEWAY TO ATLANTIS I identified the original Seven Caves complex as the Punta del Esté caves on Cuba’s Isle of Youth, one of which, Ceuva # 1, has been described as a veritable Sistine Chapel of the prehistoric world. Many thousands of years ago unknown artists adorned its walls and ceilings with abstract petroglyphs of a blatantly celestial nature. Yet even so, any sunken city lying off the northern coast of Cuba, in 600-700 metres of water, must antedate the Teotihuacán culture by many thousands of years. Curiously, Pauline Zelitsky visited Ceuva # 1 at the Punta del Esté complex during the summer of 2000, shortly before she made her dramatic discovery of the underwater ‘city’. There is something magical about this place. It assaults the senses and inspires thoughts regarding the origins of Cuba’s indigenous peoples and their apparent knowledge of the cataclysm which devastated the region so many thousands of years ago.
If Paulina Zelitsky and her oceanographic colleagues are right in their belief that ‘pyramids, roads and buildings’ do lie off Cuba’s western coastline, then it is clear that the prehistory of the Caribbean, and its influence on the rise of Mesoamerican civilisation, will have to be revised dramatically. Moreover, it could well be that at long last the mystery of Atlantis, mankind’s greatest historical enigma, is about to unfold in a most spectacular fashion.
Sources: ‘Looking for lost riches in Cuba’s seas: Underwater surveyors say they may have found sunken city’, Reuters report dated Havana, 14 May, 2001,
Collins, Andrew, GATEWAY TO ATLANTIS, Headline, London, 2000; Carroll & Graf, USA, 2000.
All references comes from either of these sources, or personal communications between Paul Weinzweig and the author between 17 and 29 May 2001.
http://www.morien-institute.org/yonaguni.html
En los anios 90 se encontraron en las montanias Urales objetos desconocidos -las llamadas «espirales».
Las investigaciones llevadas a cabo concluyeron con la certeza de que esos objetos habían
sido usados técnicamente, !hace unos 300.000 anios! Las consecuencias de esta sensación científica:
!Los libros de historia tienen que reescribirse!
Buscadores de oro encontraron en la zona del riachuelo Narda objetos extranios.
El tamanio de los objetos encontrados varía entre los 3 cm y los 0,003 mm.
En los anios siguientes y también en otras zonas, como en los ríos Kozhim y
Balbanju fueron encontrados estos artefactos.
Las investigaciones efectuadas dieron como resultado , entre otros puntos, que una parte
de las espirales está hecha de wolframio, con superficies lisas como el espejo, rastros de
agujeros y su núcleo de wolframio o molibdeno ,con alambre enrollado en forma de espiral.
También se habían encontrado espirales de cobre de mayor tamanio que las de wolframio.
Las formas y la configuración de las espirales son muy especiales. Varias mediciones
demostraron que las proporciones de las espirales poseen el llamado «corte dorado».
!Los artefactos habían sido técnicamente usados!
La doctora Valerie Ouvarov de San Petersburgo está segura de que ,la zona donde
se encontraron las espirales,hacía el papel de antena de remisión y recepción, y de esto
hace más de diez mil anios! Ourvarov cree que existe la posibilidad de que el complejo
fué destruido en una «guerra de las estrellas» desde el firmamento.
Las espirales fueron examinadas en diferentes laboratorios y ofrecen una gran sensación científica.
El Instituto de geología de metales nobles en Moscú da a los microtécnicos objetos encontrados
una antigüedad de al menos 100.000 anios, con motivo de su antigüedad no puede descartarse
la posibilidad de que provinieran de otro planeta.
El fenómeno puede comenzarse a observar con una ampliación de 100%.
!La rayita presentada abajo mide 0,2 mm! Una técnica muy elevada e igualada a la
de hoy en día !y eso hace diez mil anios!
?Es posible que existiera un técnica tan alta hace 100.000 anios? Sea como sea, no con
anterioridad a «nuestra» civilización, no con anterioridad a nuestros directos antepasados,
tal y como explican los libros de los colegios. La «atrevida» teoría de la doctora Valerie Ouvarov,
de que podría ser una antena, destruída por naves enemigas en una, ya sucedida
«guerra de las estrellas» tiene algunos puntos bien fundados. Así por ejemplo, las espirales
fueron encontradas dentro de substancias duras , entre otras, en rocas que en décimas de
segundos fueron calentadas y fundidas ,como por ejemplo, con un rayo laser desde el firmamento
Resultados de las pruebas de los laboratorios
En antiguas tradiciones egipcias se cuenta que el dios Seth era capaz de
„cortar montanias“y al igual que muchos de sus colegas „volantes“ era un buén
piloto de su nave. La región Palpa en el desierto de Nazca ,en Perú, es ignorada por los
arqueólogos, los recortados dorsos de montanias en los altos de Nazca, no
„pegan“ con ninguna cultura conocida.?O quieren hacernos creer los científicos
que todo es una consecuencia de la erosión natural?
… al igual que intentan con las ruinas submarinas en la costa
de la isla japonesa Yonaguni.
Pequenias partes Nano, encontradas en los montes urales en Rusia.
Su edad: unos 100 000 anios. La historia del hombre debería reescribirse.
Antiquísimos monumentos y trabajos en piedra, repartidos por todo el mundo ,tras ser
investigados de cerca no pueden acoplarse en ningún tiempo pasado y con las
técnicas de entonces de sus pueblos. Entre esas construcciones se
encuentranL la pirámide de Gizeh, Baalbek, Puma Puncu, los muros de la
fortaleza de Sachsaihuaman o de Teotihuacan en México.
La „piedra del sur“ de 1300 toneladas de peso en Baalbek. Ninguna grúa de
hoy día podría mover el coloso. Las ciudades de Baal, el dios del sol, en
el Líbano de hoy día (para los griegos el dios Helios), aquí tiene todo
una medida mayor de lo normal.
En aquellos tiempos existían gigantes sobre la tierra, también después,
cuando los hijos de los dioses se juntaron con las hijas de los hombres
y de ellas nacieron sus hijos. Ellos son los héroes de la Antigüedad,
los hombres famosos.
(Génesis. Cap.6. Ant.testamento)
En los campos de ruinas de Puma Puncu, en Sudamérica se encuentran esparcidos
bloques de Andesit, preparados como en un sistema de construcción. Los
arqueólogos se lo transfieren a los indios Aymara, pero estos últimos no
conocían la escritura ni el metal para poder formar estos elementos de construcción.
!En las leyendas se les apropia a los dioses la construccion de estas ciudades!
Geoglifo é uma grande figura feita no chão (geralmente com mais de quatro metros de extensão), em morros ou regiões planas. Sua construção pode se dar pela pela disposição organizada de sedimentos (como pedras, cascalho ou terra), criando um desenho em relevo positivo, ou pela retirada de sedimentos superficiais de modo a expor uma rocha subjacente, criando um relevo negativo. Em ambos os casos a formação da imagem se dá pelo fato de que a região trabalhada se destacará do solo natural do local, formando o desenho. Essas figuras podem ser desenhadas pela organização de rochas de coloração diferente do solo ao seu redor ou por escavações, provocando um desnível. Algumas atingem um comprimento total de até 250m de uma ponta a outra. São encontrados desenhos geométricos (quadrados, círculos, linhas, espirais e etc…), antropomorfos (formas humanas) e zoomorfos (formas animais).
Fonte: http://pt.wikipedia.org/wiki/Geoglifo
As novas imagens de satélite sobre o Acre, liberadas pelo Google Earth no mês passado, já serviram para revelar a ocorrência de 15 novos geoglifos no Estado. Os geoglifos são estruturas geométricas perfeitas, construídas entre os séculos I e X, que se tornaram visíveis com o desmatamento na região.
O uso da ferramenta do Google Earth nos últimos anos tem servido para multiplicar a localização dos geoglifos.
Outros geoglifos do Acre podem ser apreciados a partir das seguintes coordenadas:
(10°12’13.32S 67°10’18.09W), (10°22’1.61S 67°43’24.89W), (10°18’24.51S 67°13’12.50W), (10°13’49.01S 67°7’26.71W), (10°17’14.08S 67°4’32.97W), (10°13’5.25S 67°9’28.94W),
(10°18′ 06.64S 67°41’41.55W), (10°11’27.65S 67°43’20.11W).
Fonte: Terra Magazine
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Fonte: Google Earth |
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Fonte: http://verapessota.blogspot.com/2010_04_01_archive.html |
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Fonte: http://professorleosapinho.blogspot.com/ |
El Homo sapiens se cruzó hace miles de años con otra especie humana más arcaica en el corazón de África, según desvela un estudio publicado hoy. De aquellas cópulas, hace unos 35.000 años, nacieron hijos fértiles y el ADN de la otra especie se conservó durante cientos de generaciones. Ahora, un equipo de investigadores de EEUU ha encontrado esos fragmentos de ADN componiendo en torno al 2% del genoma de humanos actuales pertenecientes a tres grupos étnicos de África. Por ahora, la identidad de aquella especie primitiva con la que el sapiens compartió lecho es un misterio.
Se trata del primer cruce de este tipo que habría tenido lugar en el continente negro. En 2010, dos estudios confirmaron cruces en Europa y Asia entre sapiens, neandertales y una tercera especie que fue descubierta hace un añogracias a un fósil apodadoMujer X.
El nuevo trabajo, publicado en PNAS, supone otro varapalo para la teoría clásica que pinta alHomo sapiens como una especie pura que reemplazó a todos sus congéneres a medida que conquistaba el mundo desde su cuna africana.
Las nuevas técnicas de análisis de ADN antiguo dibujan otro escenario de mestizaje continuo y este trabajo retrata ahora al humano actual como una mezcla de sapiens, neandertal y al menos otras dos especies desconocidas, extintas, pero vivas en su ADN.
«Parece que nuestro linaje siempre ha intercambiado genes con otros vecinos morfológicamente diferentes», resume Michael Hammer, genetista de la Universidad de Arizona y coautor del nuevo estudio. Su trabajo no es tan sólido como los estudios anteriores que se centraron en neandertales y la especie de la Mujer X, conocida como denisovanos por la cueva de Rusia donde se hallaron sus fósiles. En aquellos casos, los investigadores disponían del genoma completo de estas dos especies, lo que permitió dictaminar de forma convincente que hubo cruces entre sapiens y neandertales hace unos 80.000 años y entre sapiens y denisovanos hace unos 40.000.
Miles de encuentros
Ante la ausencia del genoma de aquellos humanos extintos de África, el equipo de Hammer ha rastreado secuencias de ADN actual que, según modelos informáticos, delatan una mezcla con miembros extintos del género Homo. Su equipo analizó el ADN de los biaka y los bosquimanos (cazadores-recolectores nómadas) y los mandenka, un grupo étnico mucho más amplio de África Occidental. El equipo detectó que estas poblaciones, sobre todo bosquimanos y biaka, conservan rastros de un cruce con otra especie arcaica y desconocida que sucedió en África central. No se sabe quiénes eran ni qué aspecto tenían, pero Hammer apunta que hubo «miles» de cruces de forma «regular».
La mezcla es «plausible pero difícil de verificar», opina Carles Lalueza-Fox, genetista de la Universidad Pompeu Fabra, debido a que el calor de África no permite que se conserve ADN fósil del que extraer el genoma completo de aquella especie. Alerta de que las pruebas de hibridación encontradas podrían deberse también a simple mezcla entre la misma especie, aunque concede que «nada impide pensar que el sapiens se cruzó en África al igual que hizo en Europa».
Metodo de pesquisa y trabajo (Para no perderme em la nube)
- Preparo um primer índice
- Abro words para cada uno de los temas del indice
- Busco em la web
- Para cada Word escribo el argumento de búsqueda y lo guardo
- Y las webs consultadas y las guardo
- Copio las imágenes y los textos interesantes
- Cuando tenga un contenido apreciable comienzo a eliminar las partes repetidas y me quedo con lo interesante sin aportar yo nada
- Reitero el ciclo hasta que vea que esta todo lo que quiero poner
- Comienzo a redactar sobre lo que existe cambiando todo lo que sea preciso.